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13.3.04

La mujer en Afganistán



Esta niña vio cómo le dispararon a su madre.

No fue un documental fácil de realizar.
Entre los pliegues del tradicional traje con que están obligadas a aparecer en público las mujeres en Afganistán, la reportera británica Saira Shah escondió una cámara para filmar la vida ordinaria de los afganos bajo el régimen del Talibán.

"Tuve que usar una burka, que es como un gran mantel y cubre absolutamente todo el cuerpo", dijo a la BBC la periodista, que es de origen afgano.

La filmación se realizó en secreto debido a que la visa que obtuvo el equipo sólo le permitía grabar objetos inanimados.

El trabajo contiene escenas chocantes de ejecuciones masivas y de la represión que sufren las mujeres afganas.

Mal tropiezo

Shah contó con la ayuda de la Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán (RAWA, por sus siglas en inglés), que mantiene clínicas secretas y escuelas clandestinas para niñas.

"Desde el momento que crucé la frontera, sentí las restricciones impuestas a las mujeres", relató Shah.

Según su descripción, el velo que usó era tan grueso que apenas podía respirar y la malla existente al nivel de los ojos restringía su visión para cosas tan simples como cruzar una calle.

Si por casualidad se tropezaba y mostraba su rostro o sus tobillos, corría el riesgo de ser arrestada.

Una mujer que iba sentada a su lado en un automóvil se sentía muy mareada, pero incluso así no estaba autorizada a sacar la cabeza del velo para buscar aire, contó Shah.

Viudas azules

"Lo primero que llama la atención cuando entras a Kabul son las fantasmales figuras que mendigan en las calles con sus largas burkas azules", indicó la periodista.

Sus cifras indican que sólo en la capital afgana la guerra ha sumado más de 40.000 viudas.

Como el Talibán prohíbe a las mujeres trabajar, muchas se ven forzadas a mendigar o a prostituirse para sostenerse a sí mismas y a sus familias.

"De repente, dejé de ser una reportera objetiva. Era alguien participando de sus vidas y siendo blanco de sus mismas restricciones", explicó Shah.

Barniz de uña

Sin embargo, el documental también muestra el lado fuerte de las mujeres afganas.

Las militantes del movimiento de resistencia RAWA, por ejemplo, arriesgan sus vidas dirigiendo escuelas secretas que les dan a las niñas de Afganistán la posibilidad de educarse.

En las casas se resiste de otra manera. A veces, un grupo organiza animadas tertulias de belleza. Hasta pintarse las uñas está prohibido.
"Puedes obligar a una mujer a cubrirse con un velo, pero ésta es nuestra manera de mostrar que no han destruido nuestro espíritu", indicó una de las asistentes a estas reuniones.

Tres niñas

Además de las escenas cotidianas, el equipo hizo terribles filmaciones de una ejecución pública en un estadio de fútbol financiado por Occidente.

El documental muestra a una mujer que es arrastrada al centro de la cancha y obligada a arrodillarse mirando uno de los arcos antes de que se le dispare. La multitud que presencia el hecho reacciona con regocijo.

Shah y sus compañeros de trabajo también viajaron al noroeste de Afganistán, donde hay localidades que aún están en manos de la oposición.

Allí, los habitantes de la zona les describieron el asesinato de decenas de civiles. Un fotógrafo les mostró imágenes de un entierro masivo.

Tres niñas vestidas con trajes de colores brillantes les contaron cómo habían visto morir a su madre.
Su padre confirmó que no dejaron de llorar por semanas.


BBC Mundo

Las Mujeres afganas.

Nada de maquillaje bajo el velo.
Barniz de uña, lápiz labial, y corbatas, proyectores cinematográficos y artículos con fotos de animales, tarjetas de saludo y juegos como el ajedrez, los naipes y las mesas de billar.
Esta lista, aparentemente trivial, no le pareció inocente al movimiento afgano del Talibán, que prohibió con efecto inmediato la importación y venta de 30 objetos, entre ellos los arriba mencionados, por considerarlos contrarios al islam.

Así lo informó la radio La Voz de Shari'ah (la ley islámica).

Instrumentos musicales de cuerda, tradicionales de Afganistán, como el tanbur, el robab y el sarang, también cayeron en el listado de prohibiciones.
La característica música afgana, que en estos días florece en muchos países del mundo, será difícilmente escuchada en su tierra de origen.
Sólo los cantos talibanes están permitidos.

No a la red Mullah Mohammed Omar, el líder del Talibán -que llegó al poder en 1996-, firmó el decreto, que se suma a otros similares aprobados en el pasado. Además de desautorizar la venta de los "objetos ofensivos", la ley permite su confiscación.
La semana pasada, las autoridades realizaron en la capital, Kabul, varias "operaciones de limpieza" de videos y antenas de televisón.

Los funcionarios también intentaron fortalecer la censura, controlando el uso de la internet para detener lo que el Talibán califica de contenido "obsceno e inmoral".Los usuarios de la web en el país son escasos, aunque controlarlos es difícil porque el recorrido de las líneas telefónicas pasa por el vecino Pakistán.

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