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4.8.08

Chipre territorio ocupado por Turquía


Tema:
La ocupación del 37% de Chipre por Turquía es una anomalía legal y política prolongada en el tiempo que la UE está obligada moralmente a abordar de inmediato.



Sumario:
Más de un tercio del territorio de Chipre permanence ocupado desde la invasión de Turquía en 1974. Este acto de agresión fue objeto de una condena inmediata por parte de las instituciones de la comunidad internacional. La ocupación y la subsiguiente secesión ilícita en 1983 del territorio ocupado fueron dos hechos condenados reiteradamente por las Naciones Unidas, la Comunidad/Unión Europea y el Tribunal Europeo de las Derechos Humanos. A pesar de todo ello, la victimización descarada de los chipriotas continúa a pesar de ser ciudadanos de la UE desde el 1 de mayo de 2004. Al mismo tiempo, la UE ejerce un papel mundial de defensor de los principios y valores de la libertad, los derechos humanos, la democracia, la dignidad, la solidaridad y la justicia; amenaza además con sanciones a los Estados que violan los derechos humanos de sus ciudadanos. Por lo tanto, si los principios y valores esenciales de la UE han de ser tomados en serio, necesariamente Turquía (candidato a ser miembro de la UE) debería ser objeto de condena y debería empezar, al mismo tiempo, el proceso de liberación de Chipre. De no ser así, la UE estaría minando su credibilidad y prestigio internacional.

Análisis:
La UE es una potencia internacional que afirma promover un orden global más racional y humano. En este sentido, trata de acumular prestigio moral en diversas actividades internacionales que incluyen, entre otras cosas, los derechos humanos, el mantenimiento y la lucha por la paz, la sensibilidad ecológica, la asistencia humanitaria y una generosa ayuda a otros países.
La pertinente discusión acerca del papel internacional de la UE y su identidad emergente está actualmente siendo abordada por la literatura sobre el “poder civil de la UE”, el “poder militar de la UE” o el “poder legislativo de la UE”. A este respecto hay un diálogo “ético” creciente sobre los principios, normas y valores esenciales de la UE, aunque la mayoría de los académicos evitan emplear los términos “ética” o “moral”.
Es curioso que estas discusiones no hayan abordado las obligaciones morales de la UE respecto a la República de Chipre, a pesar de tratarse de un miembro de pleno derecho desde mayo de 2004.

Sin embargo, dado que parte de Chipre sigue bajo ocupación turca, y habida cuenta de la demostrable ilegalidad e inmoralidad de la ocupación, así como la intransigencia y manifiesta mala fe de Turquía, se deduce lógica y éticamente la necesidad de restablecer los derechos humanos y las libertades fundamentales de los chipriotas. Por lo tanto, si bien es cierto que la UE debe promover su papel ético a nivel global, se puede argüir que su obligación moral respecto a uno de sus miembros debe tener una prioridad lógica y política.

La victimización de Chipre a manos de Turquía

La victimización a la que Turquía ha sometido a Chipre desde la invasión de 1974 es fácil de demostrar, una vez que se ponen al descubierto la parcialidad y la desinformación. Puesto que los datos relevantes son muy fáciles de obtener, un mero esbozo debería de ser suficiente en este caso para mostrar que, mientras que los greco-chipriotas se han esforzado desde hace tiempo en conseguir la liberación y “reunificación”, Turquía trata de explotar la ocupación con el fin de obtener su ingreso en la UE y “reunificar” Chipre bajo sus propias e interesadas condiciones.

Además de este chantaje, su importancia geopolítica ha garantizado el trato de favor continuado de Occidente hacia Turquía desde la Doctrina Truman. En cuanto al triángulo Turquía-Chipre-Grecia, la realpolitik frecuentemente inmoral mantenida por Washington y Londres se ha extendido tanto a Grecia como a Chipre. El ejemplo más reciente ha sido el intento de vender el Plan Annan como un “plan de reunificación de Chipre de la ONU”. En realidad, este plan estaba diseñado para servir a los intereses estratégicos de EEUU, el Reino Unido y Turquía, así como a las necesidades idiosincráticas de los turco-chipriotas.
Al mismo tiempo, trataba de exculpar totalmente a Turquía por la invasión y la ocupación, evitaba el restablecimiento total de los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos los chipriotas e ignoraba las preocupaciones y angustias legítimas de los greco-chipriotas, que son la inmensa mayoría de la población de Chipre.

Los turco-chipriotas autóctonos han sido durante muchos años una minoría en la Chipre ocupada. Son superados considerablemente en número por los colonos turcos ilegales, traídos sistemáticamente para hacer irreconocible la demografía de la República antes de la invasión.
Como apuntaba el Informe del Consejo de Europa de 2003 mencionado anteriormente:
“Pese a la falta de consenso sobre las cifras exactas, todas las partes implicadas admiten que ciudadanos turcos han ido llegando de forma sistemática a la zona norte de la isla. Según estimaciones fiables, su número alcanza en la actualidad los 115.000… La cifra de [turco-chipriotas] ha descendido desde 118.000 en 1974 a un número estimado de 87.600 en 2001. Por lo tanto, los colonos superan en número a la población turco-chipriota autóctona en el norte de la isla”.
Esta ilegalidad constituye un crimen de Guerra. Sin embargo, la ONU permitió a estos ciudadanos turcos votar en el referéndum chipriota en igualdad de condiciones que los turco-chipriotas autóctonos.

