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17.7.04
"Este siglo traerá guerras musulmanas"
Samuel P. Huntington. Teórico estadounidense, "Profesor Albert J. Weatherhead III en la Universidad de Harvard y autor de El choque de las civilizaciones y La reconversión del orden mundial, entre otros títulos.
ENTREVISTA A SAMUEL HUNTINGTON
El 11 de septiembre del 2001, el ataque terrorista contra Estados Unidos relanzó a la actualidad a Samuel P. Huntington, profesor de Harvard, por sus polémicas teorías sobre el "choque de civilizaciones".
El politólogo estadounidense sostiene ahora que se ha abierto una nueva era: la de las guerras musulmanas.-Hace casi diez años escribió "El choque de civilizaciones", un artículo en "Foreign Affairs", que en 1996 se hizo famoso gracias a un libro del mismo título que fue traducido a 32 idiomas.
¿El 11 de septiembre ha confirmado su teoría?
-En cierto modo sí.-
Los atentados del 11-S fueron la perfecta ilustración de su tesis. No se trataba de una guerra entre estados como en el siglo XIX o entre ideologías como en el XX, sino del ataque de un grupo islámico que actuó a título particular contra un símbolo de la civilización occidental: EE.UU.
-Así es, eran personas que se identificaban de modo decidido con una rama de la civilización islámica. Ossama Bin Laden también ha hablado de "lucha de las culturas".
-Para él, era una "guerra contra los cristianos y los judíos".
-Exacto. Aunque era un choque limitado. Justo después del 11 de septiembre dije: "Esto no debería degenerar en una lucha entre Occidente y todo el islam". Un verdadero choque mundial sólo ocurriría si los gobiernos y las sociedades islámicas se pusieran del lado de Bin Laden.
-En la guerra del Golfo, algunos países árabes se pusieron de parte de Estados Unidos contra Iraq. Sin embargo, ahora que está a punto de desatarse una segunda guerra contra Iraq, casi todo el mundo musulmán ha mostrado su oposición a Estados Unidos e Israel, ambos representantes prototípicos de occidente. El "choque entre civilizaciones" se nos muestra en toda su crudeza.
-Existe potencial para que se dé un verdadero choque. La lucha de culturas se ha dado de dos maneras: en la escalada entre India y Pakistán y en la segunda "intifada". Los musulmanes de todo el mundo se identifican con los palestinos ...
- ... Y el choque se amplía. En su época, su tesis recibió muchas críticas. Ahora parece más convincente que nunca. La lista de conflictos entre civilizaciones es cada vez más larga: musulmanes contra hindúes en India, contra cristianos en Nigeria, contra judíos en Oriente Próximo...
-La primera mitad del siglo XX fue la era de las guerras mundiales, la segunda fue la era de la guerra fría. En el siglo XXI ha empezado la era de las guerras musulmanas.
-¿Qué son las guerras musulmanas?
-Son todas las que ha mencionado. A las que hay que añadir Chechenia, Azerbaiyán, Afganistán y Asia central, Cachemira, Filipinas, Sudán y, por supuesto, Oriente Próximo. Son todas las guerras en que musulmanes luchan contra no musulmanes, así como entre ellos mismos.
-Entonces no se trata de una "lucha de las culturas", sino de una lucha entre una cultura, el islam, y todas las otras. Una frase famosa de un artículo suyo dice: "El islam tiene fronteras sangrientas".
-Así es.
-¿Por qué?
-No porque el islam sea por principio una religión sanguinaria. Aquí entran en juego muchos factores. Uno de ellos es el sentimiento histórico que albergan los musulmanes, y sobre todo los árabes, de que han sido sometidos y explotados por Occidente. Otro factor es el rencor debido a políticas occidentales concretas, en particular el respaldo de Estados Unidos a Israel. Un tercer factor es la demografía del mundo islámico. El grupo de edad de los 15 a los 30 años es el más grande. Estos hombres no encuentran trabajo en casa. Por lo tanto, intentan emigrar a Europa o se dejan reclutar en la lucha contra los no musulmanes. Al Qaeda paga muy bien.
