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5.3.10

Lo atractivo del Islam - El Islamismo es una reacción al multiculturalismo.


Para entender el peligro que representa el Islam, uno debe primero entenderlo. Y no me refiero a su atractivo espiritual, porque el Islam no es precisamente solo un sistema de creencias espirituales. En realidad no es tanto un sistema de creencias como llega a ser un instrumento de organización social, ya que el Islam se preocupa mucho menos por lo que la gente cree, que por lo que hace. No se trata tanto de una religión, como de una forma de establecer el comportamiento dentro de una sociedad a través de ciertas normas específicas.

Pero miremos más allá del lenguaje técnico, como para ver lo que es atractivo del Islam para el "mundo musulmán". El Islam nació en el Oriente Medio árabe, pero no en cualquier parte. No en las partes en gran medida influenciadas por la presencia griega, como Egipto o Siria, lugares cuyas historias de sincretismo intelectual no habrían sorprendido a nadie por dar a luz a una nueva religión. El Islam surgió en cambio de una parte más atrasada de la región, y su atractivo no fue ciertamente filosófico, intelectual o espiritual, pues no tenía nada nuevo que ofrecer en cualquiera de esos departamentos.

El contenido del Corán y los Hadices carecen en su mayor parte de originalidad, una fusión torpe de los mitos y costumbres regionales, con trozos de judaísmo y cristianismo en todo el gran lío para darle algún sentido de la historia y orden. El enfoque obsesivo del Islam en Mahoma por encima de todo, traiciona la quiebra de una religión que no tenía otros profetas mas que los que había tomado "prestados" de las religiones pre-existentes, y que después de pasar por ellos, proclamó que Mahoma era absolutamente el último profeta y que ningún otro sería aceptado so pena de ser decapitado. Sin embargo, nada de esto es trascendental, ya que el propósito del Islam no era religioso, sino social. El Islam puede que no tuviera mucho nuevo que ofrecer como religión, pero tenía algo muy importante que ofrecer socialmente, la unidad. Esa idea persuasiva domina el pensamiento musulmán hasta hoy día e ilustra el atractivo del Islam en el mundo musulmán.

La Meca y Medina, tanto de los días de Mahoma como hoy en día, eran y son un mundo dominado por los clanes tribales y familiares. No hubo principio más elevado que trabajar para el beneficio de la propia familia. La confianza no era posible, aún entre vecinos, excepto bajo la premisa de amenaza de represalias de algún pariente. Avanzar requería el apoyo familiar. El clan lo era todo. El individuo no era nada. La justicia carecía de sentido. La Ley era un medio de solución de controversias entre las familias a fin de evitar venganzas y conflictos.

El Islam de Mahoma por el contrario prometió una unidad suprema por encima de la tribu y el clan. La unidad de los verdaderos creyentes. Esto por supuesto es una promesa universal común hecha por dirigentes de cultos, y tiene un atractivo perdurable para los desencantados que buscan un código superior y una nueva identidad. Mahoma no fue el primer o el último "profeta" o líder que prometió un nuevo orden para los creyentes en el que el viejo orden social quedaría sin sentido, y en el que serían ellos los que terminarían por encima de los demás independientemente de su rango o derecho de nacimiento. Eso siempre ha sido realmente una herramienta de reclutamiento, particularmente por sectas apocalípticas. Pero la versión de Mahoma tuvo la mayor expansión, hoy mas de mil millones de musulmanes siguen a la espera de que todo el mundo se transforme en una "sociedad islámica perfectamente justa bajo la ley islámica”.

Lo que Mahoma ofreció con el Islam fue una nueva identidad para los árabes, como musulmanes. Como tribus y clanes siempre estarían divididos y enfrentados, pero como musulmanes se suponía que debían formar una perfecta unidad mediante su sumisión a Alá, a través del mismísimo Mahoma. Y mientras que el atractivo de ese poder a menudo se pierde en los occidentales, no hay más que mirar hoy en día a cualquier nación árabe, cuyos gobiernos son todos parientes, donde la burocracia y las jerarquías militares se componen de los hijos de las familias que tienen relaciones con las familias que dirigen todo el sistema.

