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2.1.07
Francia Islámica (diálogo entre el Estado y el Islam)
Más de tres millones de inmigrantes de origen magrebí son residentes en Francia: un millón y medio de argelinos, un millón de marroquíes y casi medio millón de tunecinos. A estas cifras hay que sumar un número elevado e indeterminado de personas con nacionalidad francesa, pero de origen magrebí (segunda y tercera generaciones), que lógicamente no constan en los registros de inmigración, así como los inmigrantes ilegales.
El número total de personas residentes en Francia vinculadas con el mundo islámico desde el punto de vista social, étnico y familiar supera en la práctica las cifras manejadas oficialmente, probablemente más de seis millones, ( Cifras pertenecientes a mayo del 2005).
Según fuentes oficiales francesas, el 40% de los imanes son marroquíes, el 24% argelinos, el 15% turcos, el 6% tunecinos y el 6% originarios de otros países de África y Oriente Medio. Sólo un 9% de los imanes son franceses.
El responsable de la comisión creada en el Consejo francés del Culto Musulmán para la formación de los imams, Abdellah Boussouf, ha declarado que un problema importante en este colectivo es la falta de formación teológica, ya que prevalecen los autodidactas.
SUS IMPLICACIONES POLÍTICAS Y DE SEGURIDAD
Las relaciones entre Francia y el mundo islámico, especialmente el Magreb, tienen una dimensión social y política interna a través de la presencia de una comunidad de origen musulmán que suma en total más de seis millones de personas de distintas nacionalidades (incluyendo a los inmigrantes turcos, de Oriente Medio, de África y de Asia), cuya relevancia política ha crecido en los últimos años en un contexto de tensión social.
Los musulmanes disponen de más de 1.600 imams, muchos de ellos financiados por gobiernos extranjeros (Argelia, Turquía, Marruecos y Arabia Saudí). La mayoría de los musulmanes practicantes están integrados en asociaciones registradas legalmente y participan en el culto motivados por sus creencias religiosas, sin plantear ningún problema político ni de seguridad.
Sin embargo, algunas asociaciones religiosas islámicas son consideradas como “punto de encuentro del integrismo”, alimentadas desde el exterior y toleradas desde hace una década. Las autoridades francesas han permitido la creación de estas asociaciones como procedimiento para su identificación colectiva y su posterior infiltración.
Pero desde hace años su desarrollo despierta recelos, ya que las autoridades francesas son conscientes de las desventajas y riesgos de esta política.
Esta postura, aparentemente contradictoria, explicaría los recelos de la policía francesa y su deseo de actuar frente a los límites establecidos por los responsables políticos en defensa de las libertades públicas en los últimos años. Aunque dichas asociaciones y sectas no pueden considerarse como organizaciones terroristas, algunas de ellas son focos de proselitismo integrista donde los terroristas buscan adeptos para su causa.
El límite entre la legalidad y la ilegalidad no es, por lo tanto, suficientemente claro para su disolución por la vía judicial, en la que el Estado no ha mostrado hasta ahora ningún interés. Aunque son asociaciones infiltradas por los servicios de información, no están totalmente controladas. Las relaciones de las autoridades con ellas son delicadas y complejas, porque se inscriben también en el contexto de un fenómeno de exclusión social y étnica de barrios periféricos.
Hay más de 1.600 lugares de culto registrados oficialmente, encuadrados en asociaciones de culto religioso reguladas por la Ley de 1905 de Separación Iglesia-Estado y en asociaciones reguladas por la Ley de Asociación de 1901.
Este régimen permite que sean presididas por extranjeros sin autorización previa. Fuentes oficiales estiman que hay al menos medio millar de lugares de culto musulmán no integrados en dichas asociaciones.
Por otra parte, más del 60% de los lugares de culto son salas para menos de 100 fieles. De esta última cifra, el 40% ni siquiera tiene un imam responsable del culto. Este conjunto de pequeños "lugares de culto" son salas de reunión de barrio, salas de reunión de residencias para inmigrantes, apartamentos, garajes, e incluso sótanos.
En los lugares de culto marginales —todos ellos de reducidas dimensiones y fuera de control— predican voluntarios o personajes con poca o ninguna formación teológica. El proselitismo practicado entre los jóvenes desempleados por los integristas en ciertos lugares de culto financiados principalmente desde el exterior es también motivo de preocupación.
Esta situación —vinculada a los problemas de seguridad ciudadana en los barrios periféricos de las grandes ciudades francesas— es particularmente grave entre ciudadanos franceses de origen magrebí.
