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10.7.09

Las diferencias interétnicas han propiciado el brote de violencia en Xinjiang

Desde la colina del barrio de chabolas de Yamashan, basta un vistazo rápido para apreciar la política de segregación étnica entre uigures y han que ha creado el caldo de cultivo para el estallido de violencia de esta semana en Urumqi, la capital de la región china de Xinjiang.

Ver: Alá es grande, Xinjiang no es China

Donde hace dos décadas se levantaban endebles casas de adobe, habitadas por la población autóctona uigur, hoy emerge una maraña de rascacielos que albergan bancos, hoteles y karaokes regentados por los han, la etnia mayoritaria china. Junto a ellos, destacan las villas estilo sueño americano de los han, emprendedores natos, que asocian el progreso con el consumo y el desarrollo desenfrenado.

Declive de la cultura uigur

La llegada masiva de inmigrantes han a Urumqi en 1949 representaban el 6% de la población; actualmente más del 40% ha modificado inexorablemente el paisaje, engullendo insaciablemente las últimas migajas de la tradición cultural uigur, marcada por el islam.

Pese a los esfuerzos del Gobierno chino por imponer en Xinjiang el mandarín, la lengua común de los chinos, pocos aquí hablan o aceptan expresarse en ella: se comunican en lengua uigur, que pertenece a la misma familia que el turco. Aún así, son conscientes de las consecuencias de la progresiva supresión de la lengua autóctona en el sistema educativo.

"Si los niños no aprenden el idioma uigur no conocerán su cultura ni su religión y, por lo tanto, no serán uigures. El Gobierno chino nos está destruyendo por medio del idioma", denunció un joven uigur a Amnistía Internacional.

La convivencia entre las dos etnias nunca se había visto tan amenazada como en la última semana. "10.000 uigures viven en este barrio y entre nosotros hay siete familias chinas. Nunca hubo problemas entre nosotros y tampoco los hay ahora, pese a lo que está sucediendo. Ellos hacen su vida y nosotros la nuestra, cada uno con sus tradiciones", indica el líder de la comunidad, un fornido uigur de 40 años.

Sin matrimonios mixtos

"Pero somos musulmanes y no podemos aceptar por ejemplo los matrimonios mixtos entre han y uigures", matiza Ahmed, el nombre ficticio de este hombre que, como el resto de interlocutores, exige que su verdadera identidad se mantenga anónima por miedo a represalias.

Desde el domingo nadie se fía de nadie y son muchas las historias de represión que han visto o escuchado en los últimos días. "El martes vinieron los han armados. Eran miles y nosotros apenas unos 40 hombres. La Policía trataba de frenar la violencia, pero permitía las incursiones de los han. Sólo nos reprimían a nosotros".

Manipulación informativa

"Por si fuera poco, la televisión oficial china sólo explica el conflicto desde el punto de vista de los han. Nosotros no tenemos voz", explica a Público una enfermera que vive en el lado uigur y chapurrea algunas palabras en inglés.

Nadie pone en duda en Yamashan que la llegada masiva de los han ha traído el progreso económico. Pero este desarrollismo no ha servido para que cale el mensaje nacionalista del Gobierno chino.

"No nos importa que nuestros hijos canten el himno chino en las escuelas cuando se iza la bandera todas las mañanas. Pero si mañana nos colonizaran los americanos, no tendríamos problema en someternos a su insignia nacional. A nosotros lo que nos importa es el islam", resume.
Del otro lado de la ciudad, en la Universidad de Xinjiang, los jeans y el lenguaje refinado sustituyen a los hiyab y el griterío de las clases populares uigures. Un contraste que no modifica las razones para comprender la explosión de violencia interétnica.

"Me gustaría poder desempeñar todas las actividades sociales en mi lengua y seguir construyendo mi propia cultura. Pero es imposible y eso nos provoca insatisfacción", indica un grupo de estudiantes uigur. "Residimos en el campus y no se nos permite utilizar el uigur en clase, excepto para cursos específicos".

