Navidad recuerdos del pasado,
valor del presente y esperanza del futuro.
Es el deseo más sincero de que cada copa se llene de intenciones generosas perdurables y de que cada camino nos lleve a la paz.
¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!
Crónica de los tiempos arqueofuturistas.
Guillaume Faye al final del libro, "L'Archéofuturisme” nos ofrece la lectura de una pequeña novela de política-ficción, esta novela nos muestra un mundo arqueofuturista después del caos, en el año 2073, en el corazón de la Federación Eurosiberiana.
Espero que esta interesante lectura tan sorprendente como amena, no defraude a ningún lector.
UNA JORNADA DE DIMITRI LEONIDOVICH OBLOMOV
Brest, 22 de junio de 2073, 7h46
El trenobús Brest-Moscú-Komsomolsk salía a 8h17. El Consejero plenipotenciario de la Federación Eurosiberiana, Dimitri Leonidovitch Oblomov, llegaba tarde. Había dormido muy poco tiempo y se había levantado en el último momento, pesado.
Nunca se había decidido a la implantación, bajo el cuero cabelludo, de los nuevos “chips electrónicos” que multiplicaban el efecto del sueño. En una hora, podía uno recuperarse tanto como en siete horas de sueño “natural”. Todos los altos funcionarios imperiales habían recurrido a esta pequeña operación, muy practica, para ganar tiempo al tiempo y trabajar más cada día. Excepto él: la perspectiva de ser un “hombre biónico”, como muchos hoy, no dejaba de asustarle un poco.
Estos chicos, sin problemas graves de salud, a quienes se habían transplantado corazones e hígados artificiales ultracompetitivos, le daban asco. Tenía 68 años, y desde la desaparición del cáncer y de las enfermedades cardiovasculares en el seno de la elite dirigente imperial, su esperanza de vida era de 105 años.
La reunión de trabajo en el Ministerio de Marina del Estado autónomo de Bretaña se prolongaron hasta las dos de la madrugada, antes de arrancar un acuerdo a estos celtas testarudos como mulas.
El electrotaxi lo esperaba a la puerta del hotel. Pronunció la palabra “Estación de ferrocarriles” en el micro del ordenador de abordo, “alta velocidad, llamada a 8h19, no quiero perder el Brest-Moscú-Komsomolsk,” e insertó su tarjeta de pago inteligente. El ordenador respondía con su voz femenina síntética “Bienvenido a bordo del electrotaxi Nº 606 de la Brestena de Transportes Urbanos. Su solicitud está registrada. Tiene Usted 76% de posibilidades de llegar a la hora, aunque la circulación sea fluida. Su débito es de ocho Euroduros. Recupere su tarjeta, por favor”.
Dimitri entendía el bretón, como la mayoría de los cuadros cultos de la Federación. Era uno de los idiomas elegantes y snobs de los medios intelectuales, como el letón, el occítano renovado o el euskera. La voz repetía la información en ruso, puesto que la tarjeta inteligente indicaba que era su lengua materna.
El vehículo automático arrancó brutalmente y, guiado por los mojones electrónicos, se dirigía hacia la estación. Efectivamente, a esta hora matinal, la circulación era fluida: únicamente unos coches de punto, ciclistas y algún caballo. El electrotaxi Nº606 hizo unos zig-zags y se paró enfrente de la Estación de la TKU –la Trans Kontinent Ultrarapid- la sociedad de explotación del trenobús.
Del cielo pesado, bajo y gris, caía una especie de calabobos, el calor era húmedo. Desde la modificación climática, el tiempo bretón era tropical-húmedo. Dimitri tenía prisa por encontrar el aire helado y el cielo azul de Dorbisk, su residencia en el estrecho de Behring, a 20 000 kilómetros de Brest, en el otro extremo de la inmensa Federación eurosiberiana, la “Gran Patria”.
8h17
El convoy arrancó en silencio y abandonó la estación subterránea. Dimitri Leonidovich sintió inmediatamente los efectos de la potente aceleración. En la pantalla dorsal empotrada en asiento delantero, consultó el horario y el trayecto: Brest-París-Bruselas-Francfurt-Berlín-Varsovia-Kiev-Moscú, etc., hasta Komsomolsk, en el Extremo Oriente siberiano.
Allí, recogería la correspondencia, en un vuelo directo en dirigible, hasta Dorbisk, porque la línea del planetren hasta el estrecho de Behring aun no estaba terminada.
Debiera estar en su casa esa misma noche, para encontrarse con Olivia, su joven esposa, y celebrar su décimo aniversario de matrimonio. Esta noche... En Brest, serán casi los tres de la tarde, pero en Dorbisk, debido a la diferencia horaria, casi las dos de la madrugada...
Y esto gracias al planetren, según su apelación oficial, o “tren planetario”: esta invención revolucionaria había conmocionado la economía de los transportes poco después de 2040. La patente era antediluviana: ¡registrada por la empresa norteamericana (hoy desaparecida) Westinghouse en 1975!
El principio: en un túnel enterrado a unos metros bajo tierra, un tren –más exactamente un “tubo” semiarticulado de 150 m de longitud a levitación magnética y a propulsión “eléctrica linearía”, es decir, que circulaba al vacío. No había fricciones ni con el aire ni con el suelo, y desarrollaba pues una velocidad teórica posible de 20 000 km/h. Sobre distancias cortas, el tren-obús no podía llegar a esta velocidad a causa de los problemas de aceleración-deceleración: 1 300 km/h como máximo. Pero sobre distancias largas, se acercaba los 20 000 km/h. Así, París-Brest (480 km) se recorría más lentamente que Moscú-Irkutsk (7 000 km), cuando el convoy alcanzaba los 17 000 km/h de velocidad punta, únicamente sobre unas porciones cortas de la línea. El viaje en planetren desde Atlántico a los Úrales duraba poco más de tres horas.
Después del trauma de la Gran Catástrofe de los años 2014-2016, el “Renacimiento” del 2030 y la construcción de la Federación Eurosiberiana, bautizada como el “Imperio del Águila bicéfala” –porque había nacido, después del Pacto de Praga firmado en 2038, de la fusión de la Unión Europea y de la Federación de Rusia- el Gobierno Federal revolucionario había tomado la decisión, tanto en el dominio de los transportes como en todos los demás, de romper definitivamente con las concepciones pasadas: generalización de los vehículos eléctricos, prohibición de los automóviles a las personas privadas, retorno a las tracciones hipomóviles, prohibición de los vehículos con motor en las comunidades rurales neotradicionales, renuncia a las autopistas sobre el trazado de las cuales habían sido construidas unas líneas de ferrocarriles clásicos rápidos para el transporte de los camiones (“ferrautopistas”), limitación progresiva de los transportes aéreos en provecho de los planetrenes, introducción de muchos dirigibles-cargueros para el flete, restauración de la red de canales, utilización mixta de las energías nuclear y eólica para los transportadores marítimas, etc.
Estas conmociones, esta ruptura con el pasado, impuestas a partir de los años cuarenta por el Gobierno Federal, eran posibles porque se hubo que partir de cero. Podían haber sido reconstruidas con otros fundamentos. Destruidas o inservibles después de la Gran Catástrofe, las economías y las infraestructuras habían sido reelaboradas casi desde la nada.
La construcción del planetren, al igual que otras “grandes obras” continentales, había permitido, entre el 2040 y el hoy de 2073, reactivar una nueva economía tecnocientífica. Evidentemente, ya no estaba, como en el Siglo XX, destinada a todas las zonas de la Tierra ni a todos los grupos humanos, sino solamente a un 10% de la humanidad, en general poblaciones urbanas mucho menos extendidas y pobladas que antaño.
En la Federación, un 20% de la población vivía en una economía industrial tecnocientífica; así fue posible arreglar algunos problemas de desertificación de las zonas rurales, de contaminación ecológica y de despilfarro energético. La ciudad la más grande de la Federación, Berlín, ya no contaba con más de unos 2 millones de habitantes.
Pero fue demasiado tarde para impedir el recalentamiento de la atmósfera, el efecto de invernadero y el crecimiento del nivel de los océanos, consecuencias de las emisiones tóxicas masivas de los Siglos XIX y XX.
La innovación científica era muy dinámica, aunque no se apoyase sobre un enorme mercado mundial y ya no concerniese más que a una minoría de la población, porque los demás habían vuelto a una economía rural, artesanal y pastoril de tipo medieval.
La explicación de este dinamismo: el volumen global de la inversión y de los presupuestos públicos y privados ya no se preocupaba de las necesidades de toda naturaleza del 80% de la población que vivía en las comunidades neotradicionales, según un sistema socioeconómico arcaico autosuficiente. Así, a partir del 2040, la innovación tecnocientífica pudo arrancar, pero únicamente en unos dominios: transportes, informática, genética, energía, espacio, etc. En todos los demás sectores, los productos tecnológicos eran rústicos, a causa de la estrechez del mercado. Una economía con dos velocidades.
Siete líneas de planetren habían sido construidas entre el 2040 y el 2073, todas en correspondencia: Brest-Moscú-Komsomolsk, Roma-Edimburgo, Lisboa-Oslo, San Petersburgo-Atenas. Otras estaban construyendose en la actualidad, como Helsinki-Vladivostok. Fuera del Imperio, únicamente China (Pekín-Shanghai) y la India (Nueva Delhi-Bombay) habían adquirido el planetren, producto conjuntamente de la firma Typhoone y Eurospace.
América, que realmente nunca pudo levantarse de la Gran Catástrofe y había vuelto casi por completo a una economía pastoril, no podía permitírselo. Por cierto, en aquel lugar los contactos a grandes distancia concernían a muy poca gente: solamente un 8% de la población vivía en un sistema de economía tecnocientífica, principalmente en la costa del Pacífico y en torno a Chicago. También los contactos aéreos eran raros, en su mayoría efectuados por dirigibles –después de la Gran Catástrofe, y las consecuencias devastadoras del efecto invernadero- porque la fobia hacia el avión a reacción se había instalado en la mentalidad colectiva. El tiempo de los bisabuelos, cuando la gente soñaba en jets supersónicos, era muy lejano...
Brest-Berlín
La velocidad se anunciaba en la pantalla empotrada ante él: 1 670 km/h. En un mapa esquematizado, un punto luminoso indicaba la posición del convoy subterráneo: en diez minutos se llagaría a París-Montparnasse. París... Una ciudad que había sido magnifica en el Siglo XX, se dijo Dimitri. Conservaba pocos recuerdos de esta época, aquella de la antigüedad... Tenía únicamente nueve años cuando su familia había huido de la ciudad presa de la anarquía y de las hambrunas, para volver a Rusia. Pero la mayoría de sus monumentos habían sido destruidos, incendiados; sus museos y sus tesoros saqueados durante la guerra civil que había precedido la Gran Catástrofe.
Hoy, el Estado autónomo de Ile-de-France se proponía hacer restauraciones, reconstrucciones, pero París nunca volvería a encontrar su antaño esplendor. Para conocer la forma de la Gioconda, la Santa Capilla, la Torre Eiffel o el Louvre, se tenía que debía navegar por los lugares informáticos virtuales en “3D similirelieve”.
Dimitri Leonidovich suspiraba al recuerdo de estas evocaciones desagradables, y decidió sacar el ordenador multifunciones de su cartera de auténtica piel de lobo, con las armas del Águila Bicéfala sobre un campo de cuadros rojos y blancos, la misma que poseía cada uno de los altos funcionarios imperiales.
Abrió el pequeño objeto que servía prácticamente para todo, desplegó la pantalla y el teclado. Inmediatamente, su “secretaria virtual”, Vega, apareció en 3D. En su ordenador cuántico, él mismo había programado la colaboradora ideal, la antítesis de la horrible Señora Groux, la secretaria real de su servicio, en Bruselas, una harpía gorda, desabrida y repulsiva. Vega, la virtual, tenía medidas de sueño, siempre aparecía en una vestimenta muy sexy, se permitía, a veces, unas observaciones delicadamente eróticas, conocía todo de su vida, e, intelectualmente, tenía las mismas referencias que él. Vega –por el nombre de una de las más brillantes estrellas del cielo siberiano- era su mujer ideal, él la había construido así, a escondidas.
Siempre ocultó su existencia a Olivia, su verdadera mujer. Sin el código, esta última, no tenía acceso a los programas de este extraordinario ordenador cuántico GPT (“Giga Potencia de Tratamiento”), producto de la omnipresente firma Typhoone y exclusivamente reservado a la nueva aristocracia de cuadros superiores y altos funcionarios civiles y militares de la Federación. El GPT servía también de teléfono portátil, fax, terminal multifunciones de Euronet, y estaba conectado por satélite con todo el planeta, incluidos los túneles ferrocarriles.
Para evitar que sus vecinos pudieran entender la conversación (el planetren avanzaba en el vacío, en suspención magnética, y el silencio era pues total en la cabina), cogió los auriculares, y conectó la maquina, de forma automática pasó a “Vega”.
Primeras palabras de la secretaria virtual: “Me he vestido como para salir contigo. Un vestido negro y lánguido. ¿A Usted le gusta así, Amo?” Morena, delgada pero con formas generosas, la nariz traviesa, y los ojos de brasa, muy cuidadosamente dibujada por Dimitri, gracias a un programa PVS (Personal Virtual de Servicio), se contorsionaba en la pequeña pantalla en 3D. Respondió con la voz baja:
- Es perfecto, Vega. Ahora estoy en el trenobús, volviendo de la reunión de arbitraje de Brest. Me quedaré unos quince días en mi casa, en Siberia oriental, antes de volver a Bruselas.
La guapa chica sonreía y se alisaba las caderas con las palmas de sus manos.
- Amo, le sugiero desconectar la pantalla pequeña de su ordenador GPT y enchufarse en la pantalla del asiento enfrente de Usted. Así podría verme en gran formato.
Dimitri aceptó la ingeniosa idea. Desenrolló el minúsculo hilo y lo enchufó en la pantalla empotrada en el asiento. Instantáneamente, la imagen de la similichica aparecía en una dimensión mayor. Ella persistía:
- Le Recuerdoque es su aniversario de matrimonio. Debería regalarle algo a su mujer.
- Ya está hecho.”
Había traído del Estado autónomo de Bretaña una joya celta en plata masiva, una cruz rodeada de una rueda solar, cargada de motivos entrelazados. En el cruce de las ramas, estaba empotrado un rubí. Había encontrado la joya en el mercado artesanal de una comunidad rural, en Landeda, cerca de Brest.
- He desconectado mi número de teléfono privado. ¿Hay unas llamadas?
- Tiene dos mensajes. ¿Quiere escucharlos, Amo?
En el primero, Olivia confirmaba que lo esperaría en el puerto de los dirigibles de Dorbisk.
El segundo mensaje era de su amigo Hans Gudrün, Gobernador del Estado de Baviera y miembro de la Dirección Central de la Federación, que representaba los intereses de los Estados autónomos frente al Gobierno Imperial.
El Bávaro lo había llamado por videófono. Un icono se formó en lo alto, a la izquierda de la pantalla, y la cara sonriente y roja del Gobernador, con un sombrero verde con plumas en la cabeza, apareció de golpe.
