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30.6.09

La religión y la ley - Del velo al crucifijo

Estos últimos días, la polémica por el uso de la burka por algunas mujeres sacude a Francia.
En España, el principio general respecto al enfrentamiento entre la costumbre religiosa y las leyes es la aceptación de la simbología religiosa personal. Aunque hay dudas sobre los símbolos estáticos - cruces, velos-,se deja la decisión en manos de los órganos educativos o municipales.

Del velo al crucifijo

Posiblemente recuerden la conocida ley antivelo. Prohibía los símbolos religiosos personales en las escuelas francesas. Pese al debate nacional sobre la laïcité, sigue habiendo alumnas reacias a quitarse el pañuelo. En tales casos, deben seguir los estudios en sus domicilios.

Los padres de una de ellas, disconformes, acudieron a la Corte de Estrasburgo (Kervanci contra Francia,2008). Estaba en juego la libertad religiosa y el derecho a la propia imagen de su hija. Pero el Tribunal Europeo de Derechos Humanos - siguiendo la doctrina del caso Leyla Sahin contra Turquía (2004)-dispuso que los estados gozan de un amplio margen para implementar sus políticas sobre la multiculturalidad.

Francia y Turquía son excepciones en la jurisprudencia de Estrasburgo. No sucede lo mismo en el resto de países occidentales, que suelen permitir los velos, las cruces o los turbantes.

¿Y España? El principio general es la aceptación de la simbología religiosa personal. El diálogo da sus frutos. Con todo, persisten dudas sobre los símbolos estáticos, admitidos en países de nuestro entorno. En la sentencia 130/ 1991, el Tribunal Constitucional hubo de resolver sobre la imagen de la Virgen de la Sapiencia que figuraba en el escudo de la Universidad de Valencia. El tribunal reconoció que era "más adecuado a la lógica de un Estado aconfesional un escudo universitario sin elementos de significado religioso que con ellos". Sin embargo, no se decantó explícitamente por mantener ni por retirar la imagen de la Virgen. Tales decisiones competen a los órganos de los centros: el claustro de una universidad, el pleno de un Ayuntamiento… o el consejo escolar de un colegio.

Probablemente recuerden también la reciente polémica acaecida en la escuela pública Macías Picabea. Su consejo escolar aprobó en votación democrática y secreta mantener los crucifijos en las aulas. La decisión llegó al juzgado de lo contencioso administrativo de Valladolid, tras un recurso de la Asociación Cultural Escuela Laica.

Este juzgado eludió parte de aquella doctrina constitucional. En su sentencia del 14/ XI/ 2008, ordenó la retirada de los crucifijos obviando la autonomía de la escuela. Por un lado, reconoció que la cruz no implicaba proselitismo: ni directa o indirectamente perseguía esa finalidad. Pero, por otro, afirmó que el crucifijo vulneraba la laicidad y la libertad de creencias de los alumnos.

No obstante, si no hay voluntad para captar prosélitos resulta improbable que se viole la libertad de creencias. Nuestro modelo de laicidad no excluye la exhibición de imágenes religiosas, sean las de una Virgen o las de unas cruces. Se trata de símbolos de origen religioso que, por tradición, se han secularizado en su uso institucional. Como ocurre con muchas fiestas paganas o cristianas incorporadas en el calendario oficial. La sentencia reconoce, además, que los crucifijos no interfieren en la docencia y que son parte inherente del acervo social y cultural. Incluso en un párrafo alude a la cruz de la bandera asturiana (o al escudo del Barça, cabría añadir). Así pues, ¿por qué al final se optó por desalojar los crucifijos?

El juzgado se basó en dos conjeturas. La primera, en la connotación religiosa - no sólo cultural-de la cruz, que se proyecta en un centro educativo donde estudian menores de edad en fase de formación de su voluntad e intelecto. Y la segunda, en que "puede provocar en estos (en los discentes) el sentimiento de que el Estado está más cercano a la confesión con la que guardan relación los símbolos presentes en el centro que a otras confesiones de las que no está presente ningún símbolo".

Connotación religiosa donde estudian menores y más sentimiento de cercanía del colegio hacia una confesión (se refería a la católica, aunque el crucifijo no es privativo de esta), fueron las presunciones utilizadas para retirar las cruces. ¿No hubiera sido más coherente demostrar que el crucifijo supone proselitismo indirecto? Sí. Pero eso requería la denuncia de los padres supuestamente ofendidos por la presencia de estos signos. Ola del mismo consejo escolar, y no fue el caso.