La Ligue Islamique Mondiale, a través de su instituto en París, también realiza una labor de adoctrinamiento. Financiada con fondos procedentes de Arabia Saudí, la Liga cuenta con varios centenares de estudiantes, mayoritariamente de origen magrebí, a los que se imparte enseñanza religiosa con un fuerte componente político (antisemita, anti-americano, y antioccidental)
El factor islámico presente en el interior de Francia ha sido decisivo para justificar la cautela de este Gobierno ante la crisis generada por los atentados terroristas del 11 de septiembre.
Las autoridades francesas han expulsado en la última década a un número creciente de imanes por predicar la violencia (guerra santa, apoyo a Sadam Hussein, persecución de judíos, violencia doméstica, etc....). Desde principios de 2004 se han producido nuevas expulsiones de imanes acusados de proselitismo a favor de un Islam radical y de relaciones activas con el movimiento islamista y con organizaciones que propugnan actos terroristas.
Este fenómeno también está relacionado con la ola de atentados y ataques contra la comunidad judía en Francia, dando lugar a un aumento de la tensión y a manifestaciones de protesta en las que también se han producido incidentes violentos y actos de vandalismo protagonizados por jóvenes de origen magrebí.
Paradójicamente, las críticas vertidas por los profesores e imanes se extienden también al régimen saudí como artífice de “una alianza con los infieles”. La Liga financia “viajes de formación ideológico-religiosa” a Arabia Saudí.
1. La financiación de las asociaciones islámicas francesas
La acción social islámica y el mantenimiento de los lugares de culto se financia con la tasa halal, limosnas y subvenciones extranjeras. La financiación de estas asociaciones religiosas está en gran parte fuera del control fiscal, facilita la injerencia de otros Estados y es al mismo tiempo fuente de corrupción que alimenta la rivalidad entre asociaciones.
En algunos casos, ciertas personas que gestionan los fondos operan en redes de crimen organizado para desviar cantidades que destinan a su enriquecimiento personal o al proselitismo. La proximidad de algunas de ellas a círculos delictivos ha motivado la preocupación de las autoridades francesas, marroquíes y argelinas que también han expresado su temor a que estos fondos, como los proporcionados por Arabia Saudí, puedan ser desviados para fines subversivos.
a) Mataderos islámicos y “alimentación halal”.
En ellos se cobra la llamada “Taxe d´abattoir” por la realización del sacrificio ritual según la liturgia musulmana. La carne que se obtiene por este procedimiento es denominada “halal”, apta para el consumo de los fieles. El mercado de “carne halal” se estima en unas 200.000 toneladas al año.
Algunos mataderos son controlados por las autoridades sanitarias y policiales, pero la mayoría son clandestinos o de gestión irregular. Lo mismo ocurre con los puntos de distribución comercial.
La “tasa religiosa halal” es variable. Según diversas fuentes consultadas, la tasa por el sacrificio está en un mínimo de 15 céntimos de euro por cada kg. de peso del animal sacrificado pero la mayoría de los fieles dan una cantidad mayor.
La tasa por adquisición de carne halal en un comercio también es variable, ya que el donativo está en proporción a los ingresos del comprador. En unos casos está incluido en la factura (comercios más modernos y bajo control fiscal), y en otros se paga por separado como una propina y no figura en ninguna anotación contable del comerciante. Casi el 90% de los ingresos por este concepto está fuera del control de las autoridades. No hay estimaciones sobre la cantidad que puede ser desviada a fines subversivos.
Actualmente coexisten tres circuitos de producción y distribución de distinta importancia. Un circuito industrial de grandes superficies, controlado por la autoridades sanitarias y veterinarias, y por la policía; representa aproximadamente el 10 % del total. El circuito artesanal-comercial, una red de casi 2.000 carnicerías halal en Francia metropolitana, que distribuye el 75-80 % de la carne. El circuito de venta clandestino, en el que se compran animales vivos, se sacrifican y se venden fuera de control sanitario y fuera de los mataderos; es un 10-15 % del total (entre 20.000 y 30.000 toneladas de carne anuales).
En algunas tiendas de ultramarinos y panaderías también se recaudan donativos, que en ocasiones están destinadas a ONG islámicas.
b) Zakat.
Es un donativo voluntario que dan las familias practicantes en concepto de limosna. Aunque la cantidad es variable según los ingresos de cada familia, en algunas comunidades (por ejemplo, la turca) se toma como referencia el 2,5 % de los ingresos anuales.
En algunos círculos integristas esta limosna se ha convertido en un auténtico “impuesto revolucionario”, dadas las presiones que se ejercen sobre los donantes, sin excluir formas de extorsión y chantaje próximas al crimen organizado (confirmado por fuentes oficiales turcas). La cantidad recaudada entre los fieles queda fuera de control.
