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12.11.07

Europa, la invasión tolerada




En Europa, desde el Atlántico hasta los Urales viven cerca de 50 millones de musulmanes. Dentro de los límites de la Unión Europea se estiman en unos 20 millones, y su número crece aceleradamente.



En Suiza son más del 10% de la población, igual que en Rusia.
En Georgia son el 12%, el 15%
En Bulgaria, el 30
En Macedonia, el 60%
En Bosnia-Herzegovina, el 90%
En Albania.
Sólo en Ucrania, Eslovaquia, Islandia, Finlandia, Irlanda, Bielorrusia y los países bálticos el porcentaje de la población musulmana es insignificante o reducido.
La República Checa, Hungria y Croacia parecen escapar relativamente indemnes de esta plaga.
No así Serbia con el 19%, Chipre con el 18% y Rumanía con un porcentaje significativo también.

Esta marea parece no haber alcanzado aún a Polonia. Afortunados polacos. Pero en todas partes el rebaño islámico crece a ojos vista. Y no sólo porque la invasión avanza de forma imparable, sino también porque los musulmanes constituyen el grupo étnico y religioso más prolífico del mundo. Característica favorecida por la poligamia y por el hecho de que el Corán ve en la mujer ante todo un vientre para parir.

EL VIENTRE ISLÁMICO

La fertilidad musulmana es la principal causa de los mayores disturbios y conflictos que agitan el mundo actual. Así lo decía ya Samuel Huntington hace unos diez años en su denostado "Choque de civilizaciones": "El resurgimiento del islam se debe a los índices espectaculares de crecimiento demográfico. (...) Así, el crecimiento de la población islámica es un factor importante que contribuye a los conflictos entre musulmanes y otros a lo largo de las fronteras del mundo islámico" (lo que llama en otra parte "las fronteras sangrientas del islam").

La extraordinaria explosión demográfica musulmana está en el origen del conflicto argelino que dura desde hace unos quince años (enfrentamiento en el cual no entra el elemento occidental), de las guerras de los Balcanes y del Cáucaso, del estado de permanente agitación en Cachemira, de las refriegas continuas en el Kurdistán turco, de los combates intermitentes de Sudán y Somalia, de la guerra civil larvada en Nigeria, etc...

En los años 60 del siglo pasado los musulmanes de Kosovo constituían el 60% del censo de la provincia yugoslava, en los años 90 ya eran el 90%, y hoy son, después de la limpieza étnica que han llevado a cabo contra los serbios, el 98% de ese territorio usurpado (¡con el beneplácito de la Unión Europea!).
En el Libano, el equilibrio étnico-religioso, favorable aún hace 25 años a los cristianos maronitas, se ha roto en favor de los musulmanes, debido sobre todo a la desaforada tasa de natalidad de los chiítas.
En la UE, los bebés musulmanes constituyen todos los años el 10% de los recién nacidos. En Bruxelas el 30%, en Marsella el 60%, y en todas parte el porcentaje está aumentando dramáticamente. En España nacen más moros al año que los que logran colarse en ese mismo lapso de tiempo por nuestras porosas fronteras.

Esto no ocurre porque si. En 1974, el entonces presidente de Argelia Boumedienne habló ante la Asamblea de las Naciones Unidas: "Un día millones de hombres abandonarán el hemisferio sur para irrumpir en el hemisferio norte. Y no lo harán precisamente como amigos. Porque irrumpirán para conquistarlo. Y lo conquistarán poblándolo con sus hijos. Será el vientre de nuestras mujeres el que nos dé la victoria".

La Política del Vientre (que les ha dado a los bosnios musulmanes y a los albanokosovares la victoria sobre los serbios en la antigua Yugoslavia, aunque es cierto que con la decisiva ayuda de... ¡Occidente, encabezado por los EEUU!), es decir la estrategia de exportar seres humanos y hacerlos tener hijos en abundancia, ha sido siempre el sistema más simple y más seguro para apoderarse de un territorio, dominar un país, sustituir a un pueblo o soguzgarlo.

Desde hace siglo el expansionismo islámico se ha desarrollado a la sombra de esa estrategia. Hoy la amenaza del presidente argelino es un precepto. En todas las mezquitas de Europa la oración del viernes va acompañada de la exhortación que incita a las mujeres musulmanas "a parir al menos cinco hijos".

