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4.9.04

Traducción de la Película Submissión.

Sumissión:

El cineasta holandés Theo Van Gogh fue asesinado en su país por un musulmán tras el pase en televisión de su cortometraje "Submissión", con guión de la diputada Ayaan Hirsi Ali, de origen somalí y afincada en Holanda, quien se basó en sus experiencias de mujer bajo el yugo del Islam, Ayaan Hirsi Ali está amenazada de muerte.



SUMISSIÓN - un cortometraje de Theo Van Gogh, sobre guión de Ayaan Hirsi Ali.

Una mujer cubierta con un velo de pies a cabeza se aproxima a la cámara, se arrodilla, extiende una alfombrilla y comienza una oración.

Alá es grande. En el nombre de Alá, el Compasivo, el Misericordioso. Alabado sea Alá, Señor del mundo, el Compasivo, el Misericordioso, Rey del Día del Juicio. Te adoramos, y te pedimos ayuda. Guíanos por el buen camino, el de aquellos que has colmado de gracia, no el de aquellos que han sufrido tu ira, ni el de los que se han apartado del camino. Amén.

La mujer se incorpora y comienza su monólogo. Oh Alá, mientras yazgo aquí herida, mi espíritu roto, oigo en mi cabeza la voz del juez que me declara culpable (mientras habla, se escuchan latigazos y aparecen flashes de una mujer herida por el látigo). La sentencia a la que debo someterme está recogida en tus palabras: "La mujer y el hombre culpables de adulterio y fornicación sean golpeados con cien azotes, sin compasión, según el modo prescrito por Alá. Si crees en Alá y en el Último Día, entonces permite a los creyentes ser testigos de su castigo". (Corán 24:2)

Pausa.

Hace un año, en un día de sol, mientras estaba en el zoco, mis ojos fueron atraídos por los de Rahmán, el joven más guapo que jamás haya encontrado. Después de aquel día, no pude evitar sentir su presencia cada vez que me acercaba al mercado, y me ilusioné cuando descubrí que sus apariciones en el bazar no eran simple coincidencia.
Un día, él (larga pausa) sugirió que nos encontráramos en un lugar secreto. Y yo acepté. Y desde entonces nuestra relación se profundizó, y de nuestro amor una nueva vida comenzó a crecer. Nuestra felicidad no pasó inobservada. Tras no mucho tiempo, las miradas cedieron espacio a las lenguas malévolas. Ignorábamos a estas personas, Rahmán y yo nos entregábamos el uno al otro, y nos encomendábamos a la piedad de Alá. Ingenuos, jóvenes. Y enamorados, tal vez. Pero nosotros pensábamos que el Señor estaría de nuestro lado. Rahmán y yo compartíamos afecto, fé y un profundo respeto el uno por el otro. ¿Cómo podía Alá desaprobar todo esto?

Pausa.

Cuando cumplí los dieciséis años, mi padre vino a la cocina: "Te casarás con Haziz", me dijo (mientras habla se ven imágenes de una mujer desconsolada vestida de novia). "Viene de una familia virtuosa y sabrá hacerse cargo de tí". El día de mi matrimonio fue una celebración para mi familia, más que mía. Una vez juntos en casa, mi marido se me acercó, y desde entonces su roce me disgusta. Su olor me repele, aunque haga poco que se ha duchado. Con todo, oh Alá, obedezco sus órdenes según tus palabras, y dejo que me posea. Porque cada vez que yo le rechazo, él me recuerda tu voluntad: "El periodo de las mujeres es cosa impura, por lo tanto mantenlas lejos de tí mientras tengan el periodo, y no te acerques a ellas hasta que sean puras. Pero cuando se hayan purificado, puedes acercarte a ellas de cualquier manera, en cualquier hora o lugar permitido por Alá. Porque Alá ama a aquellas que se mantienen limpias y puras". (Corán, 2:222)

Aparece la imagen de una mujer que yace semivestida, con el rostro tumefacto, temblando en un rincón.