Como en el caso de la “tasa halal”, la limosna está destinada en principio a fines sociales, pero con frecuencia se desvía una parte para el enriquecimiento personal de ciertos individuos, para proselitismo fundamentalista, o para financiar viajes a Arabia y a Pakistán. Aunque es más frecuente la corrupción que el uso subversivo de los fondos, este fenómeno es motivo de preocupación para las autoridades francesas, marroquíes, argelinas y turcas.
c) Peregrinación.
Las cotizaciones de los peregrinos para viajar a la Meca suelen tener un margen de beneficio para los organizadores, en concepto de donativo. Teóricamente este donativo se utiliza para financiar la peregrinación de fieles sin recursos económicos suficientes. A las cotizaciones se suman las subvenciones de Arabia Saudí y otros Estados del Golfo, que financian la peregrinación desde fundaciones religiosas y ONG islámicas.
Muchos analistas próximos a estos medios tienen recelos a esta práctica, que encubre un superávit con “múltiples usos”, incluido el proselitismo y la subversión.
d) Fondos externos.
Fundaciones y ONG islámicas canalizan fondos adicionales procedentes en su mayor parte de Arabia Saudí y los Estados del Golfo Pérsico. Presentan las mismas características que la financiación de la peregrinación a la Meca.
Ciertos Estados financian las grandes mezquitas con subvenciones o pagando el sueldo de un cierto número de imanes (Argelia, Marruecos, Turquía, Arabia Saudí...). La financiación con fondos de terceros Estados, directamente o a través de fundaciones religiosas y ONG islámicas de Arabia Saudí y, en menor medida, de Kuwait, es objeto de seguimiento por las autoridades francesas, que ven en esta fuente de ingresos un riesgo importante. Actualmente se estudian fórmulas para establecer un control sobre este tipo de subvenciones.
2. El diálogo entre el Estado y el Islam.
El Ministro del Interior Jean-Pierre Chevènement inició en 1998 un proceso de diálogo con las asociaciones de la comunidad musulmana en Francia con un doble objetivo: dar un estatuto a la religión de más de cinco millones de personas e identificar a los interlocutores que representan los diferentes sectores del Islam moderado y extremista. En 2002 el ministro del interior Sarkozy, relanzó el proceso para constituir un Consejo Francés del Culto Musulmán (CFCM) alertando al mismo tiempo del riesgo de expansión del integrismo en Francia.
El CFCM fue constituido en 2003. La selección de las organizaciones que han participado en el proceso electoral ha requerido una negociación muy compleja y la firma de un Acuerdo de principios y fundamentos jurídicos, que supone el respeto a las leyes y las instituciones de la República Francesa.
Este proceso ha puesto de manifiesto la rivalidad entredistintas organizaciones religiosas musulmanas de Francia, especialmente las más importantes: la Gran Mezquita de París, la Fédération Nationale des Musulmans de France y la Union des Organisations Islamiques de France (UOIF). Esta última, como ocurre con el Tabligh, es considerada como polo de atracción de corrientes integristas.
En las comunidades musulmanas de Francia existen diferencias ideológicas entre moderados y radicales, exacerbadas por las consecuencias del 11 de septiembre de 2001, a las que se superpone la rivalidad entre marroquíes y argelinos. Un factor que ha dificultado el proyecto de representar al Islam en un consejo es la injerencia de otros Estados musulmanes en defensa de sus propios intereses políticos.
La Gran Mezquita de París encabeza una federación que reagrupa 300 lugares de culto. En las elecciones obtuvo el 14,6% de los votos. El Rector de la Gran Mezquita de París es Dalil Boubakeur, hombre de confianza de Chirac que cuenta con el apoyo de Buteflika, y actual presidente del Consejo Francés del Culto Musulmán. Es considerado al mismo tiempo como representante de la comunidad argelina en Francia y del “Islam moderado republicano”.
La Fédération Nationale des Musulmans de France (FNMF) agrupa a un número considerable de lugares de culto a los que asisten musulmanes de origen marroquí. La actitud de Marruecos hacia esta organización ha sido hasta 2003 fundamentalmente preventiva, con el fin de evitar que en la FNMF se articulasen elementos disidentes de oposición al regimen marroquí.
Sin embargo, Marruecos no se había ocupado de consolidar su influencia en los órganos directivos a través de la acción social y humanitaria. Según ciertos analistas se trata de una asociación mal organizada y con escaso apoyo de los musulmanes marroquíes, más atraídos por la ayuda social y humanitaria que presta la UOIF. También ha sido definida como “estructura vacía” que Marruecos ha instrumentalizado para ejercer su influencia en el seno del Consejo de cara a las elecciones de 2003.