Cualquiera que camine por las calles de una ciudad española o europea verá con sus propios ojos que ese precepto es seguido al pie de la letra por las mujeres musulmanas a partir de los 16 o 17 años (cuando no es antes incluso): es casí imposible no cruzarse cada veinte metros con una de esas rechazables féminas con forma de saco de patatas que no esté visiblemente preñada o vaya empujando algún carrito ocupado (o las dos cosas a la vez) y lleve detrás de su olorosa estela unos cuantos descendientes de diferentes edades y tamaños pululando en todas direcciones.

Es la Danza del Vientre, no esa del tópico hollywoodiense o del turismo de pacotilla, de palmeras, camellos y arenas calientes. Es la infernal Danza del Vientre, la matriz en perpetua ebullición, los hirvientes intestinos en incesante movimiento, el biabólico útero generando sin pausa un pequeño soldado de Alá cada nueve meses, otro futuro violador de cabras, otro moro para repantigarse en los bancos de las plazas, otro berreador callejero, un apoyador de esquinas más para apuntalar nuestros ruinosos edificios (y las farolas de nuestras calles, los buzones de correo y hasta los quioscos de la ONCE), el próximo hombre-bomba que se hará saltar por los aires a la orden de su imán en el venerado nombre del Profeta.

Orianna Falacci lo dice de esta manera: "Se multiplican como ratas". Y un cronista español del siglo XVII, D. Fonseca, apunta, acerca de los moriscos, perpetua amenaza y quebradero de cabeza de su época: "Iban creciendo mucho más que el número de los españoles, y así, aunque por aquel tiempo fueran muchos menos (los moriscos), la buena cuenta dice que dentro de pocos siglos habían de ser ellos los más. (...) Y todos multiplicaban como conejos; y por esta cuenta no es mucho que se doblase el número cada diez años"(D: Fonseca, "Justa expulsión de los moriscos de España", 1612). A aquel problema nuestros inteligentes y valerosos antepasados le pusieron remedio sin flaquezas ni titubeos.

Pero 400 años después de aquella saludable y necesaria medida, y por efecto de un abandono suicida de todo sentimiento nacional, de un decaimiento moral sin precedentes, de una universal deserción intelectual, de una renuncia indigna de todo ideal y de una profunda atrofia del instinto de conservación, volvemos a estar como entonces. Pero esta vez, manifiestamente sin el menor atisbo de la inteligencia y el valor de antaño.

Hoy volvemos a enfrentarnos a una nueva ofensiva del vientre islámico, que amenaza inundarnos con su estirpe inacabable. Nos hemos adormecido en la engañosa ilusión de que lo que tenemos es un regalo de la Providencia y que su disfrute nos está asegurado por los siglos de los siglos a salvo de toda contingencia y accidente. Y que los dioses que nos han colmado con los dones de los que gozamos, también nos preservarán de su perdida y nos salvarán ante cualquier adversidad.

Hemos enterrado toda idea de lucha, toda voluntad de esfuerzo, todo espíritu de sacrificio, toda vocación de progreso, y entregados a los cantos de sirena del hedonismo, del pacifismo, del multiculturalismo, de la igualdad universal y de un relativismo moral absoluto, nos hemos convencido de que la sumisión y el abandono son preferibles a la dignidad y al combate por la existencia.

Negando, contra toda lógica y razón, las lecciones que la Historia no cesa de repetirnos incansablemente, hemos desoído de manera irresponsable las palabras acertadas del poeta que nos advirtiera premonitoriamente que: "El vientre es aún fecundo, que ha parido la Bestia inmunda".

A.P.D

11 comentarios :

  1. Anónimo13/11/07

    CON LO QUE DICES ME DAN GANAS DE RECUPERAR EL TIEMPO PERDIDO, si todas las españolas como yo hicieran lo mismo... pero no lo creo. Nos han vendido desde las revistas femeninas y la TV que tener hijos duele, engorda y se termina la libertad.
    No anima mucho la verdad.
    Tengo 42 años y soy mujer. Estudié hasta los 22 años, después me dediqué a asentarme en el trabajo. No he tenido a nadie que haya querido mantenerme, así que me ha tocado trabajar y no he podido tener hijos. Creo que empieza a ser tarde para poder tener 4 hijos al menos. Pero me gustaría. Y también me gustaría que todas las mujeres parecidas a mi lo hicieran. Ojala despertemos...
    A ver cuando inventan ya de una vez la fecundacion de forma que los bebes no pasen por el vientre de la madre, yo tendría 8 hijos si se pudiera de esta forma.

