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14.7.04

No sin mi hija (Betty Mahmoody)


AUTOR: Betty Mahmoody, conto con la ayudada en la redacción del escritor William Hoffer (coautor de "El expreso de medianoche")

EDITORIAL: Seix Barral S.A.

"No sin mi hija" es una historia real relatada por su protagonista de un modo conmovedor, donde nos narra el interminable y arduo calvario de una mujer en su lucha por preservar uno de los derechos fundamentales del ser humano: la libertad.

El 3 de agosto de 1984, Betty Mahmoody una ciudadana americana felizmente casada con un doctor iraní, afincado en Estados Unidos, van a pasar unas agradables vacaciones a Teherán con su hija Mahtib de cuatro años, en casa de la familia de su esposo en Irán.

Transcurridas dos semanas, el marido decide establecerse allí­ y, amparado por la ley iraní­, obliga a su mujer a quedarse en el paí­s, a menos que acepte separarse de su hija.

Betty, atrapada en una cultura que le es ajena, planea huir con su pequeña a través de las montañas de Irán y Turquía.
Una aventura extraordinaria, un relato apasionante y aterrador que demuestra el valor de su autora... la denuncia, la crítica, el relato del sufrimiento que hubo de aguantar a manos de un marido al que un día amó, en medio de una cultura que degrada a la mujer hasta límites...

RECOMIENDO LA PELÍCULA

Una película muy emotiva que narra las aventuras que Betty y su hija, Mathob de seis años, sufren para poder escapar del país. La cultura y la ley de este país apoyan la decisión de su esposo y de su familia, que en el mundo occidental es vista como un rapto salvaje y cruel.


1984

Era una ama de casa norteamericana como cualquier otra, pero su vida tomó un giro imprevisto que quedó marcado en la historia. Corría agosto de 1984 cuando Betty Mahmoody, casada con un médico iraní chiita, Sayeed Bozorg Mahmoody, y con una hija de cuatro años, Mahtob, viajó a Irán, donde regía el ayatollah Khomeini y se vivía en guerra con Irak. Lo que ella creía serían unas vacaciones de dos semanas para conocer a la familia de su esposo se transformó en 18 meses de pesadilla.

Ahora estás en mi país, donde permanecerás hasta que mueras. Y obedecerás mis órdenes, le dijo Bozorg transcurridas las dos semanas previstas. Lo que siguió fue una sucesión de hechos que Betty jamás podría haber imaginado: fue vigilada, encerrada y golpeada por su marido, aun delante de Mahtob. Desde ese momento, la idea de escapar nunca dejó su mente. Decidió entonces jugar la carta de la esposa sumisa. Sólo después de diez meses se ganó la confianza de la familia de su marido y pudo salir a hacer compras, oportunidad que aprovechó para acudir a la oficina norteamericana situada en la embajada de Suiza. Allí le dijeron que al estar casada con un iraní ella tenía esa nacionalidad y nada se podía hacer. Betty buscó ayuda por otro lado, y la encontró en el dueño de una tienda que prometió sacarla del país.

Una noche, mientras todos dormían, Betty y su hija se encontraron con su protector, punto de partida de un periplo de 800 kilómetros que hicieron en auto, a pie y a caballo por montañas heladas, sorteando una zona de conflicto. Así, sin documentos, y tras dormir hasta en graneros, ambas llegaron a Turquía, desde donde regresaron a Estados Unidos. Para ellas fue un viaje hacia la libertad.

2004

Tras su regreso, Betty escribió, junto con William Hoffer, el libro No me iré sin mi hija, en el que relata su odisea. En el prólogo del libro, por el que recibió un premio Pulitzer, agradece a todos los que la ayudaron en su huida, a los que no identificó no sus nombres verdaderos para no ponerlos en riesgo. A esa obra, que fue llevada al cine en 1991 con Sally Field como protagonista, siguió otra en la que narró experiencias similares de otras mujeres. Para su seguridad, Betty, al igual que su hija, pasó a vivir bajo otro nombre, pero su presencia fue asidua en los talk-shows de Larry King, Barbara Walters, Phil Donahue y Oprah Winfrey.

El compromiso de Betty Mahmoody por la causa de la protección de los hijos de padres de distintas culturas la llevó a crear una organización, One World: For Children, que promueve el entendimiento entre esposos de distinto origen. Su labor se multiplicó: colaboró como testigo en casos judiciales en Estados Unidos que involucraron a padres musulmanes, contribuyó activamente en la legislación aprobada por el estado de Michigan sobre los secuestros de personas en el exterior y asesoró al Departamento de Estado en la materia.

Fue galardonada en varias ocasiones y suele ser invitada a dar conferencias. Su consejo a quien quiera casarse con una persona de otra cultura es: Visiten ese país y vean cómo es la vida familiar. La contracara de su historia la constituye un film (titulado Sin mi hija) en el que su esposo cuenta su deseo de poder reencontrarse con su primogénita.

En tanto, Mahtob, la hija de Betty, se graduó en psicología y aún hoy, con 24 años, dice temer a su padre, con quien no quiere tener ningún contacto. Todos los días pone por escrito cinco cosas que la hacen feliz.

Tener una familia es un privilegio, y no quiero perderlo. Más allá de su propia furia, mi madre vio el sufrimiento de una niña. Puso mis necesidades por encima de las suyas, afirma.

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