El peor Islam se sigue expandiendo por el mundo gracias a occidente

Quedan todavía demasiados malintencionados, e ingenuos que los creen, como para que el peor Islam se siga expandiendo por el mundo con las alas y los fueros que les dan los países occidentales, España a la cabeza, en nombre de una tolerancia unilateral y de un multiculturalismo que se ha demostrado imposible y antidemocrático.

Son ya demasiados episodios de sumisión a un movimiento político de origen religioso que representa hoy un neonazismo más incontrolable que el primero. Incontrolable mientras haya creyentes en la fantasía lírica de la Alianza de Civilizaciones y en la conversión a la manera de vivir occidental, de origen cristiano, de las masas musulmanas miserables dirigidas por millonarios abyectos.

El atentado a la catedral caldea de Bagdad mientras se celebraba la misa no es más grave que otros, sino más espectacular, y, por el número de muertos, menos trágico que los de Nueva York o Madrid.

Tenemos la falsa impresión de que una tragedia es mayor cuanto más muertos cause. Cada muerte es única y personal. La tragedia está en el auge de un tipo de sociedad que ha hecho de una religión rezagada un sistema político en el que la vida no tiene valor, ya sea cristiana o musulmana, porque el valor está en la imposición por la fuerza del miedo de un régimen jerárquico y piramidal en cuya cúspide está Dios, que es quien da las normas para vivir y ordena las matanzas.

En la Biblia también aparece esa idea de un Dios precristiano colérico y vengativo, pero los últimos profetas y el mensaje evangélico liberaron al hombre de la divinidad terrible y predicaron la defensa de la vida y la protección de los débiles. Lo bueno que haya en los países musulmanes es de influencia occidental y cristiana. El islamismo va aún por tiempos de guerras santas y exterminio de infieles, quizá porque el cristianismo le lleva seis siglos de ventaja y, además, un sistema de pensamiento clásico y ordenado.

Tan trágicas son una muerte por lapidación como mil muertos inocentes; tan dramático resulta para la única Civilización el dibujante con escolta por una caricaturas como los escritores escondidos por sus escritos y condenados a muerte; tan alarmante es la voladura de una catedral caldea como el silencio de los gobiernos de los países civilizados, el de España el primero; tanta villanía hay en esconder las noticias de atentados y asesinatos legales islamistas como en destacar las miserias aisladas de la Iglesia, sin acordarse de su labor social, entre ellas dar de comer a los que el gobierno de España ha dejado en la indigencia. 

La Alianza de Civilizaciones es un chiste para desprevenidos y un insulto a la inteligencia de las personas cultas. Civilización sólo hay una, aunque en sus postrimerías, y no existen otras, sino culturas inferiores que se aprovechan de la miseria moral, la cobardía y los complejos de Occidente.

Francisco Bejarano
diariodejerez.es

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