Volveremos algún día a Al Ándalus, con el que seguimos soñando

Viaje a la aldea natal del jeque palestino Abdalah Azzam, padre ideológico de los yihadistas y de Al Qaeda

El maestro de Bin Laden

HENRIQUE CYMERMAN - Silat al Hartiya (Yenín). Corresponsal - Los nietos besan uno a uno la mano del abuelo Abdel Malek Azzam, cuya cabeza está cubierta con una kefia roja y blanca. Sobre ellos hay una gran foto de su hermano, el jeque Abdalah Azzam, padre ideológico de los yihadistas del mundo y de Al Qaeda.

Abdalah nació en la aldea palestina de Silat al Hartiya, en 1941. Era el tercer hermano, el más pequeño de la familia Azzam. "Mi hermano era el más querido por mis padres, porque era el más religioso e inteligente, y por eso se fueron a acabar sus vidas a Afganistán, para estar cerca de él - explica Abdel Malek-.Siendo adolescente ya se unió a los Hermanos Musulmanes".

La familia Azzam convirtió su casa en un memorial. Se niegan a alabar en público al gurú de Al Qaeda, ya que temen las consecuencias para la familia. Con gran frecuencia son visitados por agentes de la CIA, israelíes del Shin Bet y los palestinos de la Seguridad Preventiva de la Autoridad Palestina. Y es que muy pocos saben que entre esas paredes nació la doctrina del movimiento más temido del mundo.

"Yo sólo soy un simple comerciante e intento inculcar eso a mis seis hijos y mis cuarenta nietos", explica Abdel Malek. Aun así, sus herederos - muchos bautizados Abdalah Azzam-no pueden esconder su orgullo familiar.

Osama bin Laden tenía un profesor en la universidad que luego se convertiría en el ideólogo de su organización y en su maestro: el venerado jeque Abdalah. Bin Laden llegó a pronunciar un juramento de fidelidad a Azzam, una acción de gran significado en el islam desde la época del profeta Mahoma.

En 1967, tras la guerra de los Seis Días, el joven Abdalah partió hacia Jordania, se especializó en estudios islámicos y su nombre empezó a ser famoso, sobre todo en los medios islamistas. Luego se doctoró en El Cairo y se trasladó a Afganistán y a Pakistán, donde reanudó sus contactos con el antiguo discípulo Bin Laden. Al principio enseñó en la universidad, pero rápidamente decidió dedicarse sólo a la guerra santa.

A partir de abril de 1988, ambos lucharon juntos en Afganistán contra los soviéticos. Abdalah era la figura paternal y el ideólogo; Osama, el responsable de la financiación y la logística. Gracias a su influencia, el ideal de la yihad, la guerra santa islámica, fue creciendo y muchos musulmanes de todo el mundo se unieron a la lucha. El jeque Abdalah se convirtió en un ejemplo para las generaciones islamistas. Una vez dijo: "Dedico gran parte de mi esfuerzo a la yihad afgana y parte a la yihad palestina. El resto de mi tiempo no tiene valor".

El 24 de noviembre de 1989, el coche en el que iba saltó en pedazos en Peshawar (Pakistán): Azzam y dos de sus seis hijos perdieron la vida. Los miembros de los jóvenes se dispersaron en el lugar, pero el cuerpo del jeque estaba intacto. Sus seguidores, que lo consideran un santo, afirmaron que un olor de especias emanaba del cadáver. No se sabe si fueron los soviéticos, los norteamericanos o los israelíes. Al padre de la yihad mundial, no le faltaban enemigos, pero hay quien sospecha que Bin Laden actuó para afianzar su liderazgo en Al Qaeda.

En su aldea natal, Azzam ha dejado una gran herencia. La principal mezquita y el colegio local han sido bautizados con su nombre. Sus sobrinos y nietos son menos cautos que el anciano hermano del jeque, de 76 años. Mohamed, estudiante de 20, afirma a La Vanguardia:"No tengo la mínima duda de que la yihad vencerá en todo el mundo y de que mi abuelo la dirigirá desde el paraíso. Muchos de nosotros, entre ellos mi padre, fuimos arrestados e interrogados muchas veces, por el simple hecho de tener el honor de llevar su nombre".

El sobrino del jeque Azmi Azzam, de 40 años, nos enseña la mezquita que lleva el nombre del líder. Cuando habla de yihad, se refiere a la lucha en todo el mundo. "No queremos matar a nadie, pero recomendamos a todos (los occidentales) que pongan fin a la oscuridad de sus vidas y se conviertan a la fe verdadera, el islam", exclama sonriendo. "Además, algún día volveremos a Al Ándalus(la Andalucía musulmana), con el que continuamos soñando". Mientras habla, mira de reojo a su tío abuelo, el hermano del jeque Abdalah. Este le interrumpe y sentencia: "Así es. Nosotros rechazamos la violencia, pero, como decía el profeta Mahoma, todo lugar que en algún momento fue islámico, siempre lo será".

Fuente:La Vanguardia.es

15.02.10. El Islam no destruirá el país.


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