Turquía cada vez más lejos de Europa

Turquía frente a la UE

En un informe que está terminando de elaborar la Comisión Europea se prevé la próxima adhesión de Croacia y Macedonia al club formado ya por 27 países, y se sugiere que Turquía no cumple los requisitos necesarios para ingresar.
Al contrario, parece estar haciendo lo que no debe.

Croacia tiene 56.000 kilómetros cuadrados, poco más que una décima parte de España, y una población de 4,6 millones de habitantes. Macedonia, 25.000 kilómetros cuadrados y 2,1 millones de habitantes.

La religión no es un valor que la UE tenga oficialmente en cuenta, pero ambos países son mayoritariamente cristianos, pese a que Macedonia tiene un 33 por ciento de musulmanes cuya integración en las costumbres europeas puede ser difícil.

El caso de Turquía es diferente: a la vista de la UE, y aunque no lo plasme con gran contundencia, este país está yendo hacia atrás, pese a mejorar algunas de sus leyes para homologarse con los actuales 27. Pero las minorías siguen careciendo de derechos fundamentales, igual que las mujeres y los sindicatos.

Hay algo más que no se escribe: con sus 783.000 kilómetros cuadrados, que es una España y media, y 78 millones de habitantes, prácticamente todos musulmanes, no parece un país muy equiparable al resto, sobre todo porque está reislamizándose.

Su gobierno, con gran base religiosa, está convirtiendo poco a poco en teocracia el sistema laico que había creado Ataturk a partir de 1923, además de estar acercándose a Irán, a pesar de que las mayorías de ambos países son de distinta obediencia islámica: los turcos son sunnitas y los iraníes chiítas, diferencia que muchas veces ha sido motivo de guerras.

Pero es que, además, Turquía siempre fue un aliado de occidente y, sobre todo, de Israel, situación que está cambiando con el actual jefe del Estado, Abdullah Gul y el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan. No sólo se están poniendo al lado de sus hermanos de fe en asuntos cruciales, como por ejemplo negándole el paso a aviones espía y de combate a su aliado tradicional, EE.UU., algo que antes no ocurría, sino que están rompiendo su pacto tácito de cooperación con Israel, la única democracia de medio oriente y, desde luego, de cultura mucho más europea que la turca.

Una situación que les gusta cada vez menos a los países europeos de más peso, como Francia y Alemania. Por lo que la “Alianza de Civilizaciones” de Zapatero y Erdogan no resulta aceptable: son los turcos los únicos que tienen que cambiar adaptándose a Europa, no los europeos a Turquía.

Noticia: ElDiarioExterior.com

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