Zapatero y su Gabinete el referente del laicismo en Europa

Un diplomático curtido en el Islam, nuevo nuncio del Papa en España

Tras ocupar el cargo en Indonesia, Timor Oriental y Nigeria, Renzo Fratini deberá suavizar la relación de la Iglesia con el Gobierno

El Vaticano ha movido ficha. El arzobispo italiano monseñor Renzo Fratini se convirtió ayer en el nuevo representante del Papa en España.
Entre las tareas más inmediatas del nuevo nuncio destacarán su intervención en la elección de obispos y el fomento de las relaciones Iglesia-Estado.

Es el número 102 en la Historia de nuestro país y «uno de los más prestigiosos diplomáticos de la Iglesia y experto en países islámicos», según apuntaron fuentes de la Santa Sede. No hay más que echar un vistazo a su currículum para confirmarlo. Desde su Urbisaglia natal, en la región de Las Marcas, situada en el centro de Italia, ha recorrido un largo camino.

A sus 65 años, ha sido pro-nuncio en Pakistán (1993-1998) y legado pontificio en Indonesia (1998-2004) y en Timor Oriental (2003-2004). Por si fuera poco, en los últimos cinco años ha ocupado el cargo de nuncio en Nigeria, que acoge más de 200 etnias y ha sufrido conflictos atroces entre musulmanes y cristianos, con más de 12.000 muertos en los últimos 20 años.

Sus detractores sólo apuntan una debilidad: aunque habla perfectamente castellano, tiene muy poca experiencia en el mundo hispano. Ha desempeñado funciones en Japón, Etiopía, Grecia, Jerusalén, Palestina, Francia..., pero en su expediente sólo aparece Ecuador como destino dentro de la órbita iberoamericana.

Pese a todo, quienes lo conocen no dudan en subrayar su valía. «Vivimos en una situación complejísima, tanto en el mundo como en España. Y si eligen a un hombre como él, por algo será», deja caer Pablo Puente Buces, un peso pesado de la diplomacia vaticana.
Como ex nuncio en Gran Bretaña, Líbano, Kuwait, Guinea-Bissau..., acumula una experiencia ingente y no le ha faltado ocasión de cruzarse con Renzo Fratini. En 1980, Puente Buces fue legado pontificio en Indonesia, así que con toda seguridad habrá proporcionado valiosos consejos a Fratini cuando el arzobispo italiano tuvo que desplazarse hasta allí.

La cara más amable

Al igual que su predecesor, se esmerará en ofrecer su cara más amable y conciliadora. La 'finezza' romana abre muchas puertas o, al menos, contribuye a hacer más llevadera la convivencia. Prueba de ello fue el encuentro del 15 de febrero de 2008 entre Monteiro de Castro y el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Tras una cena celebrada en la sede de la Nunciatura -bien regada con vinos Ribera de Duero, Albariño y champán- se logró rebajar en parte la tensión entre el Ejecutivo y el Episcopado español.

De esa manera, se intentaba poner sordina a las durísimas acusaciones de los cardenales, durante una concentración en defensa de la familia en diciembre de 2007, que recriminaban al Gobierno por «vulnerar los derechos humanos y hacer retroceder la democracia» por impulsar leyes sociales «contrarias al Derecho Natural».

A día de hoy, la polémica sigue servida. La ley del aborto, el matrimonio homosexual, la manipulación de las células madre y la futura Ley de Libertad Religiosa -que contemplaría la retirada de símbolos religiosos de centros educativos y públicos- son piedra de escándalo para la Conferencia Episcopal y los sectores más conservadores del Vaticano. Desde hace tiempo, ya no es Francia el referente del laicismo en Europa, sino Zapatero y su Gabinete. Es lo que se piensa en Roma. Ahora queda la incógnita de cuál será la estrategia de la diplomacia vaticana.

ISABEL URRUTIA
SUR.es 21.08.09

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