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31.10.06

¿Por qué nos odian?


Libertad: verdadero o falso


¿Por qué nos odian? Ellos odian nuestra libertad: nuestra libertad religiosa, nuestra libertad de palabra, nuestra libertad de reunirnos y discrepar los unos con los otros.
George W. Bush

En los Estados Unidos constantemente se menciona la palabra libertad como término que describe el autogobierno y el concepto de soberanía del pueblo. La palabra misma evoca el orgullo y el patriotismo e integra nuestros mitos nacionales.
El término abarca la idea de liberar el potencial humano, las oportunidades, el individualismo y la confianza en uno mismo.

La libertad y el ideal estadounidense de autorrealización individual son una misma cosa.Menor comprensión ha recibido el hecho de que los muhahidin también luchen por la libertad, pero por la libertad cuya definición es muy diferente.

De acuerdo al filósofo musulmán Sayyid Qutb, Esta din [religión] es una declaración universal de la libertad del hombre de ser esclavo de otros hombres y de ser esclavo de sus propios deseos, pues también ésta es una forma de la servidumbre humana.
Es una declaración de que la soberanía pertenece solamente a Alá, el señor de todos los mundos.

Ese aserto se contrapone a todos los sistemas que se basan en la soberanía del hombre; es decir que desafía a los sistemas en los cuales el hombre procura usurpar el atributo de la soberanía divina.
Cualquier sistema en el que las decisiones finales sean conferidas a los seres humanos, y en el cual los hombres sean la fuente de toda autoridad, deifica a los seres humanos al designar como señores sobre los hombres a otros que no son Alá. (Milestones, Pág. 47)

En términos islámicos, el concepto occidental de la soberanía política que reside en el pueblo es una idolatría, pues el Islam considera que la palabra de Alá, tal como fue dada a través de Mahoma, es la única fuente legítima de legislación y que, además, la obediencia a la ley de Alá es la única forma de culto permitida.

Esas dos ideas: que la divinidad es legisladora, y que el culto está constituido por la obediencia a la ley, son los conceptos más extraños a los que la mente occidental debe enfrentarse cuando analiza el Islam.
Esos conceptos se combinan para dar origen a la exigencia islámica de soberanía territorial, algo que es completamente excepcional en las religiones del mundo.

De acuerdo a la doctrina islámica, si un musulmán obedece las leyes del hombre, como debe hacerlo, por ejemplo, si reside en un estado occidental moderno, en tal caso el musulmán realmente rinde culto al hombre y se torna un idólatra culpable de širk – venera a otro que no es Alá, el dios único.
Para el musulmán es ese un grave pecado, de modo que para expiarlo debe hacerse partícipe de la lucha contra la ??hiliyya , es decir, contra toda la cultura y las ideas no-musulmanas, ya que se considera que éstas han surgido porque se ha ignorado la verdad del Islam.

Y dado que el Islam veda la crítica de sí mismo, conforma con todas las definiciones un sistema de pensamiento completamente cerrado, incluida la definición autosuficiente de libertad.
Qutb lo dice expresamente:Dado que el objetivo del Islam es la categórica declaración de la libertad del hombre, no en el mero plano filosófico, sino también en la vida real, [el Islam] debe utilizar la yihad.
No importa que el solar patrio del Islam –en el verdadero sentido islámico, el dar al-Islam — esté en una situación de paz o que esté amenazado por sus vecinos.

Cuando el Islam convoca a la paz, su objetivo no es una paz superficial que presuponga nada más que aquella parte de la Tierra en la que residen los seguidores del Islam debe permanecer segura. La paz del Islam significa que la d?n (es decir, la ley de la sociedad) sea purificada por Alá, que todas las personas deban obedecer única y exclusivamente a Alá, y que todo sistema que permita que algunas personas gobiernen a otras deba ser abolido. (Milestones, pág. 51)

De tal manera, esa lucha no es una fase temporaria, sino un estado eterno, porque lo verdadero y lo falso no pueden coexistir en esta Tierra.
Siempre que el Islam ha efectuado la declaración universal de que el señorío de Alá debe ser establecido en toda la Tierra y que los hombres deben ser libres de servidumbre a otros hombres, los usurpadores de la autoridad de Alá en la Tierra han atentado fieramente contra esa autoridad; nunca la han tolerado.
El Islam está obligado a devolver el golpe y a liberar a los hombres, en toda la Tierra, de las garras de esos usurpadores.

