Se dedican a trabajos que nadie quiere hacer, son los parias en un país creado por y para la población musulmana.
«Nosotros damos prioridad a la religión, por eso nuestras iglesias se llenan cada domingo. Para Europa la religión es algo secundario»
RAWALPINDI. Una oleada de atentados suicidas mantiene en alerta a Pakistán.
Por ahora el Ejército, los ciudadanos extranjeros y las fuerzas de la oposición han sufrido los ataques, pero según la Policía, la lista puede continuar con las minorías religiosas. La comunidad cristiana, con una tradición de apenas cuatro generaciones, es la minoría menos importante, unos dos millones de personas, y más sensible a los posibles ataques de los extremistas islámicos.
La mayoría de cristianos vive en asentamientos, barriadas de adobe a las afueras de las ciudades, y se dedican a trabajos que nadie quiere hacer, son los parias en un país creado por y para la población musulmana.
En la capital del país los principales centros cristianos se encuentran en la vecina Rawalpindi. La diócesis de Islamabad tiene cuarenta y dos escuelas cristianas, donde católicos y protestantes van de la mano. La relación con la comunidad musulmana preocupa y por eso se ha creado un Centro de Estudios en el que personas de ambos credos se juntan cada semana para unificar posturas. El escritor Mehboob Sada dirige este centro y piensa que «el cristianismo que vivimos aquí y el de Occidente tienen poco que ver. Nosotros, al igual que hacen los musulmanes, damos prioridad a la religión y por eso nuestras iglesias se llenan cada domingo. Para Europa la religión es algo secundario, para nosotros es lo primero en nuestras vidas».
Presencia española
La comunidad religiosa extranjera es cada vez más reducida. «Ya no hay vocaciones como antes y casi todas las religiosas son paquistaníes», señala Sor Juana, la misionera española más veterana en la capital. Nació en Zarautz (Guipúzcoa) hace ochenta y nueve años y llegó a la zona en 1952 formando parte de un grupo de monjas de la orden de las Franciscanas Misioneras de María. «En mis cincuenta y cinco años de experiencia, este es el peor momento de todos. La crisis de la Mezquita Roja ha traído algo que hasta ahora no existía, el miedo, todos tenemos miedo», lamenta Sor Juana desde su convento de Saint Catherine.
Las franciscanas también se encargan de un hospicio y un hospital de caridad. Allí trabajan Sor Pilar, natural de Olite, o Sor Felicinda, una monja de Mendoza (Argentina), que a sus setenta años dirige el laboratorio del centro que se mantiene gracias a las donaciones. «En el hospicio tenemos veinticinco niños, casi todos con problemas de parálisis o mentales. Aquí no se le pregunta a nadie si es cristiano o musulmán, se le acepta y punto.
En el hospital, nos están llegando muchos casos de tifus y hacemos lo que podemos para ayudar», comenta Sor Felicinda, mientras camina por los pasillos impolutos del centro y abre las puertas de un aula donde un grupo de niños duerme la siesta en una gran manta tirada sobre la baldosa, «la mejor manera de combatir el calor».
Conversiones
El tema más complicado de abordar es el de las conversiones. Mehbood reconoce que «se dan todos los años, pero no se pueden hacer públicas porque de lo contrario podrían matar a aquel musulmán que acepta el cristianismo, pero cada vez más hermanos musulmanes comparten nuestras oraciones». Desde el Centro de Estudios repiten una y otra vez que la Constitución acepta la «libertad de credo».
El domingo es el gran día y la misa más importante tiene lugar en la iglesia de Santo Tomás de Islamabad. A diferencia de otras ciudades del país, en Islamabad suenan las campanas para llamar a la oración, pero muy bajito, y, desde la crisis de la Mezquita Roja, también se ha pedido a las religiosas que eviten salir con el hábito a las calles. El extremismo islamista ha salido de la zona fronteriza con Afganistán para penetrar en todo el país, y el riesgo de sufrir un ataque es muy alto, incluso en la hasta ahora tranquila capital.
ABC.es
Mikel Ayestarán
Radicales musulmanes atacan instituto cristiano en territorio palestino
GAZA, 15 Feb. 08 .
- Catorce hombres armados ingresaron en la madrugada de viernes a un instituto cultural cristiano en la franja de Gaza, y destruyeron la importante biblioteca, que era de acceso público.
La bomba depositada en la biblioteca por los fundamentalistas musulmanes destruyó miles de libros, que conformaban una de las colecciones bibliográficas más importantes de esta región palestina controlada por la facción radical islámica "Hamas" y actualmente bloqueada por Israel.
Los atacantes redujeron a los dos vigilantes e instalaron varios explosivos en el local cristiano, pero solo uno –el colocado en la biblioteca- estalló. Los dos vigilantes fueron secuestrados y luego liberados en el norte de Gaza.
El instituto atacado era dirigido por Issa Saba, exponente de la corriente moderada "Al Fatah", la facción palestina rival de Hamas.
El Papa pide por la paz y libertad de la minoría cristiana en Palestina
El papa Benedicto XVI hizo un llamado a garantizar la paz y la seguridad de la minoría cristiana en los territorios autónomos palestinos durante un encuentro con el titular de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, quien a su vez lo invitó a visitar Tierra Santa.
“Durante las conversaciones cordiales se pasó revista a la situación en el Medio Oriente”, dijo el Director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, Joaquín Navarro Valls.
“Se destacó en particular la necesidad de integrar todos los componentes del pueblo palestino en el proceso de paz”, agregó el vocero, en clara referencia a elementos extremistas como las agrupaciones terroristas “Hezbollah” y “Hammas”.
También se discutieron “las dificultades para los católicos en Palestina y su aporte a la sociedad palestina”
Durante la despedida pública que siguió al encuentro privado Abbas dijo en inglés que “será muy bienvenido en Jerusalén y en todos los lugares santos”, a lo que el Pontífice respondió de manera distendida: “muchas gracias”.
Abbas dijo luego a la prensa que el Papa “respondió positivamente” a la invitación, aunque sin fijar una fecha.
La invitación del líder palestino se produjo un mes después que el presidente israelí Moshe Katsav invitara al Santo Padre a visitar Israel, y expresó esperanzas de que la visita se produjera el año próximo.
Un miembro de la delegación palestina entregó al Papa un documento elaborado por los habitantes de Belén “para expresar los lazos de amistad y espiritualidad que vinculan al Vaticano con el pueblo de Belén, amada por los cristianos como lugar de nacimiento de Jesús”.
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21.2.08
Cristianos en Islamabad
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