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2.10.06

«El islam puede ser el peor fascismo salido del hombre»

Abdelwahab MeddebAbdelwahab Meddeb es uno de los escritores franceses de origen árabe más destacados de nuestros días.
Nació en 1946 en Túnez, y proviene de una familia de teólogos y de eruditos de la Universidad de Zitûna. Es un reputado poeta y ensayista. Ejerce como catedrático de literatura en la Universidad Sorbonne de París y dirige la revista intercultural Dédale.
Su reciente título La enfermedad del islam ha sido publicado por Editions Du Seuil en Francia y por la editorial Wunderhorn de Alemania.

«Es excepcional que en Irak se haya abrazado el Estado federal y la pluralidad étnica, religiosa y lingüística»

El cirujano de los comportamientos humanos que fue Voltaire enunció que la intolerancia es la enfermedad del catolicismo. Thomas Mann, galeno del tiempo pasado en la rama de Alemania, consideró al nazismo como la mayor afección de su país. Abdelwahab Meddeb habla desde algún lugar en la conciencia cívica de la religión musulmana, aunque su conversación con LA RAZÓN tenga lugar en su domicilio, en un barrio antiguo del centro de París, y su diagnóstico no deja lugar a dudas:

El islam no es una religión enferma, pero sí está aquejada de un proceso degenerativo que conviene frenar cuanto antes: «el integrismo difuso».

Francotunecino y musulmán, Meddeb no rechaza los galones de intelectual del islam, y como tal no tiene miedo a mostrarse duro con una religión que, mal interpretada, puede convertirse, según el autor, en «el fascismo más radical que ha salido del pensamiento humano».

Ejemplos no faltan. En Francia, un profesor de Filosofía no ha podido dar clase esta semana. Tras publicar un artículo de opinión en «Le Figaro», titulado «Frente a las intimidaciones islamistas, ¿qué debe hacer el mundo libre?», Robert Redeker está amenazado de muerte y en un lugar secreto bajo protección policial.

El ministro de Educación no ha llamado al interesado, pero le aconsejó en los medios mostrarse más «prudente y moderado» la próxima vez. - ¿Autocensura? En todo caso, un proceder similar ha seguido la Ópera de Berlín, que suspendió esta semana la ópera «Idomeneo», de Mozart, porque aparecía una cabeza cortada de Mahoma que podía ofender a los musulmanes. La reacción de la canciller Angela Merkel fue opuesta a la de las autoridades francesas: «La autocensura por miedo es insoportable».

Abdelwahab Meddeb, hombre de cultura, poeta, periodista y profesor, salta de su silla, como si fuera el propio Redeker o Hans Neuenfels, director escénico de «Idomeneo»: «La libertad de expresión es absolutamente innegociable. Me parece esencial que Europa sea extremadamente firme en sus principios. Nada puede justificar la censura».

- Y eso, por no mencionar la crisis derivada de las caricaturas de Mahoma. O la «fatwa» contra el escritor iraní Salman Rushdie por impío. Gente que ha puesto su vida en peligro, pero a quienes muchos han criticado por «provocadores».

- Yo también arriesgo mi vida al decir que Mahoma es un profeta que mató y ha hecho matar. Pero debemos hacer comprender al islam que no es reprochable tocar un tabú islámico. Y eso no se puede conseguir desde el silencio. Es importante que, ante el aumento de la presencia de musulmanes, Europa no haga ninguna concesión.

Es el islam el que debe adaptarse a Europa, y no al revés. No hay que abdicar en este punto, y mi combate como musulmán y demócrata es conseguir que las sociedades europeas sigan siendo libres, y que las musulmanas lleguen a serlo.

- El silencio nunca ha provocado cambios. Pero la pregunta es si, tal como están las cosas, es posible dialogar con el islam más radical. La epidérmica reacción tras las palabras de Benedicto XVI no ayuda a tender puentes.

- En el mundo está triunfando la peor interpretación del islam, que, todo sea dicho, es una interpretación posible. El gran problema del islam no es el islamismo terrorista, puesto que éste puede identificarse y ser perseguido como enemigo, sino el integrismo difuso.

Al mismo tiempo que existe este islam masivo, mediático y espectacular, que es inviable y se alimenta del simplismo mediático, las voces de la modernización existen.

Bendito sea Benedicto XVI por poner el dedo en la llaga y poner los problemas que molestan sobre la mesa, aunque yo no comparto su argumentación. Pero frente a un discurso, hay que argumentar intelectualmente, no con la vociferación.

Hay gente que lo ha intentado. «Asharq Al Ansat», el mayor diario árabe, con una tirada de un millón de ejemplares, publicó el 21 de septiembre el discurso íntegro del Papa, con una foto suya. Y al lado, una respuesta de un universitario libanés, que yo no comparto, pero planteada desde la razón. Como tiene que ser.

