El viernes, 13 de abril 2012, Lars Hedegaard, presidente de la Sociedad danesa de Prensa Libre, historiador y periodista, apeló a la Corte Suprema de Dinamarca para revocar el fallo dictado por el Tribunal Superior de Dinamarca el 3 de mayo de 2011, después de dos años en los tribunales inferiores, por los supuesto cargos de "incitación al odio."
Lars Hedegaard habló en privado sobre el tratamiento de la mujer musulmana: Una cinta de sus declaraciones se difundió, al parecer, sin su conocimiento o aprobación. La precisión de lo que dijo no estaba en disputa. Un veredicto se espera esta semana. En realidad lo que está en juicio es Dinamarca.
Esta son sus palabras finales en la Corte, publicadas por él mismo AQUI
Honorable Corte Suprema de Justicia.
Mi abogado ha presentado argumentos jurídicos en el sentido de que debo ser absuelto, y me abstendré de dar más detalles.
Sin embargo, permítanme expresar mi desconcierto tranquilo de que alguien pueda afirmar que ha sido mi intención acusar a todos los padre musulmanes en el mundo de abusar de sus hijos, especialmente teniendo en cuenta el hecho de que he explicado detenidamente que nunca fue mi intención difundir una opinión tan absurda.
Precisamente por esa razón, habría acogido con satisfacción la oportunidad de examinar las declaraciones que me acusan de haber pronunciado publicamente antes de que se colocaran en Internet. Si el entrevistador hubiera realizado esta básica obligación periodística, yo habría exigido que mis comentarios se corrigieran a fin de reflejar mis verdaderas opiniones y el fiscal podría haberse ahorrado la molestia de arrastrarse conmigo a través de los tribunales.
Estoy aún más confundido en una de las afirmaciones sobre mi persona que ha sido distribuida en conexión con este caso, es decir, que soy un racista. Nunca he sido, no soy ahora y nunca seré un racista. Por el contrario, toda mi vida me he opuesto a las actitudes racistas, me refiero al odio hacia el habla y denigración de las personas por su origen, color de piel u otras características raciales, en otras palabras, antipatía contra él o los malos tratos a las personas por circunstancias sobre las cuales no tienen ningun control.
El Islam no es una carrera y por lo tanto, la crítica del Islam no puede ser el racismo.
El Islam, que se esconde detrás de todo este caso, ha sido descrito a partir de una variedad de puntos de vista. Algunos dicen que es una religión, otros que es una ideología global que contiene una religión, otros enfatizan sus normas culturales, sus costumbres y prácticas transmitidas culturalmente. Hay quienes sostienen que el Islam es tan multifacético que es imposible describirlo.
Pero a pesar de su acercamiento, debe quedar claro que el Islam no es un atributo humano hereditario.
Si nuestra libertad occidental significa algo en absoluto, debemos insistir en que cada persona adulta es responsable de sus creencias, opiniones, cultura, hábitos y acciones.
Gozamos de la libertad política y disfrutamos de la libertad de religión. Esto implica un derecho ilimitado a la gran difusión de la propia ideología política y creencias religiosas. Así es como debe ser. Pero el precio que todos tenemos que pagar por esta libertad es que los demás tienen derecho a criticar nuestra política, nuestra religión y nuestra cultura.
Portavoces islámicos tienen la libertad para defender su concepto de la sociedad, lo que implica la introducción de una teocracia gobernada por leyes dadas por Dios, es decir, la sharia, la abolición de las leyes hechas por el hombre, lo que implica la libertad de expresión y la democracia. Ellos son libres de pensar que las mujeres son inferiores a los hombres en lo que concierne a sus derechos y su búsqueda de la felicidad. Incluso tienen derecho a difundir esas opiniones.
No puedo recordar un solo caso en este país, donde un portavoz islámico haya sido procesado por decir que, por supuesto, la sharia se convertirá en la ley de la tierra una vez que las realidades demográficas y políticas lo hagan posible. A pesar del hecho de que tenemos varios ejemplos de ello, por ejemplo, los imanes que han declarado abiertamente que la imposición de la teocracia es un deber religioso que incumbe a todos los creyentes.
A cambio, estos teócratas y los defensores de la sharia deben aceptar el derecho de aquellos que creen en la democracia, las instituciones libres y la igualdad humana a criticar el Islam y de oponerse a su difusión y las normas culturales atávicas practicadas por algunos musulmanes.
Es este derecho -incluso diría que es el deber- de describir, criticar y oponerme a una ideología totalitaria que he tratado de ejercer en la medida de mi capacidad.
Mi voz y mis escritos no han tenido otro propósito que el de alertar a mis conciudadanos de los riesgos inherentes en el concepto islámico del estado y la ley.
No he ocultado el hecho de que considero que esta lucha por nuestras libertades es la lucha política más importante de nuestro tiempo.
Yo no sería capaz de vivir con mi conciencia culpable si, por temor a la condena pública y el ridículo, me abstuviera de decir la verdad como yo la veo.
Y a pesar de los resultados de este ensayo, me propongo continuar mi lucha por la libertad de expresión y en contra de los conceptos totalitarios de cualquier signo.
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NOTA: El historiador y periodista danés Lars Hedegaard, fue absuelto ayer por el Tribunal Supremo danés. Siete ministros votaron para revocar, y ninguno votó a favor de mantener el veredicto anterior. La votación, dirigida por el Presidente del Tribunal Supremo Børge Dahl, absolvió al acusado de racismo previsto y discurso de odio.
"Dinamarca es aún una sociedad libre", dijo Hedegaard.
"Dinamarca es aún una sociedad libre", dijo Hedegaard.
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Empieza ya a dar asco la cosa. O sea, que criticar al Islam es racista y xenófobo pero predicar una ideología arcaica basada en el dominio del terror y la fuerza, no.
ResponderEliminarYo voy a más, son incompatibles con nuestra civilización. Que practiquen su fe en sus paises y que se vayan todos de aquí.
Pues sí, Candela. Si criticamos al Islam es racismo y xenofobía, pero todo lo que el Islam ladra contra Occidente, con amenazas de ocupación, muerte y demás, eso no es racismo ni xenofobía. Pueden escupirte o violarte y la respuesta de quienes los protegen es que como vistes provocativamente y ellos vienen de otro mundo y cultura diferente, los excitas y eres tú la culpable. Pueden cometer crímenes de honor y tú no puedes inmiscuirte. Pueden decir lo que quieran que todo les está permitido, pero tu a callar, que calladita estás más guapa.
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