– Espero que hayas podido resolver los problemas de esas cabezotas bretonas y defender el punto de vista de Baviera. Prepárate a una negociación mucho más dura después de tus vacaciones. Baviera no está de acuerdo con el proyecto federal de central solar de alta energía. Espero que seas sensible a nuestro punto de vista, amigo mío. Recuerdos a Olivia y a los niños. Os he reservado un sitio de honor en la Bierfest de Mónaco, en septiembre. ¡Schuss!”
Volvería a llegar tarde. Gudrün era simpático, pero no tenía por qué hacer presión con el pretexto de su amistad.
- ¿Tienes otras noticias, Vega?
- Sí, Amo. El ultimo boletín de EKIS trae unas noticias susceptibles de interesarle.
El EKIS, “Euro Kontinent Information Service”, era una red de noticias únicamente destinada a los dirigentes y cuadros de la Federación. El sistema de los mass-media del Siglo XX, abierto para todos, había desaparecido enteramente, porque había -paradójicamente- conducido a la desintegración del espíritu público y se resolvió como fuente de pánicos. Vega había seleccionado –con palabras-clave preprogramadas- las noticias interesantes para Dimitri.
- Te escucho.
La imagen de la secretaria virtual se transformó brutalmente en un icono pequeño y en la pantalla una voz en off comentaba las imágenes.
“Manifestación ante la Basílica de San Pedro de Roma por el retorno del Papa”. (Desfilaba una masa con pancartas, delante de San Pedro recubierto de andamiajes. (La República romana estaba reconstruyendo el Domo destruido durante la guerra contra los Musulmanes). La voz en off continuaba:
“Se sabe que desde el asesinato del último Papa, Juan Mario I, en el año 2017, ningún Papa ha sido eligido desde la Gran Catástrofe, y que el Oficio Santo dirige la Iglesia colegiadamente.
Después del cisma del 2020 y la elección de los papas Pío XIII, Pío XIV, y hoy Pío XV, que reside en Avignon, por la Iglesia tradicionalista declarada cismática e “impía”, ésta exige el retorno de “su” papa a Roma, en el Vaticano. El Oficio Santo rechaza esta propuesta, y esta es la razón de la manifestación de los tradicionalistas, varios de ellos llegados en carreta desde Polonia, después de tres largos meses de trayecto. No se descartan los enfrentamientos. El Senado de la República Romana, conforme al Concordado de 2022, apoya al Oficio Santo y se opone al retorno de los Papas, de acuerdo con el Padre Díaz Fernández, Superior de la Compañía de Jesús, los Jesuitas.
Un comunicado del Gobierno Imperial precisa que, conforme al principio de neutralidad religiosa, es indiferente a este conflicto, pues concierne a una religión autorizada en la Federación, el Cristianismo. Además, los representantes druídicos de la Gran Hermandad de Cernunnos, que federa los cultos paganos célticos, reunidos en cónclave en Londres, han publicado una declaración donde se llama los católicos tradicionalistas a “unirse con ellos”. El Gobierno Imperial y el Comité Central del Partido vuelven a llamar a todos los cuadros civiles y militares para observar una neutralidad estricta”.
Las manifestaciones ante el Vaticano desaparecían de la pantalla al tiempo que aparecía la imagen de un caballero en armadura venido desde Polonia, agitando una gran bandera con el monograma de Cristo, aclamado por la masa.
Otra escena la remplazaba, después de un “bip”. Pudo ver, en un hangar, un extraño artefacto equipado de cuatro enormes tableros solares, gordo como un vagón y rodeado de ingenieros febriles. La voz en off:
“Pueden ver la CPI, la Carabela a Propulsión Iónica, creada por la firma Typhoone y Euromotor, a partir una tecnología olvidada y rescatada hace poco tiempo, que data de 1995. Más competitiva que los vehículos espaciales a propulsión clásica, permite viajar a nuestra base marciana en dos meses, en lugar de nueve, gracias a una “aceleración lenta” a partir de la órbita lunar. Su carburante es el xenón, un gas raro electrizado, fácilmente almacenable, que proyecta un flujo de iones a alta energía. Esta secuencia ha sido filmada en la fábrica de montaje de Tolosa, en República Occitana.”
Seguía otra escena: un enorme cohete, acuñado con escudo a cuadros rojos y blancos, despegaba entre un fuego de artimaña de luces y de humos. La voz en off: “Ayer, a las 14h45 GMT, la primera CPI, transportando cinco astronautas, ha sido puesta en órbita lunar por un cohete Leonidás, a partir de nuestra plataforma flotante de lanzamiento ecuatorial amarrada en el centro del Atlántico. El vehículo espacial revolucionario llegará a nuestra base marciana en unos 60 días. Ahora tenemos una longitud de avance sobre los Chinos para la conquista de Marte.”
La imagen del cohete, con su blanca bocanada perdiéndose arriba entre las nubes, fue remplazada por la de una fiesta abigarrada: en un claro inmenso, unos hombres con torso desnudo, chicas bailando en vestidos tradicionales, osamentas de bueyes asándose ante una cama de brasas. La cámara filmaba el paisaje: a lo lejos, sobre las crestas, los pueblos de casas pegadas unas a las otras. La voz en off comentaba:
“Pueden ver ustedes la fiesta del Solsticio de Verano en la República de Lacedemonia, que engloba el Peloponense.
Desde 2030, esta costumbre ancestral ha conocido un impresionante renacimiento. Es el tiempo fuerte de muchas comunidades rurales de la Federación. La noche del 21 de junio, la más corta del año,se enciende una pira inmensa (imagen de un brasero). Durante tres días, van a sucederse ágapes gigantescos. Campesinos, marineros, artesanos, pero también ingenieros y funcionarios imperiales, vienen desde todas las partes del Imperio para asistir a esta fiesta popular inmemorial, que tiene lugar muy cerca de la antigua ciudad de Esparta.”
Seguían las entrevistas de un criador de carneros provenzal que, a caballo, había viajado cuarenta días hasta llegar a Esparta: “Mis carneros están muy resguardados contra los lobos: tengo tres hijos y dos perros de presa” y de un astronauta sueco odinista, llegado con su mujer y sus seis niños por el trenobús Norte Europa-Atenas y minidirigible taxi de alquiler: “Dormimos en las casas rurales, es rústico, nos limpiamos con el agua del pozo, pero, al final, es más confortable que la base lunar”.
El comentarista –sin duda miembro del Partido- concluye el reportaje: “Se necesita decir a los cuadros de la Federación que el Solsticio de Esparta está totalmente autofinanciado”.
Berlín-Varsovia-Kiev
El planetren se inmovilizó en la estación subterránea de Berlín. Dimitri no se había dado cuenta de las paradas en París, Bruselas y Francfort. Mecánicamente, se había abrochado y desabrochado su cinturón de seguridad.
Una retahíla de niños gritando invadió el compartimento. Al ver sus uniformes, comprobe que se trataba de un grupo de scouts de los “aguiluchos”, la sección más joven de la Organización de la Juventud Federal. Estaban muy excitados de coger por primera vez en su vida el tren-obús. Sin duda, iban a participar en un campamento de verano, posiblemente en los bosques de los Urales o de Siberia. Era la moda.
La mochila de un crío tropezó con la cara de Dimitri. La jefa de grupo –una Walkiria rubia-, se disculpó inmediatamente (había reconocido el prestigioso uniforme de Consejero plenipotenciario), y al tiempo que aullaó en alemán, todos los críos, bruscamente silenciosos, se aglutinaron en sus asientos.
Desde el renacimiento del 2030, después del invierno demográfico y de la despoblación de la Gran Catástrofe, la natalidad había retornado, como el despertar de un inconsciente colectivo. Los niños pululaban. Debían recuperarse las bajas. Sin embargo, un 18% de los nacimientos, en la elite, venía de la ingeniería genética: gestaciones en incubadores, sin embarazo femenino, con “mejora programada del genoma”. Pero esta técnica estaba rigurosamente prohibida en las comunidades neotradicionales y, por lo demás, sometidas a la aprobación del Comité Eugenésico Imperial.
Los niños nacidos de esta procreación artificial eran a menudo declarados “ huérfanos del Imperio” y destinados a los centros de educación que les transformarían en futuros cuadros ultracompetitivos. También China, el gran rival de la Federación, había adoptado esta política; en el dominio del eugenismo, tenía incluso un cierto avance.
*
Deceleración. Era la parada de Varsovia. Una chica morena, muy guapa, con el pelo largo, negro azabache, vestida con un sari violeta, se inmovilizó delante del asiento vacío, al lado de Dimitri.
- No he reservado plaza, pero, ¿puedo sentarme aquí? Preguntaba en inglés, designando el asiento vacío al lado del siberiano.
- Seguro, Señorita...
Su ritmo cardiaco se aceleró ligeramente. Tenía un perfume azucarado, muy sensual. Como de costumbre, la extranjera se presentó, con una sonrisa asoladora.
- Soy Nafisa Gordjab, hija del Maharajá de Gopal, Ministro de Asuntos Exteriores del Imperio de las Indias. Termino un viaje de estudios de dos meses en la Federación Eurosiberiana.
Dimitri se presentó a su turno, precisando ampliamente sus funciones.
- Soy Consejero plenipotenciario adjunto al Tribunal Inter-Estados de Petrogrado, al cual doy cuentas. Mi papel es resolver los litigios internos entre los Estados de la Federación. También dependo del Gobierno Imperial de Bruselas, donde se encuentra mi oficina. Vuelvo de una reunión que ha tenido lugar en uno de nuestros Estados, Bretaña, y me dirijo al encuentro de mi familia para unos quince días de vacaciones en mi país natal, en Dorbisk, en Siberia Oriental, al borde del estrecho de Behring.
La joven india calló, observando su uniforme, sonreía.
- ¿De hecho, es Usted un hombre importante? ¿Y probablemente muy sabio?
Dimitri no supo qué responder. La joven aristócrata lo impresionaba y se sentía enrojecer por segundos. Captó la ironía de su tono. Dijo
- Tengo una hija de su edad, Lizia; se parece a Usted, aunque es rubia. Tan seductora como Usted. Sigue estudios de Historia... Pero en cuanto a saber si soy un personaje importante, es otro problema. Sirvo a la Gran Patria, y la recorro en todos los sentidos para mantener la unidad...
Ella no respondió, bajó sus ojos, y sacó de su bolsa de piel de tigre un pequeño magnetófono.
- Señor Consejero, en el Imperio de las Indias, se aprende mal la Historia. Tengo la impresión que “ellos” quieren ocultarlo todo. Tampoco mi padre me dice nada. ¿Que ha pasado desde el fin del Siglo XX? En mi país, se habla de la “Gran Ruptura”.
Hablaba con la voz baja al tiempo que lo miraba fijamente con sus grandes ojos negros. Dimitri no podía rechazar nada a la hija del Ministro de Asuntos Exteriores de las Indias, en viaje de estudios por la Federación. Y, además... era tan guapa... Decidió darle un curso gratuito de Historia.
La aceleración los aplastaban sobre sus asientos. En la pantalla dorsal, la velocidad se anunciaba: “7 800 km/h. Próxima parada Kiev, en unos 15 minutos”. Seguía la lista de las correspondencias en dirigible para una docena de ciudades de Ucrania.
**********
- El mundo que Usted conoce hoy, empezó Dimitri, no tiene nada en común con aquel de los Siglos XIX y XX. La civilización de los siglos XVI-XX, que progresivamente llegó a ser mundial –que los imbéciles reaccionarios y pasadistas persisten en llamar la Edad de Oro o de las “500 gloriosas” y que pretenden restaurar- estaba fundada sobre la utopía y terminó por acabar sin gloria, entre un hundimiento monstruoso. Conforme a las predicciones de unos científicos de finsles del Siglo XX, a quienes los gobiernos no escuchaban, este sistema politicoeconómico mundial terminaría por caer brutalmente en el caos, por hecho de la convergencia dramática de desastres de toda naturaleza, que se habían multiplicado, según La teoría del caos o de las catástrofes expresada por dos matemáticos del Siglo XX, René Thom y Prigogine.
- ¿Qué es lo que pasó?¿ Usted lo recuerda?
- Tenía ocho años cuando empezó todo. La explosión tuvo lugar de golpe, sin prevenir, en 2014. Pero en verdad es Usted tan joven...
Fijaba con insistencia sus ojos en los de esta belleza india de 20 años, para después detener su mirada, casi involuntariamente, sobre los senos que hinchaban su sari.
- Responda a mi pregunta, Señor Consejero, y pare de mirarme de reojo. Es incorrecto. En el Imperio de las Indias, las relaciones amorosas interétnicas están severamente reprimidas por las autoridades, aunque sean permisibles en el extranjero.
Hablaba calmadamente, sonriendo. Dimitri enrojecía... se aclaraba la voz.
- No era mi intención. Vale, trataré de responderle a Usted. En primer lugar, está la “Teoría del caos”. Todo sistema, tanto una civilización como un vehículo en movimiento, una gota de agua aplastada sobre el ala de un avión, un estado climático, una relación humana, un organismo viviente, etc. es un equilibro que es el fruto de relaciones cruzadas complejas. Si cambia uno solo de los parámetros, el sistema vuelca en el desequilibro. La civilización se hunde, la gota cae del ala del avión, una tormenta estalla, una pareja se divorcia, se declara una enfermedad, etc.
El sistema desaparece –es la “Catástrofe”- y después de un tiempo de latencia y de recomposición –es el “caos”- un nuevo sistema se crea, fundado sobre interacciones diferentes. Es exactamente lo que pasó con la civilización declinante del Siglo XX.
- Creo que he comprendido. ¿Pero cómo empezó todo eso? Me interesa, porque también soy estudiante de dramaturgia tradicional, y querría escribir una obra de teatro sobre el tema de esta “Gran Catástrofe”.
- ¿Cómo?, preguntó asombrado Dimitri. ¿No se ensaña la Historia en las Indias?
- No. En mi país, las autoridades han decidido guardar silencio sobre este tema. Como si nada hubiera pasado, como si el mundo de “antes” nunca hubiese existido. Sin duda, para que la gente no se vea tentada de volver a la antigua civilización y al modelo occidental. Y tampoco tenemos cursos de “Historia”. Esta palabra no existe, no hay Historia. Únicamente son enseñadas nuestras tradiciones ancestrales, y la vida de nuestros Dioses. Yo, evidentemente, pertenezco a la casta de los que han conservado el modo de vida técnico, y tengo un pasaporte para viajar al extranjero, pero...
- ¿Pero? Dimitri estaba sorprendido por la vivacidad intelectual de la joven india.
- Su “teoría de la catástrofe” es simplemente lo que los poetas llaman el mecanismo de la tragedia. Ya le he dicho que sigo estudios de dramaturgia. Los Griegos antiguos decían la misma cosa.
Kiev-Moscú
Un bip, una luz roja parpadeante. En la pantalla: “Por favor, abróchense sus cinturones. Deceleración de nivel G2. Estamos llegando a la estación de Kiev.”
