Un imán llama a matar apóstatas... en un programa de Radio Suecia

Hablaba en una entrada anterior de la diferencia entre culturas y civilizaciones, y me negaba, naturalmente, a aceptar que determinadas culturas tengan algo que aportar a la civilización europea.

Me equivocaba por completo, lo reconozco. Porque acabo de leer una noticia que me ha hecho reflexionar profundamente sobre "la estupenda" aportación que el islam hace a la libertad de pensamiento y expresión, a la defensa de creer libremente lo que se quiera y a practicar la religión que se desee, a todo lo que, en definitiva, ha sido bandera de Occidente durante mucho tiempo. Y digo "ha sido" deliberadamente: en Europa hace ya mucho tiempo que la libertad de pensamiento no existe. Se criminaliza al que se sale de lo políticamente correcto, al que cuestiona las imposiciones de la clase política, interesada únicamente, a juzgar por los resultados, en mantenerse en el poder a cualquier precio.

En todo caso, éste es el único enriquecimiento cultural que podemos esperar. Y aunque me gustaría creer que ésta noticia (y otras similares) servirían para abrir los ojos a los predicadores del multiculturalismo, me temo que quedará, como siempre, en nada.

La leo aquí. Y dice lo siguiente: UN IMÁN LLAMA A MATAR APÓSTATAS EN RADIO SUECIA.

La declaración del imán: "Es el deber de todo musulmán matar a los que dejan el islam". Fue hecha en un programa de Radio Suecia en el que el imán de un suburbio de Estocolmo comentaba cómo deben tratar los musulmanes que, renunciando al islam, se convierten al cristianismo.

El periodista le preguntó cómo podía decir esas cosas, ya que viven en Suecia, y el imán respondió tan pancho que "quien quisiera ampliar conocimientos se dirigiera a su mezquita".

Enriquecimiento cultural, nuevas ideas, en fin, toda una delicia esto de la imposible convivencia del islam con Occidente.

La viñeta, que recojo del mismo blog, dice "El islam es una religión de paz" y añade "¿Veis? Nadie lo contradice".

Ante esta noticia (y muchas similares que encuentro en la blogosfera) me pregunto, y pregunto, por qué ningún fiscal de eso que se ha venido a llamar "delitos de odio" ha denunciado a este elemento. Por qué los oenegeros abanderados de la lucha contra el racismo y la xenofobia callan. Por qué ningún político sueco ha hablado sobre el tema. Por qué se pone un micrófono en un programa de radio a un imán que llama a matar a otros, sabiendo que muchos de sus fieles lo van a tomar en serio. (¿Que no? ¿No os acordáis del cineasta Theo Van Gogh?).

No entiendo por qué ese empeño en buscar excusas estúpidas que se repiten como un mantra sagrado: "estos son unos pocos fanáticos". Ni entiendo por qué nadie habla de la necesidad de expulsar de Europa a esta gente. O por qué seguimos sin querer creer que la realidad es la que es. Y sin creer que ésta es la realidad del islam en Europa.

Pero mucho peor que eso, muchísimo peor, es que a los que queremos mostrar la realidad del islam en Europa, simplemente difundiendo noticias, se nos tacha de "intolerantes", "fascistas", "racistas" (esto es particularmente estúpido, porque el islam no pertenece a una raza concreta), etc. etc. La perversidad de la política occidental ha conseguido que sólo unos pocos tengan libertad para decir lo que sea, incluso las burradas más gordas, como sucede en este ejemplo, y sin embargo, se criminaliza a quien protesta contra esas burradas. No hay explicación posible para entender este fenómeno. Ni siquiera el cretinismo, la maldad, el ansia de poder o el odio a Europa pueden ser tan fuertes como para desear la propia destrucción y la muerte.

Cuánto tenemos que agradecer a nuestros políticos la llegada de culturas "iguales a la nuestra". Cuánto nos estamos enriqueciendo con sus costumbres y leyes. Qué suerte la nuestra.