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16.4.05

Europa será islámica al final de siglo


El estudioso del islam Bernard Lewis habla sobre el estado del mundo árabe y por qué los poderosos necesitan a Israel como pararrayos.

ENTREVISTA

DIE WELT:
En su primer libro, “La paradoja de Atatürk”, usted declaró: “Después de la guerra perdida fundó Turquía y resistió a Occidente, pero estableció vías para la aceptación de la primacía de la civilización occidental” ¿Sucede lo mismo en Iraq?
Bernard Lewis:
No totalmente, puesto que Atatürk expulsó a los invasores, edificó una república y tomó la senda occidental. En Iraq, por el contrario, la dictadura fue derrotada desde el exterior. Pero también fue impuesta desde el exterior.
El poder de Saddam Hussein no estaba enraizado en la cultura árabo-islámica. Radicaba en un modelo europeo, el de los nazis.

DIE WELT:
En Iraq, los alemanes tuvieron éxito en un inicio.
Lewis:
Sí, puesto que el régimen, que instalaron los alemanes allí en 1941 mediante Raschid Alí Al Kailani fue la cumbre de su éxito. Fue un modelo que siguió al del régimen nazi, apoyado por un movimiento similar al nazi que desembocó en el Partido Baaz. La tradición política islámica ciertamente conoce la autocracia y la obediencia, pero rechaza el despotismo y la dictadura.

DIE WELT:
¿Han allanado el camino hacia la dictadura Baaz las reformas realizadas desde el siglo XIX?
Lewis:
Sí. En Iraq se trataba en aquella época de modernizar u occidentalizar. Europa era el modelo moderno entre los modernos. Pero, ¿qué significa esto? Fortalecer la autoridad central. El Estado tuvo más poder. Al mismo tiempo fueron debilitadas las fuerzas de la sociedad tradicional que habían sido un contrapeso del Estado. Se cortó todo lo que crecía orgánicamente desde el interior: comerciantes de bazar, tribus, notables territoriales y dignidades religiosas. Ninguno de ellos era nombrado por el Estado, pues sus dirigentes emanaban de la ordenación de la sociedad.

DIE WELT:
¿Qué posibilidades hay de satisfacer la cuestión palestina sin Saddam Hussein?
Lewis:
Han mejorado al pasar de no tener ninguna a tener alguna posibilidad. Los afectados ven mejor lo que antes o no conocían o no se atrevían a expresar. Por ejemplo, se hizo una encuesta en Gaza acerca de quien tenía la culpa de la miseria y sólo una minoría la atribuyó a los israelíes. Antes toda la responsabilidad habría recaído sobre ellos. Ahora los palestinos consideran responsables a sus propios dirigentes. Un gran paso.

DIE WELT:
¿Ha pasado la hora de Yasir Arafat?
Lewis:
Eso espero. Aunque él posee una meritoria capacidad de supervivencia. Un problema es la disposición de muchos a ayudarle, sobre todo en Europa.

DIE WELT:
Es un figurón.
Lewis:
Es más que eso. Ejerce los controles efectivos y recibe anualmente millones de dólares, entre otros, de la Unión Europa y ello sin una clara contabilidad.

DIE WELT:
La valla de Israel sobre la línea verde (línea del alto el fuego en 1949) o sobre el territorio ocupado, ¿es la cuestión decisiva?Lewis:
La Línea Verde tiene poco sentido pues se entiende por ella el acuerdo de alto el fuego de Rhodos después de la guerra de 1949, por lo que está claro es la línea del alto el fuego, no una frontera.

DIE WELT:
La Asamblea General de Naciones Unidas ha condenado la construcción de la valla.
Lewis:
Esto hubiese sido convincente si este organismo hubiera tomado esa decisión de un modo más ecuánime. Muy unilateralmente, apenas toma en consideración el problema del Terrorismo y de los atentados suicidas que son el motivo fundamental de la construcción de esta barrera. Israel existía desde hace tiempo, pero sin valla. Ésta es un acto de desesperación, una reacción a los atentados. Esto debiera haberlo considerado mejor la ONU.

DIE WELT:
¿Cuáles son los presupuestos para unas negociaciones entre israelíes y palestinos?
Lewis:
Cada uno de ellos debe reconocer la legitimidad y la justificación de la existencia de su Estado al otro. Cuando se parte de ahí, qué extensión deba tener Israel o qué fronteras deba tener, son cosas negociables. Aparte de esto, el terrorismo debe ser condenado. De alguna manera la cuestión palestina muy valiosa para los gobiernos de la región. El espacio árabe, económicamente, ha quedado detrás del África Ecuatorial. Los habitantes de esos países lo saben y levantan justificadamente su rabia contra sus gobiernos. Estos trasladan su ira a la cuestión palestina. Si no existiera Israel, se darían cuenta de ese fracaso económico. La ausencia de Israel provocaría que esos gobiernos tuvieran que hacer frente a la ira de sus ciudadanos por ese fracaso.

