Seguidores

11.3.06

Holanda y el Islam cara a cara



AMSTERDAM (Reuters) - Si Holanda se convierte este mes en el primer país europeo en prohibir la burka y otros velos musulmanes, Hope dice que recurrirá a una máscara quirúrgica para vestirse de acuerdo con sus creencias religiosas.

'Usaré unas de esas cosas que usaban durante la epidemia del SARS (Síndrome Grave Agudo Respiratorio) si debo hacerlo', dice la holandesa de padres musulmanes, una de las aproximadamente 50 mujeres en el país que usan el burka de pies a cabeza o el niqab, el velo que oculta toda la cara excepto los ojos.

El diciembre pasado, el Parlamento votó prohibir a las mujeres usar el burka y cualquier otro velo en público, justificándolo en parte como una medida de seguridad.

El gabinete está esperando los resultados de un estudio sobre la legalidad de dicha prohibición bajo las normas europeas de derechos humanos antes de tomar su decisión final. Los resultados se esperan para la segunda mitad de este mes.

'Esta es una victoria enorme para la decencia tradicional holandesa', dice Geert Wilders, miembro populista del Parlamento quien propuso por primera vez la prohibición del burka.

'El burka es hostil hacia las mujeres y medieval.
Para una mujer caminar por las calles completamente cubierta es un insulto para todos aquellos que creen en los derechos de igualdad', agregó.

Los holandeses pueden haber estado entre los primeros en legalizar la marihuana, la prostitución y la eutanasia, lo que les ha valido una reputación de tolerancia, pero ahora están en proceso de imponer algunas de las leyes de entrada e integración más duras de Europa.

Las tensiones sociales y religiosas han aumentado en los últimos años, exacerbadas por el asesinato del columnista y director Theo van Gogh por un extremista de origen marroquí en 2004, después de que hiciese una película en la que acusaba al Islam de condonar la violencia contra las mujeres.

Su asesinato y el del político populista antiinmigración "Pim Fortuyn" dos años antes alteraron profundamente al país y provocaron una reacción antimusulmana, al igual que mucha reflexión acerca de la consistencia y cohesión de la sociedad holandesa.

PROHIBICIONES

Famile Arslan, un abogado musulmán holandés, cree que una prohibición sólo refuerza el clima dividido de hoy en día y da lugar a que más mujeres usen niqabs como una forma de protesta.

'Tenemos mucho miedo de que lo que comienza con una prohibición a la burka pueda terminar con una prohibición a la hijab', dijo refiriéndose al pañuelo que usan miles de mujeres en Holanda.

Holanda sería el primer estado europeo en imponer una veda a velos islámicos en todo su territorio, si bien otros países ya los han declarado ilegales en lugares específicos.

En 2004 Francia prohibió en las escuelas símbolos religiosos ostensibles como velos musulmanes, grandes cruces cristianas y kippahs judíos, sosteniendo que iban en contra de la separación de la Iglesia y el Estado.

Wilders, quien vive bajo una dura vigilancia después de recibir amenazas de muerte por sus críticas al radicalismo islámico, sugiere que una prohibición a la burka apoyará a los musulmanes moderados y fomentará su mayor integración, además de eliminar el riesgo a la seguridad.

Mientras, la adolescente musulmana, de 16 años Kaoutar Yakubi, que lleva pañuelos de distintos colores según su humor, dijo: 'Creo que el niqab y el burka son un poco extremos (...) , pero creo que no debería haber leyes que determinen cómo viste una persona, es su elección'.

Holanda y el Islam cara a cara

Antes, podíamos ver a quien fue primer ministro holandés entre 1994 y 2003 –Wim Kok- ir en bicicleta al trabajo. Sin embargo, hoy, dos parlamentarios son conducidos a sus despachos desde sus secretas y seguras casas en coches blindados y a prueba de balas.

La parlamentaria Ayaan Hirsi Alí, somalí de nacimiento, ha vuelto recientemente al trabajo después de haber sido forzada a huir del país tras el brutal asesinato el 2 de noviembre de 2004 de su amigo y colaborador artístico Theo van Gogh. El asesino, un islamista radical de 26 años, dejó una nota sobre su víctima amenazando a Hirsi Ali, y a la "traidora" sociedad holandesa, en general.

El suceso conmocionó el clima social y político del país de los tulipanes. Ha alimentado el miedo al terrorismo islámico y el creciente malestar con lo que parece ser un fracaso de integración de la minoría musulmana, que se cifra en un millón de personas entre los 16 millones con que cuentan los Países Bajos. Las previsiones oficiales para 2020 sitúan a la población musulmana en torno al 50% en las grandes ciudades.

Inquietud en la ciudad

Muchos marcan el 11-S como el punto en el que la sociedad dio un giro. Los estudios llevados a cabo por el gobierno muestran cómo el desempleo en el seno de las minorías étnicas se ha doblado desde entonces.
Dicho esto, la muerte de Van Gogh parece haber perturbado a los holandeses aún más, debido a su alarmante proximidad y desconcertante crueldad.

En un sondeo realizado poco después del asesinato, el 47% dijo ser menos tolerante hacia los musulmanes que antes. La noticia de que el asesino formaba parte de una célula más amplia de militantes radicales ha intensificado la ansiedad general. “Parece que se trata tan sólo de una cuestión de tiempo para que un gran ataque tenga lugar en nuestro país”, dice un estudiante de Ámsterdam, donde se produjo el asesinato.