En las elecciones obtuvo el 39% de los votos, pero existe una clara conciencia de que los resultados no reflejan la realidad social, y son el producto de un “complejo mecanismo electoral”.
Con una reacción tardía, Marruecos ha seguido una estrategia de cara a las elecciones para el Consejo Francés del Culto Musulmán que consistía en fomentar el “trasvase de delegados” de las mezquitas controladas por la UOIF a las “estructuras vacías” de la FNMF.
La “transferencia de votos” entre las dos organizaciones ha sido un “juego de suma cero”, en el que se han producido denuncias de fuertes presiones políticas por parte representantes de Marruecos, e incluso de amenazas personales a delegados de ciertas mezquitas controladas por la UOIF, para que votasen por una FNMF reconvertida en “organización leal a Mohamed VI” y defensora de un Islam moderado en Francia.
La lealtad que muestran ahora los líderes de la FNMF hacia el Gobierno marroquí suscita dudas, dado que la organización siguerecibiendo fondos procedentes de Arabia Saudí y de otros países del Golfo Pérsico. En definitiva, la FNMF en su configuración actual puede considerarse como una “creación artificial y frágil” que Marruecos intenta reforzar frente a la presión creciente de la UOIF.
Fuentes bien informadas critican la mala gestión de la FNMF, la corrupción de muchos de sus líderes locales, su incapacidad para movilizar a los marroquíes, su constante pérdida de influencia frente a la UOIF en las comunidades musulmanas y la mediocre gestión de su máximo responsable, Mohamed Bechari.
La Union des Organisations Islamiques de France (UOIF) federa un total de cien lugares de culto en Francia, y además ha vinculado a su movimiento una serie de lugares de culto y asociaciones independientes de carácter religioso, cultural y educativo. Sus líderes principales son el presidente Tamil Breze y el Secretario General Fouad Allaoui, ambos de origen marroquí. Según fuentes bien informadas su organización es muy eficaz. En las elecciones obtuvo el 31,7% de los votos de los delegados.
Fundada en 1983 y dirigida por su Secretario General Fuad Alaoui, la UOIF es una organización legal que mantiene un diálogo abierto con el Ministerio del Interior. Estructurada al modo de un partido político federativo y próxima a los Hermanos Musulmanes, su actividad sobre el terreno no deja de aumentar. Organiza conferencias en toda Francia para predicar una vuelta a los textos fundadores del Islam con un doble lenguaje que enturbia la divergencia tradicional entre “progresistas” e “integristas”.
Su objetivo es la conversión de jóvenes de origen magrebí “en busca de identidad”, mediante una labor de adoctrinamiento complementada con actividades caritativas y de acción social en los barrios difíciles de la periferia urbana, contando entre sus fuentes de ingresos la financiación de Arabia Saudí y de los Estados del Golfo.
La presencia de la UOIF en Francia ha aumentado en los últimos años, especialmente en París, Burdeos, Marsella, Lyon, Lille y Estrasburgo. Además de sus 59 asociaciones, financia el “Instituto Europeo de Ciencias Humanas” en Saint Léger de Fougeret (Nievre), y celebra un congreso anual en Le Bourget, con unos 5.000 asistentes.
Muchos analistas consideran que la UOIF es un “entorno de adoctrinamiento” de terroristas. En particular, se señala la posibilidad de que ciertas corrientes integristas excluidas del proceso electoral para crear el Consejo, como los salafistas, se infiltren en la UOIF aprovechando su estructura federativa, descentralizada y heterogénea, aportando al proceso un elemento desestabilizador.
Este riesgo es mayor ante la llegada de elementos dispersos de Al Qaida, con pasaportes europeos, que buscarían refugio en pequeñas asociaciones de una red descentralizada y hasta ahora insuficientemente controlada como la UOIF.
La UOIF es una federación mayoritariamente marroquí. Los miembros de sus asociaciones son principalmente inmigrantes marroquíes de la periferia urbana, muchos de ellos jóvenes en paro. Los recelos de Marruecos ante la posibilidad de que la UOIF llegue a convertirse en un foco subversivo contra la corona y el régimen marroquí han motivado un creciente interés por esta organización. Marruecos se limita por ahora a seguir de cerca su evolución con un nuevo tipo de relación:
• Un diálogo permanente con los responsables de la UOIF en toda Francia.
• La admisión de la UOIF como interlocutor institucional en Francia para limitar la penetración de los elementos integristas.
• La presentación de este enfoque como una garantía del compromiso de Marruecos con un Islam moderado y moderno ante las autoridades francesas. La estructura federal de la UOIF es particularmente propicia a una estrategia expansiva, al permitir la articulación de nuevas asociaciones minoritarias autónomas que en muchos casos ni siquiera son organizaciones de culto, sino simples “asociaciones culturales” o benéficas constituidas en virtud de la Ley de Asociación de 1901.