De prosperar hipótesis como las del juzgado de Valladolid, se podría acabar admitiendo que la visión de cualquier imagen es susceptible de vulnerar la libertad religiosa o ideológica (artículo 16 de la Constitución). Mientras el Gobierno no mueva ficha con la anunciada ley de Libertad Religiosa, las decisiones ad casum seguirán siendo factibles.

Por ahora, en nuestra experiencia jurídica, ni la laicidad del Estado ni la libertad de creencias exigen, para su efectividad, la cancelación de símbolos religiosos preexistentes y aceptados por los colegios concernidos. No se trata de hacer tabla rasa, ni de imponerlos como antaño. Simplemente se actúa desde una laicidad participativa, y no desde el laicismo estricto, como sucede en Francia o Turquía.

À.SEGLERS, profesor agregado de Derecho Eclesiástico (UAB) y consultor de Derecho (UOC) La Vanguardia.es

Comentario

Quiero aclarar a los lectores que en este artículo el profesor À.Seglers habla constantemente de España como un estado laico como Francia, lo cierto es que España no es un estado laico es un estado aconfesional, ciertamente existen diferencias que están contempladas en la constitución:

“Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones”. Esto es lo que dice el artículo 16, párrafo 3º, de la Constitución Española.

Como puede leerse, no dice que España sea un estado laico, ni laicista. Un estado laicista es un Estado que ignora deliberadamente las creencias religiosas de sus ciudadanos, y cuyo único mandato a sus gobernantes respecto de la religión es precisamente no tener en cuenta las creencias religiosas de nadie y actuar independientemente de ellas como está haciendo Sarkozy en Francia.

Hablando de Sarkozy hay que reconocer que es con mucho el político mas valiente de Europa, vuelve a destapar la caja de los truenos, si anteriormente lo hizo con la prohibición del velo en esta ocasión le toca al Burka, esta cárcel inhumana que los machistas musulmanes apoyándose en la religión esgrimen para discriminar y oprimir a la mujer, y que vergonzosamente Europa admite en contra de sus principios.

No es tanto un problema de signos religiosos, el verdadero problema es de discriminación y de vejación a las mujeres, el resto es un cuento inventado por temor y para no ofender a los musulmanes, la prueba se puede constatar fácilmente nadie se ofende cuando vemos a la mujer Indú con la cabeza tapada y con sus tradicionales vestimentas, ni ofende ver a las monjas, con sus ancestrales cofias.

Europa tiene que alzar la voz y llamar a las cosas por su nombre y sin temores, de lo contrario nuestro futuro puede ser cualquier cosa menos halagüeño.

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3 comentarios :

  1. Anónimo1/7/09

    Que se dejen de tonterías de crucifijos y de historias y que se centren en los verdaderos problemas,a mi no me ofende ver una cruz,¿que daño te puede hacer?.Por esa regla de 3, quitemos las cruces de nuestras catedrales y de todas las banderas,y que no exista cruz ninguna sobre la faz de la tierra,y la cruz roja que se pase a llamar el circulo rojo.De verdad,dejemonos de contentar a un colectivo tan opresor como este retirando las cruces y cojamos el toro por los cuernos.Y a los alumnos o padres que les ofenda ver una cruz en una pared que se aguanten,que no miren para ella,en esta vida hay que ver y hacer tantas cosas que a uno no le gustan.....Retiramos cruces,dejamos que se construyan mezquitas...la verdad no me extraña que nos vean como unos blandengues.Ya podían muchos de los de aquí creer en algo(aunque solo fuese un 15%) como ellos creen y adoran su Islam.No sentimos respeto ni por la cruz ni por el Papa,nos la "pela" todo y así nos va a ir.
    Un saludo.

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  2. Anónimo, la cruz como cualquier signo religioso no es el problema, es la excusa de este gobierno que intenta anular todo lo que se refiere a la iglesia católica, y para comenzar nada mejor que desprendernos de toda creencia en nuestras vidas para dar paso al islam, a esta religión si se le admite todo, el velo, el burka y lo que haga falta.