La eterna lucha por la libertad del hombre continuará hasta que todas las religiones sean para Alá y el hombre sea libre para venerar y obedecer a su Protector. (Milestones, pág.53)
Consideremos la frase "lo verdadero y lo falso no pueden coexistir." Este es un concepto central en el pensamiento islámico: todo lo "falso" debe ser destruido.
En consecuencia, cuando todas las otras culturas vienen a caer bajo la dominación islámica, al fin y al cabo son aniquiladas por el Islam, incluidos el arte, la música, los libros, los artefactos culturales de cualquier clase y, por supuesto, la historia.
Todos son eliminados de raíz porque esas cosas no son islámicas y, por ende, son consideradas despreciables.

El genocidio cultural es lo que procura cumplir a cabalidad la ?ih?d bajo todas sus formas: la propaganda, la demografía, el soborno, la extorsión y, finalmente, la violencia. Y procura eliminar esas culturas porque sus cosas de entidad obstaculizan la realización del Islam perfecto.

Citemos nuevamente a Qutb,Las razones de la Yihad…son éstas: establecer la autoridad de Alá en la Tierra; disponer los asuntos humanos de acuerdo a la verdadera guía que Alá provee; abolir todas las fuerzas satánicas y todos los sistemas satánicos de vida; eliminar el señorío de unos hombres sobre otros, dado que todos los hombres son criaturas de Alá y nadie tiene autoridad para hacer esclavos suyos a otros, o para dictarles leyes arbitrarias. Estas razones son suficientes para proclamar la yihad.

Sin embargo, siempre debemos tener presente que en religión no hay compulsión; es decir, una vez que los hombres sean libres del señorío de otros hombres, la ley que gobierne todos los asuntos civiles será completamente la de Alá, en tanto que nadie será forzado para que cambie sus creencias y para que acepte el Islam. (Milestones, pág. 57)

En ese razonamiento es cardinal la idea de que la soberanía de Alá deba ser realizada sobre territorio físico real, pues uno de los atributos esenciales de Alá es ser legislador para la colectividad. La idea de la voluntad de Dios que reina en el corazón del creyente individual, el reino de los cielos en el interior del ser humano, es una idea ajena al Islam; los musulmanes consideran que es una corrupción de la verdad.

En esa religión colectivista, el individuo aislado del proceder del colectivo no puede lograr la felicidad y la realización, porque a la libertad sólo se la encuentra cuando el individuo se abisma completamente en el sistema social, político y religioso.

Esta concepción de la felicidad y de la autorrealización, de la realización del potencial del individuo, contradice nuestra concepción. En el Islam solamente es dado encontrar la paz mediante la pérdida total de la individualidad y mediante la completa obediencia al sistema.
Cuando en algún tiempo futuro todos los seres humanos vivan exactamente del mismo modo, oren exactamente al mismo tiempo y repitan exactamente las mismas oraciones, entonces y sólo entonces será satisfecho Alá y la humanidad llegará a justificarse.

El Islam jamás considera la felicidad humana de por sí, y el logro de la perfección es un acto netamente colectivo. Alá solo se ocupa con la umma , jamás con la persona (desde Mahoma) o con lo personal.
Al propósito humano sólo se lo encuentra en la conformidad. Porque es de naturaleza espiritual y porque se manifiesta individualmente, la religión de Alá, que es expresamente material, no reconoce el concepto del reino de los cielos. "La luz luce en las tinieblas, pero las tinieblas no la acogieron".

Los empeños de los musulmanes por apropiarse del cristianismo (Jesús como musulmán "palestino", esclavo de Alá) acaso revelen el temor a tratar con las palabras del "Carpintero Judío" en sus propios términos.

Entre los musulmanes es casi total la ignorancia del cristianismo y por supuesto, así se conservará dicha ignorancia, mediante el asesinato de misioneros y la prohibición de la Biblia en los territorios controlados por musulmanes.
El Islam asevera que las palabras de Cristo son corruptas mentiras. En la mentalidad occidental, para que pueda existir la libertad también deben existir el mal o el mal en potencia; de otro modo, la libertad tal como la concebimos es imposible.

