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9.10.09

El envalentonamiento y descaro con el que plantean reivindicaciones los musulmanes


La alberca del moro, un artículo escrito por Carlos Herrera, un periodista valiente e independiente que no duda en ser “políticamente incorrecto” y que sin temores a represalias llama las cosas por su nombre, lo sorprendente de su exposición es como con una inocencia envidiable, y a pesar de todas las muestra y manifestaciones que padecemos a diario en post de la islamización, aun a pesar de, le queda FE y confianza en las feministas, aquellas que en tiempos no tan lejanos gritaban por la igualdad de sexos, esperando que levantaran la voz y las armas femeninas para defender el cumplimiento de los derechos que nos otorga nuestra constitución a todas las mujeres que residen en territorio español, pero nada, visto lo visto, estas hace tiempo que se han extinguido.

La alberca del moro

Supuse, desde mi ignorancia, que un alud de feministas saltaría de sus asientos

Un grupo –ignoro si muy nutrido– de musulmanes residentes en comarcas leridanas como Segarra o Urgell y, al parecer, también en la propia capital, se han dirigido a sus respectivos ayuntamientos para exigir que las piscinas municipales segreguen debidamente a los hombres y a las mujeres o para que, al menos, exista un horario especial mediante el cual las mujeres musulmanas, las suyas, puedan bañarse al abrigo de miradas de hombre alguno, musulmán o no.

Ante este mensaje medieval, coherente al fin y al cabo con el islam teórico y con sus prácticas sociales en los países en los que impera, algunos alcaldes se han adelantado a responder muy educadamente que no es posible ya que la Constitución no permite ese tipo de segregaciones y que lo más que pueden hacer es limitar esa separación a los vestuarios.

El de Cervera, localidad en la que se escenifica la Pasión de Cristo cuando llega la Cuaresma en el espectacular teatro que construyó el propio patronato y que sigue siendo un modelo de buen trabajo y de mejor tradición, fue el primero en decir que no, que muchas gracias por la sugerencia (si pueden, por cierto, no descuiden conocer ese pueblo, su universidad, sus murallas, la Paería, la iglesia de San Antonio, merecen una visita: gente buena y ‘ferma’ como su tierra).

Inmediatamente algunos malpensados han comenzado a elucubrar lo que ocurriría si algún día un musulmán obtuviera una alcaldía en las comarcas del Segre: a no ser que lo impidieran determinados resortes legales, nos tendríamos que tragar dobladas sus pretensiones. ¿Es ese un escenario posible? Gran pregunta sin respuesta clara y determinante.

A tenor de la alianza de civilizaciones que, por lo visto, tenemos que tejer con elementos de este jaez, valdría aventurar que el envalentonamiento y descaro con el que plantean reivindicaciones, que ni por asomo contemplarían a la inversa en sus lugares de origen, viene consentido de largo por la actitud tolerante de muchos partidarios del multiculturalismo.

Efectivamente, desde la descerebrada y anacrónica exigencia de estos colectivos de musulmanes, ninguno de los severos líderes sociales que tanto velan por laicismos militantes y otras muestras de anticatolicismo, ninguno, ha abierto su boquita de piñón.

Supuse, desde mi ignorancia definitiva, que un alud de asociaciones feministas saltarían de sus asientos de milimétricas observadoras del match diario que juegan hombres y mujeres en la sociedad para ensordecernos a todos con su protesta firme y tajante. Pues menudo chasco. Ni una. Pero es que ni una. Ninguna de estas valerosas gudaris de la igualdad ha mostrado su solidaridad con las mujeres musulmanas que tienen que bañarse con hábito y a las que pretenden encerrar en una alberca solitaria para que remojen sus carnes al atardecer.

Son culturas con tinte atávico que irán transformándose a medida que convivan con la realidad de occidente, piensan. O deben pensar. ¡Y una mierda! Más tiempo llevan en Francia y la imposición del velo sigue sin resolverse a pesar de la determinación inapelable del Estado francés.

Cuando los colectivos musulmanes exigen que, por ejemplo, no se les pueda practicar cacheos corporales, que se retoquen leyes del ruido para poder expandir el llamamiento a la oración en barrios enteros, que se creen tribunales especiales y voluntarios para juzgarles según la arcaica Shariah de la que tenemos alguna noticia ya o crear un criterio ‘Rushdie’ de la justicia y poder actuar enérgicamente contra los que critican el islam –por ejemplo, este artículo–, están soliviantando la progresión hacia la justicia y la igualdad que emprendió occidente cientos de años atrás. Si no se es tajante en la defensa de esos valores y se juega con gilipolleces de alianzas, de multiculturalismo

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4 comentarios :

  1. Anónimo8/10/09

    Brillante herrera.

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  2. Celta8/10/09

    Y más ejemplos de como se comporta esta gente en europa, negándose a civilizarse y a respetar los derechos de las mujeres:

    Hace una década Tulay Gorem, una adolescente británica de origen turco, desapareció de su casa de Londres.
    Ahora, su padre y sus tíos se sientan en el banquillo por el asesinato.
    Tras años de silencio, su propia madre ha contado que todo fue un crimen de honor.
    Según ha contado el fiscal, Jonathan Laidlaw, en el juicio que ahora se celebra, Tulay había perdido la virginidad con su novio Hilal Unal, un hombre también musulmán que le doblaba la edad. Al parecer, la chica y su amado intentaron casarse, pero la familia no lo consintió porque el Unal pertenecía a otra confesión del Islam y, además, la chica estaba prometida con un primo suyo.

    "El padre de Tulay estaba encorelizado y tenía la sensación de que su reputación y la de parte de su familia había sido destruida", dijo el fiscal.

    http://www.elmundo.es/elmundo/2009/10/08/internacional/1255021245.html

    Si nuestros politicos aceptaran de una vez que estas gentes son incapaces de integrarse y tomasen medidas en consecuencia, otro gallo cantaria.

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  3. Gracias Celta por la información, la reproduzco para todos.
    Saludos

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  4. Anónimo10/10/09

    Saludos, Monmar.

    Sueles poner el enlace a la noticia original pero esta vez se te ha pasado, y vale la pena porque la cosa es tan delirante que sigo sin creérmela después de verla. Aquí está:

    http://www.timesonline.co.uk/tol/comment/faith/article4749183.ece

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