Autor:Bernard Lewis
Ed:Weidenfeld&Nicholson
El autor de nacionalidad británica, es una autoridad en la historia del Islamismo y el Medio Oriente y Profesor Emérito de Estudios del Cercano Oriente de la Universidad de Princeton y Profesor de Historia del Medio Oriente en la Universidad de Londres.
Lewis estudia en el libro la historia de una secta islámica extremista en los siglos XI y XII, que utilizaba los métodos terroristas que dieron lugar a la lengua inglesa una nueva palabra: "asesino".
La llamada secta de los "asesinos" -de quienes deriva la denominación- que actuaban en el mundo árabe, precisamente en regiones que hoy son parte de Irak y Siria en la época de las cruzadas.
Se trataba de una secta islamica extremista, que utilizaba al asesino suicida como poderosa arma en la época de las cruzadas.
Tanto líderes y funcionarios árabes como los príncipes cruzados, fueron víctimas de estos asesinos.
Ya los relatos de Marco Polo de sus viajes a Oriente los mencionan y también lo hacen varios cronistas de los cruzados.
Desde una inexpugnable fortaleza en las montañas, el líder de la secta apodado "el viejo de la montaña" enviaba a sus asesinos suicidas que utilizaban el puñal para realizar su mortífera tarea. Dieron lugar a una leyenda y Lewis analiza el tema con rigor de historiador.
Relata que el líder de la secta tenía como método el drogar a sus militantes y en esta condición les mostraba el paraíso, llevándolos a un gran harén, que tenía las características del paraíso musulmán.
Tras esa experiencia acentuada por la droga, los suicidas pensaban que si morían volverían a dicho lugar.
Pero en la faz política o religiosa en los hechos la secta era independiente y buscaba preservar su identidad y poder regional, que se veía amenazado tanto por los musulmanes como por los árabes que guerreaban en la zona en los siglos XII y XIII.
Menciona el hecho de que la peligrosa secta tenía una relación particular con la orden de los Templarios, que combatían en "Tierra Santa", por la cual no atacaban a sus miembros.
El autor sostiene que eso se debía a que por su organización, si caía el Gran Maestre automáticamente era sustituido por uno ya predesignado, en cambio en los reinos musulmanes y cristianos de esa parte del mundo la muerte de las autoridades generaba siempre durísimas luchas de sucesión, con lo cual el impacto político que se lograba era mucho mayor.
Fueron los turcos que logran dominar al mundo árabe después de las cruzadas, los que finalmente exterminan a la secta de los "asesinos" tomando y destruyendo a sus fortalezas inexpugnables y matando a sus miembros.
El libro de Lewis adquiere interés, porque aunque lejana en el tiempo se trata de la experiencia terrorista que tiene más puntos de contacto con la que hoy representa la red Al Qaeda.
Pero lo más relevante que aporta desde esta perspectiva, es que la secta durante más de dos siglos logra aterrorizar a cristianos y musulmanes y desatar crisis políticas, pero finalmente este terrorismo suicida mortal no logra su objetivo final y es aniquilado.
Si bien el autor reconoce que "Todavía la convergencia de esperanza mesiánica y violencia revolucionaria la cual los había impulsado, así como sus ideales y métodos encontraron muchos imitadores. Los grandes cambios de nuestro tiempo han aportado nuevas causas de peligro, nuevos sueños y sufrimientos y nuevos métodos de ataque", destaca que el punto más importante fue "su final y total fracaso".