Dimitri proseguía:
- Pues bien, era el 2014. Mis padres, rusos, eran diplomáticos en Paris. Tenía nueve años e iba a la escuela internacional del distrito XVI, cerca de la Embajada. Lo recuerdo como si fuera ayer. Era muy maduro para mi edad. Este año del 2014 fue realmente un año negro. Todo estalló como un trueno.
El Ruso hablaba con una voz baja, perturbado por la emoción. Manifiestamente, revivía un trauma. Y únicamente el carisma de Nafisa lo incitaba proseguir el relato.
- ¿Hubo señales antes de la explosión?
- Sí. Los elementos de la tragedia empezaron a ser perceptibles, según los historiadores, a partir del fin de los años setenta del siglo pasado, y muy legibles a partir de los años noventa. En la teoría del caos o de las catástrofes de Thom y Prigogine, un parámetro único desestabilizador puede hacer volcar todo el sistema, es el “efecto mariposa”. ¡Pero teníamos una decena de parámetros desviados convergentes!
- ¿Y cómo empezó?
El convoy se inmovilizaba en la estación subterránea de la capital de Ucrania. Unas personas desembarcaban, otras embarcaban. Dimitri notó un número importante de funcionarios imperiales y de militares con el uniforme violeta oscuro, con la insignia del tiburón dorado en los cuellos de las caminas: los oficiales de la LH, la Legión de los Hoplitas, las tropas de elite de la Federación.
El planetren arrancó de nuevo. Se veían aplastados sobre sus asientos. En la pantalla de enfrente, se anunciaba en diez lenguajes: “Estamos avanzando actualmente a la velocidad de 14 000 km/h. Llegaremos Moscú en unos 10 minutos”.
Dimitri proseguía:
- Desde hacía varios años, en París y en muchas grandes ciudades de Europa, los motines étnicos no cesaban. Ningún gobierno conseguía reducir el paro. Después de un año un poco mejor, sucedía un año peor. El pauperismo se instalaba progresivamente, y era casi imposible salir por las calles después del anochecer.
El envejecimiento de la población destruía los sistemas de Seguridad Social de pensiones, la huida de los cerebros, la inmigración incontrolada, todo se sumaba.
Las bandas de pobres sin futuro y de hijos de inmigrantes aterrorizaban a la población, incluídos los barrios hasta aquel momento protegidos. Era un clima de guerra civil latente, endémica, cada vez peor contenido por la policía. A partir de 1998, sobre todo en Francia, las bandas étnicas saqueaban regularmente los centros urbanos.
- ¿Pero por qué la gente, los gobiernos, no reaccionaban?
- Estaban paralizados por unas viejas ideologías humanitaristas. Y, después del Tratado de Amsterdam de 1999,los gobiernos europeos prácticamente ya no tenían ningún poder, mientras que el gobierno federal embrionario tampoco lo tenía todavía. Era el interregno, era la parálisis. Desde 1999 a 2014, fecha de la deflagración general, Francia arrastraba a Europa con ella hacia el abismo. Todo se sumaba, por un efecto multiplicador: la crisis económica, el pauperismo, la guerra étnica latente. Por primera vez, en 2002, el PIB europeo retrocedía, y se hundía.
Nafisa continuaba registrando la memoria del Consejero.
- Usted está aportando a mi tesis muchos elementos interesantes. En las Indias, no conocemos esta versión de los hechos.
Ella engullía un cubilete de “Regenerador” que la azafata había servido; una bebida ultravitaminada y ligeramente euforizante. La devoraba por los ojos.
- En unos quince días, volveré a Bruselas. Venga por mi oficina. Podré proporcionarle un montón de documentos sobre esta época histórica que apoyarán su tesis... Y aprovecharé la ocasión para invitarla a cenar en un excelente albergue regentado por monjes.
- ¿El “constructivismo vitalista” le autoriza a hacerlo?
El constructivismo vitalista era la ideología oficial de la Federación.
- En vista de su rango, pienso que no habrá ningún problema. ¿Tiene, probablemente, una acreditación internacional de nivel alpha?
- Sí, por mi padre. Tengo el derecho de ir y venir a todas las partes de su Imperio.
Ella sonreía mientras sacaba de su bolsa una tarjeta dorada plastificada, ornada con una paloma blanca con una llave roja en su pico: el pase oficial en la Federación para las elites extranjeras. Nafisa se echaba a reír, y además, su cara se cerraba.
Respondía:
- ¿Pero nadie resistió? ¿Cuándo el Estado hubo dimitido, la gente no reaccionó? Hablo de Francia, donde visiblemente, empezó todo...
- Sí. Había un partido político, el “Frente Nacional”. Intentaba frenar la catástrofe desde los años ochenta. Pero estaba diabolizado por las elites, profundamente masoquistas, colaboradoras con el enemigo. Un pueblo que está muriendo se ve fascinado por sus verdugos. El Frente Nacional lo intentó... Imposible. En el año 2014, representaba el 30% de los votos en Francia, aunque el voto masivo de los hijos de inmigrantes cada vez era más numerosos.
- En las Indias, hay un proverbio que dice. “nunca son los hombres los que hacen las cosas, es Shiva”.
Estación de Moscú
El vagón vibraba ligeramente. Después de la deceleración, entraba en la estación subterránea de Moscú. Dimitri se permitió el explicar:
- La presión atmosférica se está restableciendo. El tren vibra a causa de las moléculas de aire que golpean el cockpit del trenobús. No tenga miedo.
- No tengo miedo. En las Indias, se aprenden también algunas nociones de física...
- Su proverbio indio es muy justo. Los humanos no poseen sabiduría, reaccionan siempre en el momento último. Reaccionan demasiado tarde, únicamente cuando llega el cataclismo, no realizan con antelación las reformas necesarias. Y este fue el caso. Dios nos ha obligado a reaccionar.
- No, los Dioses...
- En este funesto año de 2014, cuatro acontecimientos habían convergido. En primer lugar, en Francia los levantamientos salvajes, la policía desbordada, un gobierno sin poder, que no se atrevía a solicitar al ejercito. Este año los motines endémicos provocados por las bandas étnicas armadas, que atacaban los centros urbanos a partir de enclaves fuera de la ley, se transformaron en una verdadera insurrección general que terminó por destruir Francia entre el 2014 y el 2016.
Las elecciones generales de febrero de 2014 fueron el punto de partida de la guerra. Un número muy importante de electores era de origen inmigrante y aquello que las Casandras de los años noventa habían predicho terminó por producirse. El Partido Popular Musulmán (PPM) obtuvo un 26% de los votos, el Frente Nacional un 30%. Rápidamente, se produjo el desorden. La coalición “laica y republicana” de centro izquierda ya no podía gobernar. Las reivindicaciones del PPM eran inaceptables, algunos lo acusaban de querer transformar Francia en una “República Islámica”. Uno de los líderes extremistas respondía: “Sí, porque en unos 10 años, seremos la mayoría. A partir de ahora, Francia es una tierra del Islam. ¡Es nuestra revancha de las Cruzabas y de la colonización!”. El Frente Nacional llamaba a la “Resistencia, la Reconquista, la Liberación”. Y, el líder extremista musulmán, jefe del grupo del PPM en la Asemblea, fue asesinado.
- ¿Por un miembro del Frente Nacional, supongo?, preguntaba Nafisa.
- No. Probablemente por la Seguridad Militar argelina. Para provocar así la explosión y la insurrección de los musulmanes de Francia. Se tiene que saber que, desde el 2004, los países del Magreb eran repúblicas islámicas integristas, muy hostiles a Francia. Este asesinato marcó el inicio de una rebelión general de una brutalidad sin precedente.
Ella abría sus grandes ojos asombrados. Él continuaba:
- Rápidamente, el contagio se extendió hasta Inglaterra, Bélgica y Holanda, donde vivían unas importantísimas comunidades de inmigrantes, y donde partidos islámicos similares al PPM reivindicaban la repartición del poder. El gobierno europeo de Bruselas se vió totalmente desamparado. Varias huelgas se desencadenaron. Poco a poco, la economía se paralizó; el agua, los alimentos, los productos de base, escaseaban.
Con mi familia y otros diplomáticos, estuvimos escondidos, sin atrevernos a salir. Los amotinados incendiaban los bloques del centro urbano, los tiroteos estallaban en las calles. ¡Y nadie daba el orden al ejercito de intervenir! La policía estaba desbordada. El Frente Nacional había creado un “Consejo Nacional de Resistencia”. Sin resultados.
La República Francesa, el orden civil y la economía se hundían: poco a poco, la gente intentaba huir de las ciudades. Una terrible crisis económica seguía a la guerra civil.
- ¿Y nadie pudo restablecer el orden? Se asombraba la joven india.
- No. Una sociedad envejecida, minada por los virus del pacifismo y del humanitarismo, estaba incapacitada para defenderse. Entre el 2014 y el 2016, toda una parte de Europa del Oeste –Francia, Inglaterra, Bélgica, Holanda- volvía simplemente a la Edad Media. La ayuda internacional ya no podía llegar, por el hecho de la guerra civil. Se estima hoy que esta zona ha perdido, a causa de la guerra, de las hambrunas y de las epidemias, un 40% de su población. Entre el 2014 y el 2016.
En tres años, una parte de Europa del Oeste caía en la anarquía: los Estados desaparecían. El gobierno de Bruselas ya no servía para nada. Las bandas armadas surcaban los campos para encontrar alimento: sin trenes, sin automóviles. Los Franceses huían a Alemania, a Italia, a España, en los campos de refugiados. La televisión dejó de emitir...
- ¿La qué?
- La televisión. Un sistema antiguo, sobre pantalla. Toda la gente podía ver las mismas imágenes al mismo tiempo. Era una verdadera religión, una droga. Pero, es historia antigua...
El trenobús arrancó de forma violenta abandonando la estación de Moscú-Kremlin-Zentral. “Y ahora, hasta Siberia, mi patria”, pensó Dimitri. La imaginaba como una cobra... De nuevo, estuvieron aplastados contra sus asientos, como Tintín en el cohete lunar, aplastado en su litera por la formidable aceleración de los reactores atómicos. Un viejo cómic del Siglo XX, únicamente conocido por los letrados.
Moscú-Ekaterinenburgo
- ¿Y Usted, con su familia, regresó a Rusia?
- Sí, como todos los miembros de la Embajada. Fuimos repatriados después de dos meses de motines en condiciones rocambolescas. En Rusia, la vida era dura. ¡Pero comparada con Francia, era un paraíso! Después de la caída del comunismo en 1991, el nuevo régimen fue incapaz de convertirse en una economía de mercado. El país se hundía.
En 2002, un gobierno militar nacionalista y neocomunista tomó el poder. Desde 2014, el país vivía bajo una semidictadura, casiautárcica, pero a pesar de la pobreza y del hundimiento del sueño capitalista, la gente comía correctamente. He hecho mis estudios en mi país. Rusia, el hombre enfermo de Europa en el año 2000, era, catorce años después, en el medio del caos general, casi el único país donde la civilización se había salvado, donde reinaba una seguridad y un orden relativos.
- Hay una causa que no entiendo.
Sus ojos negros reflejaban los suyos.
- Fue el hundimiento de los países del Oeste de Europa, que únicamente representaban un pequeño porcentaje de la población mundial. ¿Por qué es que llegaron a crear lo que se llama la “Gran Catástrofe”?
- Por un “efecto de alud”. En la teoría matemática de las catástrofes y del caos, para que un sistema vuelque, no es necesario que la mayoría de sus elementos se desestructuren. Es suficiente con modificar el parámetro principal, y la parte occidental del continente europeo era un parámetro principal en el equilibro de la “civilización-economía” mundial. Además, como le he dicho, se presentó la convergencia de otras varias “minicatástrofes” en el planeta que, además, eran previsibles desde los años ochenta del siglo pasado. Muy rápidamente, a partir de 2015, la Europa mediterránea y central, tanto como Alemania, sufrían les efectos de los acontecimientos dramáticos de Francia, de Inglaterra y del Bénelux.
Acechaba en la mirada de la chica los efectos de su dabio discurso. Pero únicamente descubrió una avidez de saber. Tenía realmente una mirada de bruja, pensó Dimitri. Se concentró durante un instante sobre la imagen de Olivia, que lo esperaba esta noche en Dorbisk. Después, continuó su relato.
- Toda la economía europea se hundió como un castillo de naipes. Entre abril y diciembre de 2014, una civilización había desaparecido.
- ¿Y cuáles fueron las consecuencias para el resto del mundo?
- Los acontecimientos de Europa, que era la primera potencia comercial del mundo, provocaron una recesión sin precedentes. En junio de 2015, el Presidente del FMI pronunciaba estas palabras que han quedado en la Historia: “No es una crisis económica, no es una recesión, es el fin del mundo moderno, es el Apocalipsis”.
La joven Indiana sonreía.
- Los Dioses lo habían decidido.
Y añadía:
- ¿Y los tres otros acontecimientos trágicos del año 2014, cuáles fueron?
- El primero fue una crisis financiera planetaria, como la que ya se produjo en 1998, pero esta vez mucho más grave. Esta crisis coincidió con el inicio de la guerra civil en Francia. Los efectos se acumularon. La economía mundial, fragilizada por fundamentos financieros y especulativos, explotó como un balón demasiado hinchado.
El segundo elemento fue una guerra nuclear entre la India, su país, y el Pakistán. Es, además, por este motivo por lo que os habéis anexionado el Pakistán y recreado un subcontinente unificado, como en los tiempos de la colonización británica.
- Lo sabía. ¡Pero el Pakistán fue el agresor!
- Nadie realmente es el agresor o el agredido en caso de guerra, sino que los dos tienen su parte de responsabilidad. Esta guerra no mató a mucha gente en términos de porcentaje –dos millones como máximo- pero creó un trauma mundial, desestabilizando aun más el sistema. Fue China, por sus amenazas de intervención, la que consiguió tranquilizar la situación, según un cálculo extraño, a pesar de su hostilidad histórica contra la India.
Los Estados Unidos ya no podían hacer nada, como impotentes. Esta potencia mundial, que había dominado el Siglo XX como una cometa, se borraba de forma espectral.
- ¿Los Estados Unidos, eran la América del Norte?. Parece increíble pensar hoy que esta región ha dominado el planeta a fines del siglo pasado. Vista su situación de hoy...
Es así. La Historia no es previsible, escrita por ciegos locos y realizada por somnámbulos. La misma cosa se había producido con el Imperio español, hace mucho tiempo.
- ¿ Y el tercer acontecimiento?
- Una catástrofe ecológica mayor, a gran escala. En enero de 2014, muchos millones de hectáreas de la selva de la Amazonia se consumieron bajo el fuego, a causa de la tala masiva operada por las grandes sociedades de explotación agrícola. La Amazonia, pulmón verde del planeta, perdió en un año –el tiempo de su incendio total- un 30% de su superficie. El hollín y el polvos expulsados hacia la atmósfera oscurecieron el resplandor del Sol durante dieciséis meses, lo que provocó en todas las partes del planeta varios accidentes climáticos mayores: ciclones devastadores, lluvias torrenciales, sequías, etc. que se acumularon a otras degradaciones del medio ambiente del siglo pasado.
