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12.11.11

El semanario satírico «Charlie Hebdo» vuelve con el beso entre un musulmán y un dibujante

La sede de la revista francesa fue incendiada la semana pasada tras publicar unas caricaturas de Mahoma

EFE PARÍS - El semanario satírico "Charlie Hebdo", cuyas oficinas en París fueron incendiadas hace una semana tras publicar caricaturas de Mahoma, regresó hoy a los kioscos con una portada en la que un musulmán y un dibujante se funden en un beso homosexual bajo el titular: "el amor es más fuerte que el odio".

Ya en el interior del periódico, cargado de críticas tanto al integrismo musulmán como cristiano, el director de la publicación, Charb, reivindica en el editorial el derecho de los dibujantes y periodistas de "Charlie Hebdo" a bromear sobre lo que les plazca.

"Comprendemos perfectamente que un musulmán no quiera representar a su profeta, ni comer cerdo, ni reirse con los dibujos de 'Charlie'. Nosotros no somos musulmanes. Por tanto, tenemos derecho a representar a Mahoma, comer cerdo y reírnos de cualquier cosa. Tampoco somos cristianos, ni judíos, ni budistas...", dice el texto.

El editorial añade que los musulmanes son "las primeras víctimas" del incendio criminal y nocturno que carbonizó la sede del semanario, coincidiendo con un ataque informático a su página web, este último reivindicado por integristas turcos. "Solo hay que esperar a que la agresión sea instrumentalizada por la extrema derecha para desacreditar a todos los musulmanes", añade el director de "Charlie Hebdo", quien no descarta que el ataque haya podido ser obra de "provocadores fascistas".

El nuevo número de "Charlie Hebdo", concebido en las oficinas del diario "Libération" y redactado con ordenadores de "Le Monde", no se amilana en sus sátiras, ni contra musulmanes, ni contra cristianos. Así, mientras que en la contraportada se puede ver, por ejemplo, una viñeta con unas nalgas en la que se pregunta si se puede dibujar "el culo de Mahoma", en el interior cargan contra las críticas de asociaciones cristianas que ha recibido la obra de teatro Gólgota picnic", del argentino Rodrigo García.

Y para ello presentan una hamburguesa con Jesucristo como relleno, en referencia a los miles de esos panes que se utilizan en la representación, una escatológica reflexión bíblica sobre la relación paternofilial que ha provocado que se convoquen manifestaciones católicas en su contra. En sus páginas centrales, la revista -que salió esta semana con un día de retraso- vuelve a utilizar el ataque a sus oficinas para la mofa y muestran a los peregrinos de La Meca comentando que ha sido imposible encontrar las preciadas copias del polémico número, críticas a la amenaza de Facebook de cerrar su página web o proclamas como que "los extremistas se aterrorizan con el humor".
El incendio de la pasada semana, que suscitó gestos de solidaridad del grueso de la prensa francesa, no es la primera vez que la revista tiene problemas por asuntos similares. En 2006, tras reproducir las caricaturas de Mahoma del periódico danés "Jyllands-Posten" que provocaron la ira de los islamistas radicales en varios países y desembocaron en el ataque a embajadas europeas, el periódico recibió amenazas y fue denunciado por injurias religiosas.

En aquella ocasión, la publicación, que entonces dirigía Philippe Val, fue absuelta en primera y segunda instancia, al considerarse que las caricaturas de "Charlie Hebdo" no atacaban al islam sino a los integristas.

Fuente: ABC.es


Creo que este artículo de Pilar Rahola, es muy apropiado para hacernos reflexionar sobre la tolerancia “mal entendida” que predomina en Europa referente islam. ¿Hasta cuándo y cuánto estamos dispuestos a ceder? ¿Quizás hasta que nuestra libertad de expresión sea anulada por unos islamistas intransigentes? Lo que han hecho no tiene justificación, y espero que como mínimo sean juzgados por tomarse la justicia por su cuenta y riesgo. En un estado democrático, existen leyes que tienen y deben respetarse, les guste, o no.


'Hebdo' en el foco

No ven lo que ocurre, no hablan de lo que ocurre, no oyen a los que ven y hablan de lo que ocurre.

