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12.10.11

A sus doce años la secuestran, la violan y la obligan a casarse con un musulmán

Así actúa la llamada por los musulmanes “religión de la paz” sin embargo el fundamentalismo que profesan no les permite usar la razón y se mueven por impulsos irracionales, un comportamiento indigno que nos aterroriza, sabemos que en todos los países existen enfermos mentales capaces de crear el sufrimiento en todos sus actos, pero estos indeseables son severamente castigados por las leyes que se rigen los países democráticos, este no es el caso en los países musulmanes, nunca se denuncian los agravios cometidos contra la dignidad de las mujeres, el crimen, el horror de las violaciones, la lapidación, todo está permitido por designación del Corán, así lo afirman los propios musulmanes y no solamente los fanáticos. El islam puede ser cualquier cosa pero desde luego nunca una religión de paz, y menos si se trata de las minorías cristianas como es este caso. Históricamente el islam nunca ha respetado la libertad religiosa, cuando los musulmanes llegan a ser mayoria, los cristianos aunque se les permita vivir se convierten en ciudadanos sin derechos, de segunda, perseguidos y humillados.

Secuestrada y violada en repetidas ocasiones, durante ocho meses, por un grupo de militantes islámicos. Devastada y traumatizada, la han convertido y obligado a casarse con un musulman.

La historia de Ana (nombre ficticio), joven cristiana de 12 años, es similar a la de alrededor de 700 niñas y chicas cristianas, y por lo menos 250 hindúes que cada año sufren la terrible violencia y el abuso en Pakistán. Los musulmanes, dicen fuentes de Fides en Punjab comprometidas en ayudarlas «las ven como objetos, bienes, las tratan como animales

(Fides) Hay un fuerte resentimiento en la comunidad cristiana en Pakistán, tras un nuevo caso de violencia sin ser castigados. Cómo informan fuentes de confianza a la Agencia Fides, “los secuestradores y violadores de Ana están libres, porque pertenecen al grupo radical islámico Lashkar-e-Tayyaba (bandidos para el terrorismo) y la policía se ha negado incluso a ordenar un examen médico“. El magistrado de la zona ha registrado una denuncia en contra de algunos hombres musulmanes, pero no ha facilitado las medidas restrictivas contra ellos. La policía pidió a los padres de Ana entregar a la niña al “marido legal“ (el violador), si no, podrían tener proceso penal.

Ana es la hija de doce años de Arif Masih, un barrendero de Shahdra, una ciudad cerca de Lahore, capital de la provincia de Punjab. Ana fue secuestrada por dos hombres musulmanes el 24 de diciembre de 2010, atraída por el engaño de una amiga. Golpeada y violada por varios días, se vio obligado a firmar unos documentos que dan fe de su conversión y el matrimonio con uno de los criminales, Muhammad Irfan.

El 5 de enero de 2011 su padre presentó una denuncia (First Information Report) contra las personas desconocidas. Sólo en septiembre, ocho meses después de su desaparición, Ana llamó a su familia desde Tandianwalla, en el distrito de Faisalabad, a 190 kilómetros de Lahore. Informó que había sido secuestrada, pero que había podido huir. De vuelta a casa, contó su historia al juez. Pero Muhammad Irfan presentó un certificado de matrimonio, con el que el delito de violación caducaba. La policía ha aconsejado a los padres de Ana devolverla a su torturador. Ana y sus padres en ka actualidad están escondidos y militantes de Lashkar-e-Tayyaba les buscan.

“Entre otras cosas, el matrimonio con menos de 16 años es ilegal. Esto demuestra que el gobierno, la magistratura y la policía de Punjab están tratando de cubrir las fechorías de los grupos radicales islámicos y son cómplices“, señala una fuente de Fides. En Pakistán, es una práctica común de los grupos extremistas el secuestrar y violarlar a niñas pertenecientes a minorías religiosas, cristianas e hindúes. Según Motumal Amarnath, abogado y miembro de la “Comisión de Derechos Humanos de Pakistán,“ Ong conocida y difundida en todas las provincias, cada mes, 20 niñas hindúes son secuestrados y convertidos a la fuerza.

Las organizaciones cristianas y la sociedad civil han recogido muchos casos e historias que la policía no ha investigado, por ello piden al gobierno de tomar medidas decisivas y recurrir a las Naciones Unidas para detener los abusos de los derechos humanos.

1 comentario :

  1. Anónimo14/10/11

    Una religión, una fe, una ley y una cultura emanada de ello que produce, propicia y consiente actos como este y otros mucho peores, merece ser erradicada de la faz de la tierra y no en nombre de la religión, si no en nombre de la decencia, los derechos humanos y la civilización. El Salvajismo se tiene que erradicar.
    Saluditos.

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