Casado, padre de cuatro hijos y católico practicante, Van Rompuy es un aficionado a la literatura y sigue alimentando su blog con 'haikus', poemas cortos de moda en Japón, que se divierte traduciendo al flamenco.
Hombre culto, con un fino sentido del humor con el que ameniza sus discursos, Van Rompuy, dirigió el Partido Democristiano Flamenco entre 1988 y 1993, antes de ejercer como ministro de Presupuesto en el periodo en que Bélgica entró en la Eurozona.
En 2007, asumió la presidencia de la Cámara de Representantes belga antes de que en diciembre pasado el rey Alberto II le convenciera de convertirse en primer ministro y poner orden en el ejecutivo.
En menos de un año de participación en las cumbres de los 27, no ha chocado con nadie, pero tampoco se ha forjado ninguna notoriedad más allá de las fronteras belgas.
Los belgas le han agradecido su talante, que puso fin a un periodo de casi dos años de crispación que dejó al reino belga al borde de la partición.
"Yo soy el hombre de acción y él, el cerebral", asegura su hermano pequeño Eric, también activo en política, pero militante mucho más virulento de la causa flamenca.
Además de sus dotes de compromiso, aplaudidas por los medios belgas que en las últimas semanas habían expresado sus temores por la posible partida del hombre que mantenía unido el puzzle belga, a Van Rompuy se le reconoce también por la eficacia con que capeó la crisis económica.
Herman Van Rompuy, el hombre de compromiso
BRUSELAS, 19 Nov 2009 (AFP) -
Tras una aparente discreción, el flamenco Herman Van Rompuy, elegido el jueves presidente de la UE, posee la facultad de forjar compromisos allí donde proliferan divisiones, con una determinación que en el último año salvó a Bélgica de una crisis política irreversible.
De 62 años, este democristiano, parlamentario desde 1988, se convertirá en el primer presidente estable del bloque tras apenas un año al frente de una compleja coalición en el poder en Bélgica, que representa a las divididas comunidades flamenca y francófona de distintas tendencias políticas.
Considerado un moderado, poco inclinado a dejarse arrastrar por las provocaciones recurrentes de flamencos que hablan holandés y valones francófonos, ha sabido imponer con eficacia su propio estilo, que ha seducido a sus colegas de la UE.
El 'método' Van Rompuy no es otro que el del guante de seda: un hombre que escucha a sus interlocutores antes de ofrecerles un compromiso, recurriendo si es necesario a la determinación y la firmeza, sin perder nunca los nervios.
Europa, raíces y valores
La personalidad del primer presidente de la UE envía dos mensajes de gran calado para el futuro de Europa, sus raíces y geografía política.
Herman Van Rompuy se retira regularmente a la legendaria abadía benedictina de Affligem, cuyos cimientos datan de 1061-1062, para seguir cultivando su fe. Hay que imaginarse a un político español retirándose en Silos para preparar, en oración, una gira diplomática europea...
Demócrata cristiano, flamenco, moderadamente federalista, tiene fama de gran muñidor de acuerdos políticos a geometría variable. Su fe religiosa tiene pocos paralelos visibles entre la aristocracia diplomática internacional. Con otro matiz capital: esas convicciones religiosas están al servicio de su concepción de Europa.
Tales convicciones tienen una profunda dimensión política. Washington defiende el ingreso de Turquía en la UE, en nombre de la solidaridad militar. Los partidarios de la candidatura turca esgrimen, asimismo, otro tipo de razones estratégicas: evitar que Turquía termine inclinándose hacia un Islam hostil a Europa. Van Rompuy, por el contrario, ha repetido en muchas ocasiones que Turquía no entrará jamás en la UE, por una razón muy simple, a su modo de ver: «Las raíces de Europa son cristianas. Un Estado musulmán, más grande que ningún Estado europeo, no puede formar parte de nuestra Unión».
Los redactores del difunto Tratado constitucional descartaron incluir en su proyecto de constitución, hoy convertida en Tratado de Lisboa, una afirmación de principios sobre las raíces cristianas de Europa. El primer presidente europeo, por el contrario, es un firme partidario de recordar tal cimiento espiritual, de evidente alcance diplomático, como bien recuerdan las negociaciones UE - Turquía, el futuro del Islam Europeo, el diálogo euro-mediterráneo, la prueba de fuerza de Irán con los EE.UU. y Europa, justamente.
Juan Pedro Quiñonero
Sábado , 21-11-09
.
El problema no es van rompuy el problema es su amiga la laborista que ademas llevara asuntos exteriores y seguridad, mal asunto.
ResponderEliminarbueno parece un hombre cabal, pero los democristianos en general no se si seran muy firmes frente al islam
ResponderEliminar...
que declare el cristianismo como las raices de europa es ya todo un paso, el tiempo dira si continua en esa linea
pero lo que si que demuestra es que necesitamos politicos con valores, y en principio este tipo los tiene
desconfio de los politicos, que le voy a hacer, hay mas pruebas en su contra que a favor
en fin, tiempo al tiempo