El impacto psicológico fue enorme. Y además, el crecimiento del nivel de los océanos, por razón del efecto invernadero, del calientamiento climático y del deshielo de los bancos de hielo arrastrados por la emisión de gases opacos desde del inicio de la Revolución Industrial, termnó por provocar, en septiembre de 2015, durante las mareas de equinoccio, varios maremotos en todas las ciudades atlánticas: unos dos metros de agua en las calles de Nueva York, las ciudades europeas devastadas... Todo esto terminó por añadirse, por un efecto tan físico como psicológico. Para toda el planeta, los años 2014-2016 fueron los del gran vuelque. La civilización de la “modernidad” desapareció durante estos cuatro años trágicos para dar nacimiento a otro mundo.
Ekaterinenburgo-Novosibirsk
El convoy salió la estación subterránea de Ekaterinenburgo. La velocidad de crucero, después de este brinco de 2 000 km, se anunció en algunos minutos: 12 000 km/h, la mitad de la de la estación orbital Leonardo da Vincí. En unos metros arriba de sus cabezas, Dimitri imaginó la taiga recorrida por las manadas de lobos y las pesadas carretillas de los leñadores regresando de las zonas de tala.
- Continúe su relato, Señor Consejero. Estoy aprendiendo la Historia.
- Entre el 2014 y el 2016, todo se había enlazado. Fue el hundimiento del Imperio Romano, pero a gran escala y con una aceleración de la Historia. En 2016, la zona Francia / Gran Bretaña / Bénelux vive un caos completo, un 40% de las poblaciones desaparece a causa de las masacres y de la guerra civil, de la hambruna, de las epidemias, y del hundimiento de una civilización técnica y de una economía global extremamente frágiles.
Ya no existen los Estados, las ciudades están desiertas. En el resto de Europa, las fronteras están cerradas para evitar la incursión de bandas armadas o de refugiados; y –consecuencia lógica- es el conjunto del “sistema-mundo” el que se cae. Los acontecimientos se suceden a toda velocidad, como un cáncer que explota y pudre un organismo.
- ¿Es verdad que hubo una invasión musulmana en Europa? ¿Es una mentira o no? Nosotros, en las Indias, hemos resuelto el problema musulmán...
- En 2017, las Repúblicas islámicas del Magreb, fundadas durante la Revolución de 2003, se aprovechan del caos total que conoce Francia. Una fuerza de invasión desembarca en Provenza y se propone una ocupación militar. Esta fuerza intenta, pero sin éxito, a causa del caos general, proclamar una “República islámica de Francia” y federar las bandas étnicas armadas que surcan el país y luchan entre ellas.
Es la nueva Edad Media, el retorno a la situación del Siglo VI, donde unas bolsas de resistencia, en zonas separadas, se constituyen en nuevas baronías. La más importante se sitúa en torno de Bruselas, la antigua capital de la Unión Europea. Allí, en 2018, fue proclamado el “Ducado de Bruselas”, por un general belga que había conseguido proteger la ciudad y expulsar estas “bandas étnicas”.
Incrédula, la Indiana preguntó:
- ¿Pero por qué los ejércitos de estos países no intervinieron?
- Buena pregunta: porque los gobiernos, culpabilizados y timoratos, dieron la orden demasiado tarde, al inicio de 2017. La economía estaba ya hundida, ya no había ni electricidad, ni gasolina. El ejercito se encontraba paralizado. De facto, ya no existía. Como en Rusia, veinte años antes, los soldados no recibían sus sueldos y desertaban en masa. Aisladas, alunas zonas son protegidas por algunos oficiales que consiguen restablecer el orden, vencer a las bandas armadas, y garantizar la provisión gracias a los campos vecinos de las ciudades controladas. Así, puedieron hacer refuncionar, por la fuerza, algunas centrales energéticas y estaciones de expurgación. Evidentemente, el régimen instaurado en estas baronías, poco unidas las unas con las otras, es militar y muy autoritario. Pero la gente tiene seguridad y pan. Las “baronías” agrupaban un 20% de la población, que siempre eran autóctonos europeos. Evidentemente, el nivel de vida era muy bajo, podríamos decir que similar al del Siglo XVII. Por ejemplo, la medicina moderna había desaparecido, por falta de medicamentos.
- ¿Dónde estaban estas “baronías”?
- En Europa occidental había únicamente una decena de baronías: el Ducado de Bruselas, la República de Bretaña –la más grande de todas-, dirigida por oficiales de la antigua Marina de Guerra francesa y algunas otras, más pequeñas, entorno de ciudades. Se comunicaban entre ellas por radio.
Nafisa estaba pasmada de oír esta descripción de un pasado apocalíptico.
- Esta civilización realmente era muy frágil para hundirse tan rápidamente...
- No exactamente. En realidad, esta civilización había nacido al fin de la Edad Media, al fin del Siglo XIII. Conoció su gran desarrollo –como lo analizó un politólogo del siglo pasado, Carl Schmitt- durante el Siglo XVI, con los “Grandes Descubrimientos”, cuando los europeos llegaron a la conquista de los otros continentes.
Su apogeo se situó, mas o menos, entre 1860 y 1980. Pero, ya en 1921, casi cien años antes del fin, un filósofo alemán, Oswald Spengler, vio los primeros señales del hundimiento. Esta civilización ha durado siete siglos, un poco menos que el Imperio Romano. Puede notar que, como toda civilización que se cae, el fin está muy cerca del apogeo... Porque los “virus del declive” casi invisibles, pero infectando el organismo desde mucho tiempo atrás, son mortales en el momento de este apogeo.
- ¡Todavía su obsesión de la “teoría de las catástrofes!”
- No es una obsesión, es una ley que explica el desarrollo de la Historia y de muchos otros fenómenos. Ya está el gusano en el fruto, pero el fruto todavía parece magnífico. El viejo roble está en el vértice de su vigor, pero está podrido por dentro y caerá en la primera tormenta.
De repente, Dimitri dijo:
- Ate su cintura, Nafisa, estamos frenando, estamos llegando a Novosibirsk.
Continuación del curso improvisado de Historia:
- Entre 2018 y 2020, el resto del mundo se cae.
- ¿Cómo?
- La destrucción del sistema financiero europeo provocó la caída del sistema financiero y bolsista mundial, las catástrofes ecológicas y climáticas se habían acelerado. El agotamiento de los recursos halieúticos (los peces), el agotamiento de los suelos y la desertificación habían provocado en dos años una serie de hambrunas aterrorizadoras. En 2020, casi dos mil millones de humanos habían muerto...
- ¿Quién ha resistido?
- Paradójicamente, Rusia. Es muy importante para la continuación del relato. Rusia era el “hombre enfermo de Europa” a fines del Siglo XX, después de la caída del comunismo. Pero el nuevo régimen más o menos militar le ha permitido resistir. La India, su país, también resiste, como China y el Japón. Estas zonas conservan su unidad. Porque eran viejas civilizaciones que no habían olvidado los reflejos arcaicos protectores. A pesar de la gigantesca crisis, han mantenido su homogeneidad política y una economía tecnológica que funciona al ralentí, pero que funciona. Por el contrario, las sociedades pluriétnicas, donde las tradiciones habían sido marginadas en provecho del culto único de la economía, habían explotado, porque ya no tenían ningún lazo social ni político. Fue el caso de Europa Occidental y de la América del Norte. Pero es interesante notar que esta tormenta y esta pandemia nacieron en Francia, país de la Revolución y de la creación filosófica de la modernidad. Siempre el pez se pudre por la cabeza...
- Cuándo el ejército musulmán entró en Francia, ¿por qué los países vecinos no la han defendido? ¿Había un pacto de defensa común en la Unión Europea, no?
- Por cobardía, pero no únicamente. La Unión Europea, desde 2014, ya era sino una ficción. Los diferentes ejércitos europeos ya no existían y ya no estaban motorizados. ¿Cómo era posible, con estas condiciones, oponerse a una fuerza magrebí que disponía de gasolina, vehículos blindados y jefes determinados?
Parada en el túnel
Ella no respondió. De repente, fueron sacudidos por un choque violento. Una voz femenina sintética confirmó la información aparecida en la pantalla dorsal. “Después de un pequeño incidente, nuestro convoy tiene que inmovilizarse. Daremos nuevas noticias”. Frenado brutal. Vibraciones.
- Es normal, con esta velocidad, y durante los frenados, a menudo hay incidentes. Solamente espero no perder la correspondencia con el dirigible hasta Behring en Komsomolsk. (La voz de Dimitri estaba angustiada).
Dentro de la cabina, la iluminación bajó. Déficit de potencia eléctrica. La pantalla del ordenador dorsal se apagó. Inquietante.
Nafisa sonreía:
- No tenga miedo, Señor Consejero. Los Dioses de la antigua India nos protegen.
Sacudió su pelo negro. Una verdadera bruja... Un silencio casi total reinaba en la cabina, ahora casi oscura. El mal olor era perceptible: un olor a quemado...
Bloqueados, prisioneros en el túnel en el corazón de Siberia, bajo de la taiga... Dimitri imaginó el bosque de pinos y de abedules, el cuchicheo de los de las charlas sobre la melaza. Cerró sus ojos. Cinco metros más arriba de sus cabezas, adivinó a un mujik despreocupado, vestido con pieles y cuero, con su perro y su bastón, espigando ramitas secas para la encender el fuego de de la noche, en su isba.
Muy relajada, Nafisa preguntó otra vez:
- Finalmente, ¿cómo se operó la liberación? Hoy, como se puede ver, no hay ningún musulmán en Europa... Responda y relájese. Respire...
Dimitri respiró profundamente. Una mano dulce y caliente se posó sobre la suya. Ella repitió:
- Relájese. Mis dioses nos protegen. Responda a mi pregunta.
Dimitri respondió, con la voz muy baja:
- En el 2025, las “baronías”, las zonas de resistencia de la Europa Occidental, decidieron pedir la ayuda del Gobierno de la Federación Nacional Popular Rusa. Lo que provocó esta decisión fue la ocupación por parte del ejército islámico del Estado Libre de Lorena, que agrupaba a Metz y sus alrededores. Las ejecuciones punitivas cometidas por los Musulmanes fueron atroces, la catedral fue incendiada y, sobre todo, el embajador ruso fue degollado junto a toda su familia, como represalia contra la política antiislámica de Rusia y de los eslavos ortodoxos.
- ¿Los Rusos llegaron a practicar un tipo de Cruzaba, pero hacia el Oeste?
- Sí. El 6 de junio de 2025, en el día que hoy conocemos como la “Proclamación de la Reconquista”, el General Alexander Ivanovich Dukachevski, el dueño de Rusia, responde favorablemente a la súplica de las ciudades asediadas de Europa. En diciembre de 2025, un ejército compuesto por más de un millón de hombres, apoyado con tanques y aviones, atraviesa la Europa Central y se dirige a toda velocidad hacia la “zona ocupada de Europa occidental”, es decir Francia, España, Italia, el Bénelux, una parte de Alemania y de los países escandinavos. Un segundo ejército de 300 000 hombres, compuesto por ucranianos, polacos, de bálticos, finlandeses, serbios, griegos y demás tropas de todos las “naciones protegidas” por Rusia, desembarca en Brest. Allí, se une al ejército bretón, compuesto por unos 80 000 hombres, y marcha hacia el Este para rodear a las fuerzas islámicas. La batalla decisiva se desarrolla en la Brie, al Este de París, cerca de las ruinas de un gigantesco parque de atracciones norteamericano de finales del Siglo XX. La mayoría del ejército musulmán se ve pronto aplastado. Los supervivientes son detenidos de forma inmediata.
Una segunda batalla se desarrolla en el Valle de la Maurienne, en los Alpes. La victoria de las tropas de liberación se puede explicar por dos factores: las tropas musulmanas estaban desorganizadas, víctimas de las disensiones internas y de las disputas entre los señores de la de guerra; y, por otra parte, porque las repúblicas islámicas, víctimas de la crisis mundial, eran ya incapaces de proporcionarles ni municiones ni combustible. No se trataba en realidad de una fuerza militar organizada, sino de hordas. El ejército victorioso entra en el París liberado, donde es aclamado por una población débil, en una ciudad prácticamente esierta. Entre el 2025 y el 2028, la “reconquista” total de Europa fue extremamente violenta.
Un zumbido. De pronto, la luz reaparece y las pantallas dorsales se encienden de nuevo. Una voz sintética anuncia: “Incidente solucionado. Ha sido el fallo de un electroimán entrando en ignición. El ligero humo será evacuado inmediatamente por la climatizadora. Llevaremos un retraso de ocho minutos. La Trans Kontinent Ultrarapid se disculpa por este contratiempo. Los dirigibles de correspondencia esperarán a los viajeros. Gracias”.
- Señor Consejero, ya le dije que todo se arreglaría.
Ella soltó su mano. El convoy arrancó, se desaceleró en el túnel (450 km/h) y se inmovilizó en la estación de Novosibirsk.
Novosibirsk-Irkutsk
La parada duró tres minutos. El tren-obús se lanzaba ahora hasta el Lago Baikal. La pantalla anunció: “13 000 km/h. Vamos a bajar nuestro retraso a dos minutos”.
Nafisa reanudó de nuevo la conversación:
- ¿Pero, por qué los Estados Unidos no intervinieron como, aparentemente, en el caso de otras antiguas invasiones, para liberar Europa de dictadores alemanes implacables?
La jovencita india estaba poseída por un rostro de ingenuidad. El Ruso sonrió, a la vez que respondió en un tono doctoral:
- Es muy simple: carecían de medios. Y, aunque los habieran tenido, no deseaba liberar Europa del yugo islámico. ¡Realmente, tenían otros problemas! De hecho, tras la gigantesca crisis económica planetaria, los Estados Unidos –la primera potencia económica del mundo de la época, pero cuya cohesión únicamente estaba fundada sobre el consumo material generalizado y la especulación financiera- simplemente implotó.
A partir del 2020, como en Europa, pero por otras razones, la gente huía de las ciudades, el Estado federal, imponente, se agrietaba, la economía caía en picado, las hambrunas y las epidemias se desarrollaban en todas las latitudes, diferentes guerras étnicas estallaron –como el terrible enfrentamiento entre Hispanófonos, Negros y Asiáticos en Los Ángeles, en octubre de 2020.
El escenario europeo se reproduce: un 35% de la población desaparece, los diferentes Estados proclaman su independencia y se encierran sobre sí mismos. Los Negros se agrupan en el Sur, los Blancos huyen de las zonas donde son minoritarios. En este territorio amplio, se dibuja un nuevo mapa étnico. Únicamente dos regiones pueden reactivar la economía industrial, pero solamente a un 20% de su eficiencia anterior: la República Americana del Pacífico, en la banda costera, desde San Francisco a Vancouver -un tipo de colonia sinojaponesa, lo que todavía sigue siendo- y el Estado de la Vieja América (Old America State, OAS), desde el río Michigan hasta Nueva Inglaterra , junto al sudeste de Canadá, con Chicago por capital...
- ¿Y Nueva York, esta antigua ciudad legendaria?
- Hoy, Nueva York solo es un gigantesco campo de ruinas que puede visitarse...