Turquía y los líderes turco-chipriotas están organizando el restablecimiento del Plan Annan. Reciben un apoyo constante de Washington y del actual lobby europeo de Turquía, ambos empeñados en hacer la vista gorda ante el comportamiento turco ilegal e inmoral. Lo que es peor, este comportamiento se ha agravado recientemente: en primer lugar, por la descarada violación por parte de Turquía de su obligación de abrir sus puertos y aeropuertos a la República de Chipre y, en segundo lugar, por la incesante campaña para construir casas y hoteles en el territorio ocupado, sobre las propiedades que los greco-chipriotas abandonaron durante la sangrienta invasión turca.

¿Merece Chipre la protección ética de la UE?

El peso de la culpa acumulada por Turquía hacia Chipre se debe, entre otras cosas, al continuo uso de la fuerza militar en la ocupación ilegal del norte de Chipre, la violación de derechos humanos elementales y de libertades fundamentales de los greco- y turco-chipriotas, la negativa a reconocer la República –en contraste con el resto del mundo, y la propia UE–, las amenazas tácitas de utilizar de nuevo la fuerza militar en Chipre, la hipocresía y el engaño constantes, la distorsión intencionada de hechos legales, políticos y éticos, el uso incesante del chantaje político y militar además de la violación de la norma esencial de pacta sunt servanda.

Este comportamiento es éticamente intolerable. Demuestra el intento por parte de Turquía de ignorar el acervo normativo (legal y ético) de la UE con la vista puesta en sus intereses egoístas y sus ambiciones geopolíticas. Igualmente doloroso resulta que ciertos miembros de la UE y (recientemente) de la Comisión Europea se crucen de brazos ante las provocaciones ilegales e inmorales de Turquía. Por lo tanto, una vez recordada la lista de los agravios, cualquier retraso adicional a la hora de satisfacer la justa reivindicación de la República de ser liberada equivale a un escándalo ético: paradojas legales, pecados éticos y anomalías políticas están siendo tolerados en beneficio de un experimento geopolítico problemático, amén de sumamente impopular.

Este escándalo ético conlleva profundas implicaciones para la credibilidad y el prestigio de la UE. Una enorme contradicción surge en la celebración retórica de los principios, normas y valores esenciales de la Unión, cuando no se está cumpliendo con lo que se honra. La libertad, la democracia, el respeto los derechos humanos y las libertades fundamentales, el Estado de Derecho, la dignidad, la igualdad, la solidaridad y la justicia no son abstracciones metafísicas, sino los compromisos legales, políticos y éticos constitutivos de la UE. Si se desea que su afirmación y celebración se tomen en serio, en especial cuando se promueven por todo el mundo, es lógico esperar –ética y políticamente– que sean aplicados a fortiori a Chipre y Turquía.

Desglose preliminar de lo que la UE puede, y por lo tanto debería moralmente hacer:

(1) Hacer hincapié de forma reiterada –en comunicados, declaraciones, acciones y decisiones– que uno de sus Miembros está siendo victimizado por un candidato deseoso de ser miembro de la organización.

(2) Forzar a Turquía a acelerar la retirada de sus tropes de Chipre.

(3) Turquía debería reconocer la República tras las elecciones parlamentarias y presidenciales de 2007.

(4) Ya que Turquía ha tramado la evasion de las negociaciones intercomunales auspiciadas por la ONU –según el acuerdo del 8 de julio de 2006– debería estar obligado a forzar la participación de los turco-chipriotas en estas negociaciones.

(5) La UE debería reclamar la derogación inmediata del artículo 301 y los demás artículos semejantes del Código Penal Turco.

(6) La proverbial “conciencia moral” de la UE, es decir el Parlamento Europeo, debería emprender iniciativas más contundentes para defender a Chipre.

(7) Podría formarse un “Comité de sabios” que desempeñase la labor de “mediador honesto” entre Nicosia y Ankara, así como entre las principales comunidades chipriotas, y que actuase de enlace con los representantes de la ONU y los miembros permanentes del Consejo de Seguridad.

(8) El alto representante de Relaciones Exteriores de la UE –cargo recientemente previsto en el Consejo Europeo de junio de 2007– debería incluir entre sus prioridades la coordinación y puesta en marcha de todo lo anterior.

No obstante, si las medidas propuestas no fueran suficientes para movilizar a la UE como lo exigen sus obligaciones morales hacia Chipre, el Gobierno de Nicosia, apoyado por los Miembros afines, debería cambiar su estrategia y recurrir –al fin– al uso de su derecho de veto.