- Benedicto XVI defendió una religión que no entre en conflicto ni con el hombre ni con la razón. ¿Puede compartir el islam esa tesis?

- El problema es que Benedicto XVI excluyó al islam de la razón. Un error grave. Tenemos que decidir si queremos identificar el islam con sus demonios o separarlo de ellos.

El Papa redujo el islam al coro de voces más intolerantes de esta religión. Es cierto que la violencia del islam es un problema actual y esto impide el diálogo. Pero todos hemos sido violentos en la historia. Benedicto XVI sostiene que sólo el cristianismo se enmarca en la tradición del logos grecolatina. Y usa el islam como contraejemplo, asegurando que esta religión no ha encontrado la razón.

Sin embargo, el platonismo, por ejemplo, tuvo una importante continuidad en el islam desde el siglo XVII. El islam también participa en ese pensamiento religioso heredero del logos, de Platón y del helenismo.

- ¿El Corán puede considerarse, en sí, como un texto violento?

En la Torah y en el Corán, no hay duda de que la violencia figura en el texto. De todos los libros revelados, los Evangelios constituyen la verdadera revolución, puesto que es el único en donde el amor prima sobre la ley y el látigo.

Cristo no fue guerrero, como Moisés, Mahoma o Josué. El cristianismo ha evolucionado, sobre todo en Europa. Ya no prima la hegemonía militar, sino la paz. Pero quizás es porque fue aquí donde la violencia alcanzó el máximo de la sinrazón humana.

- ­¿Cómo puede entenderse que la izquierda no alce la voz contra el islam intolerante?, ¿basta el antiamericanismo común para explicarlo?

- En la extrema izquierda, es innegable que exista una cierta convergencia. La situación es más evidente en algunos países de América Latina, donde algunos hacen de Osama Ben Laden [líder de la red terrorista Al Qaida] un icono semejante al Ché Guevara.

Cuando estuve allí, muchos me recibían con júbilo como a un defensor de Ben Laden, sólo por mi nombre árabe, y en cada ocasión tenía que corregirles. El comportamiento de Estados Unidos tampoco ayuda, pues Bush ha hecho de un Estado pragmático, como Estados Unidos, un Estado ideológico. Y de ahí se deriva hacia un Estado dogmático.

- Considera justificado el término islamofascistas»?

- No porque Bush haya usado el término «islamofascista» hay que rechazarlo. En mi último libro demuestro que el islam puede ser el fascismo más radical que ha salido del pensamiento humano.

El emir, el califa o el monarca divino no son más que personas que imparten el poder en lugar de Dios y han sido elegidos por él. El Corán va más allá y dice: «El poder es de Dios». Y los musulmanes lo han tomado al pie de la letra. El ejercicio del poder está fuera del alcance del hombre. Y como la democracia está pensada por humanos, hay que rechazarla.

- En España, el debate es candente. La izquierda defiende la Alianza de Civilizaciones y voces en la derecha, como la del ex presidente del Gobierno José María Aznar, incluso exigen perdón del islam por haber ocupado España siete siglos.

- En España hay que tener una firmeza total frente al islamismo. Pero también saber distinguirlo del islam. La religión musulmana está dividida, vive una especie de guerra civil. España tiene una oportunidad excepcional: el tiempo glorioso del islam medieval.

Ese tiempo produjo una cuarentena de obras maestras escritas en árabe. España debe reivindicar esa época como parte de su identidad. Y luego decirle al islam actual: «Recordad aquel tiempo, del que os habéis olvidado».

- Usted apoyó en un principio la intervención militar en Irak.

- Conozco el irredentismo en Irak y sabía que la segunda fase sería de una dificultad inconmensurable. La gestión de Bush de la guerra ha sido peligrosa y mala.

Ha habido defectos mayores, como la transformación de un ejército de liberación en un ejército de ocupación y la transformación de un ejército de ocupación en policía.

Pero también hay cosas excepcionales que son inauditas en el mundo árabe: que un país admita el federalismo y la pluralidad lingüística, étnica y religiosa. El mundo árabe debería seguir el ejemplo de la pluralidad española. Pero es necesaria una gran madurez democrática, de la que carece el mundo árabe. Hay gente que no consigue pasar del espíritu tribal al espíritu del Estado.

- Usted sostiene que la culpa de esta deriva totalitaria del islam obedece tanto a razones endógenas como externas. Ya hemos hablado de Estados Unidos, pero ¿en qué medida puede Europa tener la culpa?

- La falta de reconocimiento del islam en Europa contribuyó a que el resentimiento hiciese aflorar lo peor del islam. El resentimiento es un concepto «nietszcheano» y es curioso que Nietzsche citase a los árabes como uno de los pueblos que no conocían el resentimiento.