Este planteamiento permite una fácil integración de inmigrantes magrebíes y de sus familias. Por ello el número de miembros no ha dejado de aumentar, muchos de ellos procedentes de la FNMF, lo que inquieta a las autoridades marroquíes y francesas.
La estrategia del Gobierno francés en la constitución del Consejo Francés del Culto Musulmán ha consistido en contribuir a organizar el Islam de Francia bajo los auspicios del Ministerio del Interior para dotarle de una mayor transparencia, de interlocutores oficiales y de un foro de diálogo abierto.
Esta estrategia se ha aplicado integrando también a los movimientos extremistas articulados en la UOIF y en el Tabligh, a pesar de los riesgos que ello conlleva, para controlarlos mejor y reducir su influencia. No obstante, El procedimiento seguido para la determinación de la capacidad de voto (basado en la superficie de las mezquitas medida en m2) arroja dudas sobre la representatividad real del CFCM con respecto a las comunidades islámicas de Francia.
La intervención de las autoridades francesas en todo el proceso —además de las gestiones de Marruecos, Argelia y Turquía para ganar influencia frente a sus rivales— han distorsionado el objetivo teórico que se perseguía con su creación. Estas circunstancias, como lo prueba la elección del presidente del Consejo antes de las elecciones, no permiten calificar al Consejo Francés del Culto Musulmán de “órgano democrático” ni suficientemente “representativo”.
Al mismo tiempo, el Gobierno ha lanzado una campaña política en defensa de los valores laicos de la República con el fin de que prevalezcan en los trabajos del Consejo Francés del Culto Musulmán. Dichos valores deberán ser respetados en el ámbito de la enseñanza pública, de la Administración, e incluso en el sistema de formación de imams, que en principio sería pilotado por el Gobierno. Este es el caso de la Ley sobre la Laicidad debatida y aprobada en 2004.
Dado que la frágil configuración actual del CFCM no es definitiva y que transcurridos dos años deben celebrarse nuevamente las elecciones, esta situación permite prever futuras tensiones. Las elecciones previstas para junio de 2005 han sido suspendidas, sin que se haya precisado todavía la fecha de la nueva convocatoria.
Otros desafíos que deben ser afrontados son el control de los flujos de financiación del movimiento fundamentalista, de las ONG islámicas que actúan como intermediarios, y de los recaudadores y gestores de fondos locales, así como un arbitraje entre las distintas organizaciones presentes en el Consejo para evitar enfrentamientos que pudiesen llevar a la radicalización de las respectivas posiciones, especialmente en un contexto en el que la capacidad de movilización de los radicales no deja de crecer, en detrimento de las asociaciones moderadas.
3. Los focos radicales y el desafío político
La mayor parte de la comunidad musulmana practicante de Francia asiste a las grandes mezquitas y participa en el culto organizado y supervisado por imanes registrados oficialmente o enviados directamente por Estados moderados y laicos (Marruecos, Argelia, y Turquía). Sin embargo, existe también un sector minoritario, pero en expansión, constituido por los musulmanes integrados en corrientes y sectas de carácter más radical. La principal de ellas es el Tabligh, movimiento religioso que mantiene un diálogo con las autoridades francesas. La corriente salafista es considerada como fuente de subversión en Francia.
3.1. Tabligh
El Tabligh y la asociación “Fe y práctica” surgieron de un movimiento pietista y proselitista originario de la India y Pakistán. Muy tradicionalista, el Tabligh se opone, en principio, a toda participación política. El Tabligh es un movimiento religioso legal en Francia, implantado en 1968, y determinante en la reislamización de inmigrantes de primera y segunda generación.
Su acción se basa en un proselitismo personalizado en los cafés, lugares de reunión, clubes y puerta a puerta. En 1972 se creó la “Asociación Fe y Práctica”, que actúa principalmente en hogares sonacotra (residencias para inmigrantes financiadas por las comunas). En 1978 se creó Tabligh Wa Da’wa, que adquirió un edificio en 1986 para establecer su sede religiosa, la mezquita Ar Rahma, en Saint Denis, al norte de París. El Tabligh tiene actualmente conexiones con Londres, donde está su sede europea, y con Pakistán, destino de “viajes de formación religiosa”.
Se trata de un movimiento controvertido. Numerosos analistas expertos en el mundo islámico consideran que la ideología del Tabligh es incompatible con la violencia terrorista, por lo que no debe ser considerado como un desafío al sistema democrático occidental.
Dichos analistas se opondrían a la inclusión del Tabligh entre los focos de radicalismo religioso que pueden ser considerados como un desafío político al Estado. Sin embargo, fuentes oficiales argelinas y tunecinas identifican al Tabligh como entorno social e ideológico del adoctrinamiento y reclutamiento de terroristas.