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  2. Anónimo14/11/07

    Hasta lo del "saco de patatas", el artículo iba muy bien...

    En algún sitio leí sobre las dos
    estrategias del islam:
    -El yihadismo puro y duro. Al modo de al-qaeda o al modo de Irán.
    -El pie en la puerta de Occidente. La magareproducción islámica. Jóvenes que serán "asesorados" en las mezquitas. El modo Saudí.

    Saludos, Monmar

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  3. Estoy de acuerdo contigo, hay maneras y maneras de explicar las cosas, y siempre que se explican con un mínimo de respeto, en este caso verbal, estamos más predispuestos a reconocerlas.

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  4. Anónimo17/11/07

    Mientras el moro está afilando el alfanje para rebanarnos el cuello en el momento que crea oportuno, creo que no deberíamos mostrarnos tan sensibles ante expresiones, tan castizas como inocentes (además de acertadas), como "sacos de patatas" para describir a la mujer árabe-musulmana (por lo menos la que estorba en nuestras calles). Se me ocurren incluso cosas menos elegantes. Despotricar contra nuestros enemigos puede ser, según la forma adoptada para tal menester, "antiestética" o constituir una falta de estilo en un texto destinado a ser publicado en un medio público o dirigido a unos lectores que merecen respeto a su inteligencia y consideración por su interés. Pero centrémonos en lo que importa: estamos ante una invasión que nos llevará en breve a unos hechos de una gravedad que muchos ni siquiera se imaginan, un conflicto que nos destrozará la existencia. No tenemos un problema de léxico, tenemos una amenaza mortal que pende sobre nuestras cabezas. Debemos tomar conciencia de ello. Cuanto alguien avisa de un peligro, lo menos importante es que haga faltas de ortografía en su mensaje o utilice palabras malsonantes. No aspiro al premio Planeta. Se trata de agitar las conciencias, de provocar una reflexión, de denunciar un mal. No se combate el cáncer con agua del Carmen ni con flores de Bach. Insultar al invasor de mi tierra con expresiones que algunos pueden considerar como de dudoso gusto (sobre gustos y colores no hay nada escrito), o que "afean" un texto, no puede ser "lo" importante. Al paso que vamos, pronto, en términos de tiempo histórico, se va a desatar una violencia extrema sobre nuestro suelo. Pongamos los pies sobre tierra. La cosa va en serio. Se viene un tiempo en que los "delicados" y los que se la agarran con papel de fumar serán barridos como briznas de hierba en un vendaval. Hay que centrarse en lo principal, no en lo accesorio, dejarse de escrúpulos y remilgos y empezar a hacer algo de verdad, porque la alimaña que nos acecha no tardará en saltarnos a la cara. Mientras nosotros hablamos de puntos y comas, de sintaxis y de vocabulario, ellos ya tienen la dinamita, la mecha y el encendedor en el bolsillo. Quien avisa no es traidor.

    A.P.D

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  5. Yo sin embargo creo que es una forma caricaturesca de hacer ver el problema, no tanto el insulto como tal, sino el símil, que representa más fácilmente el mensaje final que se pretende en el artículo.

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  6. Anónimo18/11/07

    La burla, la ironía, el sarcasmo, la caricatura, también son "armas" válidas y legítimas para plantear una cuestión, denunciar un mal, atacar a un enemigo. Un análisis y un planfeto son cosas distintas, pero ambas cumplen su misión. Hay "armas" de todo calibre y para toda ocasión.

    Es llamativo y ejemplificador de nuestra mentalidad (o de una cierta mentalidad) el que de un artículo en el que se plantean asuntos de una extrema gravedad para nuestras existencias como españoles, como europeos y como hombres libres (todavía), asuntos expuestos con mayor o mejor fortuna, de acuerdo a las capacidades y conocimientos del que escribe, nos centremos en un exabrupto de menor cuantía o una salida de tono intranscendente presente en la exposición.