"También hay restricciones a nivel religioso: no podemos orar ni ayunar durante el Ramadán dentro del recinto universitario", asegura una de ellas. "Aquí hay dormitorios para han y para uigures, muy pocos se mezclan, llevan vidas separadas", explica otra, antes de pedir al periodista que deje de hacer preguntas "porque no se puede hablar libremente. Aunque piense que no, nos vigilan, nos escuchan".

Represión en la universidad

Apenas unos minutos después de finalizar la conversación, una mujer que se presenta como representante de la oficina de Asuntos Exteriores de la Facultad sugiere al periodista que "es mejor que abandone el recinto".

"No es por censura, sino por su propia seguridad. Hay mucho peligro y no queremos que le suceda nada", agrega, a pesar de que el espacio universitario presenta el paisaje habitual de un lugar como éste: estudiantes paseando y leyendo en el césped.

"Estamos pidiendo a los estudiantes, tanto a han como a uigures, que vuelvan a sus lugares de origen cuando acaben los exámenes. Queremos evitar nuevos incidentes", concede la responsable, resumiendo la estrategia de Pekín para poner fin a la violencia: reprimir y dejar que el tiempo o la dominación han resuelva un conflicto que se remonta a varios siglos atrás por el control de la región.

Heriberto Araújo- Urumqi (China)

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Resumen

Los sangrientos incidentes en Urumqi, donde en los últimos días uigures musulmanes se han enfrentado a chinos de la etnia han, muestran la difícil convivencia del Islam en China, a pesar de haber estado presente en su civilización casi desde el nacimiento de la fe islámica, en el siglo VII.

Más de 20 millones de musulmanes habitan en China, un 1,4 por ciento de su población total, según datos oficiales, aunque otras fuentes aumentan la cifra hasta los cien millones, casi todos de la rama suní.

La Administración Estatal para los Asuntos Religiosos asegura que en todo el país se alzan más de 30.000 mezquitas, gestionadas por 40.000 imanes y ubicadas sobre todo en el oeste del país, en las zonas más cercanas a Asia Central, con una herencia mezclada de multitud de nacionalidades.

Aunque el 91 por ciento de la población china pertenece a la etnia han -los propiamente chinos-, el país es un crisol de 56 etnias.

Aspectos a destacar en este conflicto étnico entre chinos y musulmanes:

Los uigures como buenos musulmanes viven en la región ajenos a la prosperidad y a los cambios que se van produciendo en su entorno, traducido literalmente es lo que se llama en Europa [no integración]
Otro aspecto negativo es la rigidez que les impone el islam: "Pero somos musulmanes y no podemos aceptar por ejemplo los matrimonios mixtos entre han y uigures", todos estos factores son los que imposibilitan la convivencia con las diferentes etnias en todos los lugares de mundo, los musulmanes no se integran, ni en Rusia, ni en la antigua Yugoslavia, ni en Roma ni en China, ellos viven su propio mundo en sus propios guetos siguiendo su adorado islam su propia ley y su religión inamovible, aunque sea a costa de transgredir las leyes democráticas que imperan en muchos países, [no es el caso de China] donde gobierna un comunismo que impone una dictadura rígida y no duda en traspasar los derechos humanos cuando le parece oportuno.

La diferencia entre lo que esta sucediendo en Xinjiang con otros enclaves donde se han asentado los musulmanes se debe únicamente al factor demográfico, China es el país más poblado del mundo, con más de 1.295.330 millones de habitantes, los musulmanes por mucho que procreen nunca serán mayoría en China, y sus reindivicaciones en una dictadura nunca serán tenidas en cuenta.- La religión está controlada por el régimen, que nombra a los imanes. Además, los profesores, funcionarios públicos y cuadros del Partido Comunista uigures tienen prohibido ir a la mezquita. Con todo esto, el objetivo principal de Pekín consiste en limitar la influencia del Islam.

