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2.4.09

Nonie Darwish, la mujer más odiada del mundo árabe


En octubre de 2007 Nonie Darwish pronunció una conferencia en la Universidad de Berkeley, en el marco de la Semana de la Concienciación Islamo-Fascista, promovida por el Terrorism Awareness Project.

Para quien conociera las intervenciones de esta mujer valiente, su discurso no presentaba ninguna novedad: una vez más, Darwish denunció la cultura del odio al infiel (especialmente a los judíos) predominante en los países árabes. Tampoco fue novedosa la acogida del público, correctamente izquierdista, que resume a la perfección la frase con la que su presentador, un periodista de Al Yazira, la introdujo: "Es usted la mujer más odiada del mundo árabe".

En el fondo, cómo no darles la razón, a unos y otros, a los musulmanes convencidos de que cualquier crítica al Islam es una manifestación de islamofobia y a la progresía occidental, encantada de bailarle el agua a los enemigos del "colonialismo" y el "fascismo" occidentales. ¡Menuda Santa Alianza!

Como es lógico, Nonie Darwish lo tiene todo para hacerse odiar intensamente por esta jauría; porque, en efecto, ¿puede concebirse mayor apostasía que la de una hija de mártir y héroe palestino que, no contenta con denunciar lo que el Islam supone para las mujeres, se dedica a promover activamente la aceptación de Israel por sus vecinos árabes? Es un escándalo, sí. Además, ha renunciado al Islam y creado un sitio web dedicado a la promoción de sus odiosos empeños: Arabs for Israel.

Nonie Darwish es hija del militar egipcio responsable, a comienzos de la década de 1950, de la inteligencia militar en Gaza, y especialmente de los atentados contra Israel, que ocasionaron la muerte de medio millar de israelíes. En 1956 se convirtió en la primera víctima de un asesinato selectivo de las IDF. En su discurso de nacionalización del Canal de Suez, Gamal Abdel Nasser lo citó como ejemplo de shahid, o mártir.

Darwish recuerda cómo su madre, viuda y con cinco hijos a su cargo, era insultada en El Cairo (ciudad natal de la propia Nonie [1948]) por atreverse a comprar un auto y conducirlo. Hasta 1978, cuando emigró a Estados Unidos con su marido, Nonie fue testigo de la creciente islamización de Egipto. Convertida a la fe evangélica, esta socióloga y antropóloga de formación hubiese podido evitar su actual condición de "mujer más odiada del mundo árabe" de no haber sido por los atentados del 11-S. Ese día, dice, comprendió que la yihad había llegado, también, a su país de adopción. Y desde entonces no ha parado de denunciar públicamente la peligrosidad del Islam, sobre todo en dos de sus facetas más visibles: la violación de los derechos de las mujeres y los infieles y el odio fanático a los judíos.

Darwish ha publicado numerosos artículos y dado un sinfín de conferencias, y los dos libros que ha publicado hasta la fecha –Ahora me llaman Infiel y Castigo cruel y corriente– han sido extensamente comentados en Estados Unidos. Como en España, hasta la fecha, ninguno de nuestros aguerridos editores nos ha hecho el favor de difundirlos, más útil será para el lector que le ofrezcamos una pequeña muestra de sus ideas y argumentos.

1. La opresión de la mujer musulmana y la intolerancia del Islam hacia otros credos son indisociables del terrorismo yihadista

Esta afirmación es anatema, sobre todo para la intelectualidad de izquierda en Occidente, empeñada en distinguir entre un Islam "moderado" y el islamismo "fanático".

En Castigo cruel y corriente: las aterradoras consecuencias globales de la ley islámica, Darwish imagina que en 2084 Estados Unidos se ha convertido en un estado islámico totalitario donde se persigue a los cristianos y a otras minorías religiosas. Pues bien, en el artículo "Odio musulmán" se dirige a los periodistas occidentales, en su opinión especialmente responsables de que su guión de política ficción pueda llegar a ser realidad algún día:
Para la mentalidad occidental es muy difícil imaginar siquiera que se pueda ir a una iglesia o a una sinagoga a oír insultos, amenazas y llamamientos a la violencia y la aniquilación de grupos humanos. Y porque para los occidentales tal posibilidad es inconcebible, están dispuestos a aceptar la tesis de que este comportamiento es propio sólo de una minoría fanatizada. (...) Al no informar sobre la retórica islámica del odio, los periodistas occidentales de hecho normalizan selectivamente el discurso del odio de un grupo específico contra otros grupos y crean una doble moral, nociva para la paz y la democracia.
2. La pedagogía del odio campa a sus anchas en el mundo islámico