El hombre debe ser libre para escoger entre lo verdadero y lo falso, entre la realidad y sus propios engaños. De hecho, la falsa creencia humana, es decir, el acoger con premeditación la irrealidad, indudablemente es una fuente de mal en el mundo. Y los no-musulmanes pueden reconocer fácilmente la naturaleza irreal de la mítica umma y que la umma es completamente análoga al mítico colectivo comunista o al mítico Tercer Reich.

Qutb suena otra vez notablemente como Karl Marx.Luego de aniquilar la fuerza tiránica, ya sea la tiranía racial o la política, o la dominación de una clase por otra dentro de la misma raza, el Islam estableció en nuevo sistema social, económico y político, en el cual todos los hombres y las mujeres disfrutan la misma libertad. (Milestones, pág. 49).

En verdad, sin embargo, el hombre camina por la cuerda floja, entre la prisión espiritual de la conformidad con las costumbres tradicionales públicamente aceptadas y la prisión que nace de su propio egoísmo personal y de sus ansias de irrealidad. Entonces, el cultivo del autocontrol es indispensable para la verdadera libertad, tal como es reconocida por todas las religiones principales del mundo.

Mediante el autocontrol, las acciones humanas no son forzadas por los apetitos sensuales ni por el temor al castigo divino o al castigo social. El autodominio se torna la clave tanto de la paz cuanto de la libertad, porque abre la posibilidad de la elección personal que se basa en la autorreflexión individual. La conformidad forzada, tal como se la ve en el Islam, solo puede matar la fe individual, aún cuando alegue que libera al hombre mediante la obediencia al sistema de Alá.

Esto no es solamente engañoso, sino que también es peligroso. De hecho, la verdadera fe es una gran emancipadora, pues la fe, definida con propiedad, es la real conexión viviente entre el creyente individual y su fuente divina de amor y vida.
Mediante la fe sentimos la presencia del Padre y somos capaces de discernir Su voluntad, de distinguir el bien del mal, la probidad del pecado y la verdad de la falsedad.

La fe es el mecanismo que le permite al hombre la búsqueda de Dios; es decir, la búsqueda de la realidad. Por otra parte, el Islam es el destructor de la fe y el dador de engaño, y no crea entre sus adherentes nada que no sea la más profunda infelicidad que nace de la más absoluta autonegación.

La idea de que Dios desearía la felicidad humana es completamente extraña al Islam, pues de acuerdo a su doctrina, Alá no valora lo individual sino solamente por su contribución a lo colectivo. En el Islam no existe la idea de que la personalidad individual tiene valor en sí misma y por sí misma. Por ello, en cuanto nace de un único pensamiento individual, el arte no puede ser valorado y mucho menos puede ser atesorado o preservado.

El Islam lo significa todo, el musulmán individual no significa nada si no en cuanto es un vehículo para la difusión del Islam. Islam uber alles. Islam for ever. Islam por siempre. Islam. Islam. Islam. Así pues, lo que ha hecho el sistema islámico es usurpar el lugar de Dios en las vidas de sus creyentes. Ha hecho que les sea innecesario un Dios espiritual. Lo único que necesitan es conocer el sistema islámico y obedecerlo.

Deben memorizar las palabras fijas del Corán, pero no se requiere conocer a Dios como ser espiritual viviente. No solo no se requiere, ni siquiera se considera.
Los musulmanes solo pueden ansiar vidas de amargo sacrificio o vidas que culminarán en la autoaniquilación. Les han sido negados la real aventura de la fe para encontrar a Dios y el ser liberado por Su amor, así como también la maduración para conocerlo.

Por supuesto, la libertad que se les promete a los musulmanes es totalmente engañosa, pues la realidad del Islam es la expresa esclavitud --física, psicológica y espiritual— sin consuelo, sin descanso, sin paz Todos los días somos testigos de su fanatismo impulsado por el miedo, como prueba definitiva de que la religión, reducida a política, no puede ocupar el lugar de la religión verdadera o suplantar a la verdadera fe religiosa sin horrendas consecuencias.
Quienes piensan que el Islam provee alguna especie de consuelo o alivio a sus miles de millones de adherentes, deben pensar de nuevo.

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