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13.8.09
Recordar el holocausto es de justicia
Las manifestaciones del antisemitismo u odio a los judíos han sido siempre múltiples. No obstante la seriedad del tema, tratemos de resumirlas a través de un chiste con sabor algo amargo. Una persona le dice a otra: “La culpa de todo la tienen los judíos y los ciclistas”. El interlocutor pregunta: ¿Y por qué los ciclistas”?
El denominado Holocausto ha sido, indudablemente, la máxima expresión del antisemitismo, como quiera que su finalidad fue hacer desaparecer, mediante una matanza sistemática, a la totalidad del pueblo judío de la faz de la tierra. Lograr su exterminio completo. Esta fue la llamada, eufemísticamente, por los nazis, “solución final al problema judío”.
No se trata, ahora, de adentrarse en el problema de explicar -si fuera posible hacerlo- el Holocausto; de analizar sus causas; sus responsabilidades; de pronunciarse sobre si quienes lo planearon, autorizaron, perpetraron o le prestaron su colaboración pueden o no ser perdonados, aunque sólo sea desde un punto de vista moral. Esto es, si el asesinato en masa de los judíos europeos es o no un crimen éticamente perdonable.
No se trata tampoco de referirse al problema del olvido. Debe precisarse que perdonar y olvidar son dos actos distintos. Y aunque se piense que un crimen puede ser perdonado creemos que jamás debe ser olvidado. Olvidar puede ser peor que perdonar. En parte de su intervención en el Foro de Estocolmo para la enseñanza, memoria e investigación del Holocausto, convocado hace algún tiempo por el gobierno de Suecia, el Presidente de la Nación Argentina don Fernando de la Rúa dijo lo siguiente: “Lo esencial es la memoria. Memoria es hacer presente, compartir el dolor y el horror, la fraternidad con las víctimas. Recordar el Holocausto es más que un ejercicio histórico. Es también descubrir, prevenir y combatir, el brote de tendencias discriminatorias, racistas y xenófobas”.
El educador judío peruano León Trahtemberg recuerda que, en una oportunidad en que participó en una charla sobre el Holocausto uno de los oyentes le preguntó: ¡Por qué siguen dándole cuerda al tema del Holocausto?.Por qué no olvidar y perdonar ¿Por qué ese deseo de venganza? El profesor respondió lo que a continuación paso a resumirles: “Manifestó que no se trataba de venganza, aunque lo entendería. Se trataba de justicia. Cuando un delincuente comete un crimen la sociedad lo sanciona, pero no por venganza, sino por justicia, porque las personas deben pagar por las consecuencias de sus actos. Cada vez que recordamos el Holocausto hacemos justicia con las víctimas inocentes. Pero hay otras razones para recordar.
Recordamos el Holocausto porque nuestros muertos merecen de nosotros cuando menos un kadish. El plan nazi era condenar a los muertos judíos al anonimato de las cenizas no enterradas. Honrar su memoria es un acto de justicia que permite devolverles nombre, apellido e identidad a cada una de las víctimas, y eso exige recordar.
Recordamos el Holocausto porque al recordarlo tocamos las partes más oscuras de la historia de la humanidad y del hombre que siempre hostilizó y persiguió al diferente, que procuró someter o asimilar a las minorías, que fue intolerante con quienes pensaron diferente.
Recordamos el Holocausto porque no podemos aceptar la tesis que sostiene que para que unos vivan bien, los otros tienen que morir. Recordamos el Holocausto porque ello tiene un enorme valor preventivo. Sin este episodio no habría tenido su partida de nacimiento, en la versión que hoy conocemos, la Declaración Universal de los Derechos Humanos del año 1948; que no por casualidad es también el año en que nace el Estado de Israel.
Recordamos el Holocausto para hacer justicia a no judíos como Raoul Wallenberg, quien arriesgó su comodidad de diplomático sueco y su propia vida para ayudar a su prójimo judío en aprietos, logrando salvar decenas de miles de vidas humanas, dejando un testimonio2 histórico de lo que se puede lograr contra la adversidad cuando los principios prevalecen sobre las conveniencias.
Recordamos el Holocausto porque con ello sacudimos la conciencia de los cristianos y miembros de otras confesiones, que a partir de la constatación de las tragedias que ocasiona la intolerancia religiosa revisaron su relación con el pueblo judío.
Recordamos el Holocausto porque aún no terminó el peligro de su repetición. El neonazismo es el hijo legítimo del nazismo, que levanta cabeza y se abre paso aprovechando el olvido y la indiferencia.