Darwish es especialmente explícita y clara en este punto: las sociedades islámicas están enfermas de un odio que se propaga desde todos los ámbitos, de las mezquitas a las escuelas y los medios de comunicación.
Criados para odiar un artículo escrito poco después de estallar el escándalo de las viñetas danesas y publicado en su momento en LD, ilustra lo que entiende Darwish por la pedagogía del odio del Islam, y sitúa este fenómeno en la raíz misma del antioccidentalismo y antisemitismo islámicos.
Desde mi infancia en Gaza hasta hoy, culpar a Israel y a Occidente ha sido una industria del mundo musulmán.

(...)

¿Es sorprendente que, tras décadas de adoctrinamiento en una cultura del odio, esa gente odie verdaderamente? La sociedad árabe ha creado un sistema de dependencia del miedo a un enemigo común. Es un sistema que les ha traído las tan necesarias unidad, cohesión y conformidad, en una región donde los feudos tribales, la inestabilidad, la violencia y la corrupción egoísta han hecho estragos.

Los líderes árabes culpan a los judíos y a los cristianos en lugar de proveer de buenas escuelas, carreteras, hospitales, viviendas, empleo o esperanzas a sus pueblos.

He vivido en esa zona de guerra, dictaduras opresoras y estados policiales durante 30 años. Los ciudadanos competían por complacer y glorificar a sus dictadores, pero miraban para otro lado cuando unos musulmanes torturaban y aterrorizaban a otros musulmanes.

Fui testigo de las matanzas de chicas por cuestiones de honor, de la opresión de las mujeres, de la mutilación genital femenina, de la poligamia y sus efectos devastadores sobre las relaciones familiares. Todo esto está destruyendo la fe musulmana desde dentro.

Es hora de que los árabes y los musulmanes defiendan a sus familias. Debemos dejar de permitir a nuestros líderes que utilicen a Occidente y a Israel como elementos de distracción de su liderazgo fracasado y de la carencia de libertades de sus ciudadanos.
3. Los países árabes son los principales responsables de la situación del pueblo palestino

Darwish sostiene una postura radicalmente incorrecta respecto de este asunto, crucial no sólo para los actores involucrados en Próximo y Medio Oriente, sino para la propagación de la judeofobia dentro y fuera del mundo islámico.

En "El campo de prisioneros de Gaza", Darwish señala a los países árabes, supuestamente amigos de los palestinos, como los principales responsables de la situación de los mismos.
Casi no hay semana en que no oigamos a algún político o veamos a alguna organización lamentarse por la situación humanitaria en la Franja de Gaza. Pero nunca nadie habla de las causas de esta situación: 60 años de políticas árabes destinadas a mantener a los palestinos en su condición de refugiados sin estado, a fin de presionar a Israel.

(...)

La Franja de Gaza, hoy controlada por Hamás, se ha convertido en el campo de prisioneros de Gaza para millón y medio de palestinos (...).

Este es el legado de la política árabe a nivel mundial en lo que respecta al problema de los refugiados palestinos, una política iniciada hace 60 años, cuando la Liga Árabe impuso una legislación especial para los palestinos, aplicable en todos los países árabes. Según esa política, los países árabes no pueden absorber a los palestinos; incluso cuando los palestinos contraen matrimonio con ciudadanos de países árabes, les está prohibido adoptar la nacionalidad de su cónyuge. Un palestino puede nacer, vivir y morir en un país árabe, pero nunca podrá obtener la nacionalidad de ese país. (...) Imponer a los palestinos una identidad palestina cumple la función de perpetuar su estatus de refugiados palestinos. Los palestinos han sido utilizados y maltratados por las naciones árabes (y por los terroristas palestinos) con la finalidad de destruir a Israel.
Así habla "la mujer más odiada del mundo árabe". Ojalá aprendamos a escucharla todos, pero sobre todo los palestinos.

Por Ana Nuño
libertad Digital Complementos

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