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11.8.11

Colmenar Viejo se ha convertido en un polvorín

«Hay miedo a un baño de sangre en Colmenar»
Doscientos marroquíes destrozan negocios y amenazan con matar a los dominicanos en una espiral de violencia tras una reyerta interracial



Mohamed Sadikki, el marroquí apuñalado
Colmenar Viejo se ha convertido en un polvorín, donde hay miedo, muchísimo miedo, y sed de venganza. «Aquí va a haber un baño de sangre». Así resume una chica dominicana, que prefiere no dar su nombre por temor a represalias («Es que tengo una niña de 11 años»), la situación que desde el lunes por la noche se vive en el pueblo.

La reyerta entre un grupo de marroquíes y unos dominicanos, que ha terminado con un joven del primer grupo en coma a causa de una cuchillada, ha convertido esta localidad de 45.000 habitantes en un campo de pedradas, navajazos, amenazas y custodiado día y noche por la Guardia Civil. Tras la agresión al marroquí, doscientos compatriotas la emprendieron contra los comercios latinos del centro del pueblo. Las pedradas se repitieron ayer por la tarde.

Según cuentan los amigos de Mohamed Saddiki, el chico de 27 años que se debate entre la vida y la muerte, todo comenzó la semana pasada. El joven tuvo un encontronazo con un dominicano de 30 años al que apodan «Francis». Volvieron a coincidir en la calle el lunes, a las ocho y media de la tarde. Unos dicen que fue por un teléfono móvil, otros que por una simple mirada.

La cuestión es que los dos chavales se enzarzaron en una pelea a puñetazos, según los testigos. Cuando el latino estaba en el suelo, con Mohamed dándole una buena golpiza, el primero sacó un cuchillo y se lo clavó en la axila izquierda. Quien nos lo cuenta es Said, uno de los cinco hermanos de Mohamed.

Luego, llegó la ambulancia. Y la Policía Local. Y la Guardia Civil. Pero unos doscientos marroquíes ya corrían por las calles de Colmenar en busca de sangre. «Nosotros les dimos bien —reconoce otro joven magrebí—, hasta que los detuvieron».

Pero el presunto autor de la cuchillada corrió más y se refugió en un bar regentado por unos compatriotas. Roxana Pérez, la encargada, aún tiene el miedo metido en el cuerpo. «Quiero dejar claro que yo a ese chico no lo conozco y que la historia no comenzó en el bar —asegura—. Estaba aquí con otras tres personas, cuando de repente entró el chaval gritando: “¡Que me matan! ¡Que me matan!”. Miré fuera y venían más de 120 marroquíes, una avalancha».

Comenzaron a lanzar piedras contra la cristalera y la puerta del bar. Lo destrozaron todo. Hasta un ordenador y el aire acondicionado. Y amenazaban: «¡Hijos de puta! ¡Os vamos a matar! ¡Vamos a quemar el bar con vosotros dentro! ¡Vamos a violar a vuestras mujeres!». Dos horas estuvieron Roxana, el ahora detenido y tres personas más encerrados en el local. Se tuvieron que esconder en la zona trasera, la del comedor. «Si no llego a cerrar la puerta, ese chico —por el acusado— está ahora muerto. Y quizá nosotros también», insiste Roxana. La Guardia Civil tuvo que sacarles escoltados.

Arrasado por un huracán


Pero el bar de Roxana no fue el único asaltado en esas dos horas de infierno. Hasta siete locales, entre ellos dos bares de ambiente dominicano, una sastrería y una peluquería que ayer parecía arrasada por un huracán. Los vándalos habían tomado un pedrusco y la reja de una alcantarilla y la lanzaron contra el luminoso de la entrada y la luna del escaparate. También arrancaron de cuajo el cierre metálico del local y tiraron todos los expositores. Al igual que el comercio de Roxana, ayer no pudo abrir al público. María, la encargada de la peluquería, reconoce que tuvo suerte de que el lunes estuviera cerrado el negocio. «Esto que nos ha pasado no es justo», repite esta mujer dominicana.

Cuando abandonamos la peluquería, escuchamos unos gritos, unos metros más adelante. Son unos ocho amigos de Mohamed. «¡Todos los dominicanos tienen que estar muertos!», gritan, mientras uno de los más jóvenes lanza una enorme piedra contra uno de los bares que ya atacaron la noche anterior. Más cristales rotos. Dicen que han oído que habían soltado a los detenidos. Que si no hay justicia, se la tomarán ellos por su mano. «Estamos en ramadán, y como llevamos todo el día sin comer ni fumar, tenemos más rabia. Si los sueltan —en referencia a los arrestados—, van a morir», amenaza uno de estos chicos. Censuran que la pelea que comenzó a golpes terminara con cuchillos: «Los hombres deben de pegarse con los puños. Porque si quisiésemos armas, con ir a Lavapiés y pagar 180 euros conseguimos una pistola». El ambiente está que arde.

El agresor, en la cárcel


Nos encontramos luego con Abdelaziz, de 58 años, el padre de Momamed. Son naturales de Alhucemas, pero el hombre lleva en España desde 1971. Arremete contra la Policía Local, como muchos de sus paisanos, a la que tratan de «racista» y culpan del germen de lo ocurrido. Ha estado en el hospital viendo al chico y asegura que ha perdido 5 litros de sangre. Se ha librado por las transfusiones, aunque sigue en coma y con ventilación asistida. Él, como los otros chavales, niegan que arremetieran contra los comercios. «Son los propios dominicanos los que han roto sus tiendas, para echarnos luego la culpa», llega a decir unos de los jóvenes.

Lo cierto es que la Guardia Civil ha tenido que blindar el pueblo. El nerviosismo que hay no es para menos. La agresión a Mohamed, que contaba con antecedentes policiales por tráfico de drogas, no ha quedado impune. Los cinco implicados en ella han sido detenidos. El presunto autor material, de 30 años, ha ingresado en prisión acusado de homicidio en grado de tentativa. Los otros cuatro, conocidos como «Papito», «Guillermo», «Alejandro» y «Tito», están acusados de cooperación necesaria.

CARLOS HIDALGO
ABC. Madrid



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2 comentarios :

  1. Años intentando hacernos creer en las ventajas del multiculturalismo para acabar comprobando la falsedad de un discurso que tan solo es un mito de los gobernantes europeos. Mienten más que hablan.
    Necesitamos Gobernantes con "co....s y no los ineptos que solo tienen en mente la "decadencia" de Europa.

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  2. Anónimo6/3/14

    no estoy a favor de unos ni de otros pero lo que no pueden es tomarl con el resto de dominicanos pongo un ejemplo a mi me robo un marroqui hace tiempo entonces que hay que jusgarlo a todos por un tonto ladronsuelo no hay que pensar las cosas un poquito

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