    Este gobierno no tiene nada de socialista exceptuando el nombre, procede al mas puro estilo comunista, solo le hace falta quemar iglesias, Biblias y todo lo que este relacionado con el cristianismo, menos mal que su eslogan fue gobernar para todos, claro que la palabra “todos” ignoramos a que tipo de ciudadanos incluye ni el significado que tiene esta palabra para el gobierno.

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  3. Anónimo1/7/09

    O TODOS MOROS O TODOS CRISTIANOS
    La vecina Francia ha decidido que ha de ser desterrado el uso del burka en los lugares públicos, por constituir, según Sarkozy, "un signo de servidumbre de la mujer y no un signo religioso" y por atentar contra la dignidad femenina. Para el presidente de la República Francesa, no estamos ante un problema religioso, sino ante un problema de dignidad de las mujeres.
    Aquí en España entendemos el progresismo de un modo tan peculiar que hasta unos grandes almacenes en uno de sus maniquíes colocó el velo musulmán a modo de reclamo. Somos, si se me permite la expresión, más papistas que el Papa, pues nos escandalizamos de la visión de un crucifijo y abjuramos de nuestra tradición cristiana -en la que habrá sus fallos también, desde luego- , pero abrazamos las costumbres de los musulmanes sin comprender la trascendencia o el significado de las mismas, contrario, como ha dicho Sarkozy, a la dignidad de la persona, cuyo respeto, en nuestro caso, constituye uno de los pilares de nuestro Ordenamiento conforme al artículo 10. 1 de nuestra Constitución. Se quitan los crucifijos, pero si se pretende ir con el velo a un colegio de monjas concertado, no se te ocurra levantar la voz.
    Paradójicamente, el veto al velo lo entendieron bien en Turquía, donde está fuertemente consolidada la fe musulmana.
    El Tribunal Europeo de los Derechos Humanos se enfrentó a la polémica que suscita la utilización del velo islámico en un centro público de enseñanza, en el caso Leyla Ahin contra Turquía (Sentencia de 29 de junio de 2004). Habiéndose dictado al efecto diversas normas que prohibían dicho uso, se denegaría el acceso a unas pruebas escritas y posterior matriculación en un curso a la señora Ahin por portar dicha prenda en la Facultad de Medicina de Estambul. A Ahin se le instruyó expediente disciplinario ante su negativa de despojarse del velo y acatar las normas relativas a la indumentaria, lo que se reputó un atentado contra la dignidad que demandaba su condición de estudiante y de lo que derivaría su posterior expulsión. En la sentencia, se recogen los planteamientos de los tribunales turcos,que fueron los siguientes:
    "En opinión de estos Jueces, cada persona puede vestirse como quiera. Conviene también respetar los valores y las tradiciones sociales y religiosas de la sociedad. Sin embargo, cuando se impone a las personas una forma de vestirse con referencia a una religión, ésta se percibe y presenta como un conjunto de valores incompatible con los valores contemporáneos. Lo que es más, en Turquía, donde la mayoría de la población es de confesión musulmana, el hecho de presentar el uso del velo islámico como una obligación religiosa supondría una discriminación entre las practicantes, las creyentes no practicantes y las no creyentes en función de su manera de vestirse, y significaría indudablemente que las personas que no lo llevaran estarían en contra de la religión o no tendrían religión".
    Parece que no va descaminado Sarkozy cuando mantiene que "la libertad no es el derecho de cada uno a hacer lo que quiera". Y exige de los musulmanes el mismo respeto que es exigido a los cristianos. Y esto sirve para evitar, como pretendieron los turcos al prohibir el velo en la Universidad, que se cree mal ambiente en lugares públicos. Como pensaron los turcos, por muy arraigada que esté la fe de Mahoma en aquellas tierras, "los estudiantes deben poder trabajar y formarse juntos en un clima de serenidad, de tolerancia y de ayuda mutua sin que el llevar signos de pertenencia de una religión se lo impida".
    Por ello, habría que entender en España, con el presidente francés, que si se quitó la cruz en aras del respeto a la laicidad del Estado, tampoco se debe hacer ostentación de otros signos que rebajan, además, a la mujer: o todos moros o todos cristianos.

    Saludis desde Sevilla donde nos ahogamos de calor solo nos falta taparnos con velos ja,ja,ja

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