Recordamos el Holocausto, finalmente, porque con eso le damos una razón para vivir a los sobrevivientes que reconstruyeron sus vidas. Porque eso le da una historia y una memoria a cada uno de los hijos y de los nietos del segundo matrimonio de los sobrevivientes del Holocausto, para los cuales tener descendencia se convirtió en una misión de vida, una expresión de lealtad para los muertos, y una respuesta rebelde y digna a los designios del nazismo.”
Pero existe algo aún peor que el olvido, que el no recordar y borrar de la memoria ese asesinato masivo de gente inocente, y eso es, su negación: el tratar de desconocer que el Holocausto haya sucedido; cuestionar la realidad del exterminio de los judíos a manos de los nazis; afirmar que las cámaras de gas no existieron y que el mundo ha sido víctima de un gran engaño, de una propaganda judía movida por oscuros intereses. Esa postura es la que se conoce como “revisionista del Holocausto”.
En un artículo publicado hace algún tiempo en un periódico nacional, el escritor peruano Mario Vargas Llosa denunciaba a los “intelectuales”que han puesto en tela de juicio la existencia histórica del Holocausto con su secuela de millones de judíos asesinados.
Al efecto, expresaba que “hace 20 o 30 años atrás si había un hecho histórico que el mundo entero reconocía a rajatabla era el Holocausto, el exterminio de seis millones de judíos por el régimen nazi y sus vasallos.
Una mayoría lo condenaba con horror, y sin dudas, una minoría de racistas fanáticos lo celebraba en secreto. Pero nadie, con sentido común, se hubiera atrevido a negar que la Shoá (palabra hebrea que significa “catástrofe”) existió, pues las pruebas y testimonios del incalificable genocidio eran abrumadoras.
En plazo tan breve, las cosas han cambiado. Y, en una demostración más de los poderes de la ficción, y su capacidad para contaminar de fantasía y mentira todos los aspectos de la vida -incluida la Historia- el Holocausto ha pasado a ser una verdad controvertida, a la que una corriente intelectual y política que recluta sus adeptos no sólo en los márgenes extremistas sino, también, en sectores respetables y prestigiosos de la inteligencia, pone en tela de juicio y rebate, como una fabricación ideológica”.
Efectivamente, estimamos, que en nuestros días, de exaltación de derechos humanos y oposición a todo tipo de genocidios, “sería de mal gusto” reconocerse antisemita y lamentarse de que Hitler no hubiese logrado llegar a conseguir su ansiada “solución final al problema judío”. Era necesario encontrar un medio más sutil de manifestar y descargar su odio a los judíos. Así nació la literatura revisionista, muy próxima al término de la Segunda guerra mundial.
Ya en 1948, un sujeto sostuvo “que la evidencia de los crímenes nazis era falsa y que las cámaras de gas habían estado dedicadas a la desinfección y no al exterminio”. Esta manifestación revisionista fue seguida por otras que fueron surgiendo, periódicamente, con posterioridad. Señalemos, simplemente, que todas siguieron girando, invariablemente, sobre los mismos aspectos: “El Holocausto nunca aconteció”.
“Las cámaras de gases de Hitler jamás existieron”. “Los judíos fueron los responsables del estallido de la Segunda Guerra Mundial y Hitler sólo actuó en defensa propia”. “La cifra de seis millones de muertos fue inventada en los procesos de Nuremberg ya que el numero aproximado de judíos muertos fue de 300.000”. Estas afirmaciones, y otras similares, tienen en común el constituir un grosero insulto al sentido común de millones de personas que vieron, y todavía pueden hacerlo, películas, fotografías, documentos y 4 recibieron testimonios fehacientes de lo que sucedió en los campos y lugares de exterminio.
Con razón se ha dicho que “el intento de justificar una acción maligna quizás tenga efectos más perniciosos que el propio mal. La justificación de un crimen del pasado es la semilla y el aliento de futuros crímenes. Más aún, la repetición de un crimen es a veces parte de una forma de justificación, lo hacemos una y otra vez para convencer a los demás y a nosotros mismos de que es algo corriente y no una barbaridad”.
En último término quiero referirme a un caso judicial que se ventiló el año 2000 ante los tribunales ingleses. Se trataba de una demanda presentada por David Irving, hoy en día el revisionista más popular, y autor de una obra denominada “La Guerra de Hitler” en contra de la historiadora norteamericana Deborah Lipstadst y la editorial que publicó la obra de esta última, titulada “Negando el Holocausto: El Creciente ataque sobre la Verdad y el Recuerdo”. Irving acusó a la demandada por cuanto ésta afirma que él, al negar el Holocausto, ha pretendido tergiversar la historia, arruinando así su reputación como historiador.