Oh Alá, Altísimo, Tú dices que los hombres son los protectores, el sostén de las mujeres, porque les has dado más fuerza. Pues bien, yo siento al menos una vez a la semana la fuerza del puño de mi marido sobre mi rostro (mientra habla, se ven flashes de la mujer golpeada). Oh Alá, Altísimo, la vida con mi marido es dura de soportar, pero yo someto mi voluntad a la tuya. Mi marido me mantiene con sus medios, y por éso yo le soy devota y obediente, y en ausencia de mi marido custodio aquello que me ordena custodiar. Pero mi marido, mi protector, teme que yo no le sea fiel, que yo tenga una conducta malvada. Me acusa de ser una ingrata y encuentra siempre una razón para poner en duda mi fidelidad. Y después de una serie de amenazas y advertencias, se decide a pegarme (se oye un latigazo).

Pausa.

Oh Alá, el Grande y Misericordioso, como Tú ordenas a toda mujer creyente, yo me cubro con el velo y custodio mi modestia. No muestro nunca mi belleza ni mis joyas, tampoco mi rostro ni mis manos, camino de modo que no llamo la atención sobre mis adornos escondidos, tampoco en las fiestas. No salgo nunca de casa, a menos que sea absolutamente necesario. Y aun en estos casos, siempre con el permiso de mi padre. Y cuando salgo, velo mis formas, según lo que ordenas. De vez en cuando, peco. Tengo la fantasía de sentir el viento a través de mis cabellos, el sol sobre mi piel, en la playa. Sueño con los ojos abiertos en un largo viaje a través del mundo, imaginando todas las personas y todos los lugares que existen allá fuera. Claro que yo no veré nunca estos lugares, ni me encontraré con mucha gente, porque es muy importante que yo custodie mi modestia, según tu voluntad, oh Alá. Así, con alegría, yo hago lo que tu ordenas, y cubro mi cuerpo de la cabeza a los pies (mientras habla se ven imágenes de una mujer rígida y silenciosa cubierta con velo de pies a cabeza). Salvo cuando estoy en casa con la única compañía de los miembros de mi familia. En general, estoy muy satisfecha con mi vida. No obstante las cosas han cambiado desde que el hermano de mi padre, Hakim, se vino a vivir con nosotros. Hakim espera a que yo esté sola en casa, entra en mi habitación (se expresa con creciente indefensión y desconcierto), y me ordena que le haga cosas, que le toque las partes íntimas de su cuerpo. Así que, desde que mi tío está con nosotros, he iniciado el hábito de llevar el velo incluso en casa, para desanimarlo. Pero ésto no lo detiene. Es más, esta vez me desgarra el velo, rasga mi ropa interior y me viola. Y cuando se lo he digo a mi madre, me dice que éso tengo que hablarlo con mi padre, pero mi padre me ordena que no ponga en duda el honor de su hermano. Yo siento un dolor profundo cada vez que mi tío se me acerca, me siento como un animal en la jaula que espera ser sacrificado, me lleno de sentimiento de culpa y de vergüenza. Me siento abandonada, aunque esté rodeada de mi familia y los amigos. Oh Alá, Hakim se ha marchado, ahora que sabe que estoy encinta.

Aparecen imágenes de la mujer maltrada, la novia y la mujer velada de pies a cabeza.

El veredicto que ha matado mi fé y mi amor se encuentra en tu libro sagrado. La fé en tí, la sumisión a tí, los veo como una traición a uno mismo. Oh Alá, Tú que das y que quitas la vida, has ordenado a todos los creyentes que se entreguen a tí... ¿para obtener ésto? (se oye un latigazo). En toda mi vida no he hecho otra cosa que entregarme a tí y, ahora, mientras bajo el velo te pido por mi salvación, Tú permaneces silencioso. Como la tumba que anhelo.
La mujer vuelve a arrodillarse y continúa su oración.Alá es grande. En el nombre de Alá, etc.

FIN

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