Para los musulmanes, se trata de un sentimiento nuevo, en parte provocado por el hecho de que Europa no reconozca la civilización que supuso el islam de Al Andalus. Uno de los antídotos contra los demonios del islam es que Europa admita que existe una raíz islamo-judeo-cristiana.

- Su último libro, «Contraprédicas» («Contreprèches»), publicado hace escasos días en Francia, incide sin embargo en las razones internas del propio islam.

- Las razones externas están tan artificialmente hinchadas por parte de un sector del islam que empieza a producirse una negativa «irresponsabilización» de la religión musulmana y una justificación de cualquier comportamiento. Estratégicamente, me parece importante que los musulmanes pensemos qué falla dentro del islam. Así como los europeos deben también reflexionar sobre cómo pueden aportar su grano de arena al entendimiento.

- Parece paradójico que Ben Laden reivindique Al Andalus en sus discursos, cuando se trata del período de mayor tolerancia del islam. ¿Lo hace por el recuerdo del imperio perdido?

- Por supuesto, y porque el combate del islamismo radical se basa en los símbolos. Al Andalus evoca que Occidente fue musulmán. La realidad es que aquélla fue una bella época y los españoles son quienes mejor lo saben. La Alhambra o la Mezquita de Córdoba son dos de los 50 monumentos más bellos del mundo. Los textos que Al Andalus nos dejó también figuran entre lo mejor del pensamiento musulmán.Córdoba fue la restauración de Atenas en el siglo X, como la Florencia de los Medici lo fue en el siglo XV.

Ataques a Occidente

-1989: Salman Rushdie.

El mundo occidental despertó las amenazas llegadas desde el islam en 1989. El escritor indio Salman Rushdie publicó «Los versos satánicos». El ayatolá Jomeini ordena que se ejecute al novelista, que pasa de inmediato a llevar una vida clandestina para evitar que la sentencia de muerte llegue a ser cumplida por alguno de los muchos grupos radicales. Todavía hoy, Rushdie sigue amenazado y escondido.

-2005: El Corán en el WC.

Una información falsa de la revista «Newsweek» hace estallar de nuevo la ira musulmana. En el reportaje de la prisión para terroristas de Guantánamo, se describió cómo los militares de EE UU tiraron un libro del Corán por el retrete para forzar el interrogatorio de alguno de los detenidos. Los disturbios se extendieron por varios países árabes incluso después del desmentido por la revista.

-2006: Las viñetas.

Un diaro danés «Jyllands Posten» publicó 12 viñetas de Mahoma que las autoridades musulmanas del país trataron como un insulto. La violencia antidanesa primero y antieuropea después se cobró cientos de víctimas en todo el mundo.

Lo curioso es que los dibujos fueron publicados meses antes por un periódico de Egipto sin la menor trascendencia en el mundo árabe.

-2006: Discurso del Papa.

Benedicto XVI pronunció un discurso en su país natal, Alemania, en el que usó una cita medieval en la que se decía que Mahoma era violento para incitar al diálogo entre religiones. Los integristas hicieron del tema otra gran ofensiva de base contra Occidente y reclamaron con vehemencia que el Pontífice se retractara tras convocar un «Día de la ira» contra el texto. La diplomacia vaticana paró la ira.

-2006: La ópera decapitada.

La representación de la ópera de Mozart «Idomeneo» en Alemania tuvo que ser suspendida por presiones de la comunidad musulmana tras comprobarse que se decapitaba la cabeza de Mahoma en escena. También se decapitaban las de Cristo y Budha, pero ahí no protestó nadie. Sólo Angela Merkel pidió que no se suspendiera la función.

Nostalgia de Al Andalus

No existe una palabra para englobar todos los perfiles de Abdelwahab Meddeb (Túnez, 1946). Poeta, ensayista, profesor de literatura comparada en la Universidad París X, periodista y responsable de una muy escuchada crónica sobre el islam en France Culture, emisora pública gala.

Meddeb publica estos días «Contreprèches», un texto que probablemente será pronto editado en español, como ya lo fueron anteriores escritos («La enfermedad del islam», en Galaxia Gutenberg, y «Occidente visto desde Oriente», catálogo de una exposición celebrada en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona en 2005 y comisariada por el propio escritor).

Originario de los moriscos expulsados de la península Ibérica, apasionado estudioso de los sabios del islam, entre ellos Averroes. (Es el más destacado de los escritores arábigo, cordobeses y el más excelso de los filósofos del mundo árabe)

«Los españoles haríais bien en sentiros orgullosos de vuestro compatriota»-, a Meddeb le brillan los ojos cuando habla de Al Andalus. Un islam «de luces y civismo» que este intelectual lucha por importar desde la Edad Media hasta nuestros días. Aunque eso le valga el descrédito entre quienes, desde su religión, predican el oscurantismo.

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