- Lo sé. Mi padre, como todos los altos funcionarios de nuestro Imperio, ha recibido una publicidad en su videoprograma: Don´t avoid the fantastic vision of New York’s ruins, un vuelo en dirigible sobre lo que queda de la ciudad, patrocinado por por la Indian Touristic System.
- Sí... A partir del inicio de la crisis económica, Nueva York fue un infierno. Además, después de la subida del nivel de las aguas, la ciudad, después de cada marea, era devastada por las inundaciones. Y a causa de los motines, de los incendios y de la hambruna, Nueva York ha visto vaciarse su población por completo. Y muy rápidamente. No existen las “catástrofes lentas”. La teoría de las catástrofes habla de “aceleración final”. Es la famosa ley de los “80-20”: un 20% de un sistema se hunde en 80 unidades de tiempo y los otros 80% se hunden en 20 unidades de tiempo. Nueva York, símbolo planetario de la modernidad, no ha sobrevivido al fin brutal de la misma. Los Ángeles ha sufrido el mismo desastre que Nueva York...
- Lo sé, pero se dice que, vistas de un dirigible, las ruinas de Los Ángeles son menos impresionantes.
- Es normal, porque, por una parte, fueron destruidas por un enorme maremoto, en el 2043; aunque no mató mucha gente. La zona ya estaba desierta.
El ordenador chisporroteó un “bip-bip”. Dimitri techleó un esotérico “18” en el teclado, lo que autorizó el pasaje de la información. Instantáneamente, Vega apareció en la pantalla. Había cambiado su vestido. Ahora se contoneó, vestida con un peplum romano. En fondo sonoro: un viejo éxito lánguido de los años setenta del siglo precedente, Millisé mou ôs agapi mou (“Dime que me amo”), un ritmo tesálico, muy antiguo.
Nafisa río a carcajadas:
- ¡Está muy bien programada su secretaria virtual! ¡Totalmente según sus fantasías, Señor Consejero! Espero que su mujer no está al corriente...
Él gruñó:
- Es normal. Este ordenador cuántico superpotente está reservado a los dirigentes. Tengo el derecho de divertirme, a mi edad, ¿no?
- ¿Qué ocurre, Vega?
- Amo, el Tribunal Supremo Inter-Estados de Petrogrado comunica que el Reino de Albania pide un aplazamiento de dos años para devolver su préstamo contraído en el 2070 ante el Banco Federal y la República del Kamchamka. Se necesita urgentemente su aviso.
Escribió en el teclado del portátil: “Plazo de dieciséis meses concedido, pero no más. Si rechazo de los Albaneses, la Federación cuestionará la financiación del Canal Tirana-Sofia. Estoy harto de esta banda de pajilleros”.
Silencio del ordenador. Un silbido. La imagen de Vega se inmoviliza, y se reanima.
- ¿Tengo que escribir “banda de pajilleros” en mi respuesta al Tribunal, Amo?
- No, suprime la ultima frase y transcribe todo en el lenguaje administrativo.
Dimitri tecleó “81” y la imagen de la secretaria virtual desapareció. La joven india lo había observado todo.
- Toma usted sus decisiones rápidamente, Señor Consejero...
- Estoy obligado. La Federación comprende 125 Estados autónomos cada uno con sus reivindicaciones egoístas. No se puede, como en el Siglo XX, aplicar la regla de la concertación. Se debe reaccionar rápidamente, en nombre del Gobierno Imperial y del interés común.
- ¿Y si un Estado no está de acuerdo?
- Después de un referéndum, puede abandonar la Federación. Es lo que ha pasado con la minúscula Córcega, con Euskadi, con Sicilia, Estonia y algunos otros. Pero ahora, han vuelto o nos suplican reaceptarlos. Es lógico, porque ya no se benefician de la solidaridad federal y de nuestras protecciones militares.
- Tenemos las mismas dificultades en el Imperio de las Indias. El Nepal ha querido abandonar la Unión, pero ha tenido miedo de China y ha vuelto...
- Con el Estado de Bretaña, Baviera, Flandes, la Ile-de-France y Suecia, tenemos el problema inverso: son muy dinámicos y quieren acaparar todo. Pueblan los Ministerios y las Comisiones. Los peores son los Bretones. Están en todos los sitios. Dicen que son indispensables y que dirigen realmente el Imperio. No es totalmente falso, por lo menos... El Presidente del Gobierno Imperial, nuestro Jefe de Estado, es un Breton.
Lo miró, asombrada. Él asintió:
- En el fondo, a pesar de las riñas superficiales, todo la gente está de acuerdo, porque hemos comprendido que somos el mismo pueblo, aunque estamos dispersos sobre 20 000 km. Los litigios egoístas de tipo económico son parte de la vida. Lo esencial es que estamos de acuerdo sobre las cuestiones principales.
- ¿Y cuáles son las “cuestiones principales”? (tono malicioso)
- Quién es el enemigo común, quién es el amigo común...
- Ya veo. En el fondo, estoy de acuerdo.
Ella cambió de sujeto
- Decía que la “Reconquista” entre 2025 y 2028 fue muy brutal... ¿Lo recuerda?
Irkutsk-Komsomolsk Término
Él leyó en sus ojos un gran interés por las historias trágicas. Ella se abrochó el cinturón de seguridad. La deceleración era brutal. La pantalla anunciaba 3,2 G. La parada en Irkutsk duró menos de cinco minutos. Un hombre rubio, con el pelo muy corto, con el uniforme rojo se sentó al lado de ellos. Dimitri reconoció un teniente-coronel del Segundo Batallón Imperial de Infantería. El convoy arrancó.
Dimitri respondió:
- Sí, muy brutal. Después de la Gran Catástrofe, y como siempre ocurre en la Historia, los sistemas de valores cambiaron. Los restos del ejército musulmán y de las bandas étnicas fueron capturados y agrupados en el Sur de lo que fue antiguamente Francia, y embarcados por la fuerza hacia África del Norte, que ya no tenía los medios de oponerse a esta expulsión. Pero, llegó lo más grave: después de los traumas y del cambio de mentalidades, todas las poblaciones herederas de las grandes olas de inmigración extraeuropea del siglo pasado, desgraciadamente fueron... deportadas. Esta deportación concernió a algunos millones de personas. Y puede imaginar que esta operación, obra del “Ejército Europeo de Liberación”, no se hizo con suavidad... Es lo que los historiadores han bautizado “La Reconquista”.
- ¿Por qué dice Usted “desgraciadamente”, Señor Consejero?
- Todo esto choca un poco con mi conciencia y mi antigua educación cristiana, pero...
- En todos los casos, como hinduista, no estoy escandalizada... Bien. Continue, por favor. ¿Hubo masacres?
- No, ninguna. Estas poblaciones dessenraizadas, sin patria, fueron transferidas masivamente fuera de Europa, por barco, hacia la Isla de Madagascar, al este de África. Eran unos 23 millones. La gran mayoría era jurídicamente “francesa”, “belga”, “holandesa”, “inglesa”. Pero ya no significaba nada. El derecho de las nacionalidades del mundo antiguo había desaparecido, totalmente... Los criterios arcaicos eran de nuevo la regla.
Nafisa estaba estupefacta.
- En la India, nunca se cuentan esta cosa...
- El Gobierno ha financiado todo. Actualmente, la Federación paga cada año diez mil millones de Euroduros al Reino de Madagascar. Finalmente, allí, la integración se ha realizado bien.
La india preguntó:
- Después de la “Gran Catástrofe”, ¿cómo es qué la ciencia y la técnica del Siglo XX han sobreviviendo? ¿Por qué la humanidad no ha vuelto al primitivismo?
- Porque, al igual que en los finales del Imperio Romano, han subsistido unas “burbujas de supervivencia”, una especie de reflejo neomedieval. También Rusia, China y el Japón han resistido mejor que el Occidente. La mayoría de las experiencias tecnológicas fueron congeladas, pero no abandonadas. La innovación cesó, pero en el seno de las minorías protegidas del caos general, la transmisión de los conocimientos estuvo mas o menos asegurada en varios sitios del planeta. No hubo “descompetencia” general, sino parcial. Lo que permitió el Segundo Renacimiento, mas o menos hacia el 2030.
- Cuénteme...
Puso otra cinta para recargar su magnetófono.
- Entre el 2030 y el 2038, las “baronías” se organizan y se agrupan, porque las comunicaciones se están restableciendo y el territorio está pacificado. Europa se organiza espontáneamente en “Estados Autónomos”, y recoge su antigua capital, Bruselas, pero según principios muy diferentes de la difunta Unión Europea. Los Estados-Naciones, como Francia o Alemania, no fueron reconstruidos, porque ya no inspiraban confianza. La nueva estructura, provisionalmente bautizada “Comunidad de Estados Europeos”, agrupaba más o menos a las antiguas regiones de la Europa occidental, dotadas de una autonomía muy amplia: por ejemplo Baviera, Valonia, la Padania, etc.
- ¿Y cuáles fueron las condiciones para la creación de esta inmensa Federación Eurosiberiana, que también vosotros, los Eurosiberianos, llamáis “El Imperio”?
- En el 2038, la economía estaba restaurada, aunque ya no produjo más que un 10% de los volúmenes y valores anteriores al 2014, nivel que ya nadie quería atravesar. En todos sitios, los campos se repoblaron; una minoría se reconcentró sobre un modo de vida ultracientífico, con todas las experiencias del Siglo XX, en unas ciudades de talla reducida. Pero algunos problemas internacionales resurgieron con, de nuevo, la amenaza de conflictos nucleares y bacteriológicos. Las repúblicas islámicas, el Imperio de las Indias –su país-, China, el Japón, y otros estaban implicados. Rusia y sus satélites de Europa central propusieron a la Comunidad de los Estados Europeos una fusión pura y simple, para asegurar la unidad y la defensa de los “pueblos emparentados”. Fue el Pacto de Praga, firmado en diciembre del 2038, que creó la Federación Eurosiberiana. Esta Unión calmó inmediatamente las tensiones internacionales... Se necesitaron dos años de duras negociaciones para dar el último toque a las instituciones de lo que llamamos la “Gran Patria”. Es a partir de esta fecha cuando empezaron las obras de la primera línea del planetren, en la cual estamos actualmente...
Brutal reducción de la velocidad, deceleración, vibraciones. En sus pantallas dorsales, un indicador luminoso rojo estaba parpadeando.
- ¡Abróchese su cinturón, Nafisa!
- ¿Qué está pasando? ¿Un accidente?
No parecía asustada. Pero Dimitri intentó un gesto protector: cogió su mano. Ella la retiró instantáneamente.
- No tenga miedo, Nafisa. Entre Magocha y Skovoridino, la línea del planetren ya no es subterránea. El convoy tiene que frenar y lo hace brutalmente. Ahora ya no estamos en el vacío del túnel, sino al aire libre.
Un icono se formó en la parte superior de la pantalla durante unos segundos: “Deceleración, velocidad reducida, 420 km/h”.
Dimitri explicó:
- En esta región, la naturaleza del suelo no permite excavar unos túneles. El planetren frena a causa de la resistencia del aire. Mire...
Un tablero se levantó automáticamente con un zumbido y despejó la ventanilla. La luz del día inundó la cabina y las lámparas se apagaron. La joven india se inclinó hacia Dimitri para observar el paisaje por la pequeña ventanilla de plexiglás.
El tren avanzaba, siempre en suspensión magnética, sobre un largo monorraíl sobrealzado, en un paisaje de bosques y de montañas nubosas, con horizontes interminables: el paisaje de Siberia Oriental, como en una antigua película de Charkovski...
- ¡ Mire!
El bosque había desaparecido. El convoy atravesaba ahora una inmensa ciudad de casas de madera, de chozas, de isbas; ahí, una iglesia ortodoxa de ladrillos, allí, una feria agrícola; un lavadero abarrotado de mujeres... A pesar de la velocidad, se distinguían muy bien los mercados llenos de gente, un montón de carretillas, unos campos con bueyes, unas granjas, un molino de agua cerca de un arroyo...
El espectáculo duró varios minutos. A lo lejos, se divisaban inmensas ruinas, ahogadas en la vegetación, los restos de fábricas, esqueletos de bloques: la antigua ciudad minera de Magocha, un recuerdo del Siglo XX. Y, de nuevo, la naturaleza virgen, bosques interminables de pinos y de abedules.
Dimitri reanudó la charla:
- Es una de las más grandes comunidades neotradicionales de nuestra Federación. Cada semana hay un contacto, por dirigible, desde Ulan-Ude o Irkutsk. Olivia, mi mujer, ha ido a esta comunidad para comprar carne de yac ahumado y Vodschkaia, un alcohol delicioso de corteza de abedul, imposible de encontrar en otro sitio. Esta comunidad tiene por lo menos 50 000 habitantes. La gente tiene aproximadamente el modo y el nivel de vida de la Europa del Siglo XIII. Y es muy feliz así.
- Antes de la Gran Catástrofe, preguntó Nafisa, ¿es verdad que se ha intentado hacer vivir a toda la humanidad según la economía científica?
- Sí, fue la gran utopía europea y norteamericana de los Siglos XIX y XX. Ecológicamente, no era viable, y fue una de las causas del hundimiento de la antigua civilización y de las migraciones Sur-Norte. Hoy en día, en la Federación Eurosiberiana, un 19% de la población vive en la economía y en modo de vida tecnocientífico. Y en las Indias, mucho menos, creo...
- En mi país, únicamente la casta de los Abishamis, la mía, vive en el mundo tecnocientífico. Pienso que somos un 5% de la población, pero son decenas de millones de personas. Mi padre, el Maharajá de Gopal, dice que la sociedad ahora está más justa y equilibrada que durante la época del antiguo mundo. La India ha reencontrado sus tradiciones.
Dimitri sonrió:
- Evidentemente, ya no es la “democracia”...
- ¿Qué es la “democracia”? Ya he oído antes esta palabra...
Este tipo de preguntas lo molestaba. Intentó eludir la cuestión.
- Al inicio, no era una idea mala. En la Grecia antigua, era el poder de los demos, es decir de los barrios. Pero extendida a todos los pueblos, cada vez más pletóricos, este trasplante cultural fue una de las causas que provocó el desastre. La democracia únicamente es propia a la mentalidad europea. No es exportable: cada pueblo tiene su propio modo de gobierno adaptado a sus propias circunstancias. Mal aplicada, la democracia puede conducir a la injusticia y al desastre, o ser el biombo de la tiranía.
- No comprendo por qué los Occidentales antiguos pudieron creer que todos los humanos tengan que vivir según el mismo régimen. Qué falta de buen sentido y qué orgullo... En las Indias, no somos “democráticos”, pero el sistema no es injusto ni tiránico... ¿Y en la Federación, vosotros habéis restablecido la “democracia”?
Dimitri esbozó una sonreía irónica.