-¿Entonces la lucha de culturas es provocada por un factor demográfico que se alimenta de los altos índices de desempleo de los jóvenes?
-Un hecho es consecuencia del otro. Las sociedades viejas no van a la guerra. A esto hay que añadir que a los musulmanes les indignan muchas cosas de Occidente.
-¿Europa disfruta de paz porque es vieja y gris?
-Los europeos eran muy violentos hace cien años, cuando su perfil demográfico se parecía al del mundo islámico. La masacre de la Primera Guerra Mundial sólo pudo tener lugar porque había muchos hombres a los que matar. Pero no debemos exagerar este factor. En el año 2020, esta cohorte habrá disminuido mucho. Este cambio permitirá que resulte más sencillo mantener relaciones de paz con el islam.
-¿Y hasta el 2020?
-Hay que tener en cuenta otro factor: el resentimiento que alberga contra Occidente y, en especial, contra Estados Unidos. Antes del 11-S, las simpatías estadounidenses estaban del lado de los chechenos o de los cachemires. Las simpatías occidentales, y sobre todo las de Estados Unidos, por los palestinos eran más fuertes.
-¿Perdería el islam sus "fronteras sangrientas" si Estados Unidos pusiera fin a esta ayuda?
Las "fronteras sangrientas" hacen referencia a un fenómeno más amplio que el conflicto palestino-israelí. Sin embargo, es cierto que los musulmanes consideran a Estados Unidos un país parcial que tiene en cuenta la seguridad de Israel como un interés nacional.
-¿Y el resto de los conflictos que moviliza a musulmanes contra no musulmanes? ¿De Nigeria a Filipinas, pasando por Sudán? Bernhard Lewis, gran erudito sobre el islam, cree que esta religión en conjunto tiene un problema con Occidente. Él también habló de un "choque de civilizaciones".
- Así es, y antes que yo.
-Él ve la "reacción histórica de un viejo rival civilizador contra nuestra herencia judeocristiana, nuestra presencia secular y la propagación mundial de ambas".
-Es, de hecho, una rivalidad histórica que existe desde el siglo VII, desde el nacimiento del islam y de la conquista árabe del norte de África, de Oriente Próximo y a continuación de parte de Europa. En el siglo XIX se volvieron las tornas, cuando Occidente empezó a colonizar a Oriente Próximo, proceso que completó en el siglo XX.
-Usted mismo ha escrito sobre la hostilidad islámica a ciertas ideas occidentales: individualismo, liberalismo, constitucionalismo, derechos humanos, igualdad de grupos y sexos, democracia...
-Debemos diferenciar entre corrientes y agrupaciones. Por supuesto que hay musulmanes que comparten estos valores occidentales. Lo que ocurre es que en general parecen ser una minoría con poca influencia y poder. La mayoría de regímenes del mundo islámico son dictaduras.
-¿Se trata entonces de una colisión de las formas de gobierno?
-La pregunta es: ¿por qué no hay democracia en Arabia? Quizá el motivo sea cultural. Pero examinemos el islam en general: Turquía es una especie de democracia. Bangladesh tiene un gobierno democrático. Pakistán lo ha tenido a veces. No creo que el islam como tal no sea democrático.
-Entonces, ¿sólo el islam árabe?
-Lo cierto es que en esa zona no existe la democracia, con la excepción de Líbano, pero se trata de un país que era más cristiano que musulmán; cuando las mayorías se invirtieron, estalló la guerra civil. Pese a todo, hay grandes diferencias entre los cuarenta países islámicos.
-Usted también ha escrito sobre una "relación islámico-confuciana", con ejemplos como el flujo de armas de China y Corea del Norte a Oriente Próximo. ¿Es una cuestión cultural o política?