Según dichas fuentes, el terrorista franco-argelino Hervé Djamel Loiseau, condenado en Francia, perteneció a una célula de Tabligh en Colmar durante su servicio militar en 1995-96, antes de integrarse en la red terrorista de Al Qaida. Zacarías Moussaoui también sería próximo al Tabligh. Finalmente, en un centro de culto de la rue Jean Pierre Timbaud en el 11º distrito de París fueron reclutados varios terroristas magrebíes autores de los atentados de 1994-95 en París.
El Tabligh y la asociación “Fe y Práctica” han firmado el Acuerdo de principios y fundamentos jurídicos propuesto por el Ministerio del Interior francés y participan en el Consejo Francés del Culto Musulmán. Aunque existe un riesgo en el Tabligh por la presencia de integristas, las autoridades francesas consideran que se trata de una organización recuperable a través del diálogo y que las ventajas de tener a sus interlocutores en el Consejo son mayores que las desventajas derivadas de sus conexiones con el integrismo islámico.
Fuentes académicas independientes comparten este análisis al ver en el Tabligh una secta religiosa pietista en plena expansión, que no puede ser calificada de terrorista. No obstante, su rechazo formal a la actividad política no siempre es respetado por sus miembros, que en algunos casos han estado involucrados en acciones violentas. Aunque el Tabligh es
considerado por diversas fuentes como “refugio del integrismo” y foro de reclutamiento de militantes para la acción violenta, su actuación en Francia se mantiene a pesar de todo en los límites de la legalidad.
3.2. Salafistas
Formación integrista de inspiración saudí en plena expansión desde 1995, en la que encuentra inspiración ideológico-religiosa el grupo terrorista Groupe Salafiste Pour la Prédication et le Combat (escisión del GIA). Los salafistas captan adeptos entre los jóvenes desempleados de origen musulmán en la periferia de las grandes ciudades industriales. Su base social está constituida por jóvenes poco instruidos que no asumen su identidad francesa oficial (descendientes de inmigrantes de segunda y tercera generación).
Los salafistas están muy arraigados en Seine-Saint Denis, Val d´Oise (mezquita As Salaam, de Argenteuil, que ellos no gestionan directamente), Nanterre, La Duchere, Lyon, Roubaix, Stains, y La Courneuve.
El movimiento salafista no es homogéneo, hay en él diversas tendencias, siendo la más extremista Takfir wal Hijra, secta radical responsable de actos terroristas en Egipto y Argelia.
Diversas fuentes especializadas señalan que hay indicios de que algunas células de Takfir podrían estar vinculadas a la red de Al Qaida.
En abril de 2004 las mezquitas controladas por los salafistas en Clamart y en Chatenay-Malabry, ambas en Hauts-de-Seine al norte de París, fueron cerradas por la policía por esta razón.
Por ello se ha decidido excluir a los salafistas del diálogo para la constitución de un Consejo representativo musulmán, al considerarlos el sector más peligroso del integrismo islámico. Esta decisión ha sido acompañada por un incremento de la vigilancia policial sobre la secta. Fuentes académicas independientes confirman la percepción de los salafistas como principal amenaza para la seguridad, y “movimiento opaco” predispuesto a la acción violenta.
4. El desafío a la seguridad: las células terroristas
El interés por el integrismo islámico en Francia ha adquirido mayor importancia en la agenda política francesa a raíz de las tensiones generadas por los atentados del 11 de septiembre de 2001 en EE.UU., del 16 de Mayo de 2003 en Marruecos y del 11 de marzo de 2004 en España.
El agravamiento de la situación en Oriente Medio y en Irak, que han condicionado la política de seguridad francesa en los últimos años, ha motivado un creciente interés en el seguimiento de los elementos integristas próximos a grupos terroristas en la comunidad musulmana residente en Francia, conocidos por estas autoridades como “redes durmientes” y tolerados durante años frente a las presiones de países que, como Argelia y Túnez, deseaban una acción policial decisiva para su desarticulación definitiva.
El Gobierno francés ha emprendido una vía mixta en la que combina la represión de las redes terroristas con una política de diálogo e integración de los sectores radicales integristas que considera “recuperables”. En este contexto, pueden destacarse algunos rasgos generales que caracterizan
la situación actual en Francia:
• La existencia de vínculos personales entre los grupos religiosos integristas y las células terroristas, aunque no se ha podido demostrar que haya relaciones formales entre estos últimos y las asociaciones religiosas en las que están presentes.
• Un marco social y geográfico del integrismo islámico asociado a la periferia urbana y las zonas industriales.