- Podemos decir que ya no practicamos el sistema de la antigua democracia de antes de la Gran Catástrofe. Aplicamos la formula de la “democracia orgánica” inspirada por Platón, un filósofo griego de la Antigüedad. Un modelo de democracia fijada y uniforme sería totalmente imposible en un conjunto geográfico donde existen enormes diferencias de modo de vida entre las comunidades rurales y la minoría que ha tomado el poder y vive en la civilización tecnocientífica, como Usted y yo. Además, cada uno de nuestros Estados autónomos es libre -en los dominios donde no está sumiso a las competencias del Gobierno Imperial- de organizar sus instituciones como mejor quiera. Únicamente debe de designar –por los medios que desee- un número de diputados fijados en proporción de su población, que son sus representantes en el Senado Federal del Imperio. Pero ningún Estado tiene el derecho de oprimir su población bajo riesgo de ser expulsado de la Federación: el Estado de Derecho es la regla.
- Entiendo. ¡Vosotros sois muy tolerantes!. Mi padre reiría... Pero cada pueblo tiene sus propias reglas... Continue por explicarme, por favor...
No se ofendió por el tono irónico.
- En la Federación, hemos intentado conciliar dos principios: la autoridad absoluta y la rapidez de decisión de la autoridad central, el Gobierno elegido por el Senado Imperial; y una gran libertad de organización otorgada a los Estados autónomos. Algunos de entre ellos son monarquías hereditarias, más o menos un 30%, dirigidos por reyes, duques u otros soberanos folklóricos. Intentamos ser a la vez tolerantes y eficientes.
*
**
La azafata los interrumpió para servir unos cubos de pescado crudo del Lago Baikal, mezclados con una decocción de verduras calientes. Un plato tradicional la región atravesada. Nafisa comió con mucho apetito.
- Su cocina es buena, Señor Consejero. Casi tan sabrosa como la de mi país.
- Organizo regularmente unas justas culinarias entre los diferentes Estados autónomos de la Federación.
- ¿Y quién gana?
- Es desesperante: siempre los Estados de la antigua Francia...
Después de un silencio:
- ¡Mire!
De nuevo, Nafisa se inclinó hacia él, la cabeza pegada a la ventanilla. Su pelo largo y negro estaba pegado a la chaqueta de su uniforme. Dimitri se concentró sobre el espectáculo.
El convoy atravesó un claro. Decenas de animales con el pelaje gris galopaban en los bosquecillos. El espectáculo duró unos segundos.
- Es una manada de lobos. Proliferan en todos sitios. En el Siglo XX, los animales salvajes casi habían desaparecido, pero ahora, viven en todos sitios. Evidentemente, algunas veces, hay problemas.
- En las Indias, son los tigres. A menudo se comen a los aldeanos. ¡Pero son tan guapos! Mire, tengo un bolso de piel de tigre.
- Lo he visto... Recientemente he tenido que arreglar un litigio entre el Ducado de Provenza, el Estado de Padania y el Ministerio federal de Agricultura. Estos Estados se quejaban de la proliferación de los lobos que destruían las ganaderías y reclamaban un subsidio de cinco mil perros adiestrados para protegerlos. El precio era demasiado importante y las negociaciones se estancaron.
- ¿Cuál fue la solución?
- Estos dos Estados acumulan 25 000 pastores y enormes rebaños de carneros. Tuve una idea brillante para resolver el problema.
- No estoy asombrada... Cuénteme...
- Los laboratorios AHG –Animal-Human-Genetik-, una filial de la firma gigante Typhoone, han creado, por encargo mío, 1 500 “manipulatos biotrónicos”, uno para cada explotación agrícola amenazada, lo que era mucho más barato que adiestrar cinco mil perros pastores.
- ¿De qué me está hablando?
- Son robots biológicos animales, híbridos genéticos de varias especies entre las cuales... el hombre. Están rellenos de chips informáticos inteligentes que multiplican sus facultades y los evaden de la necesidad de dormir. Durante la noche, los “manipulatos” quedan cerca de las ganaderías, sin dormir. Ahora, ningún lobo se atreve a acercarse...
- ¿A qué se parecen esas cosas?
- ¡Casi a los Dioses de la mitología hindú! Oh, perdone... Son bípedos, con miembros enormes, una cara intermediaria entre la del chimpancé y la del tiburón... Se parecen a un dinosaurio del jurásico, el velociraptor. Son guardas excepcionales. Es inútil adiestrarlos porque ya están programados. Y el coste de fabricación ha sido reducido considerablemente porque AHG ha tenido la idea de comercializar una versión modificada y venderla a las fuerzas de policía de los Estados y al Ejército federal.
- Muy interesante... Este laboratorio tendría que prospectar el mercado indio... Dígame, Señor Consejero, ¿tiene Usted responsabilidades muy importantes, no?
- Mi trabajo es a la vez muy simple y muy complicado: arreglar los litigios entre los Estados autónomos y hacer respetar por todos las leyes de la Federación. Tengo dos mil funcionarios bajo mis ordenes...
Todavía en su monorraíl sobrealzado, el convoy atravesaba un bosque profundo.
- ¡Oh! ¿Qué es esto?
La chica señaló de nuevo la ventanilla. Arriba, en la copa de los abetos, detrás de una escarpadura, había localizado un extraño artefacto, alumbrado por el Sol.
- Es una “Chalana” de las F.A.F[69]., las Fuerzas Armadas Federales.
Un gran paralelepípedo, ligeramente curvado en las extremidades, de una veintena de metros. Parecido vagamente a una chalana. El trasto flotaba alto entre los árboles. Su color era verde caqui y sus flancos estaban erizados de tubos.
- ¿Para qué sirve este trasto?
- Este “trasto”, Señorita, es una de las últimas invenciones muy prometedoras de Euromotor, una firma concurrente de Typhoone. El principio es sencillo: la chalana está construida con un material ultraligero, el keflon, que pesa menos que el algodón, pero que es tan resístante como el acero. La chalana flota en el aire porque en el centro del aparato se ha hecho el vacío atmosférico. Está pilotada desde el suelo y se mueva gracias a dos minireactores de neutrones. Está equipada con radares, con cámaras 3D y con sistemas electrónicos de detección miniaturizados y sofisticados.
- Una especie de radar volante...
- Exactamente, pero muy sensible. Sirve para localizar discretamente todas las amenazas, desde las más localizadas hasta las más masivas; es mucho más eficiente que loa antiguos aviones-radares. Puede volar tanto a10 metros del suelo como a 15 000 metros, sin ruidos. La firma Typhoone ha declarado recientemente que está trabajando sobre una nueva generación de Chalanas concurrentes, mucho más competitivas, porque funcionan según el principio de antigravitación...
- ¿Y qué está haciendo aquí, esta “Chalana”?
- Probablemente se trate de maniobras o ensayos militares, respondió Dimitri, evasivamente. En Siberia Oriental, es muy frecuente, a causa de la vecindad con China.
El tono de la chica se hizo pérfido:
- ¿La inmensa Federación Eurosiberiana prepararía pues una guerra, Señor Consejero? ¿Y contra quién?
- No, Nafisa. Los sucesos al inicio del Siglo XXI nos han vuelto pacíficos, pero no pacifistas. Simplemente no queremos que nadie pueda nunca atacarnos, invadirnos o vencernos. Nuestro objetivo fue construir una fuerza armada federal con la cual nadie intente medirse. Proteger nuestra “Casa Común” e impedir que la locura humana destruya el planeta, tal es el único objetivo del Gobierno: disuasión por la amenaza potencial de nuestra potencia. Pero, cuidado. No tenemos la intención de agredir a los otros... Seguimos las ideas de De Gaulle y de Gorbachov.
- ¿Quiénes eran estas gentes ?
- Oh... Dos Jefes de Estado europeos de la segunda mitad del Siglo XX que fueron poco escuchados en sus tiempos...
Komsomolsk
De nuevo, el túnel. Las lámparas se encienden, las ventanillas se cierran. Están alisados contra sus asientos. El tren-obús acelera. Se anuncia en al icono de la pantalla: “Velocidad efectiva 12 000 km/h adquirida en siete minutos. Aceleración de nivel G3. En caso de malestar, llamen a la azafata”.
Un poco más tarde, el convoy se inmovilizó a su termino, la estación subterránea de Komsomolsk. Se desperdío de la joven india con amargura. Intercambiaron sus señas electrónicas en al andén.
- Llame a Vega para contactar conmigo, dijo con una cierta tristeza. Mi invitación en Bruselas todavía es valida.
- Usted será bienvenido con su mujer en el Palacio de mi padre, en Srinagar.
- ¿Adónde se dirige ahora, Nafisa?
- Prosigo mi viaje de estudios. Voy a China. El Gobernador de Manchuria es un amigo de mi padre. He reservado un coche cama en un tren clásico, hasta Changchun.
- Este viaje será muy largo... Más o menos, está a 1 200 km...
- Oh, no es grave. Es muy confortable y tengo tiempo. También puedo leer. Tengo una novela inglesa del Siglo XX, Futilidades. Una historia horrible: es la historia del Titanic, pero sin el choque contra el iceberg. El barco llega a Nueva York. Es un relato de miedo. Me gusta mucho...
Ella desapareció entre la masa, una silueta delgada que se alejaba con andares contoneantes. Era, con la piel morena, casi la replica física de Vega, su secretaria virtual. ¿La volvería a ver un día?
*
**
Dimitri llegó la superficie por las escaleras mecánicas. Había partido de Brest tres horas antes, muy temprano. Aquí con la diferencia horaria, ya era de noche. El frío... Apenas 10º C. La Siberia Oriental no se había beneficiado del recalentamiento climático. Las estrellas centellaban en el cielo negro. Delante del bloque de la estación, enrojecían los braseros de los vendedores de castañas y de pescados asados.
Aquí, ningún electrotaxi... Llegó hacia la estación de coches de punto. Había una cola de una veintena de personas. Entró en la cabina del peón y exhibió su tarjeta de alto funcionario federal. Su uniforme habría bastado...
- Sígame, Señor Consejero.
Unos minutos después, estaba instalado en la cabina del coche tirado por un pequeño caballo negro, con el trote vivo. Una bolsa de agua caliente estaba instalada bajo el asiento.
- ¿Dónde va Monseñor? , preguntó el cochero en su dialecto chumikán.
- Al puerto de los dirigibles. ¡Y deprisa!
Un golpe de azote. El caballo aceleró.
Desde el abandono de los jets para los transportes civiles y su substitución por los dirigibles, los aeropuertos -que ya no necesitaban la presencia de pistas y que ya no planteaban ningún problema de contaminación ni de ruido- podían estar situados muy cerca de los centros urbanos. Fueron a menudo las viejas técnicas readaptadas las que se revelaron más competitivas, por ejemplo, la propulsión semieólica de las naves. El dirigible era menos rápido que los antiguos jets, pero se ganaba tiempo de centro ciudad a centro ciudad.
Dimitri había comprado un billete directo de primera clase de Komsomolsk a Dorbisk -su ciudad de residencia, situada en el estrecho de Behring, a 2 300 km al noreste- con escala en Petropavlovsk, en el Kamchamka.
Después de diez minutos de un trayecto caótico, el coche de punto se paró frente al terminal de la Siberik Sideral Flot, la Compañía de Estado de la República unificada del Extremo Oriente Siberiano. No era posible aquí pagar con su tarjeta electrónica. Pagó al cochero con una monedita de dos Euroduros.
El espectáculo era mágico. Una decena de mástiles de amarraje, de cien metros de altitud, se levantaban, iluminados, bajo del cielo estrellado. En la cima de cada mástil, unos enormes cilindros negros se balanceaban lentamente en el viento, con sus luces de posición parpadeantes: los dirigibles.
Una azafata rubia, con los ojos violeta, lo condujo al pie del mástil del vuelo 788. Cogió el ascensor, penetró en la nácela, puso su bolso en la bodega, guardando consigo su kit-ordenador.
Se sentó en el asiento reservado, cerca de una ventanilla. Era más confortable que en el planetren. Había una pantalla dorsal incrustada en el asiento frente a él, y una bandeja de pescados estaba puesta en la repisa, con un vaso de Vodschkaia, el alcohol de corteza de abedul. Esperando la salida, aunque las hélicas ya estaban girando, varias imagenes e informaciones publicitarias de la SSF desfilaban en la pantalla. Una voz sintética acompañaba el texto:
“Gracias por haber escogido nuestra compañía aérea, la más segura del mundo. Nosotros organizamos la conexión, en toda Siberia, entre 80 ciudades y 35 comunidades rurales. Este dirigible es un Albatros 350 construido por la firma Typhoone. Está propulsado por seis hélices con palas variables, alimentadas por un reactor nuclear a neutrones rápidos. Su nivel de contaminación atmosférica es de cero. Nuestra sustentación en el aire está asegurada por dos sistemas: un compartimento de helio y un compartimento de vacío. La capacidad de la nave es de 200 pasajeros, 50 de ellos en primera clase. Un bar y una capilla están a su disposición en la primera planta. Navegaremos a una altitud media de 3 500 metros y a la velocidad de 490 km/h. Con vientos a favor podremos acelerar hacia 580 km/h. Llegaremos a Dorbisk, nuestro término, en un poco más de seis horas. El comandante Markst y su tripulación os desean un buen viaje. Salida inminente”.
En el dirigible
Zumbido de las hélices. Liberado de las ataduras del mástil, el enorme dirigible se elevó con rapidez, sobrevolando la ciudad iluminada. Viró a la izquierda, con suavidad. Dimitri miró por la ventanilla: todo era negro. Estaban ya arriba sobre el mar de Okhotsk. La cabina estaba inundada por una luz azulada.
Ahora, Dimitri tenía que trabajar. Encendió su ordenador y lo conectó a la pantalla dorsal. Vega apareció instantáneamente. Ahora, estaba vestida a la manera de los años 1900, con un vestido largo de muselina negra.
- Te escucho, Amo. He recibido un mensaje del Comodoro Conde Ron Schneider. Está esperando su informe y se impacienta. Se queja que hubiera desconectado su teléfono portátil... No le puede llamar directamente.
Dimitri había desconectado su teléfono para estar tranquilo durante su conversación con Nafisa, en el planetren. Una pequeña falta profesional...
- No es grave. Toma apuntes de mi informe, al cual están adjuntas las grabaciones de los momentos más importantes de la conferencia de Brest, y envíalo inmediatamente a Schneider, a Petrogrado, por Euronet.
El proceso, conocido desde el fin del Siglo XX, había empezado a estar desarrollado hacia el 2010. Pero, la Gran Catástrofe lo había parado todo. Hacia el 2050, esta tecnología fue recuperada –y mejorada- gracias a la superpotencia de los sistemas informáticos cuánticos y biónicos (los “chips de ADN”), pero estaba reservada a la elite dirigente.
Dimitri iba a dictar su informe oralmente, con el micro. Sus palabras estarían transcritas inmediatamente (y traducidas) por un texto trilingüe por el ordenador, y enviadas inmediatamente por satélite hasta el fax de Schneider. Después, insertaría el microdisquete, conteniendo las grabaciones de los debates, en el lector de su ordenador. También serían transformadas en textos, adjuntas a su informe, y llegarían inmediatamente a Schneider, en la sede del Tribunal Supremo Inter-Estados.
Enchufó el micro y habló con voz baja, para no ser oído por los otros viajeros.