    El problema está visto de manera justa, su presentación , en algún aspecto puede ser caricaturesco y salirse del tono general del artículo. ¿Y qué? ¿Importa realmente? ¿Con lo que está cayendo ahí fuera?

    ¿Pretendemos ser caballerosos contra nuestros enemigos? Alguien dice: "Defendámonos contra los que nos quieren borrar de nuestro país, quitarnos nuestra libertad, arrasar nuestra civilización, ponernos la bota en el cuello, pero hagámoslo sin insultos, por favor, no perdamos las formas".

    Exigir corrección en el enfrentamiento (en este caso dialéctico) con el enemigo, la morisma que nos está submergiendo, es como censurar a un polaco de los años 40 del siglo pasado por llamar "cabezas cuadradas" a los invasores alemanes de su país. Esto no es un partido de fútbol en el que es exigible "fair play" a los contendientes.

    No estamos percibiendo todavía el problema en sus reales dimensiones.

    A.P.D

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  7. APD en el fondo y hasta en la forma tienes razón.

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  8. Personalmente quiero dejar constancia que no tiene nada de censurable la exposición que hace A.P.D sobre la invasión que estamos padeciendo los europeos, todo lo contrario, tratar de informar de la realidad que todos conocemos y que solo a unos pocos nos preocupa y hacemos lo posible para divulgarla, [ignorando adjetivos injustificados que solo persiguen tapar bocas], tiene mucho merito en los tiempos que corren.

    En cuanto al léxico elegido hay varias formas para plantear el problema, para los que estamos al corriente de la rapidez con la que Europa en su conjunto esta aceptando la islamización, ni es cuestionable y por descontado nos preocupa mucho mas los hechos que las formas “políticamente correctas” que de poco nos van a servir para evitar los conflictos que se vislumbran.

    Sin embargo quiero aclarar que la misión de toda la información que facilitamos en el Blog, esta dirigida principalmente para los ciudadanos que ignoran el problema, o simplemente cierran los ojos ante la realidad, y aquí si debemos de ser extremadamente cuidadosos y no dar pie a lecturas que puedan ser consideradas por los lectores de “incorrectas” por una sencilla razón, que solo conseguiríamos el resultado opuesto a lo que pretendemos, que le den la razón a los quintacolumnistas y dejen de leer los artículos aquí expuestos la mayoría avalados por prestigiosos estudiosos del Islam, que merecen un respeto y para nada deberían ser descalificados.

    En muchos Foros ya nos tienen colgada la etiqueta de islamofogos, envenenando a la gente a ignorarnos, realizando una campaña contra todo pensamiento libre y tratando de adoctrinar a la ciudadanía en pos de un multiculturalismo falso que nada tiene que ver con la realidad.
    A decir verdad no creo que tardemos mucho en ser perseguidos, empiezan con descalificaciones y etiquetas y acabaremos recibiendo amenazas, los que se llaman “tolerantes” conseguirán hacernos desaparecer de la red, y quien sabe si con el tiempo también del MAPA.

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  9. Anónimo19/11/07

    -Mil aplausos para este articulo, solo añadir que deberias de haverlos insultado un poko mas jeje, Saludos y ir preparandoos...

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  10. Anónimo20/11/07

    EL BÁRBARO EN LA CIUDAD

    Con motivo del 4º centenario de la primera edición del "Quijote" (hace un par de años), se oyeron cosas bastante peregrinas, a fe mía. Los popes autoproclamados y demás monaguillos de la nueva religión políticamente correcta quisieron incluso interpretar a Cervantes en clave progre y reciclarlo en icono republicano, socialista, multicultural, y no me extrañaría que hasta gay, en todo caso en el paladín "avant la lettre" de la Alianza de Civilizaciones", o sea en proislámico. Nada menos. La diarrea mental de la beatería bienpensante tiene esas cosas.

    Nuestra inefable Ministra de Cultura, "de cuyo nombre no quiero acordarme", llegó a decir, en un esfuerzo digno de encomio por superar su propio listón (ya bastante alto) de idioteces y pamplinas, en una feria del libro en Marrakech por esa época (70 % de analfabetismo en Marruecos), rodeada de coranes de todos los tamaños y colores y demás alta literatura del mismo género, que las raíces del "Quijote", y por ende las de nuestra cultura española están también de ese lado del Mediterráneo (norte de África). Tal vez lo decía por los largos años de cautiverio del inmortal manco de Lepanto en los terribles presidios de Argel, y por los interminables siglos de yugo islámico que padeció España hasta el glorioso año de 1492.

