La muerte de la juez alemana Kirsten Heisig, ¿Suicidio o Asesinato?

El suicidio de Kirsten Heisig en Deutschlandistan

Con todo el revuelo que se ha formado en torno al caso Sarrazin, ha pasado más desapercibido el suicidio de la juez de menores Kirsten Heisig (aunque hay quien piensa que ha sido asesinada por alguna banda musulmana), poco después de entregar un libro titulado Das Ende der Geduld (“El final de la paciencia”) que es todo un testimonio de fracaso vital y social así como un alegato en contra del multiculturalismo en Alemania.

Heisig era juez -los jueces que trabajan sobre el terreno y conocen los temas son testigos incómodos de lo que pasa; esto lo sabemos en España por lo que se refiere a la llamada “violencia de género”-, era juez de menores en Neukölln, el barrio de Barlín conocido popularmente como “Problemkieze”, una especie de territorio islámico independiente en el que viven (por separado, cada una relacionándose entre sí) 139 etnias diferentes. En Berlín el 40% de la población son inmigrantes y en este barrio el 95% de los niños escolarizados no habla alemán como lengua nativa.

En su libro Heisig cuenta lo que ha visto: tráfico de niños palestinos sacados de los campos de refugiados de Oriente Medio, crímenes imposibles de perseguir porque los cometen menores de 14 años, humillación continua de la mujer musulmana. Y da soluciones: cortar de raíz los beneficios sociales que el Estado providencia otorga a los inmigrantes y que son los que permiten que Neukölln viva en el delito y la discriminación.

Antes de suicidarse, Kirsten Heisig mandó el libro a la editorial (en este momento lleva varias semanas como el más vendido en Alemania) y mandó un sms a su familia: “Esto me supera, es demasiado para mí”. En su libro dice:

“Los jóvenes turcos y árabes no están interesados en los valores ni en las leyes alemanas. Son indiferentes al sistema. Quiero que las jóvenes generaciones de alemanes tengan las oportunidades que he tenido yo”.

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