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7.2.08

La Poligamia en Europa

Londres reconoce la poligamia musulmana a efectos de prestación de servicios sociales y publica una normativa para funcionarios prohibiendo la utilización de términos como "terrorismo islámico" o "choque de civilizaciones"

Una. Dos. Tres. Cuatro. Más no. Cuatro esposas simultáneas son suficientes, según el Corán. Siempre y cuando el marido pueda garantizar igualdad de trato a todas. Si no, mejor una sola. O las esclavas que venga en gana. En este caso, sin límite. Así lo ordena el ayat 3 de la sura 4. Pues una, dos, y hasta tres y cuatro por barba, van a pagar los contribuyentes británicos en los servicios sociales a los afectuosos musulmanes polígamos.

El libro sagrado musulmán ordena ser equitativo en el reparto material y emocional. El emocional queda para dentro de las concurridas alcobas, pero que el material sea suficiente para todos y todas lo garantizarán los contribuyentes británicos con sus impuestos. Una, dos, tres y hasta cuatro esposas por creyente tendrán derecho a añadir miembros a la unidad familiar para conseguir mayores exenciones fiscales o viviendas sociales gratuitas más amplias. Y, además, Londres ha ordenado a sus funcionarios eliminar cualquier referencia al terrorismo islámico. A partir de ahora, sólo se hablará de delincuentes o criminales. Así. A secas. El yihadismo ha quedado borrado del lenguaje británico oficial.

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Se calcula en muchos millones las libras que costará mantener la extendida pasión de los aproximadamente mil hombres polígamos musulmanes residentes en el Reino Unido, que, lejos de la orden coránica implícita de poder mantener con suficiencia a su prole conyugal para poder adquirirla, exigirán al estado británico que se haga cargo de ella, a base de pagos directos por esposa (el equivalente a unos 67 dólares por velo), más todos los beneficios fiscales multiplicados por uno, dos y hasta tres o cuatro, más las residencias sociales que deberán multiplicar metros cuadrados por uno, dos, tres o cuatro, según suba el número de habitaciones necesario para acomodar a la espaciosa familia.

"¿Harenes? ¡Un respeto!"

Ya a mediados del año pasado, el gobierno británico constató que existían no menos de un millar de matrimonios musulmanes polígamos con derecho a prestaciones sociales (En Nuevo Digital). Lo que ha hecho ahora es confirmar el derecho a tirar del estado a la hora de garantizar los recursos asistenciales públicos para todo el personal, viviendas sociales gratuitas incluidas, noticia ampliamente recogida en medios internacional árabes y musulmanes donde, en los foros, lectores árabes exigen "respeto" a los occidentales que se quejan de tener que mantener ahora "harenes".

Por cierto, las comparaciones con los harenes no es algo privativo de malévolos occidentales, quejosos con el amplio despligue de amor subvencionado de miles de enamoradizos hombres musulmanes en Europa. El propio primer ministro turco Erdogan decía que se estaban metiendo en "harén ajeno" los periodistas que hace año y pico le criticaban por sus intentos de reinstaurar el pañuelo islámico y por el hecho de que su propia mujer lo llevara (en Nuevo Digital). Ahora, una vez reinstaurado su uso en las universidades, los periodistas y los laicos ya habrán salido del 'harén' particular del jefe del gobierno turco.

En un país donde la bigamia está penada hasta con cuatro años de prisión, la norma general ya no se aplica a la comunidad islámica. De hecho, hay varios trucos para importar esposas desde los países árabes y musulmanes, eludiendo los controles inmigratorios sobre la cantidad de mujeres que se introducen en el país como cónyuges. Una de las posibilidades es divorciarse de una de ellas mediante la ley civil británica, de forma que se pueda traer la nueva esposa legal desde el país musulmán de origen. A ojos de la ley islámica -la única que cuenta para estas unidades familiares-, todas las esposas lo seguirán siendo, puesto que no reconocen validez a un divorcio civil más que como mera estratagema de librarse de una consorte a ojos del estado social británico.