-La base son los intereses comunes. Las culturas son muy distintas. Los intereses se refieren a un oponente común: Estados Unidos. Quizá Occidente en general. La política imperialista no termina nunca. Se refuerza mediante la cultura y la religión, aunque esto no lo explica todo. Véase, si no, la alianza entre Turquía e Israel.
-Aún existen más ejemplos que contradicen su tesis de lucha de las culturas. Usted describe Rusia como centro del "cristianismo oriental". Sin embargo, ¿esta cultura oriental no se decanta de manera decidida hacia occidente?
-Rusia lo ha hecho desde la época de Pedro el Grande. La occidentalización y la modernización son un viejo motivo de la historia rusa. Pero también lo contrario, el motivo eslavo, según el cual Rusia tiene un destino distinto al de Occidente y debería encaminarse hacia él. Esta vía se ve también en el bolchevismo, bajo el lema rojo: "Somos distintos y mejores, somos el futuro y enterraremos a Occidente".
-El conflicto "dentro" de las culturas es a veces más agresivo que el conflicto entre culturas. Iraq ha atacado a Irán y Kuwait. Por otro lado, Turquía se acerca más a la Unión Europea cristiana.
-Seguramente existen graves conflictos dentro del islam, tal y como subrayo en mi libro. A propósito de Turquía: hace veinte años que intenta entrar en la UE, pero sigue al final de la cola. Polonia, Chechenia, Estonia y Lituania subirán, pero no Turquía, porque la UE cree que no pertenece al club, y quizá también debido a motivos culturales.
-¿Qué tienen en común países como Uzbekistán o Kazajstán con Egipto, Argelia o Iraq?
-Todos son musulmanes y todos tienen movimientos fundamentalistas. Y regímenes extremadamente autoritarios. Lo más interesante del bloque que pertenecía antes a la Unión Soviética es que la democratización y las reformas económicas se desarrollan a lo largo de fronteras culturales muy precisas. Todos los países que pertenecieron a Occidente en el pasado, es decir, a Europa Central, han logrado grandes progresos. Las culturas ortodoxas como la búlgara, bielorrusa o ucraniana las siguen con retraso y la Albania musulmana o las repúblicas ex soviéticas de Asia central están mucho más atrasadas.
-¿En su proceso de desarrollo, sufre el islam de una cultura de mentalidad atrasada?
-Sólo en cuestiones económicas y políticas, no en las culturales. De los 25 países del antiguo bloque soviético, el desarrollo democrático y económico está en correlación con las diferencias civilizadoras. ¿Por qué le va mejor a Polonia que a Ucrania, a pesar de que la república del mar Negro era uno de los centros motores de la URSS?
-Por lo tanto, se debe a un destino cultural.
-No existe nada como el destino. Pero históricamente la cultura ha sido una fuerza muy poderosa y hoy en día lo sigue siendo.
-¿No existen también líneas de ruptura civilizadoras dentro de Occidente pese a la cultura que compartimos? los conflictos entre Europa y Estados Unidos aumentan, desde Kioto hasta el Tribunal Penal Internacional. Y casi ningún país europeo quiere participar en la guerra contra Saddam.
-Primero debemos diferenciar entre cultura y estructura, es decir, la estructura de la potencia global. En la guerra fría había dos superpotencias; ahora sólo hay una, más media docena de potencias regionales. Entre éstas y la superpotencia surge un conflicto natural. ¿Por qué? Porque Estados Unidos tiene intereses en todo el mundo. Por eso se inmiscuye en todos lados, para influir. Por otro lado, las potencias regionales (la UE, Rusia, China, India, Brasil) intentan encauzar cualquier asunto en la dirección que más les conviene. Esto provoca tensiones.
-Así, ¿la estructura pesa más que la cultura?
