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28.7.08
El legado de Oriana Fallaci
Valiente, irreverente, objetiva, gran periodista y escritora, Oriana Fallaci tuvo esa especial cualidad de hacer que las palabras de los hombres y mujeres que entrevistó perduraran en el tiempo.
Uno de los libros que marcó mi adolescencia fue “Entrevista con la Historia”. Gracias a él no sólo pude comprender parte de la historia mundial de la segunda mitad del siglo XX, sino que también conocer a una mujer excepcional.
Valiente, irreverente, objetiva, gran periodista y escritora, Oriana Fallaci tuvo esa especial cualidad de hacer que las palabras de los hombres y mujeres que entrevistó perduraran en el tiempo, e incluso en su momento no estuvieran exentas de polémica y conflicto. Un ejemplo ello fue aquella entrevista efectuada en Karachi al presidente Pakistaní Ali Bhutto, de dramáticas consecuencias. Sus respuestas ocasionaron la suspensión de un tratado de Paz que debía firmar Bhutto con la entonces primer ministro de la India Indira Gadhi. La periodista no cedió a los ruegos del Pakistaní, quien le pedía dijera que la entrevista era inventada por ella y con ello salvar la vida de seiscientos millones de personas.
Los grandes de una época Kissinger, Golda Meir, Yasser Arafat e Indira Gandhi, entre otros, estuvieron frente a ella. Memorable fue el final de la entrevista al supersticioso emperador de Etiopia Hailé Selassié, quien se vanagloriaba que su dinastía descendía de la misma reina de Saba y Salomón, pero frente a la pregunta "¿Cómo mira Hailé Selassie, a la muerte?", acabó la conversación exclamando lleno de temor "¡quien es esta mujer! ¿de donde viene? ¿Qué quiere de mí?" y sin más la echó.
Lo que las amenazas de grupos islámicos no pudieron, lo hizo el cáncer, que se llevó a los 77 años a Oriana Fallaci y como Selassie nos podemos preguntar "¿qué quería esta mujer?". Sólo me surge una respuesta: que actuáramos como hombres, que pensáramos, que no nos dejemos engañar.
En este siglo XXI en que nos ha tocado estar insertos, se vive la historia en el instante mismo de su devenir y somos testigos directos de ella y sin embargo, los hombres estamos cada vez más castrados en nuestras capacidades intelectuales por los mismos medios de comunicación, quienes nos llenan de farándula y nos llevan a preocuparnos de la cosa menor. No pensamos en los hechos que ocurren. Si lo hiciéramos podríamos darnos cuenta que quienes detentan nuestros destinos no son mejores que nosotros, ni más fuertes, ni más iluminados, sino que son sólo hombres respecto de quienes “hay momentos en la vida en los que callar se convierte en una culpa y hablar en una obligación”.
Conciente de este deber civil, de éste desafío moral, Fallaci ocupó los últimos años de su vida en denunciar, con la valentía que la caracterizó, la descristianización de Occidente, “Occidente ya no siente amor por si mismo. En su propia historia solo ve lo que es deplorable y destructivo, mientras no ve lo que es grande y puro”, decía a The wall Street Journal en mayo de 2006.
Por eso no es de extrañar que esta atea cristiana (como le gustaba definirse) se identificara con la defensa de los valores de Occidente que hace Benedicto XVI: “me siento menos sola cuando leo libros de Ratzinger”, señalaba en la misma entrevista, y no es mera coincidencia que recién entronizado el nuevo Papa fuera la Fallaci la primera visita privada, quien luego de la cita señaló: “Fue una reunión entre espíritus libres”; “tengo confianza en Ratzinger. Es un gran pensador y es un hombre que cree en la razón. Defiende los valores occidentales cuando dice que es como si Europa ya no se quisiera así misma. El clama por Europa, sermonea a Europa. Somos aliados en ese aspecto. El lo hace en forma delicada y cortés mientras que yo lo hago brutalmente.”
Oriana Fallaci, que hizo que tantos poderosos dejaran registrado en las páginas de sus entrevistas lo que muchas veces querían callar, no nos silenció su gran preocupación por los valores de Occidente, y nos deja como legado sus palabras en la citada entrevista a The wall Street Journal: “en el momento en el que abandonas tus principios y tus valores estas muerto; tu civilización esta muerta, tu sociedad está muerta. Y punto".
Escrito por Oscar Pino Silva
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1 comentario :
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Hace diez años leí el libro de Oriana "La Rabia y el Orgullo", y posteriormente otros artículos suyos. En general, lo que escribió es cierto. La decadencia moral del mundo Occidental, no tiene mejor demostración que la actual crisis económica que golpea a todos los países occidentales. Menos Suiza, y alguno más. Una crisis mucho más profunda de lo que hasta hace dos años se pensaba.
ResponderEliminarNo obstante. Yo sospecho que las posibilidades de que el Islam domine Europa, digamos dentro de unos 70 u 80 años; no son elevadas. Pese a que los actuales ritmos porcentuales de crecimiento poblacional de la población musulmana, respecto a los cristianos y ateos europeos, pareciese indicar lo contrario. Naturalmente, esto parece un pronóstico arriesgado, contemplando un plazo tan dilatado. Pero si se observan las fuerzas políticas, los partidos de derecha dura adversarios del islam, llevan una gran ventaja en los sondeos a los partidos islámicos. Que en Europa apenás compiten, como tales, en las elecciones. Cuando la población no islámica no sea ya tan mayoritaria, pudiese producirse una polarización defensiva. Y eso pudiese frenar los progresos islámicos en Europa.
Suceda lo que suceda a largo plazo. En todo caso, mucho antes, las tensiones serán enormes. Y las matanzas están garantizadas. Los Breiviks y sus adversarios, como el terrorista francés de origen argelino de hace unos meses. Serán cada vez más frecuentes; y ya no irán por libre. El actual empobrecimiento causado por esta profundísima crisis económica, será el escenario perfecto.