Debajo de títulos modernos como Presidente o Primer Ministro, la vieja tribu y las relaciones de los clanes siguen dominando los territorios. Para regir, uno debe tener su apoyo. Para obtener su apoyo, hay que intercambiar favores. Y así, bajo la imitación de las costumbres occidentales, títulos, uniformes militares y edificios de oficinas - el Oriente Medio de hoy no es tan diferente del de la época de Mahoma. Excepto los cristianos y los Judíos en su mayoría se han ido. En su lugar, tenemos país tras país, llenos de musulmanes, que están regidos por gobiernos que son tan nepotistas, corruptos y disfuncionales como se podría esperar de personas que no tienen mayor lealtad que la que le tienen al clan.

Y a esas regiones, los islamistas llegan de nuevo con el viejo mensaje de Mahoma, diciéndoles que pueden anular toda esa corrupción y reemplazarla con una mayor identidad, la del Islam. Los islamistas prometen justicia divina por medio de la ley islámica, gobiernos libres de corrupción, guiados por verdaderos creyentes y sociedades dirigidas por valores islámicos que ya no serán el juguete de los intereses de los ricos y los poderosos. Y resulta que si usted vive en un barrio de tugurios superpoblados en Oriente Medio tal como El Cairo, dirigido por una corrupta y brutal familia y sus lugartenientes asociados con un estilo prácticamente indistinguible al de la mafia, el atractivo del Islam es sin duda algo poderoso.

Los islamistas, por supuesto, no pueden cumplir con la promesa de su perfecta sociedad "islámica" porque su propio liderazgo es tan corrupto como el resto de “Morolandia”. Sin embargo, al sostener constantemente la promesa de una sociedad perfecta y la hermandad de todos los musulmanes – capitalizan con el descontento existente tanto como el mismo Mahoma lo hizo. Y si alguna vez tienen éxito en su conquista, ese mismo tipo de matones que Mahoma mismo empleó y benefició con el botín de sus víctimas asesinadas, reprimirán la disidencia mucho más despiadadamente que las autoridades anteriores a quienes destituyeron con su "revolución" – tal como los Ayatolás de Irán, y los Taliban de Afganistán han demostrado apropiadamente.

Esto representa entonces el problema de tratar de aplicar la democracia en el mundo musulmán. La Democracia sobre el sistema de los clanes deriva solo en representación para los líderes del clan, lo que podría ser un paso adelante, pero muy insuficiente. Dado que el líder del clan ya es el sistema y el clan es el proceso, la democracia no puede desplazarle a él. Pero si puede elevar a los islamistas, porque es una herramienta útil para los que propugnan la unidad musulmana, quienes por naturaleza son el único punto de unidad en los países donde no existe una idea unificadora, excepto la xenofobia y la intolerancia a las más pequeñas divergencias a la norma.

Mientras que algunos países árabes y musulmanes han experimentado con el nacionalismo, lo suyo es una innovación reciente y escuálida, sin historia tras de si. Las fronteras de la mayor parte del mundo musulmán son el producto de cualquiera de los cartógrafos coloniales europeos o, como en el caso de Pakistán, de separaciones forzadas. Pueden tener banderas e himnos, y sus líderes pueden vestir con trajes o uniformes militares “prestados” de los occidentales, pero éstas son pobres fachadas, y su propia gente lo saben. El socialismo árabe de Nasser y el Baazismo eran copias de mala calidad de ideas europeas llevadas a cabo por las élites profesionales y prácticamente sin sentido para los árabes comunes. No lograron la unidad, sólo más guerra. (El Islamismo, por supuesto, hará lo mismo, algo que el combate prolongado de las atrocidades de Al Qaeda en Irak y Jordania han comunicado a una porción de los habitantes de la región.)