Conclusiones:

Este autor es muy consciente de los numerosos apoyos con los que cuenta Turquía gracias a su valor geopolítico, su potencial de crecimiento, su posible papel como “puente” entre la UE y el mundo musulmán, etc. De hecho, estas razones y la posibilidad de establecer una zona de paz y amistad entre Turquía, Chipre y Grecia –una vez que Turquía haya sido “europeizada”– explican mi cálida acogida inicial de las aspiraciones de Turquía de acceder a la UE.[9]

Sin embargo, la idea de la “europeización” de Turquía está siendo progresivamente falsificada: levantando las pasiones nacionalistas provocadas por la percepción de que la UE está siendo “injusta” con Turquía, por un entusiasmo equivocado a la hora de influir en sus condiciones de entrada, por una reacción de las elites y el pueblo turco ante las impresiones negativas de muchos europeos (para quienes Turquía es “demasiado grande, demasiado pobre y demasiado musulmana”) y por una política cultural contradictoria y confusa en la que el narcisismo, la arrogancia y la agresividad conviven con el pesimismo, la inseguridad y la confusión.

Este retrato explica tanto la animadversión como el apoyo ante la trayectoria de Turquía hacia la UE. También podría explicar la idea de que, puesto que el camino de acceso de Turquía parece cada vez más difícil, no debe esperarse que este país se ajuste a los principios, valores y normas de la UE. En todo caso, esta noción representa una grave falacia, ya que supone que la UE debe alterar su carácter axiológico para acomodarse a Turquía o que la integración debe preceder a la conformidad a los valores y normas de la UE.
Ambas lecturas implican que la UE debería ceder al chantaje de Turquía, algo política y moralmente intolerable.

Sin embargo, hay una tercera vía sugerida por este ensayo: en primer lugar, al margen de lo que el futuro depare a las relaciones entre la UE y Turquía (incluyendo la “asociación estratégica”), debería ayudarse a Turquía a cumplir con sus obligaciones legales, políticas y morales sin discriminaciones positivas o negativas; en segundo lugar, la Unión debe responder a sus obligaciones morales respecto a Chipre, pues ahora constituyen una prueba para la autenticidad axiológica e identidad ética de la UE de la que depende en gran manera su credibilidad interna y su prestigio internacional.

Costas MelakopidesUniversidad de Chipre

Recomiendo a los interesados en este tema visiten la página: real instituto elcano para acceder al articulo completo, no os lo perdáis sinceramente vale la pena.


Opinión personal, si bien la actitud de Turquía es más que preocupante, mucho más alarmante es la indiferencia de la CEE permitiendo que estas ilegalidades se perpetúen, quien sabe por que intereses, ¿o si lo sabemos?
En todo caso es necesario tomar muy buena nota sobre la forma que utiliza Turquía para invadir Chipre, ¿no os recuerda casualmente que es la misma técnica que utiliza Marruecos con Ceuta y Melilla?
Sinceramente las Naciones Unidas, la Comunidad/Unión Europea y el Tribunal Europeo de las Derechos Humanos, ¿Pintan algo?

No cabe duda que es un buen momento para recordar a Bat Ye'or que entre otras cosas comenta: Ciertamente, si no conocemos el pasado. Y este pasado - el largo proceso agónico de aniquilación cristiana mediante las leyes de la jihad y la dhimmitud - es una historia no sólo en tierras islámicas, sino sobre todo en Occidente. Se ha enterrado bajo un mito, fabricado por políticos occidentales, líderes religiosos y académicos, para promover sus propios intereses nacionales, estratégicos, económicos y personales.Curiosamente, este mito comenzó en Bosnia-Herzegovina en el siglo XIX. Afirma que el gobierno turco era justo y legal con los cristianos en sus provincias europeas... Leer más La sociedad islámica pluralista

Para concluir Bat Ye'or nos regala unas últimas palabras. La civilización de dhimmitud no se desarrolla de una vez. Es un proceso largo que implica muchos elementos y un condicionamiento mental específico.

Tiene lugar cuando los pueblos sustituyen la historia por mitos, cuando luchan por mantener estos mitos destructivos por encima de sus propios valores, porque transforman mentiras en realidad. Sostienen esos mitos como si fueran la única garantía de supervivencia, cuando, en realidad, son la trayectoria hacia la destrucción. Aterrorizados por la evidencia y la enseñanza de la historia, esa gente prefiere destruirla en vez de que hacerle frente.

Sustituyen la historia por cuentos infantiles, viviendo así [en un estado] de amnesia, inventando justificaciones morales para su propia autodestrucción.

1 comentario :

  1. ...Y otra más. Cuando uno piensa en los políticos barriobajeros que tenemos en Europa y que su único pensamiento es vivir lo mejor posible de una buro-democracia llega a comprender como suceden estas cosas que de por sí son intolerables. Una de dos o creo que vamos contra corriente o , realmente, esto es demencial. Si ese acto infame lo hubiese cometido un país no musulmán en estos momentos estaría estigmatizado, pero al ser de la secta del profeta ya hay carta blanca. Cuanto miserable nos está dirigiendo, pero estos desasosiegos traerán, más pronto que tarde, tiempos revueltos. A la vista lo tenemos.

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