- ¿Estás lista, Vega, guapa?
- Estoy lista, sabio Amo...
La secretaria virtual se contoneaba en la pantalla, poniendo una cara pícara. Realmente, estaba muy bien programada...
- Introducción del informe (hablaba lentamente, y las frases transcritas se anunciaban en la pantalla, en ruso; con su teclado, corregía a veces una formula o una expresión):
“De Dimitri Leonidovich Oblomov, Consejero plenipotenciario, a Su Excelencia el Comodoro Conde Ron Schneider, Presidente del Tribunal Supremo Inter-Estados de la Federación Eurosiberiana.
Objeto: arreglo del litigio oponiendo los Estados autónomos siguientes: República de Irlanda, Reino de Escocia, Ducado de Gales, Ducado de Cornualles, República Popular de Bretaña, Ducado de Normandía, Estado Libre de Vendea-Poitou-Charentes, Ducado de Aquitania, República Socialista de Euskadi, República de Galicia, Estados asociados de Portugal-Lusitania., todos agrupados en la Asociación de Interés Económico titulada “Arco Atlántico”, partes de la defensa; opuestos a: Reino de Ile-de-France, República Socialista de Ucrania, Reino de Baviera, Estado Unificado de Padania, Reino de Inglaterra, República Checa y República Nacional-Popular de Serbia, partes demandantes.
Naturaleza del litigio: los Estados autónomos demandantes reprochan a los Estados autónomos del Arco Atlántico el haber organizado de facto el monopolio de la venta de pescado, de la producción de crustáceos y de mariscos. Practicando la política de “los precios bajos”, del hecho de una producción importante, perjudicarían la producción agrícola de los otros Estados autónomos demandantes, y competenciarán deslealmente sus exportaciones alimenticias en la Federación. Este reproche esta conforme a los hechos, según el aviso de los expertos. Los Estados autónomos demandantes exigen una compensación financiera de los Estados del Arco Atlántico, lo que rechazan estos últimos. Mi misión fue encontrar una solución.
Sitio del encuentro: Ministerio Federal de la Marina, Brest, República Popular de Bretaña, el 20 de julio de 2073.
Participantes: 1) los Presidentes de los Parlamentos de los Estados autónomos; 2) dos expertos de la Delegación Financiera Imperial; 3) yo mismo, Su servidor. El encuentro estuvo dirigido por el Abad Wenceslas, Presidente de la República de Lituania, Estado neutro en este conflicto económico.
- Para empezar, envío a Su Excelencia las grabaciones más interesantes de la negociación.
Insertó el disquete de la grabación.
- He aquí, en primer lugar, un intercambio de palabras entre la Señora Gwen Ar Pen, Presidente del Parlamento de Bretaña, y yo mismo:
“¿Subvencionar las producciones de estos Estados agrícolas? ¡Ni hablar! Tienen que ser productivos, como nosotros, e innovar. Así, podrán exportar más barato sus conejos y sus carneros. Le comunico a Usted, Señor Consejero plenipotenciario, que el Estado Bretón también es una potencia agrícola; ¡pero nosotros vendemos a precios competitivos nuestros cerdos, nuestros frutos y nuestras verduras! Y respetamos escrupulosamente la ley federal que impone la agricultura biológica y prohibe la agricultura industrial o transgénica. Si un cerdo bretón es más barato que un cerdo checo, es porque estamos mejor organizados. También nuestro vecino meridional, el Estado Libre de Vendea-Poitou-Charentes, es un estado marítimo y agrícola como nosotros, vende su mantequilla y sus vinos. Los estados del Arco Atlántico también respetan las directrices federales concernientes a la prohibición de las redes de pesca de deriva para preservar los recursos halieúticos. Propongo, para arreglar este problema, que la Delegación Financiera Federal de Francfort subvencione las producciones agrícolas de los Estados demandantes. Estoy segura que estos últimos aceptarán esta solución”.
“ Señora, es imposible. En este caso, también tendríamos que subvencionar la producción agrícola de los 125 Estados autónomos de la Federación. Es financieramente irrealista. Y es contrario al principio de responsabilidad económica de los Estados. El presupuesto federal ya financia integralmente la cría de los caballos de labranza y el programa espacial de centrales nucleares en órbita baja, una realización espacial, le recuerdo a Usted, que fue iniciada por vuestro Estado, Bretaña, en asociación con los Estados de Flandes, Baviera, Moscovia y algunos otros. Vosotros, Estados autónomos, no podéis esperarlo todo de la Federación. Y me parece que el Estado Bretón no respeta siempre las convenciones federales...”
“ ¿Cómo, Señor Consejero?”
“ Por ejemplo, ¿por qué el idioma bretón está tan mal enseñado en Bretaña? Vosotros contravenís las disposiciones de la circular R.567 de la Comisión lingüística. Cada nación de la Federación debe de enseñar su idioma étnico en su territorio. ¡Lleváis retraso en relación a los otros Estados bilingües! Cuidado, porque de otra forma la Federación tomará sanciones, por ejemplo el rechazo de la subvención pedida para la estación de escucha espacial de los montes de Arrea”.
El texto de la conversación grabada se inscribía en la pantalla y era inmediatamente recibido y traducido en la impresora del fax de Schneider, en Petrogrado.
En todos sitios, los idiomas regionales y los dialectos estaban renaciendo, de las comunidades neotradicionales rurales a las elites urbanas. También la Ile-de-France intentaba reconstituir sus dialectos, incluido el argot parisino, de nuevo usado en las corporaciones artesanales.
Este debate era realmente estúpido, pensó Dimitri... Con los “chipes sómnicos” implantados de manera provisional en el oído interno y unidos por radio a un robot profesor, un individuo de inteligencia media podía –durante su sueño- aprender uno de los idiomas de la Federación en doscientos noches, un poco más de seis meses. Para un idioma, el precio se fijaba en unos 230 Euroduros. Dimitri, por el hecho de sus funciones, había aprendido catorce idiomas.
El debate, con precisión, se había desarrollado en francés.
Seguían otras grabaciones y el acuerdo final. Tarde en la noche, después de debates intensos, los representantes del Arco Atlántico habían aceptado la proposición del Siberiano. Explicó a Schneider:
“ Reservándose el derecho de su confirmación, he propuesto que las autoridades federales, en el caso del eventual plan de ayuda alimentaria a América del Norte –que reviste para nosotros una importancia estratégica central- comprar a los Estados autónomos agrícolas demandantes una importante cantidad de cereales, de carne y de leche al fin de exportarla hacia los Estados de América del Norte que son presa de hambruna. A cambio de este regalo, la Federación podría exigir su vasallización. Ya que su Excelencia es un apasionado de la Historia, comprenderá que es un tipo de “Plan Marshall” a la inversa. De otra parte, esta solución arregla el delicado litigio entre los Estados del Arco Atlántico y los otros”.
Una hora después, la respuesta de Schneider se inscribió, lacónica, en la pantalla:
“Informe recibido. Solución brillante. Proposición aceptada. Advierta al Ministro de la Defensa”.
Contrariamente a las practicas catastróficas del antiguo mundo, y de acuerdo con el eslogan Nº65 del constructivismo vitalista, “Como el águila cazando, el político decide rápidamente, porque todo es urgencia”, las instancias federales reaccionaban rápidamente y tomaban decisiones zanjadas y rápidas, sin dejar pudrir los problemas ni perderse en el laberinto de las conversaciones, concertaciones y comisiones.
Dimitri estaba contento de sí mismo, había trabajado bien. Esperaba que, esta vez, Schneider lo ascendería al grado superior de Legislador plenipotenciario, lo que le permitiría ocupar un escaño permanente en el Tribunal Supremo de los Litigios Inter-Estados. Una nueva estrella, una quinta, se sumaría a sus charreteras, ornando las señales de su Cuerpo: una balanza de plata sobre un fondo negro, coronada de un águila bicéfala.
*
**
Parada en Petropavlovsk, capital del Kamchamka. La ciudad y su puerto brillaban, y a lo lejos se distinguía, bajo la luz lunar, la cadena de montañas de las Yspetsas, punto de salida de un haz de luz verdosa: la LFAE –Línea Fotónica de Alta Energía- que unía la Tierra a la base lunar Cortés, en el Crater Hiparco. La línea transmitía una potencia de un millón de megavatios. Transportaba hasta la Tierra la energía producida por los hornos solares de la Luna.
Cabeceando, el dirigible se amarró al mástil. Las hélices giraban al ralentí, zumbando con suavidad. Una decena de viajeros se instaló. Dimitri reconoció el uniforme gris hierro, adornado con la insignia de la rueda metálica de los oficiales de la Legión de Ingenieros. Entre ellos, un hombre de alta estatura, condecorado con la Orden del Sol de Piedra, hizo una seña con su mano a Dimitri: el General Ingeniero Jean-Maxime Tiernon, que había diseñado el tanque Tiranosauro, el nuevo tanque del Ejército Federal.
La parada duró menos de diez minutos. Después del despegue, un auxiliar de vuelo sirvió una ligera cena: pez espada ahumado de la Comunidad de Pescadores de las Islas del Comandor, bistec de reno de los cazadores de las tribus de Sredne-Kolymsk, y curiosamente un camembert “puro bio” de Normandía...
Un bip. El ordenador quería expresarse. Dimitri compuso “18” y Vega apareció. Había cambiado sus ropas: tenía un tutú y esbozó un paso de baile. Indecente y provocadora...
- Amo, Su Excelencia el Comodoro Conde Schneider ha recibido sus conclusiones sobre el tema del litigio de Brest. Las aprueban.
- Lo sé. ¿Nada de lo demás, mi guapa bailarina?
- El Alto Tribunal, a través del Juez Kortchak, encargado de las relaciones con los Estados autónomos que han obtenido su independencia, quiere urgentemente su aviso sobre el problema corso. Me pide si Usted sugiere la compra o el desembarco.
Córcega había pedido la independencia total en el 2059. La había obtenido después de un referéndum, conforme a la constitución federal. Fue una mala idea. Hoy, era una colonia del Sultán de Trípoli, jefe de un régimen oscurantista y brutal, donde reinaban la miseria y la represión. Actualmente, un movimiento de resistencia, bautizado Corsica Libre, suplicaba al Gobierno Eurosiberiano que readmisión de la isla en la Federación.
Dos meses antes, en un restaurante de alto copete, Dimitri había hablado de esta cuestión con su amigo, Luigi Sutti, el Ministro de los Asuntos Exteriores de la Federación, y antiguo Presidente del Parlamento del Estado Unificado de Padania.
Había señalado al elegante Milanés:
- Según nuestros servicios de información, muchos corsos desean la anexión total de su isla a la Provenza. Por razones geoestratégicas, Córcega, situada en el corazón del Mar Mediterráneo, ya no puede ser una posesión musulmana. ¿A tu aviso, cómo proceder?
- ¿Por un desembarco y una guerra?, había preguntado irónicamente Luigi Sutti. No hay ningún problema técnico, pero habrá muchas bajas inútiles y será caro para el presupuesto federal. El Sultán de Trípoli necesita dinero, porque está en una situación de guerrilla permanente con el Bey de Túnez y con la República islámica de Egipto. Pienso que sería mejor comprar la isla.
Dimitri se acordaba de está conversación. Había estudiado el dossier. Escribió en la pantalla:
“Di a Kortchak que mi consejo es el siguiente: proponemos al Sultán de Trípoli la compra de Córcega por unos mil millones de Euroduros. Pienso que aceptará. Pero no se debe que anexionar Córcega a la Provenza. Negociaremos con flexibilidad la evacuación de los ocupantes hasta África del Norte. Tampoco se debe provocar una guerra con Trípoli que será de nuevo uno de nuestros protegidos y uno de nuestros aliados en esta región”.
Se sintió el alma de un nuevo Choiseul.
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El auxiliar de vuelo despejó las repisas. Se tambaleó a causa del viento que sacudía la nácela. El dirigible, que ahora sobrevoló el Pacífico Norte, parecía tomado por una tormenta. Desde el efecto invernadero y las catástrofes ecológicas, los ciclones eran cada vez más frecuentes. Por la ventanilla, vio las hélices, como animales alarmados que giraban en todos los sentidos para compensar los efectos de las ráfagas.
Como siempre en este tipo de situación, se tocaba música para así tranquilizar a los pasajeros. Los altavoces emitían el éxito del grupo esloveno Electrock, en francés: El viento sopla con ráfagas. Cortados por el alarido de la tormenta y el trueno de los motores que luchaban para estabilizar el dirigible, Dimitri reconoció trozos de la letra, cantados por Arno Magister:
“ El viento sopla con ráfagas, llevando nuestros estribillos,
El viento sopla con ráfagas, llevando nuestros destinos,
Frío es nuestro dominio, la escarcha hace brillar el acero azul de las espadas...”
El Albatros se inclinó sobre el flanco. Una maleta cayó desde una bolsa. Una mujer aulló. Dimitri pensó en Nafisa, probablemente durmiendo en su coche cama, en la ruta de China.
“El viento sopla con ráfagas, curvando los abetos negros”.
La música cesó de repente. Se oyó el alarido salvaje de las seis hélices de la aeronave que intentaba enderezar el enorme dirigible. Dimitri rezó. Pensó en la publicidad de la firma Typhoone que fabricaba los Albatros: “Nuestras maquinas siempre son las más fuertes”. Tranquilizador...
De repente, fue la calma completa. La tormenta había cesado brutalmente. El dirigible se enderezó. Una azafata, sonriendo, reconfortaba los viajeros y distribuía vasos de Vodschkaia.
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Dimitri volvió a trabajar, sin pasar esta vez por Vega. Conforme a las ordenes de Schneider, tenía que informar al Ministro de la Defensa de su solución propuesta en Brest sobre el tema de la compra de productos agrícolas para la ayuda alimentaria a América del Norte.
En la pantalla, leyó el texto de un informe de la Legación General de Información Planetaria (servicios de información) de Berlín, sobre la situación en América del Norte, que nunca se había enderezado de la Gran Catástrofe y se había desmantelado en varios Estados, algunos de los cuales habían vuelto totalmente a la Edad media, sin ninguna traza de economía industrial o técnica. Consultó un mapa de la región. Cuatro Estados subsistían: la República Americana del Pacífico, en verdad una colonia sinojaponesa; el Estado de la Vieja América (OAS, Old America State), el más evolucionada de todos, que englobaba la región de los Grandes Largos, el sur de Quebec, el antiguo Ontario y la Nueva Inglaterra. Estos dos Estados sobrevivían con un 9% de la población viviendo según el modelo de vida técnico; la Confederación del Sur, completamente agrícola –capital Atlanta- que intentaba reconstruir el modo de vida sudista del Siglo XVIII, y Dreamland (capital Nueva Orleans), un vasto Estado agrícola donde se había agrupado la mayoría de la comunidad negra durante el Gran Éxodo Interior de 2024, y donde el 50% de la población era hispanófono. Este Estado era presa de enfrentamientos étnicos incesantes; era, de facto, casi una colonia del potente gobierno de Méjico, vecino que también se había anexado el antiguo Nuevo Méjico y el sur de California en 2031.
