En pocos años los "infieles" habrán desaparecido de Melilla, falta saber si los musulmanes prefieren pertenecer a la Unión Europea o ser súbditos de Mohamed VI.
Ni siquiera los viejos del lugar recuerdan una campaña electoral tan crispada como la que vive Melilla. Empezó con una agresión contra el presidente de la ciudad, Juan José Imbroda -que resultó ligeramente herido en el rostro- la noche de la pegada de carteles y desde entonces los incidentes y las descalificaciones se han multiplicado.
Imbroda, con sangre en la frente, lamentó después la “agresión” que había sufrido.“Eso es lo que entienden estos, no son demócratas, son fascistas y tienen que desaparecer políticamente”, subrayó el candidato popular, que lamentó que la fiesta de la democracia se viera empañada por estos actos.
“Hemos venido a poner un cartel porque hoy es el día más grande de la democracia cuando uno se presenta a una campaña electoral en libertad y libertad para todos, pero los de CPM no entienden de esto”, criticó Imbroda, que a pesar de todo aseguró que lo ocurrido anoche “no importa, porque el PP de Melilla es lo suficientemente fuerte para ganar estas próximas elecciones subiendo más votos”. Por último, acusó a CPM de querer “convertir Melilla en una separación como un Líbano entre cristianos y musulmanes para matarnos”.
Irene Flores, directora de El Faro considera que la lucha identitaria, casi confesional, que se libra en las calles conlleva el "peligro de libanizar Melilla", Alude a un Líbano en el que musulmanes y cristianos han guerreado durante años.
El enfrentamiento tiene dos protagonistas: el Partido Popular, con Imbroda a la cabeza, que gobierna desde hace diez años y al que los sondeos auguran una nueva victoria, y Coalición por Melilla (CpM), una formación integrada en Izquierda Unida, pero cuyos miembros son musulmanes.
El PSOE es solo un comparsa que se aliaría con Coalición por Melilla en caso de que juntos dispongan de mayoría para gobernar. Los demás casi no cuentan excepto para restar votos.
A eso sirve, a ojos de la oposición musulmana, el Partido de los Demócratas Melillenses, que tras una larga hibernación reaparece en estas elecciones. Lo fundó Aomar Duddú, el líder de la rebelión de los musulmanes melillenses hace 25 años, que en 1994 se pasó a Marruecos, donde ocupa un cargo de gobernador.
Su renacimiento perjudica a Coalición por Melilla y beneficia al PP, pero este desmiente cualquier relación con el partido resurgido.
Mustafá Aberchán, el líder de Coalición por Melilla, también acusa al PP de vandalismo contra su cartelería, en la que informaba, entre otras cosas, de los abultados gastos de comida del Gobierno municipal. El PP recurrió a la Junta Electoral para que los quitase, pero esta desestimó la petición.
De paso reclamó también que fuera suprimida la palabra inshallah [si Dios quiere] de la propaganda de Coalición por Melilla - "Por una Melilla mejor. Inshallah", rezan sus carteles-, alegando que empleaba una palabra extranjera (árabe). La Junta aún no se ha pronunciado.
Más consistentes son los reproches, formulados por el propio Imbroda, de que Aberchán "se ha traído una fetua [edicto islámico] de Jordania en la que se prohíbe a los musulmanes votar a los cristianos" porque deben apoyar a sus correligionarios. (1) "Fomentan este asunto en las mezquitas, lo cual es un disparate", recalca Imbroda.
"Y recuerda que el día 22 tu voto, así como el de tu familia y amistades, es una shahada [testimonio] a favor de tus hermanos musulmanes", asegura un correo enviado a cientos de votantes por Abderrahim Mohamed, candidato de Coalición por Melilla y secretario de la Conferencia Islámica de Melilla (CIM), el órgano de representación confesional de los musulmanes melillenses.
Con tal de apoyar a Aberchán, la CIM ha escrito al rey Mohamed VI de Marruecos pidiéndole que haga lo necesario para que el partido de Duddú no concurra en Melilla y quite así votos a la oposición musulmana tradicional.
