Jueves, 8 de Septiembre de 2011 - Se cumplen diez años de los atentados terroristas contra Estados Unidos, un acto de fanáticos que causó la muerte en condiciones espantosas de casi cuatro mil personas inocentes. La despiadada agresión cambió el curso de la historia, al hacer de los conflictos religiosos y las luchas por el poder del Medio Oriente, una realidad global.
Desde hacía unos años agencias de inteligencia occidentales habían advertido que grupos de fanáticos preparaban ataques contra Estados Unidos y Europa. Pero un falso sentido de la seguridad impidió que se tomaran precauciones contra los movimientos radicales del Medio Oriente, al punto de que, después de una conferencia que tuvo lugar en Escandinavia para llegar a acuerdos entre países árabes e Israel, fue liberado Mohammed Atta, el cerebro que más tarde gestaría y llevaría a cabo los atentados de septiembre.
En esa nefasta fecha la internacional del terror, o más bien debe hablarse de la internacional del fanatismo y de la intolerancia extrema, trasladó al Primer Mundo los horrores que a lo largo de un siglo han desangrado al Segundo y Tercer mundos y paralizado su desarrollo. Corrientes islámicas extremistas, talibanes, partidos comunistas, sectas maoístas y luego chavistas, grupos de enloquecidos, todos en posesión "de la verdad suprema" y preparados para perpetrar las peores carnicerías de inocentes, irrumpieron en los escenarios mundiales.
Uno de los detonadores de la violencia es que la separación entre Estado y religión no se ha consumado en el Mundo Islámico, lo que vuelve difícil que esos regímenes erradiquen las tendencias extremistas en su seno. El otro es la tolerancia, o ceguera, de los países occidentales a posturas políticas que desconocen el Orden de Derecho y confabulan contra la vida en Democracia. De allí que eventos muchísimo más mortíferos en los países emergentes, o los países que están en proceso de implosión, se hayan visto como rebeliones válidas, como reacciones a un "injusto orden social".
Compartimos el dolor de esa tragedia
A los atentados siguió una escalada de amenazas, nuevos ataques, matanzas y surgimiento de alianzas entre regímenes radicales y gobiernos autoritarios, como la de Chávez y Castro con Irán y Libia. Ha habido tomas de hoteles en la India, ataques dinamiteros contra barcos de guerra, explosiones en embajadas, ametrallamientos en discotecas y creciente agresividad de las bandas terroristas. Y lo que son miles de muertos en Occidente son centenares de miles y millones en las regiones de África bajo ataque de los islamistas, alentados para exterminar a sangre y fuego, sin piedad alguna, a "los infieles".
Inglaterra es otro ejemplo de nación pacífica y tolerante, que ha tenido que enfrentar atentados perpetrados por indivíduos a los que acogió en su seno. Eso movió al Primer Ministro Cameron a pedir una revisión de leyes y posturas oficiales, pues ahora el enemigo está fuera pero también está dentro, haciendo uso de la garantía democrática para complotar contra esa misma Democracia.
Nadie puede vivir al lado de apestados sin contagiarse. Tanta amenaza son para Inglaterra como para los Estados Unidos los predicadores islámicos radicales en Leeds o Detroit, como el entronizamiento en Bolivia de un salvaje que está convirtiendo a su país en un narcoestado, o regímenes como el de Gadafi.
La aldea global hace de todos los hombres hermanos en las alegrías y las amarguras, motivando la profunda tristeza que sentimos al recordar a las víctimas y los héroes del fatídico 9/11.
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Lo siento mucho por las victimas y siempre lo sentiré
ResponderEliminarPero yo ya sabes que opino que la "versión oficial" tiene muchos cabos sueltos por atar