Pero entre toda esta violencia e injusticia, el Islam sigue manteniendo la promesa de oro de una comunidad islámica unificada, en los términos defendidos por el líder de un culto en las condiciones primitivas de hace un milenio y medio. Dado que representa el pensamiento mágico, siempre será más atractivo que el verdadero progreso y la reforma. Si bien el progreso y la reforma requieren trabajo, la solución mágica de la Sharia se compromete a hacer todo lo justo y correcto tan pronto como se impone. También es la razón por la cual los musulmanes continuarán viendo la democracia como un medio para imponer el Islam, y no como un fin en sí mismo. Inyectar la democracia en una región que carece de una comprensión de la teoría de un gobierno basado en la representación popular, se convierte en una herramienta para imponer la solución mágica del Islam.

En cuanto a los musulmanes occidentales sin embargo, uno podría preguntarse por qué abrazan el islamismo, incluso de forma más agresiva de lo que lo hacen en sus propios países de origen. La respuesta es bastante obvia. Las sociedades multiculturales de las que se les pide ser parte están aún más fracturadas y divididas que en casa, pero sin la estructura relativa de la tribu y el clan. Los estudios han demostrado que en las sociedades multiculturales hay menos confianza entre los vecinos, lo cual es un resultado inevitable del debilitamiento de las bases naturales del ser humano para las conexiones dentro de un vecindario o comunidad. El islamismo es aún más demandado en un sistema tan fracturado ya que promete la unidad absoluta, en donde ahora sólo hay una multitud de divisiones.

La idea de que el Islam coexista entre una diversidad de religiones y creencias tiene algo de paradójica estupidez. El Islam se creó precisamente para sustituir esa diversidad de religiones y creencias por gente que quería encontrar la unidad a través de un sistema supremo. El ascenso del islamismo en Occidente no puede ser negado por el multiculturalismo – SU POPULARIDAD ES UNA REACCION AL MULTICULTURALISMO. El musulmán que se encuentra teniendo que tratar con Cristianos, Judíos, hindúes, etc.. diariamente, que tiene que navegar por un sistema complejo y a menudo contradictorio de normas sociales y códigos, naturalmente anhela estabilidad y simplicidad, y eso lo encuentra en la mayoría de las interpretaciones radicales del Islam.

Los islamistas tienen un simple conjunto de reglas de cómo ellos y los no musulmanes deben comportarse, de cómo las mujeres deben actuar y de cómo los hombres deben actuar. El profesional musulmán en Occidente que debe ocuparse del choque y el contraste de las obligaciones, que debe tratar de entender lo que es ser un médico y un británico, que debe elegir entre partidos políticos e interactuar con personas cuyas ideas rechaza en un contexto profesional, inevitablemente se tornará hacia el Islam como la solución y el principio unificador de todos estos conflictos. Esta gran diversidad de la sociedad tan querida por la izquierda es exactamente lo que le lleva a la mezquita y a la bomba, en nombre de la simplificación de toda esta loca cacofonía, hasta que todos los malditos infieles inclinen la cabeza a la justicia infinita y la sabiduría del Islam.

El beneficio final del Islam, por supuesto, es que hace a los musulmanes en Occidente inmediatamente superiores a los occidentales. El médico musulmán no sólo es inmediatamente mejor que sus colegas occidentales por ser musulmán, pero incluso hasta el más bajo beneficiario de ayudas sociales es mejor que todos los infieles. Y mejor que sus hermanos musulmanes que han comprometido su religión volviéndose “demasiado británicos”. Él encuentra una nueva cohesión y autoestima cuando conspira para derrocar y vencer a esta nación de infieles. Y mientras tanto, de vuelta en Arabia Saudita o en Irán, el mismo grupo caótico de familias y clanes que financia a los islamistas, mientras mantienen sus ideas mas peligrosas lejos de sus propias gargantas, los utilizan como arma contra Occidente, y miran y ríen.

http://sultanknish.blogspot.com/2010/02/appeal-of-islam-islamism-is-reaction-to.html

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