El abogado de los acusados, manifestó “a la Corte que entre la primera edición del libro de Irving, “La Guerra de Hitler, en 1977 y la segunda en 1991, los puntos de vista de Irving habían experimentado un gran cambio. En la última edición, todas las huellas del Holocausto como una verdad histórica habían desaparecido y Auschwitz se había “transformado” de una monstruosa máquina asesina en un simple campo de trabajos forzados”.
Este cambio fue explicado por Irving, quien señaló que lo había convencido el informe Leuchter presentado en el caso Zundel. ¿Cuál es el caso Zundel?.
Este sujeto nacido en Alemania en 1939 de donde emigró a Canadá en 1958, se vinculó a grupos neonazis y antisemitas, dedicándose a escribir y distribuir material de la misma índole. En 1984 el gobierno de Canadá lo acusó de fomentar el antisemitismo mediante la publicación y distribución de obras cuyo contenido sabía que era falso. Fue declarado culpable de los cargos y condenado a 15 meses de prisión. Posteriormente el fallo fue anulado por vicios formales cometidos durante la tramitación del juicio, pero sometido nuevamente a proceso, declarado culpable por un jurado, el 11 de mayo de 1988, y condenado en definitiva a 9 meses de prisión “por difundir noticias falsas, a sabiendas, sobre el Holocausto”.
¿A qué se refiere el informe Leuchter? Los revisionistas, incluido David Irving, quien también testificó en el juicio a favor de Zundel, se unieron e idearon contratar un perito o especialista que pudiera demostrar que las cámaras de gas no habían jamás existido. El elegido fue Fred Leuchter quien, efectivamente, llegó a la anterior conclusión, invocando sus conocimientos y calidad de ingeniero. Lo cierto es que el tribunal, al tratar de establecer las calidades técnicas del perito, pudo concluir que Leuchter no era ingeniero, ni tenía conocimientos especiales de matemáticas, química, física y toxicología, como se habrían requerido para un correcto desempeño en el cargo de perito.
¿Y qué sucedió, finalmente, en el juicio por difamación iniciado por Irving en contra de Deborah Lipstadst fundado en que ésta última lo acusaba injustificadamente de antisemita y de negador del Holocausto?.
En su sentencia de 11 de abril de 2000 el juez Charles Gray rechazó la demanda de Irving dejando establecido, entre otras muchas consideraciones, que “Irving tiene todas las características de un negador del Holocausto. Hace repetidas afirmaciones sobre el Holocausto que son ofensivas para los judíos en sus términos y que no tiene pruebas que las demuestren o son contrarias a las pruebas disponibles”. También el juez expone las razones que lo llevan a concluir que “Irving es un antisemita y un racista, que se asocia regularmente con organizaciones y personas extremistas y neonazis, simpatizando con ellas y, en ocasiones, promoviendo los puntos de vista de esas personas y organizaciones”.
Para terminar enfaticemos que mantener vivo el recuerdo del Holocausto, y rechazar las manifestaciones revisionistas, no es sólo una tarea que incumba a los judíos sino a todo el mundo democrático, por cuanto no puede perderse de vista que el revisionismo no es una escuela histórica, sino un instrumento de propaganda política, al que recurren movimientos neonazis y antisemitas para los cuales la existencia y el recuerdo del Holocausto, con toda su secuela de horrores y brutalidades, se levanta como un muro de contención que les debería impedir un nuevo acceso al poder que en esa época ya mantuvieron con los resultados conocidos: el crimen más horroroso que ha vivido la humanidad, puesto que existe este crimen cuando se mata a alguien fundado en el simple pretexto de que nació.
Marcos Libedinsky Tschorne
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Muy bueno el artículo, no podemos olvidar los holocaustos que se han cometido contra los judíos. Y tampoco los que actualmente y por desgracia se siguen cometiendo contra los cristianos, por parte de musulmanes radicales.
ResponderEliminarLes envío un artículo esencial que denuncia la injusticia internacional, que prefiere cerrar los ojos ante los crímenes y expolio del pueblo serbio.
No podemos seguir callando. No podemos echar la mirada hacia Palestina o Irak, mientras un trozo de nuestra Europa cristiana muere lentamente. Es nuestro deber. Por favor, envíen esto a todos sus conocidos:
http://www.semanarioserbio.com/modules.php?name=News&file=article&sid=781
Daniel Friedmann
Lo que Hitler y su rebaño han hecho no tiene perdón y tienen su sitio en el infierno.Hace un par de días condenaron a un oficial nazi de 90 años a cadena perpetua y a mi me parece estupendo,este abuelo no pasará sus ultimos días tranquilo en un asilo.Por otro lado,me parece muy bien que en Francia e Italia las cosas empiecen a tomar un nuevo rumbo,eso es bueno proque empiezan a ver lo que hay.