Las tensiones parecen estar creciendo especialmente allí; el malestar necesita poco para estallar. Según el alcalde, Job Cohen, esto se demostró hace poco cuando las manifestaciones contra las supuestas blasfemias de las caricaturas danesas del profeta islámico se convirtieron en violentos disturbios dirigidos por jóvenes marroquíes.

Aun así, las iniciativas a favor del entendimiento existen. Elena Simona, una “inventora social”, como ella misma se define, organizó la llenada con regalos de los zapatos de los musulmanes que van a rezar a una mezquita en Ámsterdam, una tradición holandesa del mes diciembre.
Por su parte, Cohen, es bien conocido por su enfoque moderado: sus argumentos están en la línea de una mejor representación de los musulmanes en tele- series. Aunque hasta entonces la brecha seguirá ensanchándose.

La negación de los holandeses

A toro pasado, muchos aseguran haber visto venir de lejos la marginación de la comunidad musulmana desde hace ya veinte años. Se quejan de las políticas de inmigración. Multiculturalismo por partida doble: los holandeses han adoptado sistemas que alientan a las minorías étnicas a mantener su identidad cultural.

El origen de estas políticas parece más pragmático que idealista. Durante décadas, se atrajo a los trabajadores inmigrantes con una lógica de temporalidad. Se consideraba más práctico no favorecer la integración ya que se suponía que estos “trabajadores invitados” no echarían raíces; pero muchos lo hicieron y trajeron a sus familias.

Además, el clima sofocante de lo políticamente correcto en los años ochenta y noventa impidió durante mucho tiempo cualquier discusión sobre el asunto, por miedo a ser tachado de racista. Fue un extravagante inconformista de la derecha quien al final rompió el tabú cuestionando abiertamente el multiculturalismo.

¿El final del multiculturalismo?

Una retórica feroz que antes hubiera estado reservada a la periferia del escenario político se ha abierto paso a la corriente principal.
El ministro de Economía, Gerrit Zalm, le declaró la “guerra” al fundamentalismo islámico el día que Van Gogh fue asesinado.
El ministro del Interior, Remkes, dijo: “sólo la represión puede ayudar contra los peores canallas”. Geert Wilders, el segundo de los fuertemente custodiados parlamentarios, aboga por medidas administrativas: una política para detener terroristas sospechosos sin necesidad de un juicio. “Esa gente debe ser eliminada de nuestras calles y la barrera de una prueba no puede ser un obstáculo”, dice. “El gobierno debe ser capaz de actuar antes y rendir cuentas después”.

El multiculturalismo está llegando a su fin, o eso parece. Incluso la posibilidad de una doble nacionalidad ha sido abandonada por el gobierno.
El parlamento aprobó recientemente la proposición de ley de Rita Verdonk, ministra de Inmigración, que obliga a futuros inmigrantes a pasar un test de ciudadanía en su país de origen. La ministra habla también de introducir un código nacional de conducta representativo de la “identidad holandesa”, algo que la ciudad de Rotterdam ya ha llevado a cabo.
La ministra llegó incluso a proponer la obligatoriedad de hablar holandés en las calles. “Es asunto mío si charlo en Surinamí por la calle”, le respondió un diputado suranimí, algo sensibilizado. ¿Es esto una tendencia general en el multiculturalismo?

Varios imanes han sido expulsados del país y muchos otros tendrán que participar en el curso de “naturalización” recompensado con una copia de la constitución holandesa y una bandera nacional. Quizás un regalo más apropiado sería una bicicleta; el día que los imanes pedaleen hacia el trabajo quizás lo harán también los parlamentarios.

Philip Ebels - Estrasburgo -

.

2 comentarios :

  1. Si como parece Holanda acaba tomando esta decisión, es de esperar que toda Europa se plantee seguir con el ejemplo, de manera que las diferentes comunidades que cohabitan en suelo europeo, comprendan y asimilen que viven en occidente.

    Al parecer hace unos meses un alcalde que casaba a una pareja de árabes le pidió a la novia que se identificara con la cara descubierta y además le aclaró que si no quería hacerlo en público pasara a una sala lateral.

    La novia había entrado en Francia sin pañuelo pero los fundamentalistas le obligaron a ponerse el niqab. La boda acabó como el rosario de la aurora porque el alcalde se enojo y no los casó.

    Los hombres familiares del novio con ganas de provocar montaron el numero, y acabaron en comisaría por pendencieros y matones.

    Otra pretensión reciente es que se les permita mostrar la fotografía en los documentos de identidad con el velo.

    Y más sorprendente, pretender presentarse en los exámenes universitarios con el burka, sin poder verificar la autenticidad de la persona que están realizando las pruebas, parece una broma, pero es realidad.

    ResponderEliminar
  2. Anónimo3/9/14

    Vivo en Amsterdam, soy español y solo puedo decir que los holandeses son unos ingenuos con los musulmanes. Los musulmanes han precarizado el trabajo, siguen sin adaptarse a la sociedad holandesa por mucho que hablen holandés, meten sus zarpas en negocios,viviendas y allá donde haga falta. Digamos que hacen lo que les da la gana bajo el amparo de las autoridades. Algún día Holanda se dará cuenta del grave error que cometió, una cosa es la tolerancia y otra la invasión y mas en un país tan pequeño como son los Países Bajos. Es cuestión de tiempo que algún día estalle la olla.

    ResponderEliminar

Los propietarios del Blog eluden toda la responsabilidad sobre los comentarios aquí expuestos, incurriendo exclusivamente al autor de los mismos.
Sugerimos no utilizar palabras ni insultos ofensivos, los mensajes que no se ciñan a estas reglas no serán publicados.
Gracias por visitarnos y por vuestra participación.