-En realidad, no. Estados Unidos y la UE comparten una cultura occidental común. En consecuencia, la lógica de la cultura trabaja contra la lógica de la potencia. Tomemos como ejemplo el 11 de septiembre, cuando esta cohesión cultural provocó una ola de compasión e identificación con Estados Unidos. Los europeos se vieron como miembros de una cultura occidental común. Sin embargo, ahora ha vuelto a imponerse la lógica de la potencia, junto con las antiguas diferencias. Los europeos no quieren tomar parte en la guerra contra Iraq y también han criticado la guerra contra el terror. A esto hay que añadir ciertas disputas económicas y ecológicas. El conflicto de potencias tiene un segundo aspecto. Las potencias secundarias, que no quieren ser dominadas por el poder principal de la región, se muestran como socios naturales de Estados Unidos.
-Como Inglaterra...
- ... cuyos vínculos culturales con EE.UU. son más estrechos. Polonia, Ucrania y Uzbekistán mantienen relaciones más cordiales con EE.UU.porque no quieren volver al yugo de Rusia.
-¿El equilibrio político clásico es decisivo?
-No, ambas cosas son importantes, tanto cultura como estructura. Las líneas de ruptura más importantes están ahí donde las diferencias de poder y cultura se solapan. EE.UU. y Europa no se enfrentarán en una guerra. Es más que probable que India y Pakistán acaben haciéndolo, igual que Israel y los árabes. Y China y EE.UU.
-Otra de sus citas dice: "The rest against the West" (el resto contra Occidente). Pero si tenemos en cuenta las tensiones transatlánticas, ¿podría convertirse en "the rest of the West against the US" (el resto de Occidente contra EE.UU.)?
-No, ya que la cultura común modera el conflicto de potencias. Lo cual no es el caso de China y Estados Unidos, donde el abismo cultural agudiza el conflicto de intereses.
-Entonces, ¿no llegarán al Tribunal Penal Internacional los actos de violencia?
-Es probable, aunque aquí se ha abierto un conflicto de potencias. Estados Unidos no quiere dejarse encadenar, porque tenemos soldados en todo el mundo que no quieren exponerse al peligro de un procesamiento penal.
-Sabíamos cómo habíamos evitado en el pasado los grandes conflictos ideológicos y de política imperialista. Occidente venció a la Alemania nazi, limitó políticamente e intimidó militarmente a la Unión Soviética. Pero, ¿cómo se lucha en una guerra de culturas? ¿Y contra quién?
-Esto depende del escenario. Al Qaeda es algo completamente nuevo. Bush habla de guerra contra el terrorismo. Políticamente es un concepto útil, porque todo el mundo está contra el terrorismo, pero analíticamente plantea problemas, porque este término puede abarcar distintas guerras. Rusos, chinos, indios, israelíes, todos califican a sus enemigos de terroristas. En el fondo son conflictos territoriales. La guerra de Al Qaeda contra Estados Unidos y la civilización occidental es harina de otro costal porque no tiene nada que ver con una guerra por un territorio...
-¿Sino con una guerra de civilizaciones?
-Por supuesto que lo es.
-¿Cómo se lucha en una guerra de este tipo?
-Antes que nada, hay que cortar el apoyo que recibe un grupo como al Qaeda de otros miembros de su civilización. Cuando estos grupos o estados se alían con una parte en conflicto, la escalada es inminente.
Es lo mismo que ocurrió en Serbia, donde Belgrado apoyaba militarmente a los serbios de Bosnia y Kosovo. Por lo tanto, al Qaeda debe quedar aislada en el mundo musulmán, lo cual es muy difícil porque opera en cincuenta o sesenta países. De forma que hay que atraer a estos países a nuestro bando. Sin embargo, el Gobierno de Bush tenía un problema después del 11 de septiembre: ¿Cómo ganarse el apoyo de todas las potencias regionales, que no eran precisamente los mejores amigos de Estados Unidos, como Rusia, China, e incluso Irán?
-¿Volverá a atacar Al Qaeda?
-Como mínimo lo intentará.
Copyrught "Die Zeit". Traducción de Robert Falcó
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