• La presencia de integristas en diversas organizaciones religiosas representadas en el Consejo Francés del Culto Musulmán, especialmente en el Tabligh y en la Union des Organisations Islamiques de France (UOIF), provocando tensiones con los sectores moderados.
• La rivalidad entre Argelia y Marruecos se superpone a las tensiones entre
musulmanes moderados e integristas, que se reflejan en las relaciones entre ambas comunidades nacionales en Francia.
• La injerencia de terceros Estados (Marruecos, Argelia, Turquía y Arabia Saudí, principalmente), que se han infiltrado en diferentes sectores de la comunidad musulmana para defender sus intereses, pero con motivaciones frecuentemente contradictorias.
La estrategia del Gobierno francés se plasma en el proceso de constitución de un Consejo Francés del Culto Musulmán, en el que se han admitido casi todas las tendencias, incluidas las extremistas. La supervisión de este proceso por las autoridades francesas se ha reforzado ante la probable infiltración de ciertas asociaciones islámicas en Francia por terroristas con nacionalidades europeas, que habrían regresado a Europa tras la dispersión del régimen talibán y de Al Qaida en Afganistán.
La información disponible apunta a la implicación en actos terroristas de individuos de diversas nacionalidades, muchos de ellos franceses de origen magrebí, sin que haya podido identificarse una organización terrorista que dirija y centralice toda la actividad subversiva. En este sentido, las redes terroristas en Francia parecen basarse en la conexión entre grupos y células independientes, calificados por los analistas como “artesanales, rústicos y difíciles de controlar”.
Así, la red estaría constituida por un “núcleo duro” con su propia financiación y dirección, y por docenas de células terroristas semiindependientes, que con frecuencia obtienen sus recursos de actividades delictivas, subvenciones encubiertas y un circuito de blanqueo de dinero. En este sentido, Al Qaida es considerada por las autoridades francesas como una “confederación de grupos terroristas”.
En el marco de la acción antiterrorista llevada a cabo en los últimos años es preciso recordar numerosas detenciones de sus miembros que confirman su presencia en Francia. Fuentes oficiales francesas también han señalado la multiplicación de los desplazamientos de los miembros de dichas redes y el tráfico de documentación falsa, que les permite disimular su identidad y desplazarse a través de las fronteras.
Aunque se está lejos de identificar en Francia la estructura de una red terrorista, existe suficiente información para caracterizar varios grupos que podrían formar parte de ella de forma permanente u ocasional.
• Groupe Salafiste Pour la Prédication et le Combat (GSPC). Todas las fuentes consultadas coinciden en que el riesgo más importante para la seguridad procede de este grupo terrorista, muy implantado en Francia. Se trata de una escisión del GIA creada por Hassan Hattab.
La presencia de grupos de simpatizantes salafistas en determinadas zonas urbanas de Francia inquieta a la policía francesa por sus conexiones con células terroristas activas. Fuentes oficiales argelinas relacionan al GSPC con miembros del Tabligh y de algunas asociaciones integradas en la Union des Organisations Islamiques de France (UOIF). Las mismas fuentes acusan a Arabia Saudí de financiar indirectamente a este grupo terrorista.
Los miembros de estas células se hallan en zonas periféricas de grandes ciudades, principalmente París.
Las autoridades judiciales francesas han ordenado la detención de un número creciente de salafistas en los últimos años.
• Groupe Islamique Armé (GIA). En la actualidad se estima que el riesgo procedente de este grupo terrorista es menor, ya que sus principales dirigentes en Francia fueron expulsados en la época en la que Pasqua fue Ministro del Interior. La acción policial contra el GIA se concentró en el período 1994-96, y se ha revitalizado en los últimos dos años para impedir su reorganización.
• Groupe Islamique Combattant Marocain (GICM). Las investigaciones realizadas en cooperación con la policía marroquí tras los atentados terroristas de Casablanca en 2003 han conducido a la identificación y detención de miembros de células terroristas marroquíes en Francia y de franceses en Marruecos. Estas investigaciones confirman la hipótesis de la utilización de Francia por terroristas marroquíes como base logística, retaguardia y área de reclutamiento.
Las investigaciones realizadas con motivo de los atentados terroristas de Madrid el 11 de marzo de 2004 han permitido descubrir las ramificaciones entre España y Francia de la red marroquí Groupe Islamique Combattant Marocain.
• “An Nahda” y “Base du Djihad”. Fuentes oficiales tunecinas identifican a la organización An Nahda como “grupo terrorista” nacido del integrismo. Aunque su base de operaciones estaría en Londres, según dichas fuentes, existen ramificaciones en diversos países europeos, incluida Francia. La autoridades tunecinas han manifestado su preocupación por la presencia de miembros de An Nahda en Francia acogidos al estatuto de refugiado político.
