El triángulo de la Yihad.
Cada mes cuatro musulmanes residentes en Cataluña se van a Irak o Afganistán para entrenarse y combatir, según cálculos policiales.
Al Qaeda y sus franquicias reclutan muyahidines en toda la comunidad.
Ahmed reza cada día en la exigua mezquita de la calle Asia de Badalona, un bajo de unos cincuenta metros cuadrados. Enseña orgulloso su DNI español. Llevo treinta años en España vino de Marruecos. Aquí tengo trabajo y seguridad social, y la Generalitat nos ayuda a pagar los gastos de la mezquita. La yihad no tiene sentido aquí. La yihad es para lugares como Palestina o Líbano.
El inmigrante argelino Belgacem Bellil vivía en Santa Coloma de Gramanet cuando decidió irse a Irak para empotrar un camión bomba contra el cuartel italiano en Nasiriya. Acabó con la vida de 19 soldados italianos, ocho iraquíes y la suya propia.
Fue en noviembre de 2003. Desde entonces los islamistas han convertido Cataluña en el principal foco europeo de reclutamiento de muyahidines magrebíes, según expertos en terrorismo internacional, entre ellos los del Real Instituto Elcano, cuyo Departamento de Estudios de Terrorismo Global alerta de que Barcelona es objetivo de Al Qaeda.
El sindicato Confederación Española de Policía ha dado también la voz de alarma. Su portavoz, Rodrigo Gavilán, que dio una rueda de prensa en Barcelona el año pasado tratando este asunto, asegura que ahora mismo hay más de quince combatientes en Irak y Afganistán que han sido reclutados en Cataluña. Otros sesenta ya han vuelto y están en Cataluña, trabajando como uno más. Según otras fuentes policiales, los durmientes ahora en Cataluña son un centenar. La zona más activa es la periferia de Barcelona, convertida en un cinturón verde: Santa Coloma de Gramanet, Badalona y Sant Adrià de Besos forman lo que algunos policías llaman el triángulo del mal, el lugar de España en el que Al Qaeda está mejor asentada.
El Grupo Islámico Combatiente Marroquí (presunto autor del 11-M) y el argelino Grupo Salafista para la Predicación y Combate (hoy Al Qaeda del Magreb) reclutan ahí adeptos para Bin Laden.
También son sensibles Vilanova i la Geltrú, Salt, Banyoles, Mataró y Barcelona.
Clérigos descontrolados
Taoufik Cheddadi, arrestado la semana pasada acusado de integrar una red de reclutamiento yihadista y hoy en libertad provisional, fue hace sólo dos años imán de Santa Coloma y, después, de Badalona. Su mezquita, en la calle Lisazt de esa localidad, fue clausurada por protestas vecinales, pero Cheddadi logró reabrir el local reconvertido en la asociación cultural Amics. En el centro, en el que se enseña catalán y árabe entre otras actividades, aseguraban la pasada semana que Taoufik es inocente: Lo volverán a soltar, como la otra vez.
Hace dos años fue arrestado y puesto en libertad 48 horas después. Fuentes policiales catalanas aseguran que bajo la máscara de Amics se escondía una madrasa (escuela coránica) ilegal que hacía proselitismo para la yihad.
Las autoridades no pueden decir que no lo sabían. La Asociación de Amigos del Pueblo Marroquí lleva siete años denunciando la llegada de imanes radicales entre la población de origen magrebí de Cataluña. Su presidente, Mohamed Alami, confirma que varios imanes incultos, sin formación teológica, están lanzando mensajes radicales entre la población musulmana.
El Gobierno y la Generalitat los tolera e incluso financia. Sólo en Cataluña hay casi 200 mezquitas repartidas en locales comerciales, garajes y hasta pisos para más de 200.000 fieles. Los propios musulmanes reconocen que el Consejo Islámico de Cataluña no puede controlar a toda una comunidad.
Fuentes de la lucha antiterrorista advierten de que el reclutamiento de yihadistas en numerosas ocasiones puede hacerse en la trastienda de una carnicería o en mítines impartidos en un domicilio particular. La vigilancia se hace casi imposible. Aunque los Mossos dEsquadra vigilan desde hace tres años los pasos de islamistas radicales, entre ellos los suníes del Hizb ut-Tahir al-Islami (Partido de la Liberación Islámica), faltan medios: Cuatro agentes en turno de mañana y cuatro de tarde vigilan cuatro mezquitas, cuatro madrasas, dos librerías y 3.000 domicilios.
Las grabaciones las enviamos para que las traduzcan en Madrid y te contestan a los quince días, denuncia un policía. Cuatro de los 16 detenidos el lunes 28 en la operación Tala compartían un semisótano en la calle Juli Garreta, de Santa Coloma. En el barrio no notaron nada extraño: Eran chicos de lo más normal. Unos vestían a la occidental y otros llevaban chilaba. La detención nos ha sorprendido mucho, dice una vecina.