DIE WELT:
¿Cuál es la posición de Irán en las negociaciones de paz?
Lewis:
Su gobierno es un problema, pues ayuda a diversos grupos terroristas que se autodefinen religiosamente en Gaza y el Líbano. En el mismo Teherán se ha tergiversado el islam. No son únicamente antijudíos, sino también anticristianos, aunque el Corán les ordena tolerancia.

DIE WELT:
Usted previó con antelación la revolución islámica del Ayatolá Jomeini de 1979 en Irán. ¿Qué desearía predecir hoy?
Lewis:
Una revolución democrática en Irán y en Iraq. Para ello veo fuerzas originarias. Pero esto no será ni rápido ni fácil.

DIE WELT:
¿Ha mejorado la vida la revolución islámica iraní?
Lewis:
No. El nivel de vida se ha deteriorado en todos los ámbitos. Hay menos libertad, un nivel económico menor. Sobre todo a las mujeres les va mucho peor. La edad legal para casarse era antes de 18 años. En esta república es de nueve años. Han legalizado el matrimonio de niñas siguiendo las leyes de la sharia islámica.

DIE WELT:
Arabia Saudí soltó un genio de una lámpara mágica. ¿Lo pueden volver a meter ahí?
Lewis: Apenas. La situación se está tensando. Los extremistas están a la vista en sitios web. La dirección wahabita se está mostrando extremadamente fanática, intolerante y violenta. Ese no es el islam tradicional tolerante. Hoy hay allí masacres cometidas por extremistas sunníes que asesinan a chiítas orando. Esta es la nueva versión wahabita del islam.

DIE WELT:
¿Podría una mejor educación desarticular el profundo complejo de los árabes hacia los occidentales?
Lewis:
Sí, pues existen personas capacitadas. Antiguamente contaban con los mejores investigadores. Pero después retrocedieron. Una causa de ello es el agotamiento de la investigación. En la Edad Media las sociedades islámicas fueron muy activas y creativas. ¿Por qué perseveraron estas personas de repente en su ABSEITS intelectual? Algunos dicen que esto fue consecuencia de la decadencia de la economía.
Otro dato fue el descubrimiento de América. Esto fue con toda seguridad una de las causas del predominio de Europa. Europa descubrió el Nuevo Mundo, los países del oro y la plata, los terrenos para nuevas simientes. Para ello se realizaron avances tecnológicos y se mudó hacia la Europa moderna. Pero, ¿por qué no descubrieron América los musulmanes? También tenían una costa atlántica.

DIE WELT:
Los europeos construyeron barcos con capacidad de cruzar el Atlántico, los musulmanes los construyeron más ligeros para cruzar el Mar Rojo y el Océano Índico.
Lewis:
Exacto. Cuando los barcos europeos llegaron a aguas del Asia Oriental tenían ventajas, al estar construidos para navegar por el Atlántico: más cañones, tripulación y mercancía.

DIE WELT:
¿Fue otra causa el trato dado a las mujeres?
Lewis:
Sí, uno de los grandes logros de la Cristiandad es la aceptación generalizada de la monogamia. Todas las demás civilizaciones habían permitido la poligamia. El Cristianismo fue la primera religión mundial en la que sólo se permitía una mujer. Como ya en su momento subrayaron los autores turcos, las mujeres no sólo son la mitad de la población, sino que son también las madres de la otra mitad.
Los niños, que crecían con una mujer educada, alcanzaban con seguridad más cosas en la vida que los que estaban con madres analfabetas. A pesar de ello, los territorios islámicos vivieron sus períodos de florecimiento.

DIE WELT:
¿Quizás las mujeres en el islam primitivo fueron mejor tratadas que en momentos posteriores?
Lewis:
Así es. En las dinastías europeas las mujeres y las hijas eran importantes. Las madres permanecían en el árbol genealógico. Entre los Osmanes, por contra, a menudo desconocemos quienes eran las madres. Eran en su mayoría concubinas anónimas de los harenes. Esto no era así en el islam primitivo. Entre los califas y la dinastía Omeya (del 661 al 750 d.C.) las madres eran mujeres libres. El sistema de harén llegó después.

DIE WELT:
El islam en su día actuó como un gran portador de paz en sus propios espacios.
Lewis:
Ciertamente, aunque naturalmente, hubo guerras entre ellos, como la de los sultanes turcos contra los shas persas. Pero eran pocas en comparación con la historia militar europea cuyas numerosas guerras, por cierto, también impulsaron la tecnología militar. Aparte de esto, los europeos debieron aprender muchos idiomas para poder entenderse.
En las regiones islámicas, por contra, había tres lenguas decisivas: árabe, persa y turco. Los europeos, sin embargo, no sólo debieron aprender las lenguas de sus vecinos, sino también las de sus predecesores para poder leer escritos tales como los del Viejo y Nuevo Testamento: hebreo y griego.