Conclusión final


Los musulmanes han “topado” con China y no con la debilidad de una Europa atemorizada y en plena decadencia, donde la religión, la ética y la moral pertenecen a un pasado de esplendor que se ha perdido en el camino de la prosperidad, y donde los logros alcanzados en derechos humanos se han convertido en nuestro peor enemigo.
Probablemente la invasión e intervención de los millones de chinos en Europa, nos guste, o no, son la única tabla de salvamento contra el avance de la irreversible islamización que padece Europa.

Las organizaciones pro derechos humanos y grupos en el exilio afirman que Pekín utilizó esa guerra internacional para aumentar su control sobre el Islam en el país y limitar el derecho de pueblos como el uigur a mantener sus diferencias culturales.

Si esta información es cierta Europa debería tomar nota y adaptarla, en todo caso no quiero ni trato de promulgar una declaración contra el islam, simplemente se trata de darles a beber la misma medicina que oriente utiliza contra las religiones que intentan convivir pacíficamente con el islam y que son perseguidas y amenazadas por los musulmanes que los persiguen y les impiden el derecho a practicar la Fe de sus respectivas creencias.

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4 comentarios :

  1. Anónimo11/7/09

    PODRÍAMOS IR APRENDIENDO AQUI EN EUROPA DE CHINA. POR ALGO HABRÁ PASADO ÉSTO EN CHINA. PARA QUE SEPÁMOS COMO SE MANEJA A ÉSOS ISLÁMISTAS QUE SOLO QUIEREN IMPONER SU RELIGIÓN A BASE DE TERRORISMO. MANO DURA CONTRA EL ISLAM¡¡¡¡

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  2. "Probablemente la invasión e intervención de los millones de chinos en Europa, nos guste, o no, son la única tabla de salvamento contra el avance de la irreversible islamización que padece Europa."

    No estoy nada de acuerdo con este punto. A los chinos les dará exactamente igual la islamización de Europa. La colonización que ellos están prácticando es puramente económica, y acabarán somentiendonos gracias a que practican el capitalismo de puertas para fuera y el comunismo=esclavitud de puertas para dentro. Pero les dará igual si los que compran sus productos o trabajan en sus empresas son musulmanes o no.

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  3. Anónimo ¿Cómo pretendes que Europa la gran defensora de los derechos humanos mundiales, [menos los de sus ciudadanos] tome ejemplo de la China dictatorial y corrupta?
    Lo extraño es que los ciudadanos estén callados y no se manifiesten con pancartas a favor de los musulmanes, que no se nos olvide que ellos son los culpables por haber comenzado este conflicto, ahora que se atengan a las consecuencias y no lloren.


    Alvaro, si perdemos la esperanza, la ilusión, la fe… de que la imparable islamización que padecemos tenga un final feliz, ¿Qué sentido tiene tomarnos tantas molestias para informar al mundo de lo que está sucediendo y a donde nos están llevando los políticos que para más inri elegimos democráticamente?
    Lo que de verdad me preocupa es el mundo que vamos a dejar a nuestros descendientes, por lo demás lo más cómodo y acertado sería coger las maletas y abandonar Europa, otro problema es saber elegir un país donde vivir sin temores ni sobresaltos, un dilema si tenemos en cuenta que el que no cojea de un pie, cojea de dos.

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  4. Los uighures puede que se quejen de colonización... Pero la historia de la humanidad es así. Xinjian parece una especie de far west para china. Las culturas superiores se imponen y los países se desarrollan de esta manera. Una buena colonización israelí -un gran israel, como en los tiempos antiguos- sería la solución para oriente próximo. Un inmenso oasis de libertad y prosperidad.

    Frente a la colonización, la invasión de los bárbaros, cuando los imperios caen y son las culturas inferiores, pero militarmente fuertes las que se imponen. Así el imperio romano o la suerte de la moderna y débil europa.

    Una de dos. O comes o te comen.

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