CINCO SIGLOS después, los musulmanes vuelven a poblar la ciudad. 3.000 universitarios, 1.500 españoles CONVERSOS, nuevas mezquitas...Es la toma pacífica del paraíso de Boabdil .
El minarete de la nueva mezquita de Granada se alza hacia el cielo en lo alto del Albaicín, dominando prácticamente la ciudad de Granada. Está rodeado de casas, de calles, de barriadas con memoria de la ocupación árabe en España. Por eso parece un tanto paradójico que el Ayuntamiento obligara a los promotores de esta mezquita a construir una maqueta del futuro minarete a tamaño real para apreciar el impacto visual que provocaba. O sea, ninguno: arquitectura de inspiración árabe entre siglos de arquitectura morisca.
«La aplicación de la ley con la mezquita ha sido estricta», señala Tarik Ruiz, su presidente. Sus palabras parecen inocentes desprovistas de su expresión. No lo son. Encierran un prudentísimo pero firme reproche hacia los cristianos que pusieron tantas trabas administrativas, desde que hace 20 años se compraran los terrenos con 14 millones de las pesetas de entonces que donó Hasán II, rey de Marruecos fallecido en 1999. Hoy el precio del solar ronda los dos millones de euros.
La prudencia de Tarik Ruiz, granadino nacido en 1970 y convertido al Islam en 1992, tiene que ver también con la fecha de la entrevista: es 11 de septiembre.
En El Albaicín, que fue el núcleo de población mayor de Granada durante la dominación árabe, con más de 60.000 musulmanes hasta 1492, hay otra vez un runrún de guerra santa, de reconquista, desde hace muchos años.
Su estructura urbanística fue dejando el barrio obsoleto para los obreros del desarrollismo español, años 60, que consideraron el váter vecinal como algo anacrónico y emigraron hacia las viviendas de protección oficial.
El Albaicín se fue vaciando. Se convirtió en reducto de marginación.En mercado de drogas y refugio de yonkis que la gente decente de Granada no pisaba jamás a partir de las seis de la tarde.
Hasta que llegaron las primeras olas de inmigrantes en los 80 y los musulmanes, sobre todo magrebíes, fueron ocupando locales y viviendas, porque en aquellas arquitecturas se sentían como en casa y porque los alquileres eran muy asequibles.
La Reconquista musulmana del barrio se inició con algunas teterías de la Calderería, junto a la mezquita de At-Taqwa. Uzman Almerabet es uno de los comerciantes más antiguos de los que permanecen allí. Nacido en Tetuán en 1960, estudió Química y Ciencias Políticas en Barcelona, ayudado por una beca hispano-marroquí, antes de recalar en Granada hace 18 años. Hoy posee una tetería y un taller de luthier.
Es difícil hablar con nadie en la dos caldererías -calles atestadas de comercios musulmanes que en estos 20 años se han convertido en uno de los mayores atractivos turísticos de la ciudad- en este 11 de septiembre. De la pastelería de Abdel remiten a la marroquinería de Umar, de allí a la de Asis y de ésta a la de Mohamed.
Educadas evasivas en todas partes. Taysir Alony, periodista de Al Yazira vinculado ahora a Al-Qaeda por Baltasar Garzón, es habitual del barrio, amigo de muchos ellos. Tres vecinos fueron detenidos recientemente, nadie sabe muy bien por qué. Hay mucha desconfianza hacia los desconocidos que hacen preguntas.
Uzman Almerabet, mientras ultima el puente y el clavijero del laúd que está fabricando, habla de la reconquista truncada del Albaicín: «Cuando llegamos nosotros aquí había más chorizos que otra cosa. El abandono era total. Los bajos estaban totalmente en ruinas».
Alrededor de la modesta mezquita se creó un zoco, una pequeña medina que fue creciendo con los años. ¿Por qué se asentaron allí?: «Por motivos económicos, históricos y románticos.Después de 500 años desde la entrada de los Reyes Católicos, éste sigue siendo un barrio morisco».
Y recuerda un detalle que suena a demanda de una deuda histórica: «Los Reyes Católicos no cumplieron sus compromisos con Boabdil tras la rendición». Entre ellos, respetar las creencias de los hijos del Islam y su cultura y lengua.