El resto de América del Norte todavía estaba hundido en el caos: comunidades y tribus se hicieron la guerra de forma permanente, las hambrunas se sucedían, sobre el fondo ruinoso de las ciudades y de las antiguas infraestructuras. El Gobierno Imperial había recibido una súplica del Estado de la Vieja América y de la Confederación Sudista: pedían una ayuda alimenticia de emergencia, porque las modificaciones climáticas eran causa de grandes dificultades en las condiciones de producción, sobre todo con el retorno a los métodos preindustriales. ¿Se debían proporcionar los millones de toneladas de trigo, de leche, de carne de vaca que pedían?
Efectivamente, con el calentamiento, la fertilidad incrementada de Ucrania y del Sur siberiano dejaban importantes excedentes agrícolas, incluso con los procedimientos de cultivos ecológicos. ¿Pero, en nombre de qué ayudar a estos americanos? La súplica se acababa por este argumento: “porque pertenecemos a la misma civilización”.
Dimitri se acordó de que algunos, en el Gobierno Imperial, eran favorables a la ayuda alimenticia, por razones geopolíticas. El Almirante Almagro, Barón del Imperio, Duque de Extremadura y Ministro de Defensa, había declarado: “Las potencias asiáticas controlan toda la costa del Pacífico. Su ambición es el adentrarse en las tierras, hacia el Este, para, a corto plazo, dominar América del Norte hasta el Atlántico. ¿Nuestro interés no sería transformar en colonias el Estado de la Vieja América y la Confederación Sudista, para frenar esta expansión? Responder favorablemente a esta súplica de ayuda alimenticia constituiría un buen medio para extender nuestra influencia sobre esta región. Más aun cuando estos dos Estados están poblados casi únicamente, desde mediados del siglo, con poblaciones de origen eurocaucásico. En estos dos Estados, viven 18 millones de habitantes”.
Dimitri pensó: cinco menos que a fines del siglo pasado. Inmediatamente, envío por fax un texto al gabinete del Almirante Almagro. Compuso directamente en la pantalla, desconfiando del dictado a micro, a causa de las orejas indiscretas. Pensó en su carrera: la solución brillante que había encontrado al litigio entre los Estados del Arco Atlántico y los otros, irá a gustarle al Ministro de la Defensa.
Empezó su texto por el ritual “Su Excelencia”, explicó el objeto de la misión en Brest del Alto Tribunal, y concluyó: “Las dos partes, los Estados del Arco Atlántico y los otros, estuvieron de acuerdo con mi sugestión de conciliación. Las instancias federales compran a los Estados agrícolas demandantes una parte de su producción y la envíarán a América en el cuadro de la ayuda alimentaria. Así, los gastos no serán exactamente subvenciones gratuitas, sino que servirán a nuestros proyectos de política extranjera, según las vistas de Su Excelencia”.
Envió por fax todo, seguro de sí, aunque sugerió una pequeña infidelidad a la doctrina económica de la “autarquía de los grandes espacios”.
Ahora, la organización económica del mundo, era totalmente diferente del anárquico y destructor mundialismo del fin del funesto Siglo XX. La Federación Eurosiberiana practicaba el libre cambio interior, pero sus fronteras exteriores estaban protegidas por barreras aduaneras muy altas. Un kilo de plátanos de las Antillas costaba 90 Euroduros... Cada gran bloque continental vivía a su ritmo, en autonomía económica. Los flujos finánciales y especulativos internacionales ya no existían.
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Una voz sintética anunció: “Inicio del servicio religioso ortodoxo en la capilla, en la primera planta de la nácela”.
Muchas personas se levantaron para coger la escalera. Otras rieron sarcásticamente. A pesar del zumbido de las hélices y la insonorización, Dimitri oyó trozos de cantos y de encantamientos: “Debemos agradecer a Dios el habernos salvado de la tormenta...”
Dimitri no practicaba; su mujer Olivia, sí. Desde la Gran Catástrofe y la expulsión de Europa del Islam, se estaba producido un importante retorno a la practica religiosa. Este retorno no había aprovechado a las Iglesias protestantes, que se habían hundido. El catolicismo se había aprovechado de una reanudación mediocre, a causa del Cisma y de la ausencia en Roma de Papa oficial. En cambio se había asistido, desde el “Renacimiento” de 2030, a una explosión de la ortodoxia, de un budismo extraño y de diversos cultos neopaganos de todas las naturalezas, desde los más supersticiosos y delirantes hasta los más elaborados. Estos últimos se inspiraban en un filósofo antiguo, Marco Aurelio, cuya la obra servía de referencia central a lo que se llamaba el “paganismo filosófico”. Esta tendencia había operado un sincretismo de las tradiciones helénicas, escandinavas, germánicas, eslavas o romanas, y entretegía muchas relaciones con el hinduismo.
Dimitri era, a la vez, agnóstico y supersticioso. Creía en una especie de divinidad superior, indiferente a los humanos, superiormente inteligente, superpotente y que podía dividirse en una multitud de fuerzas, a la que llamaba cariñosamente “El Diablo”. Pero, tenía muy buenas relaciones con todas las religiones, conforme a las consignas de la ideología oficial, el constructivismo vitalista.
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Un rugido en el cielo. Dimitri se inclinó hacia la ventanilla. A pesar de la oscuridad, distinguió una masa gris, mucho más gorda que el Albatros. A doscientos metros de ellos, ligeramente arriba, otro dirigible atravesaba su ruta.
Era un carguero. Una maquina reciente, muy lenta (200 Km/h), una orca octomotor. Dimitri notó la enorme nácela suspendida que contenía el flete y la cabina de pilotaje. Reconocía sobre el vestido negro de la maquina el emblema del caballo negro encabritado sobre su fondo amarillo: Ferrari.
Desde la desaparición de Boeing, cuatro firmas gigantes se disputaban el mercado aerospacial planetario: Ferrari, orgullo de la Padania; Euromotor-Airbus-Gesellschaft (EAG); Typhoone; y Tao-Wang-Air-Industries, el temible competidor sinojaponés que producía sus Wang-wa-sii (Dragones volantes), dirigibles totalmente con vacío, ligeramente más rápidos. La Typhoone había declarado que iba a construir unos “dirigibles con sustentación electromagnética”... con una velocidad de 500 km/h, pero con una capacidad de flete diez veces superior a los más grandes jets de la antigüedad y un consumo diez por menos.
El concepto de “avión” ya no concernía más que a los ULM de los hijos de papá. Los transportes de flete estaban organizados con dirigibles o por cargueros marítimos a propulsión semieólica, semihidrodinámica, menos contaminantes e igual de rápidos. Los aviones militares fueron remplazados por dronos hipersónicos lanzamisiles pilotados desde el suelo (los Squalines o “tiburones volantes” de la Typhoone) o por satélites a órbita baja, portadores de láseres de potencia.
El vecino de Dimitri, un joven oficial del Cuerpo de los Ingenieros, se inclinó hacia él.
- ¿Sabe Usted lo que transporta esta orca, Señor Consejero?
- No, dígame, Teniente...
- Unas Quimeras. Viene de la fábrica biogenética de Kort y va a entregar su carga a Port Arthurt.
Unas quimeras... Unos híbridos hombres-animales. Un sueño viejo de las civilizaciones de la Antigüedad, ahora una realidad, gracias a las biotecnologías, lo que ahora se llama la genómica. Una patente había sido registrada en 1998 por dos científicos norteamericanos, justamente para evitar el desarrollo de los estudios sobre este tema. Las quimeras (“cerdhumanos”, “antroporratas”, “chimpahumanos”, etc.), llenas de chipes biotrónicos, servían para todo: producción de esperma mejorado, banco de órganos, reservas de hemoglobina... Estas quimeras nacían en incubadores, en la fábrica de la Typhoone en Kort, región que el dirigible estaba sobrevolando.
Desde 2050, los incubadores y el “superesperma” fueron muy útiles para elevar la natalidad y sobre todo mejorar las prestaciones genéticas de la elite dirigente. La mayoría de la población de la Federación y del mundo, había vuelto al arcaico equilibro regulador de las sociedades tradicionales, al orden natural de los milenarios precedentes: natalidad y mortalidad fuertes. Como lo decía el eslogan 405 del constructivismo vitalista: “El faustismo es un esoterismo”.
Al inicio del Siglo XXI, después de la Gran Catástrofe, la tecnociencia había destruido las mentalidades de los tres siglos anteriores. Los dogmas humanistas y antropocéntricos se habían hundido. Pero a pesar de todo, los partidarios de las viejas ideas podían expresarse. En Euronet, tenían la red “Edad de Oro”. El gobierno dejaba así un espacio de libertad a los viejos nostálgicos...
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Hubo un cambio de régimen en el ritmo de las hélices.
“Vamos a llegar a Dorbisk, nuestro termino, en quince minutos”, dijo la voz sintética. El Albatros progresivamente perdía la altitud. Los altavoces emitían Dulce Francia, un éxito que databa de más de ciento cincuenta años.
La azafata se inclinó hacia Dimitri. Sus gestos eran bruscos. Sentía ¡Ah!, el perfume “ultramolecular” afrodisiaco producido por Eros Konglomerat. Dimitri reconoció inmediatamente un híbrido biotrónico. Ella distribuía una revista, Metamorfosis, la lujosa revista oficial del Gobierno.
En la portada, una foto de la base marciana Cristóbal Colón, instalada en el 2062. En el suelo rojo, bajo un cielo sucio gris naranjado, había hombres con escafandras blancas, sentados en unos pequeños vehículos con grandes ruedas, cerca de las estructuras hinchables, y este título: “En Marte, extendemos nuestro territorio”.
El artículo explicaba que un proyecto de acuerdo con el Imperio Chino preveía que la Federación compartiese el suelo del planeta rojo con los chinos y los japoneses, según una frontera ecuatorial: el hemisferio Norte para la Federación, el hemisferio Sur para los sinojaponeses. En el polo Sur, los Asiáticos ya habían instalado una base. Dimitri hojeó la revista:
“El Reino de Nápoles ofrece a las comunidades rurales caballos de trabajo ultrarresistantes con un consumo calórico muy débil... El Gobierno imperial firma un tratado con la Unión Amerindia para repoblar con árboles la Amazonia... Construcción terminada de la ciudad penitenciaria reeducativa del Cáucaso, etc.”
El Consejero plenipotenciario hojeaba las paginas. Entre cada artículo, había unos eslóganes oficiales con ilustraciones tecnorealistas. Por ejemplo: “¡Federación! Sobre nuestros catorce husos horarios, el Sol nunca se pone”; “La Gran Patria no es únicamente una herencia, sino un proyecto”, etc.
En una pagina interior, plastificado, encontró un micro-CD publicitario: Nuestros Himnos: de los astronautas, de los marineros, de los labradores, de los leñadores, de las mujeres liberadas, etc. Iría a gustar a su hijo, que quería ser músico.
Llegada
Más abajo, divisó su ciudad, Dorbisk, entre los montes nevados y las aguas centellantes del estrecho de Behring. El aparato se inmovilizó. Toda la gente bajó por los acensores. Sobre la torre de control y de ammaraje, iluminada por proyectores, la gran bandera imperial con cuadros rojos y blancos flotaba en la noche, azotada por un viento helado.
Dimitri entró en los bloques de la estación. El chip radiotopográfico implantado en su reloj le informó que Olivia estaba esperandolo en el Hall 2. Gracias a los impulsos electrobiológicos de su reloj, encontró a Olivia en dos minutos.
- ¿Has pasado una buena jornada, Dimitri Leonidovich?
- Una excelente jornada, Olivia Fiodorovna. ¿Qué tal de los niños?
- Ya están en la cama. Los verás mañana. Te he traído ropa de abrigo, he pensado que tendrías frío desde tu estancia de las partes calientes del Imperio.
Ella le dio un enorme abrigo de piel de lobo.
El trineo estaba ahí. El cochero azotó el cabello. Los patines rechinaban sobre la nieve. Su casa estaba muy cerca del aeropuerto de los dirigibles.
En la pieza principal, un gran fuego de turba los esperaba, dispersando un calor beneficioso, oloroso, azucarado.
Natacha, la joven criada, le sirvió frente a la chimenea una bandeja de pequeños trozos de pescado crudo, con una salsa ácida de ortigas salvajes. Un antiguo plato tradicional siberiano.
Olivia lo miraba comer con sus grandes ojos azules, interrogadores, inquietos.
- ¿Has aprobado tu misión?
- Sí.
- ¿Vamos a estar juntos, de vacaciones, quince días?
- Sí.
- Mira, Dimitri, el día asta amaneciendo.
A través de la ventana, el cielo estaba iluminándose desde el Este, arriba del estrecho. A lo lejos, se distinguía las sierras nevadas de Alaska, perdidas en las brumas matinales. En el cielo violeta un rugido musical y una bocanada de humo: un Squaline 27, orgullo aeronáutico de la firma Typhoone, atravesaba el cielo helado. Mach 7, en una altitud de 25 000 metros. Las rondas estratosféricas de los tiburones volantes protegían las fronteras del Imperio.
Dimitri abrió su bolsa y ofreció a Olivia la joya bretona para sus diez años de matrimonio.
- Ahora, ven dormir.
Enfrente de la cama, estaba colgado un lienzo del pintor francés del Siglo XX, Olivier Carré. Un pequeño lienzo, gris y verde, llamado Fin. Representaba un Monstruo, “El Gran Albert”. Los ojos parecen rojos y amenazantes, aunque no hubiera rojo en la composición. Estaba datado en 1982.
Su semi-sueño comenzó entre las risas de los niños que estaban en la habitación de arriba. El sol siberiano, de su resplandor calcáreo, siempre despertaba temprano los niños.
La ultima imagen que vio Dimitri Leonidovich Oblomov antes de dormirse fue la inmensa bandera de cuadros rojos y blancos, símbolo viviente de la Gran Patria. Rojo como la sangre derramada o la sangre recibida, blanco como el resplandor del Sol naciente, como la fuerza y la fidelidad puras.
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Todas las informaciones científicas contenidas en esta novela pequeña son rigurosas, y no el fruto de la imaginación literaria; las innovaciones descritas son hijas de patentes registrados a fines del Siglo XX y fueron sin duda desarrolladas más tarde, en los tiempos arqueofuturistas, pero en una perspectiva muy diferente...
Feliz Navidad Monmar y animo para seguir con el blog, la información que nos ofreces personalmente opino que es muy buena.
ResponderEliminarFELIZ NAVIDAD!!
ResponderEliminar¡Feliz Navidad mientras nos dejen celebrarlas!
ResponderEliminarFeliz Navidad, Feliz Janucá y a seguir en la brecha.
ResponderEliminarShalom
Estimado Monmar,
ResponderEliminarSomos los editores de Debate21.com. Dado que no encontramos una cuenta de correo a través de la cual entrar en contacto, nos permitimos usar este medio para pedirle, si es tan amable, que se ponga en contacto con nosotros a través del formulario fr nuestra web, o bien escribiendo directamente a la cuenta editor@debate21.com. El asunto es el planteamiento de una propuesta por parte de este medio, por si fuera de su interés.
Un saludo.