    Lo cierto es que en el capítulo LIV de la 2ª parte del "Quijote" se puede leer lo siguiente. "(...) fue inspiración divina lo que movió a Su Majestad (Felipe III) a poner en efecto tan gallarda resolución (la expulsión de los moriscos en 1609), no porque todos fueran culpados, que algunos había cristianos firmes y verdaderos; pero en tan pocos que no se podían oponer a los que no lo eran, y no era bien tener la sierpe (la serpiente) en el seno, teniendo el enemigo en casa". Y en su "Coloquio de los perros" vuelve Cervantes a justificar la expulsión de los moriscos con estos términos: "Celadores prudentísimos tiene nuestra república, que considerando que España cria y tiene en su seno tantas víboras como moriscos, ayudados por Dios hallarán a tanto daño, cierta, presta y segura salida". ¡Y vaya si la hallaron!

    Las duras y acertadas palabras que Cervantes dedica a los moriscos constituyen en cierta manera, obviamente sin haber no ya previsto, sino ni siquiera imaginado a una España por venir tan decaída y renegada de si misma, un "tiro por elevación" dirigido a la morisma de ahora, de nuevo enquistada en nuestro país, repetida ofensiva de una cangrena ya una vez erradicada. Yo lo interpreto así. Y mi convicción profunda es que este renovado desafío que le plantean a la nación española sus enemigos de siempre, tras un intervalo de varios siglos, no tiene otra solución que una nueva expulsión masiva, y cuanto antes mejor, no vaya a ser que una mañana de estas nos despertemos con 5 millones o más de moros en nuestras calles. Por donde han venido se habrán de ir, sino ¡adios España y bienvenida Al-Ándalus 2ª parte! Mientras la progresía nacional y el rebaño de despistados y papanatas que beben su catecismo con imbécil avidez siguen empeñados en hablar de inmigración, de países pobres y ricos, de diversidad, de mestizaje y demás pajaritos preñados, la población musulmana crece en España a un ritmo vertiginoso. Mientras tanto nuestros políticos, los medios de comunicación, los "intelectuales" y demás ONGs discuten del sexo de los ángeles.

    Estoy igualmente persuadido, en vista de la marcha de los acontecimientos últimamente acaecidos en España y de la imparable degradación de nuestra vida nacional, que no tendremos la inteligencia y el coraje imprescindibles para acometer una segunda vez en nuestra historia la necesaria empresa que culminaron con éxito nuestros esforzados antepasados, tras un pulso de ocho siglos contra el islam y el posterior acierto de la expulsión definitiva de los últimos rezagados de la manada de Alá. La España de hoy es un pálido reflejo de lo que fue antaño. No hay un Cervantes para decir alto y claro lo que clama al cielo, y el Felipe que tenemos a la vista para sentarse en el trono de España dudo mucho que pueda acreditar algún día otra superioridad frente a su ilustre tocayo, el tercero de la serie, que su metro noventa y tantos de estatura (aunque eso sí, sabe mucho de regatas y esquía como un auténtico Borbón). Me parece una amarga ironía de la Historia que cuando reine el Felipe actual, se encuentre en España con un conflicto similar al que su homónimo antecesor solucionó hace 400 años: de nuevo la plaga musulmana, el azote mahometano, el enemigo en casa.

    Dice el eminente historiador francés René Grousset (al referirse a los últimos tiempos del Imperio Romano, con unos bárbaros presionando las fronteras, y otros ya instalados en el Imperio) : "Pero hay algo peor que el bárbaro a las puertas de la ciudad, es el bárbaro en la ciudad". Y a ese bárbaro lo estamos alimentando con nuestra sangre. Los 192 muertos de Atocha son las primeras bajas de una guerra que ya ha comenzado.

    René Grousset (1885-1952) "Balance de la Historia", 1946.

    A.P.D

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  11. A.P.D
    Por un interés estrictamente profesional me gustaría contactar contigo.
    ¿Hay alguna forma que me permita hacerlo? ¿Me puedes enviar a través de en un mensaje tu correo?
    Saludos

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