Mansur Escudero: Campeón de la poligamia

No es el Reino Unido el único país donde las comunidades musulmanas albergan matrimonios polígamos. En Italia, algunas fuentes los calculan en unos 15.000 a 16.000. Pero, a diferencia del Reino Unido, inmigrantes organizados en partidos políticos los equiparan al maltrato y piden a las mujeres que denuncien la situación a través de las mismas ‘hot lines’ puestas en marcha para la violencia doméstica. Líderes musulmanes italianos creen, sin embargo, que no se debe denunciar “a un extranjero que llegue a un país europeo con cuatro esposas”. En España, directores de mezquitas y líderes musulmanes también han exigido que se legalicen las segundas mujeres "ya que se han regulado los matrimonios entre homosexuales".

Mansur Escudero, presidente de Junta Islámica, -y abierto defensor de la poligamia- tuvo dos esposas simultáneas, hecho que nunca ocultó. Por cierto, una de ellas murió en extrañas, confusas y muy violentas circunstancias -apuñalada hasta la muerte-, lo que provocó un extremadamente agrio enfrentamiento entre conversos españoles y dio lugar a gravísimas insinuaciones sobre la autoría ‘real’ del crimen, todo ello en medio de 'teorías de la conspiración' sobre ajustes de cuentas entre antiguos aliados neomusulmanes, con anterioridad, viejos camaradas en partidos comunistas de variado pelaje y hoy líderes islámicos conversos.

Sabora Uribe
Junta Islámica -que autodeclaró a aquella mujer como "la primera mártir musulmana española desde la expulsión de los moriscos"- llegó a acusar al entonces presidente del gobierno español, José María Aznar, de no investigar a fondo el crimen -cometido, en principio, por un joven con las facultades psíquicas disminuidas- con el fin de acentuar la división entre los musulmanes españoles conversos, por entonces -1998-, prácticamente los únicos con poder de interlocución ante el estado, en una situación radicalmente distinta del arrinconamiento representativo actual, aunque no de la inquina mutua que los diversos grupos de conversos continúan manifestándose. (En Nuevo Digital: Poligamia de Mansur Escudero y asesinato de Sabora Uribe). En declaraciones a Nuevo Digital, incluso el propio Yusuf Fernández, portavoz de Junta Islámica, relacionaba con "causas religiosas" el asesinato de la esposa de Mansur Escudero (En Nuevo Digital)

Prohibido decir "terrorismo islámico"

En cualquier caso, y mientras se extiende la unidad familiar británica con derecho a prestación social -sólo la musulmana, el resto de candidatos no islámicos se las tendrían que ver con la ley penal y no con los reglamentos de prestaciones sociales-, lo que se reduce de forma paralela es el lenguaje con que los funcionarios británicos podrán denominar lo que, a partir de ahora, sólo llevará nombres genéricos de delincuencia común o apelativos como "malas personas", "extremistas" o "violentos".

Según el ‘manual de estilo’ sobre antiterrorismo repartido a los funcionarios, se abandonarán términos como “confrontación/choque de civilizaciones/culturas”, que serán sustituidos en cualquier tipo de intervención por discursos sobre los valores “compartidos”. Por supuesto, cualquier referencia “islámica” o “musulmana” asociada a palabras como “terrorismo” o “atentado” queda vetada como “retórica agresiva” que relaciona al islam con la violencia y que, según este manual, será evitada en toda circunstancia y situación. A partir de ahora se deberá hablar de “extremismo violento” o de “asesinos criminales” pero nunca de “fundamentalismo yihadista” o de “terroristas islámicos” y, además, ya no existirá “Occidente” ni la “comunidad musulmana”, conceptos que podrían implicar agresividad y enfrentamiento en las mentes de los creyentes islámicos a los que no se desea enojar.

Estas directrices, según el Home Office, “no aluden a (intenciones de) corrección política, sino de efectividad (puesto que) las pruebas demuestran que la gente deja de escuchar si cree que se la está atacando”. Mientras tanto, y quizás sólo por el momento, los medios de información aún pueden utilizar el término de “musulmán” aplicado al virulento imán que, en sus sermones de su mezquita de Londres, clamaba ante un enfurecido auditorio que las tropas británicas y estadounidenses violaban a mujeres y niños iraquíes. Ahora está siendo juzgado por cargos de incitación al terrorismo, cargos que Abu Izzadeen y los suyos niegan. Por cierto, este es el imán que interrumpió el año pasado a John Reid, entonces responsable precisamente del Home Office, cuando pronunciaba un discurso en un barrio de Londres sobre el extremismo islámico. Izzadeen se levantó y le gritó: “¿Cómo se atreve usted a venir a una zona musulmana?”. En efecto, Reid no volvió.

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