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14.10.06

La crisis del Islam moderno

Las tendencias reformistas del Islam se encuentran paralizadas, por lo que no pueden responder de manera adecuada a los argumentos de los fundamentalistas. Tal es la opinión del erudito egipcio Nasr Hamid Abu Zayd, quien se encuentra exiliado en Holanda. La única salida es considerar el Corán como un producto de la historia.


Acomienzos de los años 90, Nasr Hamid Abu Zayd provocó la ira del sector religioso en Egipto al proponerse estudiar el Corán en un contexto histórico.

Un tribunal egipcio lo encontró culpable de apostasía, crimen que, según la legislación islámica sharia, debe castigarse con la muerte.
Aunque la sharia o Ley Islámica no se aplica en Egipto, Abu Zayd temía por su vida. Decidió exiliarse en Holanda, donde trabaja en la Universidad de Leiden y en la Universidad Humanística de Utrecht. En Occidente, Abu Zayd es considerado uno de los pensadores más críticos del Islam contemporáneo.
En noviembre del año 2005 fue galardonado con el premio Ibn Rushd de la Libertad de Pensamiento.

Al igual que otros reformistas musulmanes, la misión principal de Abu Zayd es reconciliar el Islam con los ideales modernos de libertad, democracia y derechos humanos. El erudito sostiene que el pensamiento reformista actual no logra este objetivo porque elude el debate fundamental sobre la naturaleza de los textos del Corán.

Durante la Edad Media, varios eruditos islámicos redactaron una detallada legislación, considerándola obligatoria en todo lugar y momento. Desde finales del siglo XIX, reformistas musulmanes como el egipcio Mohammed Abduh han cuestionado la validez de esta jurisprudencia, demandando una nueva interpretación del Corán (ijtihad) que mejor se adapte a las exigencias de los nuevos tiempos.

Sin embargo, los reformistas no se atrevieron a cuestionar algo mucho más esencial: la dominante visión dentro del Islam de que el Corán es la palabra de Dios, y que siempre debe por lo tanto aplicarse literalmente. La mayoría de los reformistas optó por manejar el Corán de una manera pragmática, enfocando su atención en aquellos versos que coincidían con sus planes, mientras que ignoraban las partes del Corán incompatibles con su ideología.

Según Abu Zayd, este enfoque continúa dominando el pensamiento reformista islámico, representado hoy día por el egipcio Mohammed Ammara y el pensador musulmán europeo Tariq Ramadan, entre otros.

El Corán contiene versos que resultan irreconciliables con las normas estipuladas por los actuales tratados sobre derechos humanos.
El libro religioso permite la esclavitud.
Impone penas medievales como la amputación de una mano en caso de robo.
Establece un impuesto especial (jizya) para aquellos que no son musulmanes.
Discrimina a las mujeres, otorgándoles por ejemplo menos beneficios que a los hombres en el derecho hereditario.

Al ignorar el problema que estos versos implican, los reformistas se ven imposibilitados a formular una respuesta adecuada a los fundamentalistas que pretenden aplicar literalmente el contenido de estos versos. Abu Zayd sostiene que ésta es la esencia de la parálisis que el pensamiento reformista islámico está sufriendo en la actualidad:
"Esta tendencia de los reformistas lleva a un camino sin salida a la modernización del pensamiento islámico.
Nunca se hallará una solución si se sigue considerando el Corán como algo incuestionable".

Para Abu Zayd, la única posibilidad para lograr reformas concretas reside en un enfoque histórico. El Corán no es un texto estático con normas perfectas que puedan regir eternamente, dice el erudito, sino que es más bien un "discurso dinámico" que interacciona continuamente con las necesidades humanas, en diferentes contextos históricos.

El libro contiene tanto valores universales como aplicaciones de dicho valores según las circunstancias de una determinada época. Si se quiere comprender la sabiduría de estas aplicaciones, hay que considerarlas en su marco histórico.
Como ejemplo, Abu Zayd cita el verso del Corán que estipula que las mujeres sólo pueden recibir la mitad de la cantidad total de la herencia que le corresponde a los hombres. Si se tiene en cuenta que antes de la llegada del Islam a la mujer no le correspondía nada, esta norma es, vista desde su contexto histórico, un avance revolucionario.

El principio que rige esta norma sería, aplicado a la actualidad, que los hombre y las mujeres deben ser iguales ante la ley.Nasr Abu Zayd admite que para la mayoría de los musulmanes, contemplar el Corán desde una perspectiva histórica es un paso trascendental:"Los musulmanes temen que al reconocer la dimensión histórica del Corán, éste pueda perder su carácter sagrado. Comprendo este temor, pero no es razón suficiente para impedirnos enfocar el Corán en un contexto histórico."

El erudito considera que todo sería más viable si los musulmanes tuvieran en cuenta que la idea del Corán como un producto de la historia no es nada nuevo en la teología islámica. Tampoco se trata en absoluto de una invención de Occidente para minar la credibilidad de esta obra religiosa.

En el siglo IX, los mutazilites, escuela teológica del Islam que usaba la razón y la lógica rigurosa, ya consideraba el Corán como "creado", lo que en términos contemporáneos simplemente significa que el libro se consideraba un producto histórico. Esta visión era en dicha época tan polémica como en la actualidad, y terminó siendo desplazada por la visión ortodoxa del Corán como equivalente a la palabra divina, sin comienzo ni fin. La tarea de los reformistas contemporáneos consistiría en revivir las antiguas concepciones de los mutazilites.

Michael Hoebink
16-10-2006



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