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4.9.06

Jizbalá nos espera a todos

Cuando Adolf Hitler declaró al mundo su Segunda Guerra Mundial en septiembre del año 1939, y luego en enero de 1942 el Pacto de Wansee, siendo éste sinónimo de ``Endlösung'' -La solución final''-, el mundo erróneamente pensó que se trataba de una masacre dirigida únicamente al pueblo judío, definido éste equivocadamente como una raza, dado que no existe la raza judía.

Digo que fue un error de concepción pues a Hitler no le interesaba solamente borrar de la faz de la tierra a ese virus llamado judío, que si no hubiera existido lo hubiéramos inventado”, sino que con esa excusa, la de ''la pureza aria'', tenía planificado seguir eliminando a los polacos y rusos por su origen eslavo, y a los católicos, y a los chinos; en fin, todo aquel que marcara un rasgo de goce diferente.

Hoy en día la guerra terrorista pertrechada por el mundo islámico no sólo apunta a sus vecinos israelíes, sino que la pasión fundamentalista desea hacer una guerra total al mundo no islámico, o sea, cristianos, hindúes y otros, dado que Jizbolá significa en árabe ''Partido de Dios'', y cuando se pretende ser socio y mensajero de semejante amo, no existen fronteras territoriales, étnicas y menos aún religiosas.

Para el Islam existe un solo Dios, siendo Mahoma su profeta. Siendo así, los oradores de las mezquitas gesticulan horribles sermones en contra de todo lo que sea judío o cristiano. Todo aquel que no acepte a Mahoma como el Mesías de Alá en la tierra es considerado un hereje, y desde esta definición no existen las fronteras nacionales, la batalla es global, los defensores de Alá contra sus no adeptos, pues el Islam nace con la idea que debe gobernar el mundo.

El principio regidor del Islam es que el mundo entero se someta a la autoridad y el dominio de él. Y de no ser así acontece el Jihad, la guerra contra todos los que no quieran acep-tar el dominio superior islámico.

El mundo para estos fanáticos, que consideran a Mahoma y la religión islámica la verdadera, deberá someter al resto de las reli-giones. Entonces el Dar al-Islam (casa del Islam) será el lugar donde el Islam gobierna, y el no Islam se denomina Dar al-Harb, o sea, casa de la guerra. Entonces, el mundo continuará siendo casa de la guerra hasta que se someta al dominio y soberanía del Islam.

El mundo occidental, sobre todo la Unión Europea (UE), usa esta guerra y la defensa de los israelíes, no sólo de su territorio sino la posibilidad de seguir existiendo como nación, como una nueva excusa para reeditar viejos rencores y creencias inculcadas desde la Iglesia contra el judío causante de la muerte de Cristo".

Al respecto podemos decir que la difícil tarea de la construcción del complejo ideológico antisemita eliminacionista se extiende desde San Juan Crisóstomo en el siglo lV, pasa por la Inquisición en el siglo XV hasta llegar a la intervención de la Iglesia durante el período 1933-45, eximiendo a sus culpables bajo el término de revolución nazi alemana”.

Se reflota así ese otro monstruo oculto, el ancestral antisemitismo, dando de comer con ese argumento a la chusma ingenua, donde la política de los poderosos se juega en otra escena.
Desde esta perspectiva vale la pena leer detenidamente el artículo escrito por Jorge Lanata para el diario Perfil publicado el 27 de julio de 2006. Allí él realiza un análisis minucioso de lo que significa esta guerra en el Líbano y el motivo y el momento, para nada casual, de que Jizbalá raptara a dos soldados israelíes.

El líder de Jizbalá, Hasán Nasrala, afirma y pregona que su verdadera pasión es la muerte no importando si ésta recae sobre israelíes, libaneses, europeos o americanos. Esta milicia no pertenece al Estado libanés sino a una fuerza militar terrorista y cuando se combate con ese tipo de milicia, no existen ni se respetan los pactos internacionales.

