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17.4.04

Francia prohibe el "velo" en la escuela



Los islamistas radicales avivan las protestas contra la prohibición del velo en Francia.

Entre 10.000 y 20.000 musulmanes, en su mayoría mujeres, desfilan de nuevo en París La presión contra la ley que vetará el uso del velo islámico en la escuela pública francesa crece a medida que se acerca el inicio del trámite del polémico proyecto en la Asamblea.
La protesta alentada por sectores radicales del islam desborda el perímetro de Francia y se hace presente en otros países europeos y musulmanes.

Casi un mes después de la primera manifestación en defensa del velo islámico, que reunió espontáneamente a más de 3.000 personas en París, los grupos islamistas se han movilizado abiertamente en esta ocasión para alentar la protesta de los musulmanes contra la ley que a partir del próximo curso vetará la exhibición de signos religiosos en la escuela pública.
El proyecto será debatido en la Asamblea en febrero.

Entre 10.000 y 20.000 personas, según la policía o los organizadores, desfilaron ayer en una larga marcha por las calles de París que ha sacado definitivamente a la luz al Partido Musulmán de Francia (PMF), grupúsculo radical nacido en la periferia de Estrasburgo en 1997 y recluido hasta ahora en la capital de Alsacia, que pretende “recuperar los votos de los siete millones de musulmanes que han renunciado a regresar a su país” (sic).

El propio fundador del PMF, Mohamed Latrèche, un franco-argelino conocido por su obsesiva beligerancia antisionista y sus expresiones antisemitas, no dudó ayer en exhibirse en público y capitalizar la protesta.

Protegido por un férreo cordón integrado por jóvenes militantes chiitas próximos al movimiento libanés Hezbollah, el líder del PMF galvanizó desde un vehículo a los manifestantes con consignas radicales y descarnadas denuncias sobre la situación de los musulmanes en Francia. “La calle está reaccionando”, clamó dirigiéndose a Chirac. “Usted se ha equivocado y sólo los imbéciles no cambian de opinión”, añadió.
El partido de Latréche sacó un 9,92% de votos en las últimas legislativas y hasta ahora se concentra en la acción sobre el terreno y la propaganda, sin definirse sobre nuevos intentos en las urnas.

La gran marcha de ayer, que rivalizó con la manifestación ecologista contra la reanudación del programa nuclear francés, invirtió más de cuatro horas en su trayecto hasta la plaza de la Nación.
Estaba protagonizada por grupos de mujeres con atuendo islámico (“hijab” y, en algunos casos, el riguroso “niqab”), la mayoría jóvenes estudiantes que a menudo lucían pañuelos tricolores, protegidas por un infranqueable cordón de seguridad compuesto por hombres.

Al igual que en la primera manifestación de diciembre, abundaban los jóvenes militantes salafistas y chiitas procedentes de la periferia de la capital, foco inicial del movimiento.
Entre el alud de pancartas y consignas exhibidas en la marcha, en la que también se coreó “La marsellesa”, la mayoría clamaba en defensa del velo islámico (“la escuela es mi derecho, el velo es mi elección”), y la libertad religiosa (“velo, cruz y ‘kippa’, mismo combate”), así como alusiones al presidente (“Chirac, déjanos tranquilas”) y al voto (“yo tambien voto, no lo olvides”).
Salvo algún momento de tensión durante el incendiario discurso de Latréche, no hubo incidentes.

Además de París, varios miles de musulmanes se manifestaron también en otras ciudades. En Marsella fueron casi dos mil, y en Lille se rozó los tres mil manifestantes. En Toulouse, la policía contabilizó sólo algunos centenares, estimaciones que se repitieron de norte a sur, desde Niza hasta Poitiers y Mulhouse.

El radicalismo de Mohamed Latréche, instalado en 1962 en Estrasburgo y que a finales de los años setenta siguió formación religiosa en Damasco, ha hecho que las principales organizaciones del islam francés se hayan mantenido al margen.

A última hora, sin embargo, la influyente Unión de Organizaciones Islámicas de Francia (UOIF), próxima al movimiento fundamentalista de origen egipcio Hermanos Musulmanes, decidió secundar la protesta ante la presión de sus bases y con el fin de no ceder el liderazgo al PMF.

La UOIF tiene amplia presencia en el Consejo Francés del Culto Musulmán (CFCM), cuyo presidente y rector de la Gran Mezquita de París, el moderado Dalil Boubakeur, pidió públicamente no recurrir a las manifestaciones para “no asustar” al país y “evitar derivas contrarias al objetivo perseguido”. El propio ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, artífice e interlocutor del CFCM, exhortó vivamente al “apaciguamiento” para no enturbiar la situación. “Algunos están tentados de radicalizar las cosas y deformar la realidad”, ha dicho también Jean-François Copé, portavoz oficial del Gobierno.

Tras la respuesta de ayer, que colma las expectativas de Latrèche, el fundador del hasta ahora inexistente PMF ha convocado nuevas movilizaciones el 7 de febrero, día en que la Asamblea comienza el debate sobre la ley. Las dicrepancias apenas oscilan en torno al concepto “ostensible” elegido para definir los signos religiosos vetados en la escuela, ya que el PS y sectores de la mayoría prefieren el término “visible

La manifestación se extiende a todo el mundo

El islamismo cabalga bien sobre la globalización, y la manifestación pro velo de París se extendió ayer ante las representaciones diplomáticas francesas en varias ciudades del mundo, especialmente en Londres, Estocolmo, Berlín, Bruselas, Helsinki, Estambul, Ankara, Ammán, Beirut, Damasco, Gaza, Nablús, El Cairo, Kuwait, Jartum e incluso en Bagdad.

En Marruecos, la protesta fue prohibida por las autoridades.

Más de 3.000 personas se manifestaron ayer por el centro de Londres contra el proyecto de ley francés con eslóganes como “El ‘hijab’ (velo) es nuestro derecho” o “Stop a la guerra racista de Chirac”.

La protesta reunió a unos 2.000 manifestantes frente a la legación francesa en Estocolmo, unos 500 en Malmo y otros 300 en Göteborg.

La manifestación más grande del mundo árabe fue la de Beirut, la capital de Oriente Medio histórica y culturalmente más vinculada a Francia, que concentró a unas 2.500 personas.

El común denominador de los eslóganes que se lanzaban en todas estas manifestaciones, de Estocolmo a Jartum, era el mismo: la opción de llevar el velo forma parte de la libertad personal. “Libertad, fraternidad, igualdad... ¿teoría o práctica?”, rezaba una de las pancartas en la manifestación de Beirut.



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