En particular, fuentes oficiales tunecinas destacan la presencia de imanes integristas asociados a esta organización, que residen en Francia como refugiados políticos y predican libremente en las mezquitas sin que las autridades francesas intervengan. Sin embargo, algunos analistas independientes consideran que An Nahda no puede ser considerado como grupo terrorista, sino como “oposición política ilegal”.
Sin embargo, admiten la posibilidad de que una escisión de la organización haya agrupado a determinados individuos en una “facción violenta de ideología integrista”, ya que su composición no es homogénea.
• “Association Chemin Droit”. La policía francesa detuvo en la periferia de París en junio de 2002, junto a tres franceses de origen magrebí, a dos paquistaníes en posesión de material de propaganda y apología del integrismo islámico y de varias armas de fuego. Los detenidos formaban parte de una célula logística que habría facilitado los medios al británico Richard Reid para preparar su atentado contra un vuelo de American Airlines en diciembre de 2001.
Según fuentes de la policía francesa, Richard Reid tenía un contacto en Pakistán del que recibía órdenes directas.
Los dos detenidos paquistaníes estaban relacionados con una “asociación cultural musulmana” denominada “Association Chemin Droit”, con sede en Saint-Denis (en la periferia de París). Se considera que esta asociación es próxima a un grupo fundamentalista paquistaní con sede en Londres (Markas Dawa wal-Irshab), que se presenta como la vertiente política del grupo terrorista islámico Lashkar-e-Taiba.
Sin embargo, fuentes oficiales pakistaníes desmienten la presencia de células de Lashkare- Taiba en Francia, ya que se trataría simplemente de “simpatizantes del integrismo slámico” y su vínculo con el caso de Richard Reid sería “fortuito y ocasional” por haberle dado alojamiento en un pequeño hotel cuando éste estuvo en París. Según dichas fuentes pakistaníes, Chemin Droit es una asociación religiosa en la que hay integristas y simpatizantes de Lashkar-e-Taiba, pero por el momento no está involucrada en ninguna acción violenta Europa, ya que “Lashkar-e-Taiba sólo actúa en India y en Cachemira”.
5. Francia y el Islam: perspectivas políticas y de seguridad
La configuración actual del Consejo Francés del Culto Musulmán no permite calificarlo de “órgano democrático” ni suficientemente “representativo”. Su composición tampoco es definitiva y probablemente cambiará en la próximas elecciones. La intervención de las autoridades francesas en su creación y las gestiones de terceros países para ganar influencia frente a sus rivales en territorio francés han distorsionado el objetivo que se perseguía con el citado Consejo.
Si en los próximos años se produce una progresiva radicalización de los componentes del Consejo como reflejo de una realidad social, es previsible que la defensa de los valores laicos de la República sea cada vez más conflictiva en un contexto en el que la capacidad de movilización de los radicales sigue creciendo.
Los acontecimientos de los últimos años, especialmente tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en EE.UU., han condicionado la política de seguridad francesa y han motivado un creciente interés en el seguimiento de los elementos integristas próximos a grupos terroristas en la comunidad musulmana residente en Francia, que hasta hace poco eran conocidos como “redes durmientes” y tolerados.
La estrategia emprendida por el Gobierno francés es una combinación de represión del terrorismo con una política de diálogo e integración de los sectores radicales que considera “recuperables”.
No obstante, en los próximos años, Francia debe enfrentarse a importantes desafíos para alcanzar su objetivo. El primero es el control de los flujos de financiación entre las asociaciones islámicas, los recaudadores y gestores de fondos locales, las ONG que actúan como intermediarios, y terceros Estados involucrados directa o indirectamente en la expansión del integrismo.
Igualmente importante para Francia es mitigar la injerencia de terceros Estados que se han infiltrado en diferentes sectores de la comunidad musulmana para defender sus intereses, pero con motivaciones frecuentemente contradictorias. La rivalidad entre Argelia y Marruecos se superpone a las tensiones entre musulmanes moderados e integristas, que se reflejan en las relaciones entre ambas comunidades nacionales en Francia.
La financiación del integrismo por organizaciones de los Estados del Golfo Pérsico es también desestabilizadora.
Finalmente, el marco social y geográfico del integrismo islámico, asociado a la marginación en la periferia y las zonas industriales de las grandes ciudades francesas, requiere una atención especial de los poderes públicos centrales y locales, ya que éstos deben hacer frente con éxito a la competencia del proselitismo islamista, que actúa en estas zonas como eficaz actor de integración social e ideológica.
Información facilitada por Alain Dupont
Analista de Relaciones Internacionales
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