Lanata se toma de la tesis del alemán Joschka Fischer, ex ministro de Relaciones Exteriores de ese país, que plantea la necesidad de intervenir en este conflicto, que no sólo pertenece al Estado de Israel, sino que de no intervenir, tendría un alcance mundial.

Entonces, convoca al Cuarteto de Medio Oriente formado por: Estados Unidos, la UE, la ONU y Rusia. Pero como no se consolida una hegemonía que sí aconteció luego de la Segunda Guerra Mundial y durante la Guerra Fría, el mundo queda acéfalo en cuanto a su conducción y planificación de desarme. Dicho en otros términos: en las palabras de este estadista y tomadas por Lanata: "Vivimos en un mundo sin conducción hegemónica, donde cada uno, cuando puede, actúa por su propia cuenta”''.

Y es eso lo que Israel está haciendo con lícito derecho, como si fuera el chivo expiatorio de toda la humanidad. Y quizás como se trata de carne judía” la que muere y se expone, la vieja muletilla antisemita sirve para criticar sus actos y defender a los niños y civiles libaneses muertos, donde el propio grupo terrorista se escuda en sus pares para dar de comer al mundo occidental de esa falsa moneda.

Esta falta de hegemonía, ¿podría ser pensada como el efecto de un mundo globalizado, en los términos que el psicoanálisis ya lo viene planteando como la caída del Otro y la función Paterna, ambos necesarios como referentes del sujeto? Entonces, ante la ausencia de un significante Amo, ordenador hegemónico de la condición humana, el mundo islámico, sí tenaz creyente y adorador del Dios-Padre, opera a ciegas en cuanto a ser fieles seguidores de él, no importando cuáles son las consecuencias de las directivas de sus líderes. Allí religión y poder quedan aunados junto a un fanatismo sin límites.

Jizbalá establece la revolución islámica en Irán de manos de su caudillo fundador: el imán Jomeini. Esta resolución se fue extendiendo no sólo en cuanto al Estado de Israel sino que generaliza sus expresiones islámicas contra todo Occidente también.

Las pruebas saltan a la vista día a día en el mundo occidental.Cuando se dice falta de hegemonía, es de conducción y decisión política, hecho que se vio ejercer de las manos de Harry Truman, Winston Churchill y luego Henry Kissinger, después de la Segunda Guerra Mundial, acotando el expansionismo de Stalin, demarcando la parte y no el todo”, o sea, la revolución soviética para un solo país y no para el mundo entero, y ese fue el argumento contundente de negociación para no retirar sus territorios ocupados a la Unión Soviética.

Es esa decisión la que no se hace oír: islamismo para los países árabes y no para el mundo occidental, y mientras no se acote ese goce que pretende ser totalizado, el mundo árabe nos seguirá masacrando a sus anchas y libremente, cual si fuera un divertimento.

Entonces, excusarse en las viejas-nuevas injurias antisemitas es negar la gravedad de la situación mundial, esa que nos compete a todos, enviando nuevamente a los judíos a las cámaras de gas fundamentalistas”, no queriendo ver que todo Occidente y su cultura están en peligro de extinción, signados por estos actos terroristas junto a sus ejecutores suicidas donde todos y cada uno de nosotros estamos a la espera de futuros borramientos de esta bella Tierra.

Y este planteo no es una metáfora, pues dada la impotencia de la diplomacia internacional donde cada cual cuida su quintita, los iraníes se burlan de nuestros políticos, que no saben cómo poner un limite tanto a sus cohetes como a sus voluntarios religiosos suicidas.Para finalizar intentamos recuperar un lugar en el Mundo, rescatando a la infancia, a la frescura de ella y siendo así recordamos a Walter Benjamín de su libro ``Infancia en Berlín'':
Oh, columna de la Victoria dorada
Con el azúcar de invierno en los días de infancia
La fantasía se torna civilizadora

Bejla Rubin de Goldman

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