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16.8.09

Almodóvar y su idea distorsionada de la familia


Haciendo amigos

Esto es lo que ha hecho el señor Almodóvar con sus recientes declaraciones, amigos, muchos amigos, sobre todo entre los católicos. Se planta en Alemania en los mismos días en que él y sus colegas vuelven a la carga en su queja al Gobierno porque éste ayuda poco al cine con los dineros públicos. Y como esa reivindicación resulta ya demasiado pedigüeña y de no fácil justificación, no se le ocurre mejor salida que meterse con el Papa y con el planteamiento sobre la familia que muestra la Iglesia católica.

¿Que este señor tiene derecho a mostrar en sus películas lo que él considera la familia ideal o la que más abunda? No faltaría más. No seré yo quien se lo niegue. Pero que afirme que «sus familias son más reales que la del Papa» o que «el Papa debería salir a pasear fuera del Vaticano y mirar lo que es una familia hoy», sencillamente me parece de una cutrez barriobajera.

Yo consideraba a este hombre algo más inteligente. Me dicen los que saben que Almodóvar defiende como pocos a la mujer, y que tiene una capacidad especial para transmitir sentimientos en sus películas. Me parece muy bien. Pero ¿qué sucede? Sucede que, en mi opinión, la idea de este señor sobre la familia está muy distorsionada.

En sus películas todo son prostitutas, transexuales, monjas y curas infieles a su celibato, familias sin padre o sin madre. ¿Qué todo eso existe? ¡Claro que existe! ¿Dónde se cree el señor Almodóvar que vivimos los católicos? ¿En una burbuja? ¿En Marte? ¿En un monasterio? ¿En lo alto del San Lorenzo? ¿Y dónde vive él?
Yo vivo en la calle Pío XII de Logroño, conozco a casi todos mis vecinos, hablo con ellos, me intereso por sus cosas -las buenas y las malas-, ellos se interesan por las mías, tengo una amplia familia en la que hay de todo como en todas las familias. Pues el Papa igual, señor Almodóvar. Con la precisión que es obligado hacer, que no es otra que si hay alguna persona informada en este mundo es precisamente el inquilino del Vaticano. ¿O no, señor Almodóvar? Afirmar, por lo tanto, que el Papa no se entera es sencillamente ridículo, una mamarrachada propia de un tío con la boina calada hasta las cejas.

En suma, este buen señor ha escogido el mejor camino para hacer amigos. Y no es el único. De un tiempo a esta parte, hay bastantes directores, productores, guionistas, artistas y actrices de nuestro cine que disfrutan como enanos dando alguna patada a la Iglesia. A la católica, por supuesto. No lo harán, ni en broma, con el Islam. ¡Faltaría más!

Le sugiero al señor Almodóvar que haga una película cuyos protagonistas sean mujeres tapadas hasta los ojos con el burkha, que nos muestren de una forma muy plástica y natural el papel de la mujer en la familia. El día que haga esa película, les prometo que no me la pierdo.


En resumidas cuentas, insisto en que de ninguna manera se puede negar a nadie el derecho a expresar lo que quiera y en la forma concreta que quiera. Esto hace el señor Almodóvar, y ciertamente los modelos de familia que él muestra se dan. Claro que se dan. Pero lo que yo no admito -y mi opinión es tan respetable como la de él- es que el modelo que la Iglesia ofrece y ha ofrecido siempre, y que pertenece a nuestra identidad cultural, sea atacado de la forma sectaria con que este señor y otros lo hacen en el cine. Un cine, el español, en gran medida subvencionado y pagado con los dineros de todos, de los católicos también.

No juzgo ni critico a ninguna familia. A ninguna. La vida da lo que da, y no hay más. Pero no aceptaré de ninguna manera el insulto gratuito y la imposición por la fuerza de formas de pensar y de actuar que algunos demócratas de salón nos quieren imponer. Y esto es lo que ha hecho el señor Almodóvar.

Y ya para rematar, señores responsables de nuestro cine. Estrújense el cerebro en unos buenos guiones. Hagan películas entretenidas que podamos ver sin sonrojarnos, y déjense de tanta producción casposa que no hay quien la aguante. Y luego pidan dinero público. Y protección para sus películas en la televisión. Y hablen de ello. Con naturalidad y coraje. Y déjense de marear la perdiz con asuntos de los que ni saben ni quieren saber, como es la Iglesia y el Papa. Si no están por la labor, pongan ya en su profesión el añorado 'The End' y dejen paso a los que vengan detrás. Lo agradeceremos todos.

Justo García Turza

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