No es el único que, en su momento, consideró de justicia poética la reconquista pacífica del Albaicín por las primeras olas de inmigrantes llegados a Granada.Como muchos correligionarios suyos, Uzman defiende el papel de los musulmanes en el entorno medio milenio después. «Muchos de los que vinieron eran artistas, pintores, músicos, poetas, estudiantes..., gente con sensibilidad que cambió esto», dice.
Sin embargo, una vez que hicieron habitable el barrio, los precios de las viviendas y los bajos se dispararon, y hoy los musulmanes no pueden pagar los 400 euros mensuales que puede costar el alquiler de un apartamento o los 240.000 que piden por la adquisición de una casa. Los que llegan ahora se hacinan en las viviendas baratas de la Casilla de Montijo, mientras el Albaicín es reconquistado por los bolsillos de la burguesía media y alta granadina y por estudiantes y jubilados europeos con posibles.
Antes incluso del desembarco musulmán de los 80, un grupo de artistas andaluces también descubrió que entre las semi-ruinas del Albaicín se podía encontrar inspiración. Entre ellos se encuentra el escritor y pintor Francisco Izquierdo, autor de una Guía secreta de Granada publicada hace 30 años. Entonces no había musulmanes allí.
SUFIES MAS ACTIVOS
Para este escritor, la vindicación musulmana del Albaicín la iniciaron los sufíes (españoles conversos al Islam) que, «con ayuda primero del PCE y después de IU empiezan a hacer leilas (fiestas) reclamando un terreno que consideraban suyo porque había sido mahometano durante ocho siglos». También relata con humor las contramanifestaciones musulmanas del dos de enero, día en que los granadinos cristianos celebran desde 1492 la entrada de los cristianos.
Abdel Karim, nacido Antonio Carrasco hace 55 años en Sevilla y converso desde 1980, es el representante de la Junta Islámica de Granada. Para él, la toma musulmana del Albaicín en los 80 fue un efecto más de la llegada de las libertades a España y de la pérdida de influencia política de los ultras católicos del Régimen franquista.
En Granada se estima que la población musulmana ronda las 20.000 personas (incluidos ilegales), y los conversos pueden ser entre 1.000 y 1.500. Pero son éstos -y los cristianos más recalcitrantes critican el protagonismo de esta minoría de apóstatas- los que han impulsado las manifestaciones en reivindicación de sus derechos, la erección de mezquitas, las pocas ayudas institucionales, los actos culturales y de proselitismo... Abdel Karim -cuyo nombre coincide con el del primer presidente iraquí tras el derrocamiento de la monarquía en 1958- tiene una explicación: «Para los musulmanes [por nacimiento] los sufíes somos gente osada porque estamos llevando temas de orden social y colectivo y nos atrevemos a opinar.
Claro, contamos con la ventaja de que somos españoles, somos los anfitriones y conocemos mejor los derechos que tenemos aquí». Aunque reconoce que a veces despiertan reticencias incluso entre aquellos a los que pretenden ayudar: «El dirigente islámico de origen árabe muchas veces piensa en nosotros como aprendices». Una crítica grave, dado que una de las principales actividades de estas mezquitas es la educación: seminarios, cursos y clases de árabe, principalmente, en busca de un mayor conocimiento del Islam entre los españoles.
También distribuyen folletos y libros enviados gratuitamente desde países como Egipto o Libia para contribuir a la labor de las, económicamente, precarias mezquitas españolas. Pero los sufíes son cada vez más en Granada. Desde la apertura de la nueva mezquita el 10 de junio pasado, 25 granadinos han adoptado el Islam.
¿Su perfil?
El presidente de la mezquita, Tarik Ruiz, lo dibuja a grandes trazos: «El denominador común de los conversos es que todos se encuentran en procesos de búsqueda.Hay desde gente muy religiosa desencantada del cristianismo a anarquistas o comunistas que desde su inquietud política desembocan en la fe».
Mohamed VI de Marruecos no heredó el anhelo de su padre Hasan II por ver construida la nueva mezquita del Albaicín. Dejó en 1999, tras la muerte del padre, el proyecto sin financiación.Hasta 2001, en el que el Emirato árabe de Sharjah aportó el resto.Esta circunstancia covierte esta mezquita, según Tarik, en algo único: «Generalmente todas se convierten en embajadas de los países que las financian».
Arabia Saudí y Marruecos han sido los dos países que más dinero han invertido en erigir lugares de culto musulmán en Granada, aunque también ha entrado dinero Libio, de los Emiratos Arabes, Pakistán o Malasia.
ANIBAL MALVAR
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