ResponderEliminar"En nuestra sociedad, aparte de haber crisis económica,hay una mas importante todavía,la crisis de valores." ("Pipi" Estrada.)
Anónimo gracias por el enlace, ya he leído ¿POR QUIEN DOBLAN LAS CAMPANAS? un artículo con una información excepcional, será la próxima entrada del blog y a pesar que es largo no lo pienso estropear haciendo un resumen, seguro que a los lectores no les cansa la lectura si esta vale la pena.
ResponderEliminarLo de la firma "Daniel Friedmann" no me parece correcto, implantar es un delito, si tu nombre y apellido casualmente coincide con el de ministro de Justicia disculpa.
Saludos
Tauro, hay un refrán que dice: somos lo que comemos, y hay un hecho desgraciado, según la educación que recibimos “por regla general” así actuamos, el ejemplo que vemos en los medios cada dia y a todas las horas es una conspiración contra los valores. Los medios en general pero la TV en particular es la imagen de la corrupción, de la falta de principios y del todo vale.
ResponderEliminarComo dice Martha Colmenares "Prohibido olvidar".
ResponderEliminarUn saludo,
Juan
Si,si, ya me lo conocía,pero para eso tenemos este blog,para comer sano y dejarnos ya de tanto "fast-food".
ResponderEliminarUn saludo.
Hola a todos,
ResponderEliminarya sé que el nombre de Friedmann suena a "usurpar”, aunque nada parecido fue mi intención. Supongo que en Latinoamérica hay muchos Daniel o Isaac Friedmann. Para que no haya problemas firmaré com D. Friedmann. Hace muchos años que mi familia decidió regresar al norte europeo, de donde mis antepasados se mudaron (Varsovia, Berlín, etc). Y no daré mas datos, pues hoy día todo lo referente al tema musulmán-judio puede llevar a graves represalias desde internet, y por desgracia, cada vez hay menos seguridad.
En fin, Europa es mi tierra, y me parece triste como con el paso del tiempo se "prefiere" olvidar el pasado europeo que no interesa recordar. Es cierto que Alemania continúa su postura de homenaje a las víctimas del holocausto, pero esta postura es cada vez menor. Cuando se publicó el film “El pianista” de R. Polánski en 2002, me sorprendió la poca atención que los medios e intelectuales le dedicaron a esta película en Alemania. El pasado invierno una exposición sobre los judios en la época nazi, de la Universidad Humboldt de Berlín, fue destrozada por jóvenes radicales de extrema izquierda:
http://www.bifff-berlin.de/aktuell94.html
y mas info: http://www.bild.de/BILD/berlin/aktuell/2008/11/15/randale-an-humboldt-uni/war-fall-von-antisemitismus.html
Hace décadas, estos manifestantes hubiesen recibido una grave sentencia incluso con días de carcel...pero hoy, el asunto pasó casi “desapercibido” curisosamente. Detras de todo esto, sospechamos que existe un interés político pro-árabe, y anti-israelí, algo muy habitual en los intelectuales “progres” europeos, por ello estos asuntos fueron pasados por alto.
También es vergonzoso que un presidente que ha perdido tantos familiares en la Shoá como Sarkozy, luego se rinda ante las amenazas de los árabes franceses contra la comunidad judía de París. Y se supone que Sarkozy es el político mas pro-europeo hoy día, que mal panorama tenemos. En los EEUU y Canadá se ríen de nosotros, y con razón.
Debemos defender la libertad y filosofía que Geert Wilders defiende: seamos Europa, y no una coalición de empresarios y políticos cobardes sin ningún principio. No nos rindamos ante la amenaza del poder musulmán, ni un paso atrás ante los fanáticos y la barbarie. Recordemos que en nuestro pasado juedo-cristiano ha nacido todo el progreso y evolución que tenemos. Renunciar a ello seria el peor suicidio.
Saludos
D. Friedmann
El antisemitismo en Europa es cada dia más notorio, nadie puede negar que esta situación esta llegando a tener tintes preocupantes
ResponderEliminarLos palestinos han aprendido a mentir con mucha habilidad y con la ayuda de la prensa progresista que no pierde ocasión para culpar a Israel de todos los males, realizan una cadena de precisión en la divulgación de montajes que parecen reales, el mundo sin conocimiento de causa no duda en creer lo que esta viendo, y no puede imaginar que todo es una confabulación contra Israel. No podemos predecir como acabará esta situación, pero todo parece indicar que no será pronto y que cada vez se aleja más la deseada paz.
Sobre la observación del “nombre” olvídalo, ya te comentaba que si es tu nombre ningún problema, no es necesario que des explicaciones.
Saludos y gracias por seguirnos y colaborar con tus opiniones.