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3.11.06

Holanda, elecciones a ritmo islámico

Las costumbres islámicas tienen peso en las elecciones holandesas.

Hasta hace poco tiempo, parecía que los polémicos temas en torno al Islam y la integración, temas que han dominado el debate político holandés en los últimos años, no desempeñarían un papel de relevancia en las próximas elecciones, a celebrarse el 22 de noviembre.

Sin embargo, las relaciones entre la comunidad musulmana y el resto de la sociedad han vuelto a dominar el orden del día. La ministra holandesa de Integración, Rita Verdonk, se manifestó recientemente a favor de la prohibición del burca en los espacios públicos.

La ministra sostiene que el burca, velo islámico común en Afganistán, que cubre toda la cara de la mujer, excepto los ojos, que son cubiertos con una gasa, es incompatible con la sociedad holandesa, ya que contraviene el proceso de emancipación de la mujer y dificulta la integración de los musulmanes.

En realidad hay muy pocas mujeres musulmanas en Holanda que usen el burca. Es posible que el número no llegue a cincuenta, por lo que el debate político tiene más que nada un carácter simbólico.

El populista de derecha Geert Wilders fue quien colocó el tema del velo islámico en la agenda política. Wilders presentó una moción para prohibir el uso del burca, la cual recibió el apoyo del parlamento en diciembre del año pasado.
Sin embargo, el Gabinete está dividido respecto a este tema, y no ha logrado implementar la moción.

Wilders decidió iniciar un debate en el Parlamento en protesta por lo que él considera falta de iniciativa del Gobierno. En este momento, un panel de expertos, incluyendo a un imán, está estudiando la viabilidad legal de tal prohibición, y reportará sus conclusiones al Gabinete dentro de unas semanas.

A la polémica del burca se suma la propuesta del Sindicato Cristiano Holandés, el cual sugirió sustituir uno de los feriados cristianos de menor importancia por el principal feriado musulmán.
La idea es reflejar los cambios que se han producido en la sociedad holandesa, en la que hoy día viven más de un millón de musulmanes.

Pronto se alzaron voces de protesta, acusando al sindicato de minar los fundamentos de la sociedad holandesa. Nuevamente se trataba de políticos derechistas.
Otras voces más liberales, como la de Bert Bakker de los demócratas del partido D66, se mostraban más dispuestos a discutir la propuesta. Bakker considera que un debate así es necesario y apropiado en una sociedad que ha dejado de ser exclusivamente blanca y exclusivamente holandesa.

Las voces liberales fueron sin embargo sepultadas bajo una cacofonía de indignación. La propuesta del sindicato, que por cierto no era nueva, terminó siendo retirada.

Temas sociales y económicos como las jubilaciones, el desempleo y la educación han estado dominando los debates previos a las elecciones nacionales. Sin embargo, a juzgar por los acontecimientos de la última semana, es posible que el delicado tema de la integración, y la forma como musulmanes y no musulmanes se relacionan, termine siendo uno de los puntos más candentes a la hora de decidir por quién votar.

Respeto a la vestimenta musulmana

Según el primer ministro holandés Jan-Peter Balkenende, los holandeses deben respetar la forma de vestir de los musulmanes. En una entrevista concedida a Radio Nederland Wereldomroep acerca de las próximas elecciones parlamentarias, el premier manifestó que, a diferencia de otros líderes europeos, acepta sin dificultad los pañuelos o los velos, pero tiene dificultades con la burka, o burqa.

Recientemente, el miembro de la Cámara de los Comunes británica, Jack Straw, describió el velo que llevan las mujeres musulmanas como "un obstáculo para el acercamiento entre musulmanes y no musulmanes".

El ex ministro británico de Relaciones Exteriores comentó así mismo que cuando una mujer musulmana le solicita una entrevista como miembro del Parlamento, él le pide primero quitarse el velo.
Radio Nederland preguntó a Balkenende si no procedería al igual que Straw, pero el primer ministro se mantuvo cauto en su respuesta y, en vez de admitir que seguiría el ejemplo del político británico, Balkenende manifestó que el tema del velo no es actualmente espinoso en su Gobierno.

En Holanda, la prohibición de llevar un velo sólo afecta a funcionarios públicos uniformados o a jueces. El resto de la población puede vestir como le plazca, precisó el primer ministro.

En cambio, su homólogo británico, Tony Blair, se manifiesta con mayor contundencia sobre el tema, e incluso ha ido más lejos que Straw, al calificar, a comienzos de la semana, el velo como una "máscara de aislamiento".
Por su parte, el posible sucesor de Blair, Gordon Brown, hizo saber que suscribía en su totalidad las declaraciones del ex ministro de Exteriores.

Por su parte, el primer ministro holandés reconoció tener dificultades en aceptar el velo, o burqa. Y aunque opina que los no musulmanes deben respetar la forma de vestir de los musulmanes, hace una excepción para la llamada burKa, prenda que, a su juicio, impide toda comunicación porque sólo permite ver los ojos.

La mayor cautela con que, en comparación con su homólogo británico, Balkenende se expresa sobre el tema tiene mucho que ver con la situación política en sus respectivos países.
Mientras que Blair abandonará su puesto en breve, Balkenende espera ganar las elecciones parlamentarias de noviembre para poder permanecer en el cargo.

Sus declaraciones ante los micrófonos de Radio Nederland Wereldomroep sobre la importancia de que los musulmanes que viven en Holanda se sientan verdaderamente integrantes de la sociedad holandesa, y sobre la necesidad de que los políticos presten atención a los problemas de este grupo de población, forman parte de la retórica electoral.
Cabe destacar que en Holanda vive alrededor de un millón de musulmanes.

Si bien no es nada seguro que el partido democratacristiano de Balkenende también consiga conquistar los votos de la población musulmana, es evidente que el tema del velo también seguirá presente en la agenda política durante la campaña para los comicios del próximo 12 de noviembre.

El Parlamento quiere obligar al Gobierno a imponer una prohibición de llevar burka en lugares públicos. Pese a que a fines del año pasado, el Legislativo acogió una propuesta del parlamentario derechista Geert Wilders, hasta ahora el gobierno no ha tomado ninguna acción al respecto. Según Wilders la burka es un símbolo de la opresión de la mujer y, por lo tanto, inhumana.

En Gran Bretaña, el escritor Salman Rushdie comparte la opinión de este político holandés. Como reacción a las declaraciones de Jack Straw, el autor calificó de indignos los velos. Cabe recordar que, en el pasado, Salman Rushdie ya mereció la ira de la población musulmana con su novela ´Versículos Satánicos´.

En Holanda, Geert Wilders calificó la burka de inaceptable en las calles, porque impide reconocer a quien la lleva, lo cual, a su juicio, no fomenta la seguridad ni el orden público.

Paul Hazebroek

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