Coalición por Melilla promueve una fatua islámica desde Jordania que insta a los moros de la ciudad a que voten sólo a un candidato musulmán
Dirigentes de Coalición por Melilla, durante una manifestación pro-musulmana en la ciudadEl portavoz de la Asociación Religiosa Musulmana de Melilla, Abderramán Benyaya, denunció hoy la difusión que, según la entidad, está teniendo en la ciudad una fatua, procedente de Jordania, por parte del partido musulmán Coalición por Melilla (CpM) con el apoyo de la Comisión Islámica (CIM) en la que se “utiliza el hecho religioso dentro de una campaña electoral”. En este sentido, Benyaya instó a la comunidad islámica de Melilla a que el próximo 22 de mayo “ejerzan su derecho al voto en libertad”.
Según explicó Benyaya, esta fatua está editada el pasado 10 de abril y emitida por el Sheij Omar Suleyman Abdu-lah Al-Achqar que dictamina que “es obligatorio para todo musulmán votar al partido musulmán porque éstos serán los que lucharán por los derechos de los musulmanes” con el objeto de que no “se vulneren los derechos de los musulmanes y no musulmanes”.
Asimismo, la citada fatua, que se emitió a petición de un musulmán de Melilla que estudia en Arabia Saudí, se detalla que “si todo lo que me dice es cierto”, poniendo en cuestión desde el principio la veracidad de las alegaciones presentadas por este estudiante, algo que Benyaya calificó como “un intento de manipulación” del solicitante. También criticó el uso de los versículos coránicos para favorecer una opción política en la ciudad, pero que entran en contradicción con otras fatuas “emitidas por otros sabios de mayor rango y erudición reconocidos” como, por ejemplo, el Sheij Muhamed Ibn Uzaimín y Al Albani. Ambos coinciden en que “el musulmán está obligado a participar en las elecciones de su ciudad y votar al partido que menos perjudique a la comunidad musulmana” y no cuestiona si el candidato es de confesión musulmana o no, ya que lo más importante, según aseveró Benyaya, es que sea lo menos perjudicial posible a los intereses del colectivo.
Por ello, las alegaciones presentadas en Jordania son “tendenciosas y faltan a la verdad”, dijo Benyaya, además de que Coalición por Melilla no es una organización islámica propiamente dicha pues de lo contratio “debería posicionarse contrario a la ley del aborto o el matrimonio entre homosexuales”.
Por otra parte, el portavoz de la entidad destacó que España es un país aconfesional por lo que no es fundamental que el candidato a la Presidencia de una ciudad deba ser musulmán pues no sería posible establecer una Charia.
Así pues, la Asociación Musulmana de Melilla afirma que el autor de la fatua jordana “no tiene conocimiento de la realidad política, demográfica y social de Melilla”, lo que “limita sus posibilidades a la hora de emitir dictamen alguno, ya que en el mundo musulmán existen realidades distintas y no es extrapolable la realidad de Jordania a la de Melilla”.
Coalición por Melilla, protagonista ya de varios incidentes violentos en esta campaña electoral, cifra sus expectativas de poder en un pacto con el PSOE para arrebatar al PP la Presidencia de la Ciudad Autónoma. En las elecciones generales, PSOE y CpM concurren unidas.
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Qué raro que no se les haya colado el Prune.
ResponderEliminarAntidemócratas aprovechándose de las bondades de la democracia para destruirla.
ResponderEliminarY no hay más tu tía..
La comunidad musulmana de España está integrada por casi un millón de personas, la mayoría de ellas inmigrantes y procedentes sobre todo de Marruecos. Sin embargo, un creciente número de musulmanes ha ido obteniendo la nacionalidad española debido a su arraigo social y laboral en España y a éstos hay que sumar a los miembros de la segunda y la tercera generación, que se identifican ya de una manera plena y absoluta con el país de acogida, que es el suyo, sin tener con el país de sus antecesores más relación que una vaga referencia de un origen cultural. Esta cada vez más estrecha vinculación de los miembros de la comunidad musulmana con España les plantea también una mayor responsabilidad en su actuación como ciudadanos plenos y sujetos de derecho. Desgraciadamente muchos musulmanes no parecen ser aún conscientes de esta obligación y prefieren no participar en la vida política, incluso a un nivel tan básico como es el de ejercer su derecho al voto.
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