DIE WELT:
¿Qué país puede considerarse como un modelo educativo: Iraq, Palestina, Egipto o Turquía?
Lewis:
Hace años habría señalado a Túnez, pero allí se ha declinado. El gobierno se hizo menos liberal, más autocrático. Túnez contaba en su momento como la vanguardia en apertura, educación y derechos de las mujeres. Ahora está retrocediendo, al revés que Marruecos.

DIE WELT:
La lucha contra Al Qaida, ¿va a durar decenios?
Lewis:
Creo que es un proceso largo y los resultados no son de ninguna manera seguros. Se debe tomar en cuenta la posibilidad de que Al Qaida gane. Tienen muchos aliados en Occidente, conscientes e inconscientes. Entre los conscientes cuento las crecientes minorías islámicas y los conversos en Europa. Ésta se comporta ahora de forma parecida a como antes lo hacía con el comunismo, pues a los infelices de Occidente les gustaba que se les dieran respuestas unívocas. Esa es también la fuerza de atracción de las personas al islam radical. Les proporciona convicciones y certezas, les da el sentido de una misión. Aparecen unidos, mientras las democracias lo hacen profundamente divididas.

DIE WELT:
¿Se acerca entonces un imperio islámico global?
Lewis:
En las democracias parece que las personas se odian más que a los adversarios exteriores. La debilidad y la división parece que dominan al lado occidental. La política en Europa no ayuda a superarlo, en especial la política francesa y alemana.

DIE WELT:
¿Es Al Qaida aún lo suficientemente poderosa para cometer un atentado parecido al del 11 de septiembre de 2001?
Lewis:
Sí. Antes de aquel atentado hubo una larga sucesión de ataques a instituciones americanas. Los radicales se vieron estimulados puesto que faltó una auténtica fuerza para hacerles frente. Después del 11 de septiembre quedaron impactados por la dureza de la nueva administración USA en Afganistán e Iraq. Entonces Al Qaida vio en los debates occidentales debilidades y división. Naturalmente se sintieron con ánimos renovados y volvieron a empezar, entre otros sitios en España, pues ésta retiró sus tropas de Iraq. Sin duda habrá nuevos ataques.

DIE WELT:
¿Qué causas existen para la división entre USA y la UE?
Lewis:
Desde alguna perspectiva podría cambiar el nombre de la UE para denominarla “cooperativa de envidias”. Está muy claro que los europeos alimentan reservas contra América que han sido llevadas muy lejos. Por eso los europeos entienden bien a los musulmanes, porque también se sienten adversarios de América.

DIE WELT:
¿En qué podría consistir la especialidad de una política alemana respecto al Oriente Próximo y Medio?
Lewis:
En la prudencia, en contrapesar el exceso de sentimiento y la irracionalidad de la política francesa.

DIE WELT:
¿Constituirá la UE un contrapeso global a América?
Lewis:
No. Junto a los Estados Unidos serán actores globales China, India y, posiblemente, una Rusia recuperada. Seguramente nadie sabe qué tipo de poder habrá en Moscú, pero ciertamente no será comunista. Europa será una parte del occidente árabe, del Magreb. A favor de ello cuentan la emigración y la demografía. Los europeos se casan tarde y no tienen ningún o muy pocos niños. Pero existe una fuerte emigración: turcos en Alemania, árabes en Francia y pakistaníes en Inglaterra. Estos se casan pronto y tienen muchos niños. Siguiendo las tendencias actuales habrá mayorías musulmanas en la población europea lo más tarde a finales del siglo XXI.

(Publicado en DIE WELT, el 28 de julio de 2004)



“Europa será islámica al final del siglo, esto asegura el estudioso del islam Bernard Lewis También afirma que la U.E no será un contrapeso para EEUU. Junto a los Estados Unidos serán actores globales China, India y, posiblemente, una Rusia recuperada.

Europa será una parte del occidente árabe, del Magreb. A favor de ello cuentan la emigración y la demografía. Los europeos se casan tarde y no tienen ningún o muy pocos niños. Pero existe una fuerte emigración: turcos en Alemania, árabes en Francia y pakistaníes en Inglaterra. Estos se casan pronto y tienen muchos niños. Siguiendo las tendencias actuales habrá mayorías musulmanas en la población europea lo más tarde a finales del siglo XXI.

Interesante pronostico… del Sr. Bernard Lewis sobre todo si tenemos en cuenta que todo lo que anuncia esta aconteciendo.

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