No le extrañó tanto a un cocinero marroquí de Badalona y que conoce a uno de los detenidos: Quería mandar en todo, en el dinero, ser el líder. No me daba buena espina. Los musulmanes que conocen a los arrestados no son proclives a hacer declaraciones. Temen que se confunda su religión con el terrorismo.
Ives, un camerunés que reza en la mezquita del centro Es Pins de Santa Coloma, reconoce que entre los musulmanes hay miedo. De hecho, los fieles que atienden a interviú en la puerta del templo salen en estampida cuando un niño les traslada las órdenes del imán, que se niega a recibir a esta revista.
Los tentáculos de Al Qaeda se asientan en comunidades musulmanas amplias. Una vez allí inoculan a los jóvenes descontentos el odio a Occidente.
Según un estudio que maneja la policía, se trata de personas de no más de 30 años que tenían unas expectativas de vida altas en un país desarrollado y que no han sufrido las penurias de la primera generación de inmigrantes. Cuando se topan con la pobreza, el paro o la marginalidad en la sociedad de acogida buscan un culpable. Ése es Occidente, y hay que vengarse a través de la yihad. Para los clérigos radicales, algunos financiados por Estados del Golfo Pérsico, ( los mismos que financian las mezquitas) es clave que los jóvenes no se contaminen de costumbres occidentales como beber alcohol o no llevar velo, y presionan al cabeza de familia para que nadie se salga del redil.
Los servicios de asistencia de los Mossos han oído quejarse a musulmanas que se sienten oprimidas aquí: paradójicamente, aseguran tener menos libertad que cuando vivían en Marruecos. En el punto de mira Loretta Napoleoni, asesora de varios gobiernos sobre terrorismo internacional y sus finanzas, ha apuntado a la localidad de Salt (Girona) como la más importante del yihadismo proveniente del Magreb en Europa. Lo dijo en la emisora catalana RAC 1 el 16 de mayo. Incluso hizo un paralelismo con Midland, la ciudad británica de la que salieron los terroristas del 7-J en Londres.
La comunidad musulmana de Salt expresa su malestar. El imán Abdessamad El Amrani abre a interviú las puertas de su mezquita. Desde el 11-S se ha criminalizado a los musulmanes dice. El Islam no tiene nada que ver. Los terroristas que matan a inocentes están fuera de nuestra religión. Mohamed Houri, de la asociación Magrebíes per la Pau, asegura: Si hay radicales en nuestra comunidad, sólo queremos que los detengan, los juzguen y a la cárcel.
Últimamente en Salt se ven velos y túnicas tapando a las mismas mujeres que no hace mucho iban con el cabello al aire y tejanos. Más de mil saltenses, antiguos obreros andaluces emigrados a Cataluña en los 70, han dejado el pueblo, buscando otro sitio para vivir. Su lugar lo ocupan los inmigrantes africanos. Jaume Torramalé, el alcalde (CiU) en funciones, explica que Salt es limítrofe con Girona, y en los pueblos cercanos no se hace vivienda protegida. La vivienda barata la acumula Salt, y los inmigrantes vienen.
Este pueblo no puede albergar más inmigrante, por una cuestión de modelo social: no es bueno para la integración que haya tantos inmigrantes. Conozco a una marroquí que se fue de Salt porque había demasiados marroquíes. El 40 por ciento de los 28.000 habitantes de Salt son inmigrantes, la mayoría magrebíes y subsaharianos.
Pero el alcalde rechaza las historias sobre concentración de integristas en la localidad: No negaré que hay problemas entre inmigrantes y autóctonos, pero no son debidos al radicalismo islámico. En Salt son habituales los restaurantes que no sirven alcohol, sino té verde, y en los que la televisión sintonizada es Al Yazira.
Son señas culturales de una comunidad, la islámica, que se ha visto manchada por quienes matan en nombre de Alá. Uno de los líderes musulmanes de Salt remacha: Radicales hay en todas las religiones e ideologías. Es muy grave que un exaltado manche el nombre de miles de personas.
Una calle en venta
La calle Liszt separa Santa Coloma y Badalona, dos localidades pegadas en el cinturón verde de Barcelona. En esa calle-frontera se encuentra la mezquita, hoy convertida en asociación cultural, y la librería que regentaba el imán Taoufik Cheddadi. Los viejos vecinos de la calle, obreros del sur de la Península que llegaron en la época de la reindustrialización de Barcelona, ya no quieren vivir allí. Decenas de letreros en las ventanas indican la multitud de pisos y negocios que están en venta. Feli, originaria de Cádiz, no aguanta más: Estamos hartos. Como no cabían en la mezquita rezaban en la acera y era yo la que me tenía que apartar. El Ayuntamiento cerró el oratorio, pero las tensiones no han desaparecido.
Reportaje por: Javier Chicote
Fotografías por: Pedro Armestreo
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joder, qué asco.
ResponderEliminarSi financian, reclutan, instruyen... la policia tendra que actuar tarde o temprano. Por cierto no es el estado el que tiene competencia en materia de terrorismo?
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