Francia es el referente más fiable ante los retos de este conflicto.

En mi libro La república islámica de España, son intelectuales franceses los que merecen una atención especial, primero porque llevan años reflexionando sobre el reto fundamentalista. Y segundo, porque son los que han demostrado una mayor valentía.
A diferencia de sus asustados homólogos de otros países, imbuidos de una sobredosis de corrección política que los convierte en monos de Gibraltar –no ven lo que ocurre, no hablan de lo que ocurre, no oyen a los que ven y hablan de lo que ocurre–, son muchos los franceses que ni se arrugan, ni se callan.

 El caso del seminario satírico francés Charlie Hebdo es emblemático. No tuvo miedo en reproducir las caricaturas danesas cuando el resto del mundo practicó el arte del avestruz porque estaban cagaos, según versión feliz de la revista El Jueves. Y hace poco sufrió un atentado que destruyó completamente su sede en París porque habían anunciado un especial sobre la imposición de la ley islámica en Túnez, a raíz de la victoria de los islamistas. Islamistas, por cierto, y hago paréntesis, que visten con piel de cordero, pero cuyos textos y filosofía pertenecen a la jauría dura de los lobos fundamentalistas. Lo digo porque el término "islamistas moderados" que usamos habitualmente me parece, en este caso, bastante prematuro.

Y vueltas a París, los del Hebdo no sólo no se han asustado, sino que acaban de sacar otro número satírico cuya demoledora portada es un auténtico homenaje a la libertad de expresión. No querían la sopa de caricaturizar a Mahoma, pues ahora les han regalado las dos tazas de un beso homosexual entre un dibujante y un musulmán.

La declaración de intenciones resume todo un siglo de lucha por la libertad: "Comprendemos que un musulmán no quiera representar a su profeta, ni comer cerdo, ni reírse con los dibujos de Charlie. Nosotros no somos musulmanes. Por tanto, tenemos derecho a representar a Mahoma, comer cerdo y reírnos de cualquier cosa. Tampoco somos cristianos, ni judíos, ni budistas...". Esa es la cuestión que, fruto del miedo, la empanada multicultural y el paternalismo occidental al uso, hemos olvidado durante los últimos años: que los dioses habitan en la vida de cada cual, pero en la vida de todos rige la libertad, incluso la libertad de reírse de ellos.

 Probablemente este ha sido el gran logro de la modernidad: poner a los dioses en su sitio, generalmente con mucha resistencia de las religiones. Ahora es el islamismo fanático el que usa el terror y la violencia para cercenar derechos. No es una violencia nueva, cuyo ranking de muertos se cuenta por miles. Pero empieza a ser nueva la reacción de algunos guerreros de la palabra que, con un simple lápiz, se enfrentan a la espada. Va por ellos esta columna, con la esperanza de que su valentía se propague por estos nuestros lares.

3 comentarios :

  1. Anónimo12/11/11

    Bien por Charlie, parece mentira que tengan que ser unos dibujantes satíricos los que tengan que dar la batalla, cuando esta la policía, la ley y los jueces. Como bien dices, poner a Dios en su lugar y la ley de los hombres por encima para la buena convivencia de todos es un logro que no podemos permitir que unos politiquillos por dejadez o cobardía tiren para atrás, por no tener lo arrestos de enfrentarse al problema.
    Saluditos.

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  2. Creo que en toda esta cuestión hay un error de concepto. No hubiera habido un escarnio de la imagen de Mahoma de no haber mediado el ataque continuado de los terroristas islámicos y el aplauso generalizado de los musulmanes. De encontrarnos en una situación distinta, es decir de unos seguidores de una religión que respeta los derechos de toda persona, aunque critique algunos aspectos, sería intolerable la libertad que se toman algunos de reirse de aquello que no les es propio.
    Porque esos mismos que reivindican el poder reirse de todo lo que les venga en gana, no soportan esa mofa de sus principios.
    Y un ejemplo es la Rahola.

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  3. Anónimo16/11/11

    ¡Olé sus huevos!
    ¡Viva la libertad de expresión!
    ¡Abajo la gentuza intolerante y radical!

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